21. Vuelta a la realidad.
PRIMERA PARTE
Eran las seis de la mañana y sentí que no había logrado pegar ojo una gran parte de la noche. Mi mente era como si hubiera sufrido un cortocircuito y no lograba asimilar si había sucedido algo lamentable la noche anterior. Lo único que era capaz de sentir, era como si estuviera rota de dolor por algo que no lograba recordar.
«¿Porqué me sentía así?».
Como un fantasma, me levanté y lo primero que hice fue darme una ducha rápida. Al salir, me vestí con un chándal que encontré en un cajón, hice la cama y cuando abrí la puerta fue como si toda la realidad cayese sobre mí como si fuera un cubo de agua fría.
Cuando deseché la llave de la puerta de la habitación y abrí. Ahí mismo me lo encontré a él. En cuanto vio mi presencia, se levantó rápido y me miró. Dael tenía los ojos enrojecidos y aún contenían lágrimas en sus mejillas.
«No había sido un sueño... en realidad si sucedió lo que me temía. Aquellos ruidos que escuché si ocurrieron de verdad».
Mi corazón me gritaba que lo abrazase y echase a llorar pero otra parte de mí más cruel, le ordenó a mi mentalidad todo lo contrario.
—Asnita, por favor...—se puso delante mía y lo esquivé tomando rumbo hacia dónde tenía el tendedero. Tendí la toalla mojada y puse en el cesto de la ropa sucia lo que me había quitado.
Estaba fría. No me nacía ni desearle un simple buenos días, así que seguí ignorándolo durante las siguientes tareas que decidí hacer.
Una pregunta me invadió el cerebro: «¿Qué tenía ella que no tuviera yo?».
Me puse a limpiar el polvo y él intentó ayudarme. Quiso sacarme información pero no lo consiguió y así sucesivamente en el resto de los trabajos. Allá donde iba, me seguía como un perrito faldero.
Empecé a medir ingredientes de la receta recordando que él tampoco había cenado. Las hamburguesas que trajo estaban en la nevera. Quería hacer un bizcocho para distraerme y así podía concentrarme en otra cosa. Pero no resultó nada fácil si lo tenía cerca.
Cogí una botella de aceite y eran increíbles las pocas fuerzas que me quedaban. Sin yo pedírselo —que obviamente no lo iba a hacer—, él me arrebató la botella y me la abrió. En lugar de darle las gracias, seguí con las medidas y una vez que tenía la Mise en place empecé a montar las yemas con azúcar. Dael por cooperar, cogió las claras y me miró.
—¿Esto igual?
—Ajam —proseguí sin mirarlo. Cuando terminé, dejé a un lado la mezcla
—Eliette, ¿no crees que ya está bien de actuar así?
—¿Así? —le vacilé.
—Llevo intentando hablar contigo desde ayer y no me has dado ni una sola oportunidad.
—¿Y?
—Hemos pasado una noche espantosa los dos y por eso quiero que nos digamos las cosas claras.
—¿De verdad quieres que sea más clara? —fijé mi vista en el recipiente de él.
—Te lo agradecería.
Volví a callarme y empecé a tamizar la harina. Cuando lo tuve más o menos organizado noté como se le resbaló a Dael —al terminar la mezcla de claras con azúcar— un bote que para mi mala suerte rodó haciendo que la primera preparación se derramara.
—¡Pero qué haces! —alcé la voz—. Haz el favor y sal de aquí. Si no vas a ayudar, mejor no te metas.
—Lo siento —dijo apenado.
Dael enseguida empezó a limpiar todo lo que había provocado y yo me saturé más de lo que estaba. Cuando fui a fregar los cacharros, Dael me cogió de la mano para evitar que siguiese.
—Ya no lo soporto más —gruñó—. ¿He hecho algo mal? ¿Porqué estás así de la noche a la mañana? Dímelo e intentaré mejorar sea lo que sea.
—Pues no lo sé, dímelo tú —lo enfrenté—. Puedo entender que no te enterases del móvil porque a mí me podría pasar.
—Yo no hice nada malo ayer.
—Desapareciste casi todo el día y no paraste de recibir llamaditas y mensajes extraños. ¿Quién era? —intenté sonsacarle quién era esa tal... Alma.
—Fui a trabajar y además... tuve que ayudar —dejó la frase sin concluir.
—¿Dónde estuviste y a quien ayudaste?
—Eliette... ¿a qué viene todo esto?
—Respóndeme —empezó a sacarme de quicio.
—Ya te lo he dicho. Estuve trabajando y ayudé a una persona a hacer unas cosas.
—¿Quién es esa persona, Dael? ¿No vas a decir nada, verdad? —le reproché.
Dael empezó a tartamudear nervioso.
—Es...
Me hartó la situación y ya empezaba a ponerme al límite.
—¿Quién te mandaba mensajes? ¿Tampoco eres capaz de decírmelo.
El pueblerino se calló y volvió a acortar distancias conmigo.
—Foh, como tú no cooperas solo me queda pedirte algo.
—Lo que sea —habló—. Estoy cooperando y lo sabes.
—Que cuando haya vuelto, no quede rastro de nada que tenga que ver contigo. Ni siquiera tú.
Le partí el alma y de paso me la rompí a mí también.
—Nunca lo haré —manifestó—, salvo que tú no me quieras en tu vida.
—Eso mismo dije, así que ya sabes.
—No voy a permitir que nuestro presente y nuestro futuro se vaya al traste de repente solo porque no nos entendemos —interpeló.
—Ya no queda nada nuestro. Y te agradecería que no me siguieras.
—Escúchame, no pienso renunciar a ti tan fácilmente.
Le di unas palmaditas en el brazo.
—Cuando seas sincero, igual me lo pienso —titubee—. Suerte, machote.
Y lo dejé plantado mientras todos los muros de mi castillo se volvían a hacer añicos.
🌠
🌠
💫La fuente de mi inspiración💫
🌠
🌟Foh es una expresión versátil que se usa para expresar disgusto, desinterés o queja de manera rápida y eficaz.
🌠
Palabras según wattpad: 1002.
Palabras según word: 927.
🌠
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro