Caspian POV

Ahí me encontraba yo, golpeando la puerta de Lucy. Podía oírla llorar, y no entendía por qué.. pero lo imaginaba.

Llevaba horas ahí dentro, y respondía agresivamente a cualquier cosa que le diga. Pero no iba a rendirme.
Me senté a esperar allí mismo, en el suelo.

Era extraño, muy extraño, que Lucy se comportara así. Siempre fue una niña muy alegre.. hmm, ¿dije niña? Bueno, quizás ya no sea una niña..

Y lo que más atormentado me tuvo, fue su confesión. Me dijo que estaba enamorada de mí, y que estaba muy segura de ello.

Aquello me causó gran ternura.. el brillo en sus ojos era encantador, pero no supe responder.
Sólo evadí la situación como un cobarde.

Quizás me preocupaba nuestra diferencia de edad.. no era tanta, pero era suficiente. Peter me mataría.. Y creo que Susan también.

No ha sucedido nada entre nosotros, pero.. siento que de alguna forma siempre fuímos muy cercanos y puede haber entendido mal cosas.
No es que Susan no me guste pero.. no lo sé.

De la nada, la puerta se abrió detrás de mí. Me puse de pie y ví a Lucy.

— Al fin.

Dije sonriéndole.

— ¿Por qué insistes?

Preguntó ella con frialdad.

— Quiero saber qué te sucede.

Dije serio.

Ella ni siquiera me miró, entró a la habitación de nuevo, pero sin cerrar la puerta, lo que me hacía pensar que quería que entrará.

Así lo hice y cerré la puerta a mi espalda. Me acerqué a ella, que estaba sentada junto a la ventana.

— Lu, ¿Qué te pasó?, ¿Por qué estás tan mal?

Intenté razonar con ella.

— Y aún me lo preguntas. Tú sabes lo que pasó.

Dijo, aún sin mirarme.

— No, de verdad no lo sé.

Fingí, y me sentí cruel por unos segundos. Ella soltó un suspiro.

— Te burlaste de mí.

Dijo.

— ¿Yo? ¿Cuándo?

Realmente estaba desconcertado está vez.

— Me evadiste cuando te dije algo que era importante para mí. Y oí a Susan decir que mis sentimientos eran cosas de niñas.

Dijo, y se volvió a desesperar.

— ¡Yo no soy una niña!

— Lu, cálmate.

Dije y aunque ella no me lo hubiera permitido, la abracé. Ella estaba de espaldas a mí.

— Que Susan haya dicho eso, no quiere decir que yo lo piense. Sé que no eres una niña.

Repuse.

— Pero.. me evadiste.

Dijo con suavidad. Estaba más tranquila.

— Lu, míralo así.. ¿Qué haría Peter si se enterara de que yo.. estoy enamorado de tí?

Le expliqué, sin estar muy seguro de si lo que decía era verdad.

— Tú.. ¿Estás enamorado de mí?

Dijo y movió su cabeza hacia mí, pero seguía sin poder verme. Yo no respondí.

Tras unos segundos en silencio, ella se puso frente a mí para mirarme a la cara, y nuevamente, sus ojos se llenaron de lágrimas.

— ¿Entonces?

Dijo con su voz quebrada.

La miré a los ojos, y no me contuve más, tomé su rostro entre mis manos y la besé. Al diablo la edad, al diablo Peter.

Noté su nerviosismo, y su sorpresa, pero pronto se aferró a mí, y continuó besándome. Acaricié su rostro, casi con brutalidad.

Poco a poco, fue abriendo su boca, y nuestros dientes chocaron.. pero ambos sonreímos, sin dejar de besarnos, y con la misma pasión.

— Caspian..

Susurró al separarnos, y la miré.

— Lu... no digas nada.

Dije antes de que ella hablará, y nuevamente su boca era mía.
M

e sentí algo culpable y salvaje por invadir así su boca, por morder así sus labios, por permitirme poseerla así. Pero ella no se oponía, es más, me invitaba a hacerlo.

Suavemente fuí empujándola hacia la pared, en donde ella se deslizó al suelo. La seguí, y luego de que alborotara mi cabello, bajó sus manos para comenzar a desprender mi ropa.

Estaba cegado, completamente, sin saber lo que sucedía, pero yo también desprendí su vestido, que muy pronto estuvo enrollado con mi camisa, a un metro de nosotros.
En ningún momento dejé de besarla.

Adorné su cuello y su pecho con mis besos, cuando descanzaba de su boca. Mis brazos la rodeaban, y sus uñas se clavaban con suavidad en mi espalda.
D

ecía mi nombre con suavidad, reiteradas veces, yo apenas creía lo que estaba haciendo.
Una vez que todo acabó, la abracé, y ella me sonrió.

Tomamos nuestras ropas en silencio, nos vestimos, y yo me senté nuevamente en el borde de la ventana, en donde ella había estado hacía un rato.

— ¿Por qué tan serio?

Preguntó ella, aún acomodándose el vestido.

— No es nada.

Mentí.

— Lu, ¿Esto.. queda entre nosotros, verdad?

Ella salió del cuarto sin responder. Y yo no pude sentirme más aterrorizado.