Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Siete.


Narra Kagome:

Volví al buffete al rededor de las 4:15 PM. Seguía un poco triste con la despedida de mi amado pero debía ser fuerte. Él sólo estaría lejos de mí por unos pocos días. Nada iba a pasarle.

Entré por las puertas de cristal y vi a Sango hablando con una chica castaña de la recepción. Me costó un poco identificarla pero después de acercarme un poco me di cuenta de que era la pequeña Rin. Ambas me vieron acercarme a ellas y me saludaron con la mano. Al llegar las saludé con un beso en la mejilla.

—Estabas perdida, amiga. — me dijo Sango con su cara muy sonriente. Rin rió bajito. —¿Estuvieron buenas las cogidas de Sesshomaru en estos últimos días?.

—¡Sango!. — grité avergonzada. Mi cara se sentía hirviendo y juraría que estaba más roja que un tomate maduro. —N-no digas esas cosas aquí.

—Ustedes dos son un gran dúo. — sonrió Rin.

Entonces me pregunté en dónde estaba Kikyo. Ella siempre andaba en el lobby del bufete o bajando y subiendo en el ascensor y corriendo por doquier. Era raro no verseguraese rato que estaba hablando con las chicas.

—¿Y Kikyo?. — pregunté. —Siento que la extraño demasiado.

—Se tomó unas vacaciones junto a Inuyasha. Los dos se fueron a Hawai  por un mes. — dijo Sango.

—Bien por ella. Voy a extrañarla un poco. Subiré a mi despacho a comenzar a trabajar en todo el papeleo de hace días y a marcar citas con Sesshomaru cuando vuelva. Rin, por favor, envía a mi despacho algunos dulces y jugos naturales... Y algo de pizza. Nos vemos luego, girl. — subí al ascensor y marqué el piso de mi despacho. Me despedí a Sango y Rin con la mano antes de que las puertas se cerraran.

Narra cualquiera:

—¿Ordena demasiada comida? ¿Extraña a Kikyo? ¿Pasa algunos días con Sesshomaru, su novio y jefe súper pervertido? Esto me huele mal. — Sango cruzó de brazos y Rin apolló el codo derecho en el mostrador y colocó su barbilla sobre la mano derecha.

—Sí... ¿Estará en depresión o algo?. — dijo la castaña menor. Sango se golpeó la cara con la mano.

—No, tonta. Sólo significa una cosa y yo voy a averiguarlo. Ordena la comida de Kagome y yo iré a interrogarla. Por suerte Miroku no viene hasta las cinco.

La castaña de ojos avellana a pasos apresurados llamó al ascensor. Cruzó nuevamente de brazos e hizo su característico taconeo en el suelo cuando estaba ansiosa o enojada. Rin desde la barra de la recepción se reía de su amiga. El ascensor llegó, Sango subió y Rin terminaba de ordenar el pedido de Kagome a una pizzería que les encantaba a todas ellas.

...

Abrió la puerta de repente y Kagome no pudo asustarse más. Sango pidió disculpas y cerró la puerta con cuidado para luego acostarse en el sofá del despacho de su amiga. La castaña tomó unas revistas que estaban en la mesa decorativa frente al sofá y simuló estar leyendo el contenido.

—¿Pasa algo, amiga?. — preguntó Kagome. Terminó de enviarle un correo electrónico a un abogado que pedía una cita con su novio y le prestó atención a la castaña. —¿Algún problema?.

—¿Puedo hacerte unas preguntas?. — preguntó sentándose de repente el el sofá azul cristal.

—S-sí cla...

—Bien. Escucha. — interrumpió.

—Ok. Escucho.

—¿Te va bien en tu relación con Sesshomaru?.

—Sí. — asintió dudosa.

—Mmm, bien. ¿Sientes ganas de comer algo dulce, algo rico y jugoso? ¿Como una manzana muy muy muy roja?. — Sango comenzó a acercarse al escritorio de su amiga.

—No sé... Las manzanas son ricas y más cuando están maduras... pero ahora no tengo ganas de comer manzanas. — Kagome cerró la laptop y le prestó más atención a su amiga.

—Ok, no manzanas. ¿Qué tal una pera? Imagina que es una pera muy dulce, demasiado dulce, recién cortada de su árbol y te la entrega... una gallina, sí, una gallina.

—¿Una gallina? ¿Por qué una gallina me entregaría...?.

—¡Tú cállate y escucha!. — tomó aire y suspiró. —Te la entrega una gallina rosa y tú la aceptas. Muerdes la fruta y el jugo dulce se escurre por tus labios hasta caer en pequeñitas gotitas por tu barbilla.

Ambas se miraron. Kagome había babeado un poco al escuchar a su amiga explicarle tan detalladamente el tema de la pera.

—Estás babeando. — señaló Sango. Kagome se limpió los labios con la mano.

—No estoy babeando.

—Sí lo estabas. Kagome, te vi babeándote.

—¡Es que lo que decías se escuchaba apetecible! ¡Ahora tengo ganas de comer una pera recién cortada del árbol y que me la de una gallina rosa! ¡Es tú culpa, Sango!. — chilló la azabache.

—Permiso, señorita Higurashi. — un muchacho del servicio de mensajería del edificio entraba a su oficina. —Su pedido. — dejó una caja cuadrada junto con algunas bolsas de plástico sobre el escritorio y salió de la habitación.

—Qué rápido. ¿Gustas?. — dijo Kagome mientras tomaba un trozo de pizza y se lo llevaba a la boca.

—No, gracias. Hago dieta, ¿recuerdas?.

—Yo también. Pero empecé mi noviazgo con Sesshomaru y la dejé. — un mensaje del mencionado la llamó a observar el teléfono. —Hablando del Rey de Roma. — tomó el aparato y leyó.

Nuevo mensaje de:

“El amor de mi vida”.

Hola, cariño. Sigo extrañándote. El caso salió excelente. Probé que mi cliente era inocente y el otro se fue directo a prisión. Fue muy entretenido y aprendí algunas cosas con este caso. Por cierto... Adivina... Seguro que no adivinas: conocí a tu cantante favorito aquí en París. Le pedí un autógrafo para ti y una foto firmada por él, dijo que eras una mujer maravillosa. Más tarde voy a la grabación y con suerte (espero eso) la toma sea grabada por completo hoy y mañana parta para Japón otra vez. Te compraré un vestido nuevo, estoy seguro en acertar en lo que te gusta. Te amo, Kag. En la noche hablamos. (づ ̄ ³ ̄)づ♡

Felicidades, amor. Sabía
que ganarías ese caso. Gracias por pedir mi autógrafo, te adoro. Espero que esa toma sea perfectamente grabada hoy para verte mañana. Te extraño demasiado, Sessh. Besos

Dejó el celular a un lado y volvió a observar a Sango, estaba boquiabierta su amiga. Miró hacia donde ella veía y se dio cuenta de que se había comido todo lo que había ordenado en un minuto. Miró el chocolate estando casi al acabarse y lo dejó caer al piso. Sé tapó la boca, tragó y luego gritó.

—¡Cállate, tonta! Vas a alarmar a los demás. — Sango le tapó la boca a Kagome; ella había soltado unas cuantas lágrimas.

—Te comiste mi comida... ¿Cómo pudiste? No te lo voy a perdonar nunca. — lloró la azabache.

—No me comí tu comida, tú lo hiciste. Mientras leías el mensaje de Sesshomaru y luego le respondías te tragaste todo lo que había aquí.

—Tengo miedo, Sanguito. ¿Y si estoy enferma? ¿Y si me voy a morir pronto? Aún no he tenido hijos y no me he casado. Sango, ayuda. — abrazó a su amiga fuertemente.

—Gran apetito, llorar por estupideces, se te hace la boca agua de pensar mucho en cosas deliciosas, extrañas a Kikyo y eso no es muy normal en ti... Dime una cosa, Kagome. — la aludida observó a su amiga con los ojos llenos de lágrimas. —¿Sesshomaru se ha estado poniendo protección cuando lo hacen?.

En ese momento Kagome se puso se pie y comenzó a dudar. Sólo vio una vez a Sesshomaru poniéndose el preservativo y más nunca lo había visto. Observó a Sango con miedo... Si estaba embarazada sería un gran problema.

—Vamos al hospital. — declaró Kagome. Sango se acomodó el bolso en su hombro mientras que la otra se ponía la chaqueta y tomaba su bolso y salían ambas corriendo por todo el edificio hasta llegar a la calle. —¡Taxi!. — gritó Kagome haciéndole señas al auto amarillo. Subieron ambas al vehículo cuando se detuvo y Sango le ordenó al chofer ir al hospital de inmediato.

En la noche.

Caminaba de aquí para allá y aún no se atrevía a ver los resultados de la prueba de embarazo. Sesshomaru le había dicho que la llamaría cuando fueran las nueve de la noche en Japón. Corrió al refrigerador y sacó una botella de vino tinto y se sirvió, cuando estuvo a punto de beber observó el papel sin leer y tiró el vaso al fregadero. El cristal se rompió inmediatamente al recibir el contacto.

Tomó el papel y leyó todo lo que decía y antes de llegar al resultado, lo hizo bolita y lo tiró a un rincón de la casa de su novio. Se mordió las uñas nerviosa. Ya no sabía que hacer. La llamada de su pareja llegó y se sentó en el sofá nerviosa. Antes de contestar vio el papel hecho bola cerca de la puerta y corrió para tomarlo y meterlo en uno de los bolsillos de sus jeans.

Contestó.

—Tardaste mucho. ¿Qué hacías? ¿Poniéndote la ropa y sacando a patadas al amante?. — Kagome rió estrepitosa. —¿Por qué tardaste?.

—Subí a cambiarme de look. — desde la pantalla, Sesshomaru vio a Kagome de arriba-abajo.

—Sigues con la misma ropa que traías puesta en el aeropuerto. — enarcó una ceja y Kagome rió nerviosa.

—Ah, eso. Sólo me cambie los zapatos y me solté el cabello. Un cambio, ¿no?. ¿Qué haces?. — preguntó evadiendo todas las siguientes preguntas.

—Hablando contigo, obvio.

—Antes de esto. Me refería a eso. — cruzó de brazos y pies y volvió a reír nerviosa.

—Estaba en escena. ¿De verás estás bien?.

—Sí... ¡Sí, sí sí, sí, sí! Claro que sí. ¿Cuándo me encuentro mal? Tú serás el que está mal pensando que yo estoy mal... jeje... ¿De qué hablabas?.

—¿Qué pasa? Sé que te pasa algo y no quieres decirme. — el albino cruzó de brazos y se acomodó en el respaldo de la cama.

Sudó frío. Estaba sintiéndose mareada y estaba más nerviosa que antes. Debía colgar. Sí, definitivamente haría eso. Cerró sus ojos y trató de buscar algo para cortar la conversación. Sé le vino a la mente la pregunta más tonta que podría alguien preguntar.

—¿Has comido macarrones parisinos?. — preguntó con una sonrisa. —Yo no. ¿Me traes algunos cuando vuelvas?.

—Comí algunos de chocolate mientras estaba fuera de escena. Te llevaré de esos.

—Tengo que dejarte. Debo terminar el papeleo hoy y entregar lo que debo mañana a las seis. Duerme bien, tesoro. — le lanzó un beso. El albino hizo lo mismo.

Fais de beaux rêves, mon doux amour. — susurró el albino.

—Cuándo vuelvas tienes que decirme el significado. Te amo.

—Por supuesto. Adiós, nena.

Kagome colgó la llamada y cerró la computadora fuertemente. Volvió a sentirse nerviosa y asustada. ¿Y ahora? Pensaba mientras colocaba su mano sobre el bolsillo abultado de su pantalón. Sacó el papel y se dirigió al fregadero para limpiar el desastre.

Abrió la llave y dejó correr el agua y estando a punto de saber los resultados el timbre de la casa sonó y el papel cayó en el fregadero lleno de agua. Vio como el papel se iba por el pequeño agujero y apretó los ojos.

—No estoy embarazada. Estoy segura. — suspiró y fue a abrir la puerta. Cuándo abrió se encontró con un hombre alto con la misma apariencia de su novio. —Emm... Buenas noches. ¿Qué se le ofrece?.

—Así que es cierto lo que dijo Yura. — el extraño sonrió. —Puedes dejarme pasar; conozco a Sesshomaru.

—Ah, claro. Pero él está de viaje. — Kagome dejó pasar al peliblanco. El hombre se paró frente al televisor y observó el retrato de Irazue y Sesshomaru juntos.

—Fueron buenos tiempos... — susurró el desconocido.

—¿Quiere beber algo? ¿Tal vez agua, café o quizás jugo?.

—No, gracias. Sólo estoy aquí para conocerte. — explicó el mayor.

—Ah, bueno... No soy alguien muy interesante que digamos. ¿Sesshomaru lo envió aquí para saber si lo engañaba o algo? Porque quiero que sepa que lo amo mucho y yo sería incapaz de engañarlo. — suizo saber la muchacha. El de ojos dorados rió a carcajadas y sonrió.

—Sólo quería saber si eras la ideal para él. Ahora que lo he visto con mis ojos puedo decir que eres igual a su madre. — el mayor de despidió de ella y se fue de la casa, dejándola con miles de preguntas en la cabeza.

¿Se parecía a la madre de Sesshomaru?. ¿De dónde conocía ese hombre a la madre de su novio? Y principalmente: ¿Quién era?.

Su móvil vibró con una nueva notificación en la pantalla. Kagome leyó el mensaje que su mejor amiga le había enviado.

Nuevo mensaje de:

Mi tulipán rosado🌷

Hola, Kag. Estoy en una fiesta, ¿te apetece venir? Te envió la ubicación

(Mi tulipán rosado🌷 ha compartido una ubicación)

Iré enseguida.

¡Perrrrfecto! Te envio a Miroku para que te recoja. Besos!!

Ok. Te veo allí. Besos!!.

Apagó su celular y se fue al dormitorio a cambiarse. Un vestido largo con tirantes de color blanco fue su elección. Seleccionó los plataforma que Sesshomare había regalado y un bolso de correa de cadena de oro de color blanco con detalles en diamante. Se maquilló y dejó su cabello suelto bien peinado. Tomó las llaves de la casa y salió, encontrándose con Miroku.

—¡Wow! Sesshomaru no debería dejarte libre, Kagome. Estás hermosa. — el pelinegro le guiñó el ojo y ella sonrió.

—Gracias. ¿Nos vamos?. — dijo. Él otro asistió y ambos se introducieron en el interior del ferrari violeta oscuro.

Continuará...

Siento que me ha quedado bien mierda este capítulo :v
No sé, ¿qué creen?.

Nos leemos pronto!.

Bye Bye!

By: Mary__🌸

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro