
Capítulo 14
Pasaron las horas, eran las ocho en punto de la noche y Katheryn pasaría otra noche más ahí.
Ethan fue al departamento a cambiarse ropa junto con Heidi, los dos que habían estado desde el día anterior en el hospital cuidando a Katheryn. Luke se ofreció a llevar a Clara y a Mattie a la casa de Brenton para que se dieran una ducha, pero el señor Lawton se negó rotundamente a eso y decidió llevarlos él mismo.
-¿Por qué quisiste llevar a Clara a su casa? ¿Estás loco? su pareja se está muriendo y tú andas de candente.—lo reprendió Heidi.
-Solo quería ayudarla, no exageres. —rió.
-Ustedes dos no irán de nuevo al hospital, ¿de acuerdo?—terció Ethan. Su matiz vino lo recuperó el día anterior, Luke se lo devolvió con el tanque de gasolina vacío y Heidi tuvo que decir que había sido culpa suya para que Ethan no asesinará a su amigo.
-¿Por qué no? Es divertido estar con Katheryn.
-Quiero estar a solas con ella, y no quiero tener que estar preocupándome por ustedes. —respondió, con los labios apretados. Aquellos ojos verdes tan radiantes ya no estaban así, ahora estaban cansados y ojerosos. Necesitaba descansar.
-Está bien. No te preocupes. —le dijo Heidi.
Ethan aparcó en la acera del departamento, el portero, George, estaba parado afuera de la puerta con los ojos entornados. Su rostro no mostraba felicidad, sino todo lo contrario. Estaba aterrado.
-¿Qué le pasa al portero? Su rostro está asustado. —preguntó Luke, él fue el primero en bajar. Pero George se hizo para atrás cuando él se acercó. — ¿Qué te ocurre?
-¡No me toques!—gritó el portero. — ¡Ninguno de ustedes me toquen! ¡Llamaré a la policía!
-Oye, ¿Por qué estás tan alterado?—Ethan intentó calmarlo. —tranquilízate, y dime que pasó.
Pero George no respondió. Se quedó lívido.
-Palmer estuvo aquí, chicos. —dijo Heidi, mordiéndose los labios.
Luke tragó saliva, horrorizado y Ethan apretó los labios, convirtiéndolos en dos finas líneas. Ninguno de los dos dijo nada, George aprovechó aquel instante para salir corriendo de ellos.
Pero para su mala suerte, un enorme camión recolector de basura iba pasando a una velocidad excesiva y le pasó por encima al portero, su sangre quedó esparcida por todo el pavimento y gran parte del matiz vino quedó teñido de rojo los cristales.
Heidi se quedó muda y lívida, segundos después ahogó un grito.
-¡Esto tiene que parar!—gritó Ethan. — ¡No es posible que a este pobre hombre lo haya matado Palmer tan precipitadamente!
-Esto significa que ya sabe que nosotros estamos de parte de ustedes.
-No quiero morir. —Alardeó Luke. —será mejor que nos vayamos a Francia, Heidi.
-¿Piensas abandonar a Ethan y a Katheryn justo ahora, Luke? Fuiste tú quién decidió ayudarlos.
-Confieso que es verdad, pero no pensé que la oxigenada de Palmer vendría tan rápido. No hicimos nada para que a ella se le ocurriera venir.
-Estamos a casi a la mitad de octubre, faltan tres meses o dos meses y medio para que vuelva, tal vez es un aviso…
-¿Aviso? ¡Aviso de nuestras muertes!
-Tranquilízate. —rugió Ethan, encolerizado. —tenemos que encontrar la manera de recoger y ocultar los restos del pobre hombre.
-No pienso tocar eso. —dijo Heidi, señalando lo que quedaba de George en el pavimento. A penas se notaba una parte de su pierna izquierda y de una mano, el resto de su cuerpo se lo había llevado el recolector de basura.
-¿Por qué no se detuvo? Debió detenerse, ¡Mató a alguien!—gritó Luke, era presa del pánico.
-No fue una simple persona, de eso estoy segura. Fue uno de los elegidos…
-No creo. —objetó Luke, suspiró y comenzó a dar de saltitos sobre su propio eje.
-¿Qué tienes?
-Quiero ir al sanitario.
