Capítulo Tres.
Una hora. Una hora habían pasado los dos en esa tienda de ropa playera y otras cosas para un día en la playa. Definitivamente salir con Kagome era ser pasiente y disponer una agenda vacía. ¿Motivos por los cuales habían pasado tanto tiempo en escoger un traje de baño y algún otro objeto para su disfrute en la playa? Simple. La misma Kagome no se decidía que traje de baño usar. Según ella: la apariencia es todo.
Y ahí estaba Sesshomaru. Tranquilo, impaciente por ver el siguiente conjunto que le mostraría la azabache y un poco intranquilo. Pues la silla de madera en la que estaba sentado ya se le estaba asiendo incómoda. Suspiro y le dio el último sorbo a su soda de limón.
-Kagome van a ser las tres de la tarde, date prisa. - bosiferó en un tono bajo y cansado. Apolló ambos codos en sus rodillas y acunó su rostro entre sus manos.
-Creo que este está bien. - dijo una azabache súper sexy que lucía un pequeño bikini amarillo. Sesshomaru tragó duro y sintió como el miembro se le despertaba. -¿Qué te parece? ¿Bonito, no?. - volvió a decir, tratando de obtener una respuesta aprobatoria de su acompañante. El ambarino sólo se limitó a asentir de forma aprobatoria. -Entonces me lo compras. Cuesta 59 yenes.
-¿Esa cosa cuesta 59 yenes?. - preguntó aún impresionado por la diminuta cantidad de dinero (al menos para el era poco). -Ese bikini debería valer una fortuna... - suspiró su oración. Sentía que la saliva se le iba a salir de la boca a borbotrones.
-Bueno si usted quiere pagar los 59 yenes del bikini y darme la fortuna a mí no se lo negaría, guapo. - mencionó por detrás su espalda una mujer cuarentona de cabello blanco y ojos negros.
-¡¿Y a usted quién le pidió opinión?!. - chilló el peliplata, suspiró y se frotó el pecho. Demasiado aire había gastado en ese grito.
-¿Nos lo llevamos o no?. - volvió a llamar la de ojos cafés. Él levantó su mirada a ella. Se arrepintió. Puesto que al verla más cerca de él le provocó casi un orgasmo. Se levantó de repente y le entregó una tarjeta de crédito a ella.
-Comprá el bikini y una pelota de playa. Iré al baño a orinar. - murmuró para ella y caminó esquivando las hileras de trajes de baños femeninos.
-Pero si aquí no hay baño. - la escuchó decir por detrás de él; paró en seco, ¿y ahora que haría? ¿Dónde podría darle atención a su miembro ahora?.
-¡Entonces vámonos! Se hace tarde. - gritó y resiganado salió de la tienda y se metió en el interior de su auto.
-¿Qué le pasa?. - se preguntó en voz alta una azabache confundida.
-Se habrá excitado con tu cuerpo de Barbie. Tienes cuerpo de modelo, niña. Aprobéchalo bien y no lo desperdicies con un solo hombre. - la mujer de pelo blanco le guiño el ojo y tomó la tarjeta para pagar la cuenta en la caja registradora. - 59 por el bikini y 10 por la pelota, listo. Puedes irte. Si necesitas condones están en la parte de atrás. Estamos abiertos las 24h así que sin problema alguno puedes venir a las 11 y comprarlos. - sonrió y le entregó la tarjeta. Kagome la aceptó con una cara de duda. Preguntándose si aquella señora se encontraba en perfecto estado mental.
-Gra- gracias por todo. - tartamudeó y se dirigió a dónde estaban acomodadas las pelotas de playa. Algunas tenían dibujados personajes de anime y otras eran en colores diferentes o del mismo color. No se decidía hasta que vio una pequeña pelota rosada con ojos saltones y pequeñas líneas con bolitas amarillas; aparentaban ser brazos de aquella figura graciosa. La tomó con amabas manos y se colocó la blusa que antes traía puesta. Salió de la tienda y se subió al auto con Sesshomaru.
-¿No pudiste elegir otra pelota? Esa me da asco. - siseo en desaprobación.
-Es bonita, no lo niegues. - sonrió y continuó apretando la espera rosada.
-Parece una especie de alíen. ¿Cómo puedes comprar algo tan feo?.
-¡Ay, cállate! Hubieras elegido la pelota tú. No le hagas caso, Shippo. Él es así de malhumorado. - le dijo a la balón y la acarició con sutileza.
-¿Enserio le has puesto nombre a esa cosa?. - su voz fue la gota que derramó el vaso de su paciencia.
-¡Escúchame bien! Si no te gusta la pelota entonces no opines, ¿ok?. Tú actitud malhumorada me vale sin cuidado a lo igual que tus palabras tontas. Cómo ¡Tú! Me ¡Dejaste! Elegir la pelota ¡YO LA ELIJO! ¿Ok? Además, Shippo es bonito. - volvió a apretar la pequeña esfera con cariño.
-¿Es va...?. - lo miró con odio y él, conociendo el resultado de lo que pasaría en ambos si continuaba con esa tonta pelea, decidió guardarse el comentario. -Ok. No diré nada más. - dijo y volvió centrarse en el camino a la playa.
Llegaron a su destino y en momento en el que Kagome salió del auto se puso a correr por toda la arena. Saltando de alegría y pateando la arena que en el momento del impacto de su pie en ella salía volando. Sesshomaru no pudo evitar ver los pechos de Kagome saltar en cada movimiento de ella. El trasero casi expuesto por la pequeña braga amarilla también lo volvían loco. Con cada movimiento de sus piernas sus glúteos saltaban. Otra vez ese dolor en su entrepierna lo volvió a molestar. Su amigo necesitaba atención: o se la brindaba el mismo en una masturbación o enterraba su verga en la entrepierna de Kagome. La segunda opción la descartó pues no la obligaría a algo que ella no quiere.
Apretó los ojos y contó hasta diez internamente y luego volvió a abrir los ojos. Ella lo miraba curiosa y extrañaba; seguramente pensado que estaba volviéndose loco de repente. Metió sus manos en sus bermudas negro y dejó caer la cabeza hacía atrás; sintiendo el aire marino colarse por sus fosas nasales y viajar por todo su cuerpo hasta llegar a sus pulmones. Volvió a levantar la cabeza y sacó las manos de los bolsillos para llevárselas al borde de su playera y levantarla, dejando a ver un abdomen bien trabajado y sin ningún rastro de vello. Sus brazos músculos se relajaron al dejarse caer en los costados de su cuerpo.
Kagome lo miró atónita. Observó cada parte de su cuerpo con detenimiento. Su abdomen, brazos, cuello y caderas. No había nada más perfecto que el hombre que tenía frente a ella. Lo miró a los ojos, él también la miró. Apartó rápidamente sus ojos de los orbes dorados y continuó observando el vientre y allí descubrió un pequeño tatuaje; una luna púrpura en el costado izquierdo localizada bajo la zona donde se encontraba el corazón. Quiso acercarse, palpar con sus dedos la luna creciente, sentir en su tacto los latidos de su fuerte corazón; pero no pudo. Se obligó a girarse y distraerse con la pelota. Volteoo a verlo y él ahora le ponía seguro al auto en caso de un posible robo.
Ella corrió. Corrió hasta la orilla en donde el agua salada se mezclaba con la suave arena casi blanca. Dejando después de irse la ola un pequeño rastro de espuma. Otra vez el recuerdo de la luna en su cuerpo le azotó la mente. Un deseo que ella había jurado que sería imposible nacía en su interior. Tener a aquel hombre en sus brazos, sentirlo, acariciarlo y verlo a la cara mientras palpaba ese tatuaje se convertía en algo necesario. Casi cómo una droga para su mente y cuerpo. Escuchó gritos de un vendedor de cerveza y allí se halló ella queriendo probar alcohol y olvidar ese deseo hacía su jefe. Corrió hasta el vendedor y le hizo señas al peliplata para que se acercara. Obtuvo su atención y se acercó hasta ella.
-¿Qué quieres tomar? Hay Vodka, Tequila, Wisky y cervesa. ¿Cuál prefieres?. - le preguntó ella. El de ojos dorados continuaba aún mirando la nevera del puesto de bebidas. Indeciso, optó por algo fuerte aunque la resaca los azotaría a ambos en la mañana.
-Wisky. - pronunció. La azabache lo miró sorprendida.
-Claro, señor. ¿Desea tomar aquí o prefiere llevarse la botella con algo de hielo?. - dijo el vendedor. Sacando la mejor botella de Wisky que tenía y dejándola en la barra. Sesshomaru capturó la botella por el cuello y la miró aún dudoso de lo que pasaría después de varios tragos.
-Me la llevaré con un poco de hielo y dos vasos. - dicho así. El vendedor sonrió y en un cuenco colocó varios cubos de hielo y dos vasos sobre la barra. -Gracias. ¿Cuánto le debo?.
-Esta va por la casa, no se preocupe, y disfrute de la vista con su novia. - sonrió ampliamente. Kagome se sonrojó de pies a cabeza.
-Perdone señor pero él y yo no somos pareja. Sólo somos asistente y jefe, nada más. - corrigió al hombre detrás de la barra. Quien levantó los brazos en forma de derrota. Sesshomaru sonrió de lado.
-Ahora son solo jefe y empleada. Pero, ¿no le gustaría que fueran amantes, novios o... Esposos?. - señaló con el dedo índice a la azabache y luego posó su mirada en Sesshomaru. Ambos compartieron carcajadas cómplices mientras que la azabache solo se sonrojaba cada vez más.
-¡Ya basta! Me están avergonzando. - sonrió y le arrebató de las manos la botella y un vaso a Sesshomaru. Giró sobre sus talones descalsos y se sentó en unas sillas acomodadas para turistas cerca de donde se quedaba la manchas blancas de espuma al retirarse la ola de agua salada.
Sirvió su primer trago y se lo llevó a la boca en un rápido movimiento. El líquido recorrió su garganta hasta dejarle un calor y ardor doloroso pero a la vez satisfactorio. Se volvió a servir el vaso y justo antes de llevarse un sorbo a la boca Sesshomaru le colocó dos cubos de hielo.
-Así te sabrá mejor y no te arderá tanto. - sonrió. Ella le devolvió el gesto y se llevó el vaso a la boca. Efectivamente; el Wisky sabía mucho mejor con hielo y no le ardía tanto en la garganta. -No bebas mucho. Mañana tienes trabajo. - recordó el peliplata, chocando su vaso con el de ella. -¡Salud!.
-Salud. - repitió y volvió a llevarse el vaso a los labios.
...
Tres horas después se encontraban ellos dos solos en la playa. El ocaso estaba casi llegando a su fin. Kagome corría y canturreaba una canción que ella desconocía; sólo cantaba la única parte de la letra que se sabía. Borracha y con el vaso casi vacío. Sesshomaru se le acercó por la espalda y la pegó a su pecho. Bailaban una pieza indescifrable ya que solo eran giros rápidos y de vez en cuando un salto.
Sonrieron. Estaban muy ebrios pero aún así estaban felices. Eso era lo que importaba.
En un giro rápido e inesperado por parte de Kagome, Sesshomaru calló de rodillas al suelo y por cuestión de segundos su asco le golpeó haciéndolo vomitar. Kagome rió a carcajadas y tomando un embace de yogurt tirado en la arena, lo llenó de arena hasta tapar el desastre que había hecho el muchacho antes
Sonrieron otra vez. Para mala suerte no recordarían nada de lo que había pasado esa tarde. ¿O tal vez sí?.
El vendedor que antes les había vendido la botella les llamaba la atención. Voltearon a verlo y luego dirigieron sus ojos a donde señalaba el hombre. Había un joven vestido de chófer; seguramente el hombre lo había llamado para que los llevara de vuelta a casa. Ambos se levantaron de la arena y se dirigieron, con dificultad y tropezando con piedras invisibles, llegaron hasta donde estaba el joven y Sesshomaru le entregó las llaves de su auto mientras que Kagome se despedía del vendedor. Subieron juntos al auto y sin pensarlo se dejaron dormir al menos por los minutos de duraría el viaje de vuelta a la casa del albino.
...
-Señor, señora, hemos llegado a su casa. - llamó el joven. Sesshomaru abrió los ojos enarcando el seño y observando su casa. Empujó varias veces el cuerpo de la azabache adormilada hasta despertar.
-Dime... - murmuró sobando su ojo derecho y luego continuar con el izquierdo. Abrió ambos ojos y vio a un Sesshomaru con las mejillas sonrosadas debido al alcohol consumido.
-Llegamos. - susurró con sus labios pegados en la coronilla de la muchacha y luego depositarle un suave beso.
-No me gusta. - volvió a murmurar. Levanto su cuello, mirando los ojos dorados y luego ver sus labios entreabiertos. Un gran deseo de probar se hizo presente así que no desperdició el valor y la oportunidad. -Pero si duda alguna... Éste si me gusta. - lo besó. Un beso profundo y suave. Los labios de aquel peliplata eran sumamente suaves y deliciosos. Lo mismo él creía de los labios contrarios.
Se separaron y bajaron por fin del auto. Entraron a la casa de dos pisos atados de las manos y así estuvieron hasta llegar a la habitación. Suavemente las prendas iban callendo hasta quedar ambos cuerpos desnudos dentro de la regadera. El agua tibia corría junto con la nube de vapor. Ambos se besaban una vez más con pasión; tocándose levemente. Como si miedo se tratase de hacer alguna caricia indebida.
Poco a poco se fueron separando. El fino hilo de saliva que salía de ambas bocas después de tanto besarse se fue rompiendo debido a la separación de ambos cuerpos.
Silencio. Fue lo que hubo después.
Ambos secaron sus cuerpos por separado y vistieron por separado. Salieron del baño y juntos se acostaron en la misma cama. No se contuvieron al caer en el sueño profundo.
-día después-
En el lecho se encontraba una azabache dormida, cansada y en cuanto se despertara el efecto <resaca> harías de las suyas.
¿Sesshomaru? Sentado en el balcón mirando desde la ventana a la azabache. Ya se había despertado mucho antes y había podido hacer algunas compras. Entre ellas, compró un bonito vestido verde claro, ajustable en su muslo derecho y en esa misma zona había una avertura. Con cadenas como tirantes. Se imaginó a la azabache con ese vestido puesto y no pudo evitar recordar sus tacones estropeados así que le compro un par. Aquellos tacones plataforma con taco aguja y envueltos en diminutos pedasos de diamante le recordaban a los que una vez su padre le regaló a su difunta madre. La añoraba; pero él mismo se había obligado a anclar en algún lugar de su pasado los recuerdos que le conectaban a su progenitora y continuó su camino hacía el futuro, aunque el dolor lo seguía persiguiendo y tuvo que acostumbrarse a ese hueco doloroso en su corazón. Compró los zapatos y los dejó dentro de la bolsa donde le habían dejado envuelto el vestido sobre la cama.
Dirigió su mirada hacía el orisonte y luego de darle el último sorbo a su café se levantó a preparar el desayuno para la joven.
Una tortilla con jamón y espárragos le preparo, junto con jugo de banana y el café. Limpio sus manos y lavó todos los trates. Entonces se preguntó si Kagome dejaría el vestido y los tacones por solo pensar que no son de ella o simplemente son pertenencias de alguna amante. Localizó el bolígrafo y algunas hojas para dejar notas y pegarlas en cualquier lugar. Sacó una de ellas del manojo de hojitas amarillas y escribió:
-Hola Kag, soy Sessh. Si lees mi nota eso quiere decir que te has levantado ya. ¡Buenos días!. Espero que la resaca no te golpee mucho :) . Te he preparado un rico desayuno, está en la cocina. Si el café lo encuentras frío puedes calentarlo y si deseas agregarle azúcar o leche las encuentras a ambas en la nevera. También si te quedas con hambre te puedes preparar otra cosa, toma lo que quieras de mí cocina.
La bolsa que está sobre la cama es tuya. La factura de lo que compré prueba que la compra la hice hoy. Sólo espero que te guste mi regalo, no es necesario que me devuelvas el dinero, es un regalo de amigo a amiga.
Puedes tomarte el día libre si gustas y también puedes quedarte en mí casa si lo deseas.
Fui a trabajar, ¿Nos vemos en la tarde para cenar?.
Con cariño, Sessh.
Pegó la nota en la bolsa de compras que contenía el vestido y los zapatos y se fue. Tan sólo esperaba verla un día con ese conjunto puesto. Sonrió y arrancó el motor del auto. No arrancó y después de varios intentos se resignó. El auto necesitaba un descanso así que volvió a entrar en la casa, dejando en el cuenco de llaves las de su auto y cogió las de su moto.
Salió y dentro del garaje sacó la moderna moto negra. Colocó el casco en su cabeza e incrutó las llaves en el hueco en que iban para arrancar el vehículo y salir en dirección a su trabajo.
Desde el balcón lo observó Kagome. Justo antes de que se marchara en la moto ella lo había visto. Tenía la pequeña nota en la mano y sonrió.
Su corazón estaba latiendo por alguien que creyó que nunca la lograría conquistar. Resignada, arrugó la nota en una pequeña bolita y se dirigió a la cocina. Comió su desayuno con tranquilidad y se arregló. Se colocó el vestido y luego el calsado, modeló un poco frente al espejo del baño. De su bolso sacó un brillo labial rosa que paso delicadamente por sus labios. Sacó su celular y tecleó en número de su jefe. Al salir el contacto comenzó su tecleo de palabras sobre el teclado del aparato celular. Un nuevo mensaje le había enviado a su jefe.
"Jefe acosador súper sexy (Sesshomaru Taisho)"
-Lo lamento BOSS pero no me contengo de presumir mi nuevo vestido y calzado a las chicas de la empresa así que iré a trabajar. ( ˘ ³˘)♡
-No veo la hora de verte. Sólo no te atrevas a ponerte de cuclillas frente a mí. Estoy en una reunión con los abogados; espérame en mí oficina.
-Ya veremos si quiero acatar su orden, "jefe". Tal vez no me vea en su oficina; seguramente me aparezca en su reunión.
-Cómo desees, señorita Higurashi. Espero que nuestra oferta de cenar juntos esta noche siga en pie. ¿O de casualidad tengo que comprarle otro vestido para convencerla?.
-Aún lo estoy pensando. Creo que me vendría bien comer con alguien.
-Espero que acepte mi oferta y venga a comer rico a mí casa. La veo más tarde, Higurashi.
-Lo veré luego, amo. ~(^з^)-♡
Cerró el chat y luego pidió un taxi. Sonrió maliciosa y guardó el celular en su bolso de mano, casualmente, blanco con decorativos en diamante. Contorneando sus caderas bajó las escaleras y al escuchar el claxon del taxi salió de casa. Sesshomaru sin dudas iba a sufrir por el sentimiento lujurioso que había despertado en ella.
...
Continuará...
La nota de hoy no será muy larga por el simple hecho que estoy suuuuuuuuuuuuuuuper cansada del día de hoy.
Espero que les halla gustado este otro capítulo. La verdad no quiero hacer este fic muy largo por el simple hecho de que tengo otras historias Sesshome procesandose aún en mi linda cabecita y creo que dos borradores (además de que estoy editando para corregir HORRORES ortográficos) y también estoy en el job casi todo el día :v. Sólo espero que hallan disfrutado.
Un quielo para todozzzz. 🌸❤
By: Mary__🌸
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