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Cap 17

Kendall's POV

Todo era cálido al estar junto a ella. Su mirada me penetraba, sentía que veía mi alma. No sabía si sentir algo así era real. Me gustaba. Pero estaba mal.

Aparté la mirada provocando que frunciera el ceño.

— ¿Todo bien? —preguntó.

—No, Cara. —Respondí tajante.

Me levanté de la mesa dispuesta a irme de la cafetería.

—No otra vez, por favor. —suplicó. Tomó mi brazo delicadamente para darme vuelta y estampar nuestros labios. Hacíamos una sincronía perfecta. ¿Quién era yo para resistirme a sus labios? Una pregunta mejor, ¿quién era yo para resistirme a ella?

*

Lauren se había ido temprano hoy. Caminaba a paso lento por la banqueta para dirigirme al hospital. Mi abuela no se encontraba bien, por eso estaba allí.

Llegué encontrándome con la sala de espera vacía, a excepción de alguien que estaba sentado en una esquina con una frazada encima cubriéndolo.

Qué extraño.

Me senté del otro extremo pero en la misma fila, mi ceño estaba fruncido, tenía curiosidad de saber quién estaba debajo de esa cosa.

Mi teléfono cayó de mis manos, provocando que la persona debajo de esa cosa se moviera. Sonrojándome, me agaché a levantarlo. Iba a encenderlo cuando me di cuenta que la batería no se encontraba en el lugar que debería.

—Mierda. —murmuré.

Cuando volteé de nuevo, vi una mano extendiéndome la batería que buscaba. Sin dudarlo la tomé tocando sin querer su mano. Sentí una pequeña corriente en mis dedos. Mis ojos se abrieron, asustados por el sentimiento. Alcé la mirada y los vi.

Unos grandes ojos azules me miraban. Me congelé sin saber qué hacer.

Mis ojos comenzaron a recorrer su cara. Tenía una piel pálida, sus ojos azules resaltaban bajo sus grandes cejas, su cabello rubio perfectamente lacio. Mis ojos siguieron bajando para detallar su vestimenta; una camisa blanca con un estampado que decía fuck en negro, unos pantalones ceñidos a las piernas con unas pequeñas aperturas en las rodillas.

El aire se me fue de los pulmones, ésta chica era hermosa. Cuando mis ojos subieron de regreso a los suyos tenía una ceja levantada seguida de una sonrisa burlona.

—Ya sé que estoy buena, amiga. —su voz, era la perfecta sintonía. Mi sonrojo se hizo evidente, me había pillado viéndola.

Su teléfono sonó distrayéndome y dándome ventaja de separar la mirada. Me levanté para irme a la cafetería a esperar ahí a mis padres, cuando sentí un papel en mi mano.

—Mi número. —ya se estaba yendo cuando se dio la vuelta. —Por cierto, mi nombre es Cara, Cara Delevingne.

*

Eso fue ya hace semanas, el día que la conocí. Podría recordar muchas cosas que hicimos juntas. Sentir sus labios sobre los míos, me hace sentir completa.

Pero, no ¡esto estaba mal! *

Llevaba cerca de un mes hablando a diario con Cara por mensaje. Tenía una llamada entrante. Era ella.

—Hola. —Contesté risueña, amaba que me llamara solo porque quisiera escuchar mi voz.

—Hola, preciosa. —El rubor en mis mejillas se hizo presente. —Escuché que no te gustan las flores, ¿es cierto?

Negué rápidamente, aunque no me pudiera ver.

—Me encantan las flores, aunque nunca me han regalado algo que no fueran rosas. —digo un poco desanimada, me gustan las rosas, pero quería algo diferente, aunque sea una vez.

—Que rara. —Rió.

El timbre me hizo levantar del sofá de mala gana.

—Espera, ahora regreso. —seguí con el teléfono en mi oreja y fui a abrir la puerta.

Unos girasoles fue lo primero que vi. Poco a poco fueron bajando encontrándome con los ojos azules de Cara.

No lo podía creer.

Solté el teléfono llevando las manos a mi boca.

—Dios Mío, no puede ser. —Salté a sus brazos con alegría, ella me dio una vuelta riendo de igual manera.

—Para ti. —Las extendió con un sonrojo en sus mejillas, aunque sonriendo.

— ¿Para mí?

—Siempre para ti — Y me besó.

*

Sentir unos manos aparte de las de Lauren me hacían sentir mal. Muy mal. Esto estaba mal. No paraba de repetirlo, sin embargo, parecía no importarme mucho.

Porque no podía, simplemente no podía alejarme. Una vez que conoces a tu complemento no puedes dejarlo ir.

Pero ¿y Lauren? Yo la amo, la amo de verdad. Aunque... ¿Realmente lo hago? Pensaba mil cosas mientras nos besábamos, sentía sus manos descansar en mis

caderas mientras las mías apretaban su cuello en busca de más acercamiento. — ¡¿Qué mierda está pasando aquí?!

Mierda, pensé, separándome rápidamente de Cara y viendo a la dueña de aquella voz. Estaba jodida.

Camila's POV

Aún no podía entender como el tiempo se pasaba tan rápido, cuando tienes tanto trabajo que hacer. Necesitaba un descanso.

Estábamos a dos días del cumpleaños de Hailee, y a una semana para la fiesta, de la cual se estaban encargando sus queridas abuelas, ya que yo no tenía tiempo, ni cabeza para eso. Aunque a veces, ellas me daban detalles de cómo iba a quedar el lugar, pero Hailee era la más atenta a todo, y estaba muy animada por eso.

Ahora, el maldito tráfico de las siete de la mañana de un domingo, no nos permitía llegar rápidamente al aeropuerto, pues Drew, Nina y el pequeño Jake llegaban esta mañana. Ellos querían pasar junto a Hailee el día de su cumpleaños, y Drew quería tener preparado el jet privado que llevaría a los amigos de Hailee el viernes por la tarde a Miami. En cuanto Nina, bueno, ella como siempre quería pasar un rato con Haiz, eran como mejores amigas... lo que a veces me ponía celosa, pero me las cobraba con Jake, ya que el pequeño nunca se quería alejar de su adorada madrina.

Aunque al final del día, cada quien terminaba con su hijo abrazada.

— ¿Sabes a qué hora aterrizaba el avión de tu padre? —pregunté a mi hija.

—A las ocho de la mañana, aún tenemos tiempo para llegar. —respondió rápidamente.

—Bien. —asentí, conduciendo entre las abarrotadas calles de New York.

Aún no podía entender ni acostumbrarme al ritmo de esta ciudad. Ni siquiera los domingos por la mañana se encontraban despejadas las calles. Estaba claro que esta ciudad era un caos, al que no sabía cuándo me acostumbraría.

Después del día en el que tuve aquel sueño con Lauren, no la había vuelto a ver, lo cual me desanimaba, pues aquel día no la había visto tampoco, solo había sido un sueño... un sueño que ha estado repitiéndose constantemente en las últimas semanas, y que muchas veces no me deja dormir.

Pero sé que tendré que verla pronto, después de todo se había convertido en la mejor amiga de mi hija, y respetaba su amistad. Además de que hoy en la tarde, Hailee había invitado a todos sus amigos, pues Drew quería conocerlos, mientras que yo ya había hablado con sus padres respecto al viaje a Miami.

Todo estaba listo para el próximo fin de semana, pero yo no estaba lista para ver a la ojiverde. Yo ya había aceptado que lo que sentía por ella iba más allá de una simple atracción... ya había aceptado que me había enamorado de una chica... de la mejor amiga de mi hija.

Y tenía miedo. Mucho miedo.

Hailee iba a mi lado, muy contenta, cantando las canciones que salían de la radio, pero por momentos se enojaba ya que quería llegar pronto al aeropuerto.

Treinta estresantes minutos después, nos encontrábamos entrando en el

aeropuerto, yendo a la sala de espera.

— ¡Estoy feliz! —exclamó Hailee, dando pequeños saltitos en su lugar.

Recién habían anunciado que el avión de su padre había llegado y su emoción aumento con el hecho de saber que en poco vería a Drew, Nina y a Jake.

—Yo también cariño. —sonreí abrazándola, observando a las personas tomar sus equipajes y, mientras unos salían en búsqueda de sus familiares, otros simplemente seguían de largo con la mirada fija en sus teléfonos y arrastrando sus maletas.

— ¡Camila, Haiz! —el grito de Drew se escuchó, literalmente, por todo el aeropuerto.

Nina venía sonriendo, de la mano del pequeño Jake que caminaba algo adormilado y tallándose los ojitos, mientras Drew arrastraba el carrito con el equipaje de su familia. E indudablemente, su sonrisa era radiante.

Jake se había sobresaltado por el grito de su padre, y rápidamente sus pequeños ojitos se fijaron en su hermana mayor y en mí. Sonrió en grande, para después soltarse de su madre y correr hasta nosotras.

—Haileeee. —gritó con su linda vocecita.

Hailee se había inclinado para poder tomar al pequeño en brazos. — ¡Estas grandote! —exclamó Hailee, observando a su hermanito.

—Soy un hombrecito. —dijo el pequeño, haciéndonos reír a Hailee y a mí.

— ¿A mí no me saludas, hombrecito? —pregunté, haciendo un puchero.

El pequeño me miró y sonrió. Asintiendo efusivamente se lanzó a mis brazos y me llenó la cara de besos.

—Hola, madlina. —separó su rostro del mío, y su linda sonrisita seguía ahí.

— ¡Papá! —escuché a Hailee, y cuando los vi, mi hija se había lanzado a los

brazos de su padre, y ambos sonreían, mientras él daba vueltas con Hailee abrazada.

—Mi pequeña, te he extrañado mucho. —dijo él.

Nina me sonrió y rápidamente me envolvió en un efusivo abrazo, que correspondí, aun con el pequeño Jake en mis brazos.

— ¡Me ahogo! —exageró el pequeño, alejando un poco a su madre. —Camila, estas muy guapa. —me halagó, como siempre.

—Nina, tú lo estás más. —respondí, no solo por ser amable, sino que era verdad. Nina era muy guapa, y Drew tenía mucha suerte.

—Jake, somos muy afortunados ¿no crees? Estamos rodeados de muchas mujeres guapas. —dijo Drew, que seguía abrazado a nuestra hija. Ambos sonriendo y con sus ojos brillando.

—Muuuy guapas. —asintió el pequeño, de acuerdo con su padre.

Y nadie pudo evitar reír a carcajadas. Jake se bajó de mis brazos, pegándose a las piernas de su hermana mayor.

—Hailee ¡salúdame a mí también! —dijo Nina, mirándola con el ceño fruncido. Hailee sonrió y se separó de su padre, para después abrazar a Nina.

Drew me sonrió y se acercó, estrechándome entre sus brazos.

—Mila. —suspiró, descansando su barbilla en mi cabeza. Un hábito que con el

tiempo no cambia.

—Drew. —respondí, rodeando su cintura.

Y aquí estábamos de nuevo. Todos juntos y a pocos días del cumpleaños número dieciséis de Hailee. Estaba nerviosa, hoy en la tarde estarían los amigos de Haiz en casa, y era más que seguro, que cierta ojiverde también iría. No quería ni imaginarme que sucedería. Yo no me sentía preparada para verla de nuevo.

Lauren's POV

Estaba nerviosa, muy nerviosa.

Hoy iríamos a casa de Hailee, aunque no era la primera vez que yo entraba en esa casa, la diferencia ahora es que, si vería a Camila, y además, su padre estaría ahí.

Andrew Steinfeld, estaría aquí.

Tenía celos de ese hombre, muchos celos porque él la había tenido, él la había... Suspiré negando e intentando sacar esos pensamientos de mi cabeza. No quería

imaginarme eso, no quería pensar en ellos. Sé que Camila me ha estado evitando, eso es notable, pero tampoco había querido incomodarla y no había encontrado el tiempo de buscarla.

Pero definitivamente, hoy no se me escaparía.

Kendall había llegado desde temprano a mi casa, y nos habíamos encerrado en mi habitación. Sin embargo, la notaba extraña. Ella simplemente me había pedido dormir juntas hasta que nuestras amigas llegaran para luego ir a casa de Hailee. Acepté y dejé un beso en su mejilla, para después abrazarla y seguir durmiendo.

Nos despertamos con la bulla que se escuchaba fuera de mi habitación. Las voces de mis hermanos y mis primas peleando eran algo común en esta casa, sobre todo si Alexa peleaba con Patrick.

Desenredé mis brazos de la cintura de mi novia y me levanté de la cama, dirigiéndome hasta la puerta de mi habitación. Escuché a Kendall gruñir y bufar. La miré, removiéndose en la cama. Ella abrió sus ojos y me vio, me sonrió y lentamente se sentó sobre la cama, empezando a arreglar su cabello y su ropa, para después levantarse y meterse en mi baño, mientras yo abría la puerta de mi habitación, encontrando a Patrick en el suelo boca abajo, con Alexa sobre su espalda.

— ¿Qué rayos pasa con ustedes? —pregunté, caminando hasta ellos y tomando a Alexa de la cintura, alejándola de mi hermano.

—Patrick tiene mi teléfono ¡no me lo quiere devolver! —gimió frustrada. Escuché las risas de Lucy y Megan a un lado, mi prima se encontraba con su

teléfono, seguramente grabando todo y subiéndolo a alguna de sus redes sociales. Fruncí el ceño y sonreí, para luego regresar mi mirada a mi hermano y mi prima.

—Devuélvele el teléfono a Alexa, Patrick. —Dije seriamente, a veces –o más bien, la mayor parte del tiempo– yo era más madura que todos ellos juntos.

— ¿No quieres saber porque se lo quité? —preguntó mi hermano, mirándome directamente a los ojos. Sabía que eso significaba que era algo importante que debería averiguar, pero era la privacidad de Alexa, y ella ya no era una pequeña.

—Es la privacidad de Alexa...—suspiré, aunque ahora yo también estuviera intrigada.

—Bueno, pues a mí sí me importa. —dijo Patrick.

—Ya escuchaste a Lauren. —dijo Alexa algo nerviosa, acercándose a Patrick y tratando inútilmente arrebatarle el aparato —¡Devuélvemelo! —gimió, frustrada.

— ¿Qué pasa aquí? —preguntó Kendall, saliendo de la habitación.

—Esto te interesara mucho, hermanita. —Patrick me miró fijamente a los ojos, mientras me lanzaba el teléfono y sostenía a Alexa.

— ¡No! —chilló Alexa.

—Vamos, léelo. —dijo Patrick.

Lo miré fijamente, tratando de buscar algo en su mirada, algo que me dijera que solo estaba jugando con Alexa, pero él estaba muy serio, y mi prima muy nerviosa.

Miré a Megan y Lucy, ellas habían dejado de reírse y ahora miraban con seriedad la discusión. Entendí entonces que ellas tampoco sabían a qué se refería Patrick. Kendall estaba cerca de Patrick y Alexa, con el ceño fruncido, tan perdida como todas.

Esto ya no me gustaba.

Fijé mi mirada en la pantalla del teléfono, por suerte estaba aún desbloqueado y abierto en una conversación en iMessage. Fruncí el ceño a medida que iba leyendo la última conversación.

Esto no podía ser.

—Alexa...—suspiré, algo enojada y decepcionada.

— ¡Lo siento! —sollozó, derrumbándose en los brazos de Patrick. —Lo siento. —susurró.

Rápidamente Lucy y Megan se acercaron a abrazarla sin importarles la razón de su llanto, solo buscaban consolarla y calmarla. Kendall también se acercó y enrolló sus brazos alrededor de las chicas.

Patrick se alejó de ellas y caminó hasta mí, con el ceño fruncido y las manos hechas puño. Sabía que estaba enojado, yo también lo estaba, y mucho. Pero no con Alexa.

— ¿Qué estás pensando? —pregunté, aunque ya me imaginaba lo que pasaba por su cabeza, porque yo también pensaba lo mismo.

—En que le voy a partir la madre a ese idiota de Owen. —gruñó.

—Vamos, ¡vamos ahora! —dije sin dudar.

Me acerqué a Kendall y le dejé el teléfono de Alexa, ya bloqueado, en sus manos. Ella me miró a los ojos, buscando una explicación, pero yo simplemente negué y salí corriendo junto a Patrick.

Nuestros padres estaban en la cocina, y al vernos salir con tanta rapidez, preguntaron qué sucedía. Ni Patrick, ni yo pensábamos detenernos. Teníamos que ir por el idiota de Rick Owen.

— ¡Lauren! ¡Pat! —Lucy llegó hasta nosotros, que estábamos a punto de subir al auto de Patrick.

— ¿Qué sucede Lu? —pregunté.

— ¿Qué está pasando? Alexa no quiere decirnos nada ¡Dime que le pasa a mi hermana! —dijo, completamente alterada.

Kendall salió, junto a mis padres, tratando de encontrar una explicación, pero era algo que simplemente no podíamos decir, tendríamos que esperar hasta que Alexa lograra calmarse.

—Regresaremos pronto, lo prometemos. Intenten hacer que Alexa se tranquilice y descanse, lo necesitara. No la atormenten con preguntas ahora, cuando Patrick y yo regresemos, hablaremos con ella. —dije calmadamente, mirando a todos, en especial a Lucy.

Lucia suspiró y asintió lentamente.

—Está bien, pero no se tarden. —pidió.

Yo asentí rápidamente y me subí al auto junto a Patrick.

—El imbécil de Owen creé que puede hacer lo que se le venga en gana con Alexa. Se lo dejé claro una vez, no permitiría que lastimaran a mi prima. Él se lo busco Laur...—suspiraba erráticamente mientras encendía el auto. Patrick siempre fue un celoso terrible, si de las chicas y de mí se trataba, después de todo, era el único varón en la familia.

—Owen se arrepentirá de esto Pat. Si tuvo los huevos para meterse entre las piernas de Alexa... tendrá los huevos para responsabilizarse de su hijo. —gruñí, igual de enfadada.

Yo también era celosa con mi hermana y mis primas, incluso hasta con Pat. Simplemente eran mis personas favoritas y nunca soportaría verlos lastimados.

Patrick giró la cabeza, dándole retro al vehículo y logrando salir a la calle. Pisó el acelerador con todas sus fuerzas y el auto parecía volar, sus manos se mantenían apretadas al volante, hasta el punto de perder color.

Esquivaba los demás vehículos con gran agilidad. Llegamos a casa de la familia Owen en menos de cinco minutos. La primera en salir del auto fui yo, y traté de controlar a Patrick. Aunque estuviera muy enojada, mi parte racional sabía que debíamos ir con calma. Yo también quería partirle la cara al tipo, pero su familia estaba ahí.

—Déjame, yo hablaré...

—No hay nada que hablar, Laur. Vinimos a partirle la madre a ese imbécil. —Eso lo haremos Pat, no lo estoy defendiendo. Simplemente no podemos

irrumpir en su casa y empezar a golpearlo delante de su familia. —dije.

Él suspiró con fuerza y se giró para darle una patada a la llanta del auto y mantenerse recostado sobre el capó. Suspiré y arreglé mi cabello, para después continuar con mi camino hasta la puerta de la casa.

Toqué el timbre y en menos de un minuto, el idiota de Rick Owen estaba parado delante de mí con una sonrisa, que se fue perdiendo al darse cuenta de mi presencia y de la de Pat.

—Oh, mierda. —susurró, intentando cerrar la puerta, pero yo fui más rápida.

Se lo que le dije a Patrick, pero simplemente no me pude resistir al tener al infeliz frente a mí. Así que en menos de un segundo, me lancé sobre él y empecé a golpear su rostro, mientras él intentaba taparse.

— ¡¿QUÉ ESTA SUCEDIENDO AQUÍ?! —el fuerte grito de la madre de Rick me hizo reaccionar. Tomé al rubio de sus cabellos, mientras trataba de ponerlo de pie.

Patrick llegó hasta mí, mirándome con el ceño fruncido, y yo simplemente me encogí de hombros.

—Señorita Jauregui, me explicaría ¿por qué irrumpió de esa manera y golpeó a nuestro hijo? —preguntó calmadamente el señor Owen.

—Estaría gustosa de responder a su pregunta, señor. —sonreí, mientras Patrick sostenía a Rick.

—Adelante. —suspiró.

—Bueno, el problema aquí es que su hijo ha tenia los hue... digo, él ha tenido la decencia de meterse entre las piernas de Alexa, sin embargo, no tiene los pantalones para hacerse cargo de su irresponsabilidad. —Suspiré. —Alexa está embarazada, y Rick decidió terminar con ella, porque según él, ella no se cuidó. —dije calmadamente, pues de solo recordar las palabras de ese imbécil me llenaba de ira.

— ¡Rick! —gruñó el hombre, enfurecido.

—Y claramente, le propuso a Alexa abortar, y como ella se negó, él terminó la relación...—dijo Patrick. —Le juro señor que por respeto a ustedes no he terminado de partirle la cara a este imbécil.

— ¿Ya ves lo que consigues al pasarte consintiéndolo? —dijo el señor Owen, dirigiéndose a su esposa —¡Consigues a un irresponsable y estúpido hijo!

—Richard...

—Tu. —El hombre se acercó hasta nosotros, tomó a Rick de la oreja, y le dio un fuerte golpe en la cabeza —¿Crees que puedes ir por ahí haciendo lo que te dé la gana? ¿Acostándote con quien quieras, embarazándola, y dejándola por el simple hecho de que prefieren tener a su hijo en lugar de abortar? Eres, definitivamente, una vergüenza. Alexa no abortará a ese pequeño, y te harás responsable de tu hijo, porque si tuviste la decencia de hacerlo, tendrás la decencia de mantenerlo. Porque para hacer un hijo, se necesitan de dos personas, así que no la culpes únicamente a ella, que tú fuiste quien no se cuidó debidamente.

—Si papá. —respondió Rick, con la cabeza gacha. —Ahora vete, que no te quiero ver.

Rick asintió e intentó acercarse a su madre, pero ella solo negó. Ella estaba dolida, seguramente aquello no había sido grato para sus oídos, después de todo, Rick era su único hijo y lo malcriaba aun después de que ya no era un niño.

—Lamentamos mucho lo que sucedió. —dijo Patrick. —Se suponía que Lauren seria la racional de los dos. —bromeó.

—No me culpes, simplemente lo vi y me entró la rabia. —gruñí.

—Bueno chicos, gracias por darnos a conocer la noticia de que seremos abuelos. Rick es un niñato aún, no sabe comportarse, pero está claro que ni al pequeño, ni a Alexa les faltara algo. —dijo el señor Owen.

—Díganle a Alexa, que puede contar con nosotros en cualquier momento. —nos sonrió la madre de Rick, al parecer ya había procesado todo y se encontraba alegre de pronto tener un nieto.

—Lo haremos. —dijo Patrick.

—Será mejor que nos vayamos, aún tenemos que hablar con Alexa. —recordé el estado de mi prima y de cómo habían quedado todos en casa.

—Claro, vamos. —asintió Patrick.

Nos despedimos y salimos rápidamente de la casa de los Owen, para regresar a la nuestra.

Cuando llegamos a nuestro vecindario, me sentí más tranquila al saber que el imbécil había recibido su merecido. Patrick bajó la velocidad del auto y cuando pasamos por la casa de Hailee, ahí estaba la mujer de mis sueños, la que me robaba el aliento con una simple sonrisa.

Y estaba preciosa con aquellos pantalones negros que resaltaban su hermoso trasero. Pero no estaban solas, ahí junto a ellas estaba un hombre, muy atractivo, a decir verdad, y lo reconocí, él era el padre de Hailee.

Andrew Steinfeld estaba aquí, y aunque sabía por Hailee que él tenía esposa y un pequeño, eso no impedía que me sintiera celosa de él.

Celosa de que fue el primero en tocar a aquella preciosa mujer. Celosa de que compartían algo muy importante como un hijo. Simplemente celosa, de que siguiera en la vida de Camila.

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