-Acabas de ver a alguien morir y quieres ir al sanitario… ¡Patético!
-¡Son necesidades del cuerpo! Voltéate, haré mis necesidades en ese árbol que hay ahí.
-¡Asco!—gritó ella.
A decir verdad, ninguno de ellos dos se dieron cuenta que Ethan había entrado al departamento. Ellos seguían discutiendo por estupideces que a él no le interesaban. Ethan solo quería sacar todas sus pertenencias y las de Katheryn para poder largarse a otra ciudad antes de que Palmer regresara y los asesinara a los cuatro juntos.
Entró primero a su departamento, su ropa seguía sucia y su maleta tenía unas cuantas prendas limpias, optó por sacar toda la ropa limpia que le quedaba en su armario dejando la sucia en el suelo. De sus cajones sacó el dinero que siempre llevaba consigo cuando viajaba, ahora ya no tenía tiempo de pensar en las cosas que llevaría o no. Los helados quedaron en la nevera y la cena que Heidi había hecho, quedó también ahí, la sola idea de pensar en el delicioso manjar, se le hizo agua la boca.
Salió al balcón y miró hacia abajo, Heidi y Luke seguía discutiendo.
-Paren de pelear y vengan a ayudarme. Nos largamos hoy mismo. —les dijo desde arriba, enseguida los dos alzaron la cabeza, sus rostros estaban llenos de perplejidad.
-¿Qué?
-Lo que oyeron, los largamos.
-¿Qué hay de Katheryn? Ella no saldrá hasta mañana.
-¡Arriba!—gritó él.
Ya estando arriba en el departamento, entre los tres fueron bajando sus pertenencias más indispensables. Ethan fue el último en bajar, llevó la maleta que le había regalado a Katheryn y dentro había la mayoría de ropa que encontró de ella, lo que estaba sucio lo dejó tal y como ella lo había dejado. Guardó sus llaves y las de ella para estar seguros de que nadie entrara en su ausencia.
Los tres había regresado para darse una larga ducha y luego regresar al hospital, pero ahora los planes habían cambiado de rumbo. Ahora regresarían al hospital más cansados de lo que estaban antes y ya no regresarían.
Luke y Heidi lo aguardaban en el matiz, no tenían ni la menor idea de lo que pasaba en la cabeza de Ethan.
-Bueno, ¿Y a dónde nos iremos? Ponte a pensar que si nos vamos, con mayor razón nos buscarán y nos mataran sin miramientos, Ethan.—dijo Heidi, muy a su pesar estaba triste de abandonar aquel departamento, aunque solo estuvo dos días y medio ahí, sintió que por fin había encontrado un hogar donde vivir.
-No lo sé, a dónde sea pero lejos. —respondió él, abrochándose el cinturón. —ahorita iremos por Katheryn. Necesito que hagas tu transformación, Heidi. La sacaremos sin que nadie se dé cuenta.
-¿A quién quieres que transforme?—preguntó ella. El matiz arrancó a toda velocidad y tuvo que sujetarse del asiento. La sangre del portero aún estaba sobre los cristales pero eso no fue un impedimento para ir al hospital y recorrer las calles sin previo cuidado.
-A mí y a ti.
-¿Qué hay de mí? No quiero quedarme sin hacer nada, y teniendo en cuenta que este auto tiene sangre de una persona… prefiero ser él que saque a Katheryn…
-Luke, tú te quedarás hablando con los amigos de Katheryn, Heidi y yo nos encargaremos del resto, ¿de acuerdo? Esto ya no es un juego. Palmer ahora está detrás de todos.
-Pero, ¿A dónde iremos? Quiero saber. —bufó.
-Uhm. —dijo Ethan, pensativo. Maniobraba por las calles mientras pensaba a donde ir. —puedes elegir a donde iremos…-Luke iba a interrumpir con una gran sonrisa. —pero… siempre y cuando sea un lugar tranquilo y que pase de desapercibido.
-¡Ya sé dónde!—dijo Luke, con una gran sonrisa. Heidi rodó los ojos y se dispuso a ver por la ventana que estaba manchada de sangre seca del portero. — ¡A las vegas, nevada!
