Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23

23 de Diciembre. Dos días antes de la Navidad.

                                

Todos habían dado por olvidado las noticias espeluznantes de semanas atrás y se habían puesto a pensar en los siguientes días de fiesta. Juno fue la encargada de persuadir a Becca y a Paul para comprar un pequeño pero adorable árbol de Navidad para alegrar el ambiente. Luke y Heidi se mostraron interesados, salvo Katheryn y Ethan. Ellos dos se la habían pasado los últimos días muy felices en cualquier lugar de la iglesia a solas. Luke en varias ocasiones los descubrió besándose sin control detrás de la puerta de su dormitorio y fue lo más vergonzoso para Katheryn.

-Con qué esto es lo que han estado haciendo. —dijo Luke, burlándose. —mañana es Noche Buena y ustedes ya quieren adelantarla.

Rió a carcajadas. Ethan sacudió la cabeza embozando una sonrisa de vergüenza y Katheryn ocultó su rostro en el hombro de su chico.

-Siento haberlos interrumpido, pero Juno los está buscando. —se mordió el interior de las mejillas y miró al techo. —no les quitará nada de tiempo. Después puede seguir con lo suyo.

Les regaló un guiño y se fue silbando.

Katheryn se puso de pie con ayuda de Ethan. Los dos se miraron y sonrieron.

-Aquí nunca habrá privacidad. —protestó él, llevando de la mano a Katheryn en busca de Juno.

-Es una iglesia y está prohibido. —rió.

-La iglesia dice que si dos personas se aman, tienen que amarse, ¿o no?—arqueó las cejas.

-Sí, pero…

La cayó con un beso.

-¿Será que podrías arreglar el árbol, Ethan? mi abuelo tiene dolor de espalda y no puede alcanzarlo. —dijo Juno, con una sonrisita. Ella siempre aparecía de la nada, Katheryn ya estaba acostumbrada, menos Ethan.

-¡Cielo mío! ¡Qué susto me has dado, Juno!—exclamó Ethan, llevándose las manos al pecho.

-Los estaba observando pero vi que no iban a dejar de besarse, así que intervine. —saltó dos veces, risueña. — ¿me ayudarás? Luke está ocupado con Becca y Heidi está dormida como piedra en el suelo.

Ethan tiró de la mano de Katheryn pero ella no se movió, la voz de Palmer la escuchaba como un eco en lo más alejado de su mente.

-¿Qué ocurre, Florecilla?

-Necesito recostarme, ve con ella. —parpadeó perpleja y se llevó ambas manos a la cabeza. Pero se dio cuenta que Ethan no iba a dejar sola. —por favor. Necesito estar sola, en un rato voy con ustedes.

-¿Segura?—insistió él, preocupado. Juno miraba angustiada a Katheryn.

-Sí.

Con un simple apretón de manos, Katheryn escuchó lo que Juno quería decirle:

>>No te asustes, Palmer está jugando con tu mente. Bloquéala. Bloquéale el paso a tu mente. Puedes hacerlo. <<

Katheryn se alejó de ellos y se encerró en su habitación. La fría y tentadora voz de Palmer le susurraba palabras inaudibles.

-¡Deja de entrar en mi cabeza!—gritó Katheryn, llevándose las manos a la cabeza y apretándolas con fuerza. — ¡No tienes ningún control en mí! ¡Yo soy libre y no decides sobre mi vida!

Una fuerte oleada de energía estática embargó su cabeza, el dolor era insoportable. Katheryn se tiró al suelo sin dejar de gritar, sentía que su cabeza estaba siendo aplastada por algo invisible y no podía hacer nada.

>>Esto es solo una advertencia, querida. Prepárate. Juno no estará para siempre de tu lado y sabrás quien es Palmer Collins. <<

-¡Sal de mi cabeza!—gruñó.

Con todas sus fuerzas, logró expulsarla de su mente. Entornó los ojos, muy asustada, la cabeza le daba vueltas y no podía ponerse de pie. Sintió algo escurrirse en su nariz, un líquido espeso. Con los dedos sintió el líquido espeso, era sangre.

Se levantó y fue al cuarto de baño para limpiarse. El espejo le reveló un rostro pálido, ojeroso y ensangrentado de la nariz. Su mente apenas pudo salir de aquel estado y había sufrido consecuencias.

Abatida, se limpió la nariz con una toalla y se lavó el rostro. Se sentía mal, tenía ganas excesivas de dormir y no despertar jamás. ¿Qué había sido aquello? ¿Por qué Palmer Collins seguía con el absurdo juego de asesinarla primero a ella?

