Capítulo 8: La bendición del señor
Al día siguiente de la derrota de AFO los medios enloquecieron. La noticia del incidente de Kamino se volvió una noticia a nivel mundial, no solo por el retiro del símbolo de la paz, sino la aparición de un ángel, las influencias religiosas cristianas y católicas eran las que más se alegraban, sus creencias resultaron ser correctas con aquel ser.
Muchas poblaciones del mundo cambiaron su religión al enterarse, otros decidieron mantener sus creencias y seguir sus tradiciones. Pero la gente no siempre creía a pesar de ver, muchos decían que era un quirk de alucinación o de algún otro tipo. Las noticias no paraban y no pararían de hablar de aquel tema durante semanas, y al no haber forma de comprobar si era un quirk o una verdadera entidad divina no sabían que creer.
La U.A no tardó en recibir preguntas nuevamente, pues el ángel era el supuestamente fallecido alumno Izuku Midoriya, quien todo japón vio morir. Los estudiantes estaban sin palabras, ¿en verdad ese era su compañero? ¿Ha sido un ángel desde que falleció? Respuestas que serían respondidas quizá una vez ya muertos o tal vez nunca.
Los días pasaron y la noticia de los dormitorios fue anunciada al público y las familias de los estudiantes. La U.A se volvería un internado donde mantendrían la seguridad de sus alumnos, "no permitirían volver a perder uno más" anunciaron, algunos padres dudaron, pero la insistencia de sus hijos y las probabilidades de volver a ser atacados directamente eran mínimas, por lo que aceptaron. Durante la mudanza los estudiantes tuvieron problemas para pasar a su nuevo hogar, especialmente Ochako, quien fue la única que tuvo contacto físico con el salvador de Kamino, nada que saltar y hacer uso de su quirk para evitar a la prensa no ayudara, solo respondió una pregunta.
Reportera: ¿Volveremos a ver al ángel?
Ochako: Sonrió mientras flotaba – Tengan fe, lo volveremos a ver. - dijo sonriendo para cruzar los muros de la academia y dirigirse a su dormitorio.
Uraraka no paraba de mirar la libreta de Izuku, aún sentía la calidez de su mano por su mejilla y frente. "Nos volveremos a ver" se repetía en su mente, aquellas palabras de esperanza resonaban constantemente en su mente, volvía a sonreír, pese a que mantenía la distancia con sus compañeros y profesores, se alegraban de que volviera a sonreír.
Mientras tanto en las afueras de U.A, Inko Midoriya se dirigía a la entrada mientras la prensa seguía obstruyendo el paso. Hacía mucho que no salía de su hogar, pero el apoyo de su mejor amiga ayudó lo suficiente como para hacerla salir y visitar a la única persona además de ella que creyó en su hijo en todo momento, sería un buen avance, además de poder saber más de la situación celestial de hijo.
Las puertas de U.A se abrieron mientras la prensa comenzaba sus preguntas desesperadamente, más Aizawa y Present Mic no respondían mientras mantenían una mirada baja y de seriedad. LA prensa seguía preguntando, pero se callaron un momento cuando vieron a InKo pasar entre ellos y los profesores, y nuevamente iban continuar preguntando ahora a la madre del ángel, pero las puertas se cerraron antes de poder hablar.
Si bien Inko esta vez no trato de asesinar a los culpables de la muerte de su hijo, no les dirigía la palabra, no quería dirigirles la mirada, pero era necesario para recibir instrucciones de la ubicación del lugar. Tras unos minutos de caminar, llegó a los dormitorios de la clase 1A, Ochako, quien ya sabía de la visita, recibió amablemente a Inko quien con gusto siguió a Ochako a la sala.
Inko: Y dime Ochako-chan, ¿Por qué querías que viniera? - pregunto tranquilamente sonriendo.
Ochako: Quería aprender a cocinar, sé que a Izuku-kun le gustaba mucho su comida, en especial el katsudon, quiero aprender a cocinar como usted. - dijo sonriendo determinadamente.
Inko: Ya veo, pero, Izuku es un ángel ahora, o eso parece. - dijo algo confundida - ¿Hay alguna razón por la que quieres aprender a cocinar como yo? Porque estoy segura de que quieres cocinar para él, pero los ángeles no comen, ¿o sí?
Ochako: Bueno, no sé si puedan comer, pero, después de derrotar ese villano y al momento de tener que irse, me dijo que nos volveríamos a ver, que tuviera fe. - dijo con su dedo índice bajo los labios.
Inko: ¿Enserio? En ese caso, no hay tiempo que perder, hay que revisar si tenemos los ingredientes necesarios. - dijo mientras llevaba a Ochako del brazo corriendo a gran velocidad, tanta que Ochako tuvo que usar su quirk en si misma para flotar en vez de ser arrastrada.
Ochako: Ha-Hai. - dijo con una gota de sudor bajando por su sien sonriendo nerviosamente, sin duda aquellas palabras alegraron a Inko.
Al ver que faltaban ingredientes fueron al mercado para comprar los ingredientes faltantes para el katsudon y unos platillos más que la peliverde ansiaba enseñarle a cocinar a la mejor amiga de su hijo. Tras 2 horas de ir de tienda en tienda, finalmente volvieron a los dormitorios para empezar a cocinar.
Si bien Ochako había vivido sola por un tiempo debido a la constante ausencia de sus padres a causa de su trabajo, por lo que sabía cuidar y mantenerse a sí misma, su comida no era la mejor, pero era lo suficiente para vivir bien, después de todo ella vivía de forma modesta y se sorprendía con cosas pequeñas, ver verdaderos lujos llegaba a provocar que se desmayara, cabe mencionar que esta fue su reacción al ver los lujos de los dormitorios "High Alliance".
Tras varias horas de haber estado cocinando, lo que tenían frente a ellas no era solo unos platillos, era un festín. La castaña no tenía palabras al pensar que ella ayudo a preparar tal comida, incluso que algunos platillos fueron hechos por ella, todo esto le causo nostalgia a Inko, recordar como su pequeño siempre se emocionaba corriendo y saltando por todo su hogar al ver o incluso solo oler como su madre preparaba katsudon.
Pero, ¿porque no nos enfocamos ahora en aquel peliverde que es tan recordado por todo el mundo?
Mientras tanto en un lugar lleno de luz y perfección, lleno de mansiones que superan cualquier obra arquitectónica de la tierra y que no pueden ser superadas, las plazas llenas de multitudes vestidas de blanco cantando alabanzas al todopoderoso junto a los ángeles que los protegen, todos felices en donde no había sed ni hambre, cada lágrima derramada en vida era borrada por la misericordia de Dios, con su nombre marcado en sus frentes, como un signo de aprobación, el resplandor del lugar eclipsaría cualquier gema de la tierra, la conocida como la "Jerusalén Celestial"
Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas:
El primer cimiento, jaspe.
El segundo, zafiro.
El tercero, ágata.
El cuarto, esmeralda.
El quinto, sardónice.
El sexto, sardio.
El séptimo, crisólito.
El octavo, berilo.
El noveno, topacio.
El décimo, crisoprasa.
El undécimo, jacinto.
El duodécimo, amatista.
Las doce puertas eran una perla cada una, las calles se extendían desde las puertas, eran de oro puro, como si fuera vidrio transparente. En medio de la calle, y a ambos lados de los ríos estaba el árbol de la vida, cada mes daba sus frutos y sus hojas sanaban cualquier mal, pues en aquel sitio, no hay enfermedad ni dolor. No había noche, pues Dios ilumina todo con su gloria, donde reina y reinará por los siglos de los siglos.
En una de las muchas torres de los muros, un ángel peculiar de alas negras, en su mano izquierda, una espada que recargaba en el suelo, usaba una túnica negra con capucha dejando al descubierto una parte de sus rubios y rizados cabellos junto a su rostro completo, no usaba calzado y estaba en cuclillas mirando por las nubes observando las diferentes naciones. Su nombre, Azrael, quienes lo conocen le llaman "el ángel de la misericordia" o más conocido como "el ángel de la muerte", a su costado las almas pasaban con formas de cometa para llegar frente a Dios y ser juzgados.
Detrás de él llegó un ángel de con la misma armadura que la mayoría de sus hermanos y su reconocido cabello verde y alborotado, se arrodillo sobre una pierna y miró junto a su hermano la creación.
Izuku: Es hermoso, ¿no es así? - dijo tranquilamente.
Azrael: Sí, toda la creación es hermosa, pero no se compara a lo que alguna vez fue. - dijo de igual manera, pero con un toque de nostalgia.
Izuku: No lo negaré, pero tienes suerte de estar en este puesto, lo disfrutas a diario y en todo momento. Es algo único. - si bien poder ver toda la creación era bello, las almas moviéndose solo lo hacían hermoso, como una lluvia de cometas.
Azrael: Todo lo hecho por el creador es único, incluidos nosotros sus servidores.
Izuku: Tú lo has dicho. El creador pronto me asignará otra misión, estoy seguro que será pronto, debo aprovechar los pocos momentos de descanso que tengo.
Azrael: En ese caso deberías de prepararte, la rebelión no se detendrá hasta haberse llevado a cada alma con ellos. Es difícil salvarlos cuando pueden ver, pero a la vez están cegados por los placeres carnales, avaricia, soberbia, e incontables bienes materiales, siento pena por ellos. - dijo soltando algunas lágrimas, los ángeles rezan y luchan constantemente para liberarlos del pecado y guiarlos por el buen camino, pero muchas veces es en vano y muchos caen en el sufrimiento eterno.
Izuku: Solo hay que mantener la fe en ellos, el creador nos dijo que los amaramos, pero depende de ellos aceptar ese amor dado por nosotros y el creador. Aún recuerdo cómo se siente ser uno de ellos, en parte aún lo soy, ya rompí muchas veces las reglas por eso, pero amo a los hijos de Dios, mis hermanos, todos somos una familia, la prueba está ahí. - dijo volteando a ver a los ángeles y almas salvadas alabando a Dios y conviviendo entre ellos y con sus seres queridos - Cada situación o suceso es una bendición del creador, pues todo tiene un significado y propósito.
Azrael: Es verdad, bueno, debo continuar, las almas deben de ser juzgadas. - dijo mientras miraba las almas moverse.
A lo lejos en un hospital, en una de las camillas de una habitación, un alma estaba empezando a salir del cuerpo de un hombre de mediana edad, esto era normal en el mundo, la gente nacía y moría. Pero en la sala de espera una mujer acompañada de unos niños se apresuraba a entrar a los pasillos y ver al hombre moribundo. Al llegar y ver su estado solo lloraban, los doctores habían tratado al hombre por meses y no mejoraba, decidieron dejar a la familia despedirse, pero la escena era desgarradora para los doctores que decidieron darles privacidad.
Su alma estaba ya en camino a las puertas del paraíso para poder ser juzgado, pero esto no iba a ser permitido, no para él. Izuku extendió su mano y cerró sus ojos mientras Azrael suspiraba. Una pequeña esencia dorada viajó rápidamente hasta esa alma, que al entrar en contacto con la esencia se detuvo y a los pocos segundos dio la vuelta para dirigirse a la tierra.
Azrael: Hermano, esa alma debe de ser juzgada. - dijo mirando fijamente al peliverde.
Izuku: Hoy no. - el alma ya había regresado al cuerpo.
Azrael: ¿Otra vez Izuku? - dijo algo cansado - ¿Cuántas veces vas a posponer el juicio de esas almas? El creador te castigará, sabes que debemos obedecer su voluntad sin dudar. - un poco más firme.
Izuku: Recuerda hermano, seré un ángel como tú, pero antes fui uno de sus hijos. No puedo evitarlo, está en mi naturaleza, como si él me hubiera hecho así. El castigo debería haber llegado desde mi primera ofensa, pero sigo intacto, incluso cuando revelé nuestra existencia, esto debe ser parte de su plan. Además, disfruto ver estos resultados. - apuntando a la sala donde volvió en alma.
La familia lloraba de felicidad, festejaba y agradecía lo que ocurrió, un milagro. El hombre que había fallecido despertó, abrazaba a sus hijos y a su esposa, la familia podría estar reunida de nuevo, y en cuanto el hombre se recuperara por completo y volviera a su vida cotidiana, las condiciones de vida mejorarían para la familia.
"Izuku...."
La voz llamó al pecoso y este se levantó.
Izuku: Nos vemos pronto hermano, sigue disfrutando de la vista. - dijo para extender sus alas y emprender vuelo hacia el origen de aquella majestuosa voz.
Azrael: Nos vemos. - y continuó su labor.
Mientras en la tierra, específicamente en los dormitorios de la clase 1A, los estudiantes disfrutaban de la comida preparada por la peliverde mayor y la usuaria del zero gravity. Si bien hubieran preferido no darles ni un bocado, no querían desperdiciar la comida, y comerlo todo entre ellas dos no era una opción. Sin embargo, aún quedaba comida para uno más, quizá era la costumbre de Inko de siempre guardar una porción para Izuku, esto fue notado por Ochako, quien decidió salir a tomar aire fresco.
Ya afuera, miraba las estrellas, si había algo que la castaña adoraba era el cielo estrellado, pero lo amaba aún más ahora, sabiendo que una de esas estrellas podía ser su amado cuidando de ella. En sus manos mantenía aquella libreta en donde empezó a anotar las recetas que le enseñó Inko, decidió ponerse a repasar las páginas, incluso encontró su propio registro, todo hecho por Izuku, si bien el dibujo no era el de un profesional, estaba un poco más detallado que los otros, algo avergonzada al saber él porque decidió revisar las recetas.
Al revisar la última receta decidió voltear la hoja solo para revisar si no olvidaba alguna receta, pero no había nada escrito, por lo que cerró el libro, pero la página en donde cerró comenzó a brillar, no perdió tiempo y lo abrió nuevamente, para abrir los ojos con gran sorpresa, en la página había un dibujo. El dibujo era el de una lápida con el nombre "Izuku Midoriya", volteó la página y había otra lápida con el m mismo nombre, pero esta tenía pequeñas grietas, la siguiente tenía grietas más grandes, y así continuo por otras diez páginas hasta que en la última la lápida estalló.
La siguiente página tenía escrito algo, con la letra de Izuku que decía "Mira el cielo, pues el señor nos mira desde ahí". Ochako siguió la instrucción mientras del cielo surgían enormes nubes que chocaron entre sí provocando un poderoso y estruendoso trueno que hizo que todos en los dormitorios salieran a ver.
Iida: ¡¿Qué fue eso?! - dijo agitado.
Kaminari: ¡Yo no hice eso!
Jiro: Eso es obvio idiota.
Todoroki: Un rayo.
Mineta: ¿Una tormenta?
Momo: No había pronósticos de tormenta.
Mina/Hagakure: Que miedo... - mientras se sujetaban de las manos.
Tsuyu: Ese rayo se escuchó muy fuerte, kero.
Bakugo: ¡¡Solo es una tormenta montón de extras, dejen de ser tan maricas!! - dijo la rubia musulmana con problemas de ira.
Inko: Deberían de volver adentro, no vayan a resfriarse. - dijo firmemente, sin duda sus instintos maternos prevalecían.
Todos decidieron obedecer y no arriesgarse a intentar ser asesinados o peor, por medio de la mano de una madre, todo explicado por Bakugo. Pero Ochako decidió mantenerse ahí unos minutos más, ese mensaje no podía haber llegado sin motivo, y más al ser de parte de Izuku.
(Insertar The Reunion desde 2:09)
https://youtu.be/smAwfo7tZVg
Del cielo nuevamente se observó aquel destello dorado, pero no cayó ningún rayo de luz. El bajo sonido de un aleteo se escuchó, pero este aumentaba y a lo lejos desde la luz una silueta descendía, una armadura celestial se vio portada por un peliverde que movía sus alas mientras sonreía, cada vez más cerca de la ciudad. Izuku estaba devuelta, Ochako dejó caer la libreta mientras avanzaba por el patio para acercarse al pecoso mientras las lágrimas de felicidad no podían ser contenidas.
Ochako: ¡Izuku-kun! - acelerando el paso.
Izuku: ¡Ochako-chan! - ya cerca del suelo.
Izuku aterrizó mientras se quitaba sus guanteletes y corría hacia la castaña quien no dudo en saltar a los brazos del joven, este la atrapó y elevo mientras ella lo abrazaba de su cuello y él de su cintura mientras giraban sobre su eje, era una feliz reunión. Pero Ochako no logró contener su entusiasmo y juntó sus labios con los del peliverde quien se sorprendió en un inicio, pero no tardó en corresponder.
Era algo maravilloso, un milagro, una bendición de los cielos, el aspirante a héroe que falleció y se convirtió en un ángel había vuelto a la vida, ya no era un ser de luz, sino un humano de carne y hueso, y es por ese motivo que el aire nuevamente era necesario, por lo que tuvieron que separarse.
Ochako: Volviste, volviste Izuku-kun. - dijo mientras acariciaba la mejilla de su amado y apreciaba esos característicos ojos color esmeralda.
Izuku: Y esta vez es para quedarme. - dijo acariciando uno de los mechones de la castaña.
Nuevamente volvieron a unir sus labios en un enternecedor beso. Era como un cuento de hadas, la princesa volvió a ver a su caballero de armadura brillante tras una larga espera. Y como siempre, el oxígeno es vital, y nos duele que tengan que separarse, pero el abrazó continuaba mientras juntaban sus frentes, ya no había nada que ocultar.
(Detener canción aquí o como prefieran)
Claro que el destello llamó la atención de los medios y los residentes de U.A, pero al estar justo sobre su patio, los alumnos fueron los primeros en salir.
Inko: Ochako-chan, ¿Qué ocu...? - abrió los ojos lo más que podía y estos se llenaban de lágrimas y avanzaba hacia su hijo.
Tsuyu: Mi-Midoriya-chan... - también queriendo llorar.
Kaminari: Este solo miraba con la boca abierta.
Kirishima: ¿Mido-bro? - sonriendo.
Jiro: Es...increíble.
Mineta: Midoriyaaaaaaa. - este lloraba lágrimas con sangre, pues su compañero había vuelto, pero estaba abrazado con una chica, Mineta no cambia.
Momo: Esto es maravilloso, es un milagro.
Todoroki: Volviste, Midoriya. - con una sonrisa más grande de la ocasionalmente habitual.
Bakugo: Así que ya decidiste volver Deku. - con su tono de siempre, pero tenía una pequeña sonrisa.
Mina: ¡Midori-kun! - saltando de felicidad.
Hagakure:¡Volvió, volvió Mina-chan! - saltando junto a su amiga.
Sero/Ojiro: ¿Oigan que sucede?/¿Ya empezó la tormenta? - ambos dando un trago de su té para ver a Izuku y Ochako juntos...
Iida: ¡¿Que está pasanbrbrgggrbbrrrrg...?! - tanto Sero como Ojiro, no pudieron evitar la sorpresa y escupir, casualmente Iida estaba justo donde escupieron.
(Esa va por ti Jairo)
Sero/Ojiro: Lo sentimos Iida-kun.
Iida: No hay problema, – mientras se limpiaba con un pañuelo - ¿Ese es Midoriya-kun? - decía muy sorprendido.
Izuku y Ochako al darse cuenta de que eran observados se sonrojaron tanto que parecían soltar vapor, pero una madre alivió el momento.
Inko: Izuku...mi bebé - dijo mientras acariciaba la mejilla de su hijo y este sostenía la mano de su madre.
Izuku: Volví, mamá. - dijo para abrazar a su madre junto a Ochako mientras las alas del pecoso los rodeaba de manera protectora, demostrando el nivel de preocupación y cariño que mostraban, pero el pecoso se separó un momento para mirar a todos los presentes– Quiero decirles a todos ustedes, que los perdono. - dijo sonriendo.
Fin del capítulo.
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