-¿A caso no escuchaste a Ethan? Quiere ir a un sitio tranquilo. —espetó ella, resoplando. Ethan sonrió de lado y sacudió la cabeza. A pesar de estar en problemas, Luke aún tenía su sentido peculiar del humor. —piensa seriamente por una vez en tu larga vida, Luke.
-¿Qué? es un buen sitio, podremos ir a casinos y a divertirnos. Suerte y encuentres a alguien con quién pasar la noche y te baje los humos, Heidi. —se burló.
Heidi estaba por replicar pero Ethan interrumpió:
-Iremos a Las Vegas.
Los dos se quedaron boquiabiertos. ¿Estaba bromeando?
-¿Estás bromeando?—preguntó ella, perpleja.
-No. Es un buen lugar. Palmer no sospecharía que pudiéramos estar allá.
-Hay muchas personas allá.
-Por eso mismo. —dijo, sonriendo. Estaban a dos cuadras del hospital.
Katheryn estaba en un estado de relajación lleno de tranquilidad, el señor Lawton, padre de Brenton le había pagado los gastos del hospital y les había pagado de más a las enfermeras para que le dieran lo indispensable a ella.
Tenía apenas diez minutos que Clara había regresado. A pesar de haberse dado una ducha tibia y cambiado de ropa, su rostro lucía aun peor. Katheryn se sintió culpable e intentó reconfortarla de alguna manera.
-¿Qué tal sigue Brenton?—le preguntó, con cautela.
-Igual…
-¿Por qué no tratas de dormir? Ya son las nueve y no has dormido nada desde ayer.
-No quiero. No puedo.
-Al menos trata de sentarte, no estés parada…
-¡Cállate, Katheryn!—exclamó ella, Katheryn cerró la boca y bajó la cabeza. Entendía lo que su amiga estaba sufriendo y deseó con todas sus fuerzas estar en el lugar de Brenton.
-Si pudiera cambiar de lugar con Brenton… lo haría. —susurró.
-Katheryn, lo siento… no quise gritarte pero estoy desesperada, ¡No quiero Brenton quede en coma de por vida!
Clara se sentó en un sillón reclinable y rompió a llorar. Sus hombros subían y bajaban a cada sollozo. Katheryn permaneció en silencio, jugueteando con sus dedos mientras que su amiga se desahogaba libremente.
Ella abrió la boca para darle ánimos a su amiga pero se quedó a medias, la puerta de la habitación se abrió de repente y de ella entraron dos doctores, un hombre y una mujer. Los dos tenían un cubre boca y un gorro, estaban vestidos para la sala de quirófano.
-¿Qué ocurre?—les preguntó Clara, limpiando sus mejillas precipitadamente.
-La señorita Katheryn Levis será llevada a observación. —respondió el doctor, Katheryn lo observaba con detenimiento, sus ojos de aquel doctor eran de un verde esmeralda brillante, le resultaron muy familiares pero al parecer, éste se dio cuenta de ella y apartó los ojos enseguida.
-¿Por qué? ya estoy bien. —dijo Katheryn. —mañana me dan de alta.
-Debe venir. Tenemos que darle su último chequeo. —replicó la doctora.
-No puede llevársela, no hasta que haya una orden. —su amiga se puso a la defensiva.
De la nada entró Luke, sonriendo, como era de costumbre. Katheryn se sintió aliviada, porque sí Luke estaba ahí era porque Ethan también lo estaba.
-Ethan autorizó el chequeo. —dijo él, agarrando a Clara de la mano. —él está hablando afuera, vamos Clara. Los doctores tienen mucho que hacer.
-¿No puedo esperar aquí?
-No, porqué aquí pondrán a otro paciente…
Dicho eso, Luke logró sacar a Clara de la habitación, dejando sola a Katheryn con los dos doctores de aspecto extraño
-Disculpe, no comprendo. —preguntó ella, frunciendo la nariz. — ¿Mi novio autorizó esto?
Una risita familiar salió de los labios de la extraña doctora. Ambos se quitaron el cubre bocas y comenzaron a desvestirse, Katheryn sintió un gran horror recorrer todo su cuerpo. Ella estaba indefensa y no tenía la suficiente fuerza para golpearlos por si ellos intentaban hacerle daño.
-¿Qué es lo que están haciendo, idiotas?—se atrevió a preguntar, enfadada.
-Florecilla, somos nosotros. —la voz masculina de Ethan la hizo confundirse más pero luego recordó que Heidi tenía ese extraño poder de transformarse y transformar a otras personas.
-¿Por qué demonios no entraron normal? Creí que querían violarme.
Ethan estalló en risas, Heidi se dedicó a desconectar los sueros que Katheryn tenía en el cuerpo.
-Ha pasado algo que no estaba previsto, Florecilla. —dijo él. Sus ojos verdes estaban cansados pero a la vez estaban encendidos de adrenalina. A pesar de mantener otra apariencia, Katheryn no pudo negar que se miraba muy atractivo de cabello rubio. —debemos irnos de la ciudad esta noche.
El silencio se apoderó en la habitación. ¿Irse? ¿A dónde?
-¿A dónde iremos?—preguntó ella, sin saber. Solo observaba a Heidi que le quitaba todo los sueros y agujas de su brazo con sumo cuidado. Mientras que Ethan se quitaba la ropa de quirófano y buscaba entre unas bolsas de plástico su ropa de ella.
-No te lo puedo decir ahora, solo nos iremos. —respondió él. Todavía tenía otro aspecto, con el cabello rubio y de unos treinta años no parecía Ethan, pero por sus ojos verdes sí, pero eso nadie lo adivinaría.
-¿Otro viaje? Pero apenas saldré mañana.
-Es un viaje extenso. —le dijo él, sus ojos verdes miraban la puerta con nerviosismo. —Heidi, apresúrate.
-Eso hago. Pero hay un suero que está incrustado en una parte vergonzosa. —respondió ella. Katheryn se ruborizó.
-¿Dónde?—preguntó Ethan, sin entender.
-Sal de aquí. Deja que yo me encargue.
-Pero…
-¡Sal de aquí!—dijo Katheryn, tenía las mejillas rojas como el jitomate.
Ethan volvió a ponerse la ropa para quirófano y salió con el ceño fruncido de la habitación, pero no sin antes darle un beso en la frente a Katheryn y advertirle que se diera prisa.
-Oye, yo puedo quitármelo sola. —sujetó Katheryn la mano de Heidi que iba dispuesta a subirle la bata.
-¿Estás segura?
-Segura. Solo date la vuelta.
-Bien.
El supuesto suero que Katheryn tenía no era un suero. En realidad era una sonda que tenía incrustada hasta su vejiga.
Algo vergonzoso para ella era quitárselo enfrente de ellos.
Se dio la vuelta y extrajo aquel tubo de plástico de su vejiga, tuvo que sostenerse a la cama para no caer. Le dolió bastante pero se apretó los labios para no gritar.
Heidi estaba de espaldas esperando. Su cabello rojizo y sus ojos grises la hacían ver mejor que con su apariencia normal.
-¿Quieres ayuda?—se ofreció.
-No, ya lo hice. Solo quiero vestirme.
-Trajimos algo de tu ropa, ponte una cómoda. Será un viaje largo. —Se dio la vuelta y le entregó una bolsa de plástico. —estaré de espaldas, espero no te preocupe. No puedo dejarte sola, puede regresar tu amiga y no quiero problemas.
-Heidi. —dijo Katheryn.
-¿Qué ocurre?—la miró.
-¿Quién es Palmer y por qué quiere asesinarme?
Heidi tragó saliva y desvió su mirada al suelo y luego a las ventanas. Pero no respondió. ¿Quién se lo había dicho? ¿Ya lo sabía pero no estaba segura? ¿Palmer la había visitado? Todas esas preguntas inundaron su mente de ella, Katheryn esperaba su respuesta con los brazos cruzados. Las marcas hechas por las agujas le ardían pero no le importó.
-Vístete, no hay tiempo. —dijo por fin. Se dio la vuelta y se mantuvo en silencio.
-¿Es una Elegida, verdad?—siguió hablando Katheryn mientras sacaba sus jeans negros preferidos, una playera de Nike y sus tenis vans.—por qué claramente la oí decir que ella era la única elegida y que quiere matarme. No sé por qué me lo dijo en mi sueño, es frustrante. Y no es la primera vez que la sueño…
Se vistió lo más rápido que sus brazos la dejaron. Como Heidi no respondía, ella siguió hablando.
-¿Por qué quiere matarme? ¿Soy algún tipo de sacrificio para ella?—soltó una risa irónica, sacó un espejo de mano de la bolsa y se retocó el rostro con rubor. —lo que no entiendo es por qué no me da la cara y deja de asustarme en sueños. ¿Tú sabes algo? ¿La has visto en persona?
Silencio.
-¿Por qué no respondes?—extendió un brazo y la sostuvo del hombro. — ¿Heidi?
Pero la puerta de la habitación se abrió de un portazo. Ethan de cabello rubio entró precipitadamente, su rostro estaba serio y tenso. Detrás de él estaba Luke, tenía una gorra de beisbol y una sudadera negra, a pesar de ser muy fantasioso y divertido, su rostro estaba igual al de Ethan.
-Debemos irnos. —repitió Ethan. Katheryn tenía en sus manos la bolsa de plástico donde había guardado la sonda.
Heidi aprovechó para salir a toda prisa, pero antes de cruzar la puerta se volvió para mirar a Katheryn:
-La persona adecuada para responderte lo que me preguntaste es Ethan. Lo siento. —miró a Luke. —los espero en el auto.
Segundos después, se fue. Luke fue detrás de ella sin decir nada.
Solo quedaba Katheryn y Ethan. Nadie más.
Katheryn tiró la bolsa de plástico al bote de basura que estaba junto a la cama. Quería saber quién era aquella chica de sus pesadillas. Heidi lo sabía, Luke obviamente lo sabía y también Ethan.
-Vamos, Florecilla. —Alargó su mano hacia ella. —me he encargado de que nadie sospeche nada de tu ausencia. Clara está con Brenton, al parecer él movió los labios y es seguro que ya esté por salir del coma.
-Antes de irnos quiero ir al departamento. Quiero hablar con George para decirle que no estaré unos días…
-No es necesario. Ya hablé con él. —sonrió, pero fue una sonrisa tensa. —no volveremos más al departamento, Florecilla.
-¿De qué hablas? Por supuesto que volveré, es mi casa. El año que viene me largaré a Nueva York, todavía falta.
-La razón por la que debemos irnos no te la puedo decir ahora.
-Si tanto quieren irse, háganlo. Yo tengo aquí un hogar y no me iré. Mi primera amiga en toda la vida está triste por su novio y no la abandonaré.
-De todos modos la abandonarás cuando te mudes a Nueva York. —respondió con frialdad. Su tono de voz sorprendió a Katheryn. Nunca le había hablado así y mucho menos por algo como eso, aparte llevaban casi dos meses de haberse conocido para tratarla de esa manera. —fuimos hechos para estar solos y no emparentar con ninguna persona normal. ¿No lo entiendes? Ella morirá, Brenton morirá. Todos morirán menos tú, yo y los demás. ¿Qué caso tiene quedarse a sufrir?
Esa no era la respuesta que ella estaba esperando. Ethan tenía razón en todo. Pero no venía al caso esa respuesta. Ella se iría en unos meses pero quería aprovechar ese pequeño tiempo que le quedaba con Clara.
-Por qué así lo deseo yo. —Espetó ella. —es mi vida y así ha sido siempre. Y ningún idiota vendrá a querer cambiar mi futuro a su antojo.
-Florecilla, no entiendes nada. En serio, debemos irnos. Es peligroso que estés aquí más tiempo. —Se pasó ambas manos por el cabello rubio que poco a poco se le estaba haciendo negro. —ya no tenemos tiempo. La transformación dura poco, vamos.
-No iré. —se sentó en la cama, furiosa.
-No me hagas llevarte a la fuerza.
-Ni si quiera lo intentes. —le advirtió.
-Si esto no fuera por ti, Florecilla, te juro que me largaría sin insistirte. —sacudió la cabeza y se rascó el puente de la nariz. —no me queda otra opción…
-¿Qué harás, Eth…?
Ethan pasó su mano frente a ella, Katheryn cerró los ojos y se dejó caer hacia el frente. Él la sostuvo justo a tiempo.
Sacó su teléfono y le habló a Heidi para ayudarlo a salir con ella en brazos.
Durante cinco minutos, Ethan observó detenidamente el rostro de Katheryn. Estaba pálida, sus labios algo resecos, el rubor le asentó bien para salir a la calle. Pero él la miraba excesivamente hermosa, aun viéndola en ese estado era capaz de salir con ella y mostrarle al mundo que tenía una novia tan bonita y adorable, pero no podía. Ahora Palmer sabía que él, Luke y Heidi estaban dispuestos a enfrentarse a ella para salvar a Katheryn.
-¿Qué demonios le has hecho? ¡Ese no era el plan! Todos se darán cuenta que las estamos sacando a la fuerza. —Heidi estaba con los brazos cruzados y Luke negaba con la cabeza.
-Fue necesario. Se enfadó conmigo y no iba a ir con nosotros. —La acarició las mejillas con ternura. —pero tengo una idea.
-¿Cuál?
-Luke, ¿puedes tele transportarla al auto?
Ambos se miraron con confusión.
-No estoy seguro. Ella está dormida y solo lo he hecho con personas que saben lo que va a pasar…-se mordió el interior de sus mejillas y se metió las manos en los bolsillos de su sudadera. Ethan resopló. —Pero lo intentaré… dámela. —sacó sus manos de los bolsillos y las extendió a él.
Con los ojos achicados como dos rendijas, Ethan puso a Katheryn con sumo cuidado en los brazos de Luke.
-¡Con cuidado! No quiero que se lastime.
-No pasará nada. Ustedes salgan ya, yo estaré en el auto esperándolos con Katheryn. —le guiñó el ojo. Y segundos después desapareció con ella en los brazos.
-¿Y bien? ¿Ya nos vamos? Ya estamos normales y alguien puede entrar. —miró a la puerta.
-Transfórmame de nuevo.
-Esta es la última vez, Quin. —rodó los ojos.
“Toc Toc”
-¿Katheryn? ¿Sigues aquí?—era la voz de Clara.
Ethan miró a Heidi y viceversa. Estaban en aprietos.
Afuera, Luke metió a Katheryn en el matiz vino de Ethan, en el asiento del copiloto. Cerró todos los cristales y aguardó sentado en la parte de atrás mirando a todos lados.
Los autos pasaban a toda velocidad a solo dos metros de donde estaba el estacionamiento del hospital.
Era relativamente extraño que Palmer se hubiera tomado la molestia de volver al departamento y luego matar a un pobre hombre y solo para dar una simple advertencia.
Pasaron diez minutos y Ethan ni Heidi regresaban. Y a él no le agradaba la idea de estar afuera solo con Katheryn. No podría protegerla sin ayuda.
-Oye, primo. ¿Por qué no abres un poco los cristales?
Luke se quedó lívido e inmóvil. Alargó su mano izquierda y le puso seguro a todas las puertas. Su primo Jake estaba recargado en el cristal donde Katheryn estaba dormida. Si su primo estaba ahí… los demás elegidos también lo estaban.
-¿Dónde está Katheryn?—repitió por quinta vez.
-No está. Está en la sala de chequeo, tú nos escuchaste ese rato. —respondió Heidi, presa de la desesperación.
-Sí, pero acabo de preguntar por ella y me dijeron que ningún paciente ha entrado a la sala de chequeo. —Achicó los ojos y observó toda la habitación. — ¿Dónde está?
-¿Por qué la quieres encontrar? Ella está bien. —espetó Heidi, malhumorada. —mejor ve con tu novio y no la busques más.
-¿A qué te refieres? Usted no sabe nada de nosotros.
-Soy la doctora personal de Katheryn. Ella me pidió que te dijera que no la busques. Se trasladó a un hospital particular. Y solo estamos recogiendo sus pertenencias. —le envió una mirada a Ethan, él estaba de espaldas a ellas mirando a la ventana. Tenía el ceño fruncido.
-¡No es posible!—gruñó él. Se dio la vuelta y encaró a Clara. —no es correcto que haga esto, en serio… lo siento…
La mano de Ethan rozó la nariz de Clara. Tres segundos después se oyó un ligero “Pas” en el suelo.
-¡Al menos hubieras dejado que se sentara! ¡Pesa bastante!—musitó Heidi cargándola.
-Afuera creí ver a Jake, ¡Vámonos!—la jaló del brazo y abrió la puerta para salir.
-Estoy casi segura que Palmer nos está siguiendo. Ya sabe que planeamos irnos.