Intentó sin éxito despejar su mente todo lo que tenía que ver con los Elegidos. Salió al pasillo y encontró a un Ethan sudoroso y enfadado tratando de arreglar a tientas el árbol de Navidad que se había ido volando o aparecido en lo más alto del segundo piso. Juno reía entre dientes desde abajo.

-Por centésima vez, Juno. ¡Por qué enviaste volando el árbol!—gritaba Ethan desde arriba. Su peso estaba al borde de un ligero tubo de metal que no resistiría más tiempo y el árbol estaba dos metros más lejos de él.

-Es una larga historia. Tú solo bájalo. —Respondió ella y miró a Katheryn, su rostro lívido y petulante. — ¿Qué pasó? ¿Lograste bloquearla?

La agarró del brazo y la alejó de Ethan para poder hablar sin escandalizarlo a él. Le habló en susurros.

-No pude, pero se fue después de amenazarme—se encogió de hombros tratando de sonar indiferente. Estaba más encolerizada que asustada.

-¿Qué es eso que tienes en el suéter?—le preguntó Juno examinando una pequeña mancha roja.

-No es nada. —se cruzó de brazos ocultando la gota de sangre que se había resbalado de la nariz.

-Tenemos que hablar seriamente. Y yo tengo que poner las cartas sobre la mesa. ¡Ya es una estupidez que Collins te haga sufrir de esa manera!—chilló Juno, sus ojos violetas ardían de fiereza.

-Nadie debe saber lo que pasó, Juno. Por favor. —Le suplicó, angustiada. —menos Ethan. Si se entera, es seguro que se ponga como loco e intente ir detrás de Palmer antes de tiempo.

Con los labios apretados, Juno asintió.

Minutos más tarde, Juno bajó el árbol de arriba con una ráfaga de aire. Ethan postró sus ojos en ella, una mirada asesina y fulminante le hizo saber que quería darle unas buenas nalgadas para que aprendiera a no ser tan juguetona.

-Nunca estarás lo suficientemente cerca para pegarme. —se burló ella, mientras lo observaba deslizarse al suelo.

-¡Pudiste haberlo bajado tú sola!—rugió.

-Quería verte hacer algo útil.

Ethan rodó los ojos y se acercó a Katheryn. Ella aún seguía pálida pero escondió cualquier indicio de incomodidad con una débil sonrisa, sin embargo, él sabía que algo andaba mal.

-Espero que me digas que fue lo que pasó hace unos minutos en tu habitación. —sus ojos esmeraldas la miraban fijamente, esperando su respuesta.

-No pasó nada. Necesitaba ir al sanitario.

-¿Estás segura…?

-Deja de molestarla y ven a ayudarnos ahora. —le espetó Juno desde la cocina. —Luke se unió a Heidi a dormir y mi abuelo está preparando el té, y Becca necesita ayuda con algunas cosas.

-Hazlo tú. —la fulminó con los ojos y se volvió para ver a Katheryn. —ven, quiero que respires aire puro.

Juno sonrió divertida.

Tiró de su mano y la condujo a las escaleras que daban a la planta alta. Katheryn no se había tomado la molestia de subir e indagar arriba, todo era distinto. Era más antiguo y más cálido.

-¿A dónde me llevas?—le preguntó, observando todo a su alrededor. Ethan la sostenía de la mano y le sonreía.

-Primero tienes que ponerte mi abrigo.—la soltó y se despojó de su abrigo verde, se lo puso en los hombros.

-¿Por qué?

-Saldremos un rato a la azotea y está helando afuera.

-Tu sudadera es lo bastante delgada, ponte el abrigo y yo voy por el mío.

-No. Ya estamos aquí.

Ethan abrió una puerta metálica, se escuchó rechinar contra el suelo y una ráfaga de aire helado y copos de nieve se coló dentro. Estaban a solo un piso debajo de la cúpula.

El aire era excitante. Las luces navideñas alegraban la ciudad.

-¿Habías venido aquí?—Katheryn lo cogió de la mano.

-Esta es la tercera vez.—se inclinó para besarle la frente.—te ves hermosa con las mejillas rojas.

-No es solo por el frío.—confesó, ruborizada.

-¿No?

-No.—sonrió.

-¿Y por qué es?—le sonrió también, arqueando las cejas.

-Es por ti.

Sin decir una palabra, se besaron. Aquellos besos eran tal vez los últimos que se darían—pensaba Katheryn—faltaba solo unos días para que terminara el año. Aunque el acuerdo de Palmer se había cancelado, Katheryn tenía el presentimiento que ella atacaría en los primero días de enero e incluso antes. Aquel pensamiento la perturbó, se separó con brusquedad de los labios de él.