-No lo creo. —corrían por el pasillo, nadie los miraba con atención ya que iban disfrazados de doctores, Ethan abrió una compuerta para solo personal del hospital y entraron.
-¿Qué es aquí? ¡Aquí solo hay cosas de limpieza!
-Aquí es la única salida que tenemos, hay una puerta que da con el estacionamiento. —Apresuró el paso. —tendremos que bajar dos pisos.
-¿Escaleras?—él asintió. —genial… tanto que me gusta sudar.
-Solo corre, ¿de acuerdo?—puso los ojos en blanco y siguieron corriendo por el enorme pasillo de limpieza.
Al fondo se lograba ver una compuerta que daba a las escaleras. Ethan se apresuró y la abrió, paró en seco y Heidi que iba corriendo, se impactó en su espalda de él. Pero Ethan ni si quiera movió ningún músculo. Sus ojos verdes estaban clavados en unos ojos azules que le pertenecían a una persona que estaba frente a él y no era cualquier persona, era Brenda, una de las elegidas y la mano derecha de Palmer.
-Hola, Ethan. ¿Por qué esa cara?—dijo ella con voz cantarina, de sus labios rojos habituaba una sonrisa genuina llena de maldad.
-¿Qué estás haciendo aquí? el trato es dentro de casi tres meses.
Detrás de Ethan estaba Heidi, temblando de terror. Brenda no se iba a quedar en silencio.
-¿Por qué tan asustada, Heidi? No te haré nada. —Rodeó a Ethan para tocarla pero él no permitió que se le acercara a su amiga. — ¿A caso son los mejores amigos ahora?—arqueó su perfecta ceja cincelada.
-¿Qué haces aquí?—repitió él, con la mandíbula apretada y sin despegar los ojos de ella.
-Vine a ver qué tal estaba la pobrecilla de Katheryn, supe que tuvo un accidente fatal que casi acaba con su vida…
-¿De cuándo acá te interesa ella?
-Somos hermanos, tontuelo, ¿lo olvidas? Todos tenemos cosas en común que nos une. —sonrió, con orgullo.
-Palmer te matará después de nosotros, eres tan patética. —Heidi se atrevió a hablar sin soltar la espalda de Ethan.
-Ustedes son los únicos que le dan problemas, si los llevo justo ahora a donde ella está, es posible que me perdone la vida.
-Ella solo quiere vivir, nosotros somos una piedra en su camino. ¿No lo entiendes? Estás ayudándola para que después te asesine.
-Ethan, déjate de parloteos. —Su rostro cambió a irritación. — ¿Dónde está Katheryn?
-El plazo es hasta enero. —repitió.
-Palmer tiene sus razones. El plazo se cancela.
-¿Por qué?
-Paul se metió en los sueños de Katheryn y estuvo a punto de decirle todo para prepararla. Palmer no quiere que ella se entere de su verdadera fuerza.
-¿Qué fuerza?
-¡Ella es la más fuerte de los diez!—gritó, pero un segundo después se tapó la boca con ambas manos.
Heidi frunció las cejas y Ethan sacudió la cabeza sonriendo.
-No es lo que quise decir… ella solo debe morir. —Agregó, horrorizada. —olviden lo que he dicho. No es verdad.
-Después de todo eres muy útil. —Ethan sonrió, complacido. —ahora nos has dado otra respuesta que necesitábamos. Y con mayor razón voy a proteger a Katheryn de ustedes.
-¡Es mentira! ¡Yo lo inventé!—exclamó ella.
-Apártate, tenemos prisa.
-¿A dónde van?
-Eso a ti no te incumbe, idiota. —respondió Heidi, aferrada al brazo de él.
En un intento de Ethan para pasar, Brenda lo sujetó del brazo tirándolo al suelo. Heidi intentó ayudarlo pero recibió un golpe en la nariz por parte de Brenda y la dejó inconsciente en el suelo.
-¡Suéltame! ¡No quiero lastimarte!—gritó Ethan, pero su pesor de ella estaba sobre su espalda.
-Te soltaré solo si juras no decir nada de lo que dije. Si Palmer pregunta yo lo negaré y tu igual. ¿De acuerdo?—siseó en la oreja de él.