-¿Ocurre algo?

-¿Cómo puedes estar tan tranquilo, sabiendo que la loca de Palmer vendrá por nosotros en cualquier instante?—le dijo, con los ojos encendidos de rabia contenida. —no estamos preparados… estoy preparada pero ella atacará cuando yo no esté lista, ¡No quiero que los lastime a ti y a los demás por mi culpa, Ethan!

Aun sosteniéndola de la cintura, Ethan la abrazó con fuerza. Ella tenía razón. Palmer encontraría la manera de introducirse en la iglesia y asesinarlos a todos para hacerla sufrir y luego asesinarla, pero eso, él no dejaría que pasara.

-Faltan dos días para Navidad, Florecilla. —Murmuró en voz baja, cerca de su oreja. —intenta no pensar en ella. Juno nos protege.

-Juno podrá protegernos, pero, ¿Quién la protege a ella?—lo miró, enfadad. — ¡Es solo una chiquilla!

-Una chiquilla de más de un milenio de edad. —arqueó las cejas.

-Detrás de toda su sabiduría, fuerza e inteligencia, hay una pequeña niña de quince años de edad asustada, indefensa que quiere protegerse a toda costa pero tiene que protegernos a nosotros antes que ella misma.

Esta vez, Ethan no supo que responder.

-Tengo razón. —sus ojos grises viraron al cielo nublado. Sintió los fuertes brazos de él sobre su espalda.

-Lo único que deseo es que no te atormentes más, cuando puedes ser feliz durante un segundo.

Pasaron los minutos, el aire alborotaba la melena de ella haciendo que el rostro de Ethan quedara debajo de todo su largo cabello. En pocas palabras, estando los dos juntos nadie podía separarlos.

-¿Te enfadarías si invito a Owen Kennedy para que venga a pasar Noche Buena y Navidad con nosotros?—le preguntó, mordiéndose el labio inferior. Sintió el cuerpo de Ethan tensarse bajo su piel.

-¿Por qué quieres invitarlo?—intentó no sonar celoso pero falló.

-Por lo que me ha contado, él vive solo. No tiene familia, es originario de Florida y no creo que pueda viajar hasta allá. —le acarició el antebrazo. —no es lindo pasar la Navidad en la soledad. El chiste es estar rodeado de personas, hasta de un vago y no solo.

-¿Dónde vive?—un músculo palpitaba en la mejilla de Ethan.

-No tengo idea, pero siempre pasa por aquí.

-De acuerdo. —Dijo por fin. — ¿Quieres que esté aquí? eso será.

-¿En serio?

-No puedo decirte que no y lo sabes.

-Es muy guapo. —bromeó.

-No hagas que cambie de decisión. —Le robó un beso ligero en los labios. —puedo hacerlo dormir y no despertarlo nunca, tú decides.

Katheryn rodó los ojos divertida. Eran las ocho de la noche y todas las personas iban y venían por las heladas calles.

Bajaron para cenar. No se oía ninguna risa animada por todo el pasillo y las luces estaban apagadas y no se lograba ver nada, Katheryn agudizó los ojos y logró ver a Paul de pie junto a la chimenea tratando de encenderla y a su alrededor estaban los demás murmurando. Pero había una silueta de más con ellos, Katheryn se tensó porque no podía verlo con claridad, ya que estaba detrás de Paul.

-¿Qué pasó aquí?—preguntó Ethan, apretando la mano de su amada y abriéndose paso entre los muebles.

-Una gigantesca bola de nieve se coló por la chimenea y la apagó por completo. —respondió Heidi en algún lugar en la oscuridad.

-Pobre del amigo de Paul. Vino a pasar una velada y se fue todo a la mierda. —rió Luke a un costado de Katheryn.

-¿Amigo?—preguntó Katheryn, sin entender.

-¿Katheryn? ¿Katheryn Levis? –una voz tan familiar sonó por detrás de Paul. Katheryn contuvo la respiración.

-¿Owen?—preguntó en un susurro. Ethan le dio un apretón de manos.

-¡Cielos! No pensaba encontrarte aquí, me dijiste que vivías aquí pero no creí que de verdad vivieras en la iglesia. —alardeó, risueño a pesar de que no podía verla.

De repente las llamas cobraron vida en un segundo y todo quedó iluminado. Heidi observaba a Katheryn apretando los labios y Juno sonreía sin convicción y Becca desaparecía por la cocina. Mientras que Luke, Paul y Ethan miraban a Katheryn y a Owen ceñudos.

-¿Se conocen? –preguntó Paul.

-Por supuesto que sí. —Sonrió Owen. — ¿Eres su abuelo o algo por el estilo?

Katheryn se dio cuenta que Heidi había empleado su don para hacer cambiar a todos de aspecto, incluido Ethan pero menos a ella.

-Soy su tío…

-Genial. —Volvió sus ojos castaños a ella y observó las manos entrelazadas de los dos. — ¿Ustedes dos volvieron?

-Sí. ¿Por qué?—Ethan alzó la barbilla, retadoramente y sosteniendo con fuerza la delicada mano de Katheryn.

-Lo suponía. —se encogió de hombros.

-¿Cómo demonios se conocieron ustedes dos?—preguntó Luke.

-Larga historia. —espetó Katheryn. —Owen, ¿Qué haces aquí?

-Estoy aquí porque Paul me invitó una taza de té, cada que es Navidad la pasó con ellos. —Miró a Juno y a Paul, y estos sonrieron.

Katheryn miró a Ethan sonriendo y este bufó.

-Pensaba invitarte también. —confesó ella.

-Invitación aceptada. —le guiñó el ojo, con coquetería. Katheryn no pudo evitar hipnotizarse por su lunar tan peculiar cerca de sus labios.

-Owen, puedes pasar aquí hasta Año Nuevo, si quieres. —le ofreció Paul.

-¿En serio?—sus ojos cafés brillaron y sonrieron a Katheryn. Paul asintió mirando al fuego. —Katheryn, podremos ir hoy al bar que te dije el otro día.

Ethan carraspeó indignado.

-Claro, con el debido permiso de tu pareja. —puntualizó Owen, ruborizado.

-Ella no irá sola a ninguna parte y si es así, yo voy con ustedes. —objetó Ethan.

-Podría ir también yo. Estoy aburrido. —terció Luke.

-En ese caso yo tendría que vigilarte, Greenwood. —espetó Heidi achicando los ojos como dos rendijas.

-¿Planean salir esta noche?—Juno los observaba fascinada. Su aspecto que Heidi le había puesto la hacía lucir más bella, aunque cabe decir que la propia Juno pudo haberse transformado pero dejó que Heidi lo hiciera, y su larga melena negra y sus ojos ambarinos la hacían parecerse a un hada.

-Creo que sí. —titubeó Katheryn.

-¿Puedo ir, abuelo?—le preguntó a Paul.

Paul fingió dudar un momento, luego asintió.

-¿A qué hora planean regresar?

-Son las ocho con quince minutos. —Dijo Owen mirando su teléfono. —regresaremos a la una o dos.

-Intenten no hacer ningún alboroto. —sentenció el anciano, fulminándolos a todos menos a Owen.

-Prometido. —chilló Juno y corrió a cambiarse.

Todos se dispersaron para ir a ponerse sus abrigos. Katheryn tenía el suyo en el sofá y se sentó a esperar, mientras que Ethan había ido a buscar su abrigo que había quedado en la azotea.

Solo Owen y Katheryn estaban sentados en el sofá sin decir nada. Paul hablaba animadamente con Becca en la cocina.

-No pensé encontrarte tan pronto. Pensé que solo serías una persona hermosa más que pasaba de largo en mi triste vida. —dijo él, sonriendo. Y una vez más, Katheryn sintió el deseo de acariciar su lunar tan raro y peculiar que tenía sobre sus rosados labios.

Las palabras de Owen la ruborizaron.

-Si no fueras una buena persona, nunca te hubiera seguido la conversación.

-Al principio actuaste rara, pensaste que quería asesinarte. Y lo único que yo quería era pedirte disculpas y que también te disculparas. —Sonrió, pero su sonrisa no duró mucho. — ¿Alguien quiere hacerte daño?

Katheryn palideció.

-No, por supuesto que no. ¿Por qué piensas eso?

-En la forma en la que te quisiste proteger de mí y cuando me gritaste que me diera prisa para matarte, me hizo pensar que alguien te estaba o te está persiguiendo. —sus labios eran dos finas líneas rectas.

-Estaba peleada con Ethan, por eso fue que dije eso. No es nada serio. —sonrió, forzadamente. Owen alargó su mano y con cuidado la posó sobre la suya.

-Puedes confiar en mí. —le susurró.

El típico momento de siempre, fue interrumpido por Heidi. Ella miró ceñuda a ambos y se sentó a propósito entre ellos. Owen bufó y se alejó un poco para no estar tan cerca de ninguna de las dos.

-Ethan y Luke bajarán en un segundo. —puntualizó, mirando a Owen. —y Juno está en el sanitario.