-¡De acuerdo! Solo así salvarás tu trasero, pero suéltame.
Poco a poco Brenda se fue enderezando y Ethan se levantó, observó a Heidi tirada con sangre saliéndole de la nariz.
-Eres una bestia. —se inclinó y cargó a su amiga en sus brazos. —cuidado y se te ocurre buscarnos. Yo no diré nada de lo que dijiste pero tú tampoco dirás nada de nosotros a Palmer, ¿De acuerdo?
-Ya, largo de aquí. No diré nada. —espetó.
-¿Viniste sola?—preguntó antes de irse.
-No, Jake está aquí.
-¡Demonios! ¿Por qué lo trajiste?
-No iba a venir sola. Todos están en parejas y yo quise estar con alguien.
-Dile que se largue de aquí, lárguense los dos. Y ni una sola palabra, Brenda. —le advirtió.
-Por desgracia abrí de más la boca y por esta vez, no diré nada. Pero cuídate, Quin. El plazo para Palmer ya terminó y los encontrará a donde quiera que vayan.
Ethan comenzó a descender por las escaleras, tener que llevar a Heidi cargando no era de gran ayuda. Katheryn y Luke estaban afuera presenciando a Jake, de eso estaba seguro. No había sido su imaginación: Jake estaba afuera y era muy posible que intentaría llevarse a Katheryn y lastimar a su propio primo.
Jake rodeaba el matiz como si fuese un león cuando acorrala a su presa. Luke estaba tenso y no movía ningún músculo, mientras que Katheryn yacía profundamente dormida en el asiento delantero, le rogaba a Dios que no se despertara porque ese sería el fin de los dos.
-¿Por qué no sales, primito? Solo quiero charlar unos minutos. —su rostro estaba pegado al cristal donde ella estaba.
-No puedo, estoy ocupado. Ethan no tarda en venir. —Respondió Luke, pasó saliva y se pasó las manos por encima de la gorra. — ¿Qué haces aquí?
-Vine con Brenda para ver qué tal estaba Katheryn, pero por lo visto ella está bien. —Posó su mirada en ella y sonrió maliciosamente. —abre la puerta, quiero verla más de cerca.
-No haré eso, mejor evita problemas y vete.
-¿Me estás negando verla?—su sonrisa de él se esfumó y Luke tragó saliva de nuevo. Jake era muy agresivo desde que era humano y después de qué le cayera el rayo se transformó en lo peor.
-No es eso. Solo que ella necesita descansar…
-Abre la maldita puerta. No me obligues a romperla y a despertarla de mala manera.
-Tranquilízate, y tampoco me obligues a salir y a perderte en algún lugar donde no sepas regresar. —lo retó.
-La vez que me la hiciste yo no estaba preparado, ya sé todo de tu asqueroso poder. No puedes contra mí.
-No sé por qué estás peleando conmigo, somos familia. Y Katheryn es mi amiga, es una de nosotros. —pensó en hablar para alargar más el tiempo y para qué Ethan regresara. Por qué si Jake tomaba la decisión de romper la puerta y ella despertara, todo sería un perfecto desastre. —aparte dijiste que estarías de mi lado.
-Eso a Palmer no le importa. Nos ha enviado a Brenda y a mí a buscarla. El plazo que hizo con el idiota de Ethan se ha cancelado.
-¿Y eso por qué? es hasta en enero.
-El imbécil anciano de Paul se le apareció en sus sueños a Katheryn y estaba por decirle todo. Ahora por favor, abre la puerta, deja que me la lleve y disfruta un día más de vida. —sonrió.
-Eso es algo que no puedo hacer, ya elegí en qué lado quiero estar. —apretó los puños. Jake arrugó la frente y alzó la mano empuñada dispuesta a hacer pedazos la ventana donde Katheryn dormía. —hazlo, pero espero tengas suficiente fuerza para pelear con Ethan. No olvides que él es el más fuerte de nosotros dos.
-Ethan no está aquí. —se burló.
-Oh sí, sí lo está. —le señaló el hospital, Jake giró la cabeza hacia un lado y Luke aprovechó para tocar a Katheryn y tele transportarse a otro lugar.
-¡Maldita sea!—gruñó Jake, y con los puños hizo añicos el parabrisas. —esto no se quedará así.
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