-Owen, ¿Quieres ir afuera? Estar aquí me estresa. —dijo Katheryn, poniendo los ojos en blanco a Heidi.

Katheryn se levantó y tiró de la mano fría de Owen. El abrigo de él era idéntico al de Ethan, verde y caliente.

Heidi a regañadientes se quedó tumbada en el sofá observándolos salir de la iglesia.

-No es por nada pero tu amiga, no me agrada. —confesó él, se llevó las manos a su rubio cabello. —me odia o algo parecido. Desde que entré a la iglesia, no ha dejado de matarme con los ojos. Es raro.

-Ella es así. Cuando ve a algún chico guapo, los fulmina con la mirada, les hace maldades e incluso intenta matarlos. Esa es su manera de amar. —bromeó.

Los ojos de Owen se desorbitaron.

-¿Bromeas?

-Sí. —estalló en risas. —ella quiere a Luke, así que no debes preocuparte.

-Creí que iba a darme un infarto. —suspiró aliviado, sonrió con ganas. —y tú, ¿Qué haces cada que vez a alguien sexy como yo?

-¿Te crees sexy?—vaciló.

-Por supuesto, ¿A caso tu no me ves sexy?—arqueó una ceja, retándola.

-Sí, eres sexy pero no subas tanto tu ego, puedes caerte. —rió.

Owen iba a replicar pero se detuvo al ver a Ethan con los ojos ardientes de celos.

-Ya. Estamos. Aquí. —musitó y se adueñó de la frágil pero poderosa mano de Katheryn.

Detrás de él estaba Juno sonriendo y Luke y Heidi peleándose por algo—como siempre—.

-¿Por dónde está el bar que dijiste, Owen?—le preguntó Juno apresurándose a enganchar su pequeña mano bajo el brazo de él. Owen sonrió.

-Está a varias calles de aquí. Les gustará. —respondió, mirando a Katheryn por el rabillo del ojo.

A partir de ese instante, todo fue un verdadero desastre o algo parecido pero muy divertido ante los ojos de Katheryn y Owen.

Cuando llegaron al bar nocturno, había una larga fila de personas que bien podrían llenar un cine y estar sentados en el suelo. Owen se soltó de Juno para hablar con él encargado.

-¿Ustedes beberán?—les preguntó Juno.

-Yo no.

-Ethan, tu nunca bebes. —le espetó Heidi. —yo sí, por supuesto.

-Tal vez yo un poco. —dijo Luke, mirando a Heidi. —o tal vez no…

-¿Y tú, Katheryn?

-No estoy segura.

-Tú bebías desde antes, ¿Por qué no ahora?

-Por qué estamos en peligro…

-¡Tonterías! ¡Yo te protegeré, diviértete!—Juno le apretó el hombro. —yo no beberé, estaré alerta. Ustedes diviértanse.

-¿Estás segura? No es justo que nosotros nos divirtamos y tú no.

-Segurísima.

-¡Hey! ¡Vengan!—gritó Owen desde el principio de la fila. — ¡Podemos entrar!

-¿Podrás entrar, Juno? Tu aspecto es de una…

Su cuerpo de Juno se agrandó. Sus rasgos se definieron y su rostro cambió.

-Soy una persona de veinte años. —rió y corrió hacia Owen.

Los tres sonrieron y avanzaron entre las personas. No faltó quienes los vitorearon por pasarse de listos.

Entraron sin necesidad de carnet de identificación. Juno a los pocos segundos volvió a su estatura normal para no alarmar a Owen.

Luces de colores mezcladas con la oscuridad, humo, tabaco y alcohol. Katheryn echaba de menos aquellos lugares, a donde ella iba sola o con Clara pero ahora iba con sus verdaderos amigos y un novio de verdad.

Owen se perdió de vista con Juno al igual que Heidi y Luke.

Katheryn y Ethan buscaron entre la ola de personas que bailaban  sin parar en la pista una mesa para sentarse y observar. Pidieron una copa y observaron a sus amigos bailar como dementes riéndose.

-¿Estás a gusto estando aquí?—le preguntó Ethan casi a gritos. La música y risas no lo dejaban hablar.

-Sí, ¿y tú?

-También. —Arqueó las cejas. — ¿Quieres bailar?

-¿Sabes bailar?—bromeó.

-En mi época fui uno de los bailarines más cotizados, no me subestimes.

-Pruébalo. —Le retó.

Sin dudarlo, la tomó de la mano y tiró de ella hacia la pista atiborrada de personas, sus ojos verdes tenían un brillo travieso e inquietante, Katheryn dejó escapar un gemido de sus labios cuando él la apretó a su cuerpo para bailar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro