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Capítulo 25

—Creo que debemos bañarnos.

Lizzy y Nathan después de cenar se marcharon y no regresan esta noche, así que tenemos el apartamento completamente para nosotros dos. Nos habíamos quitado los zapatos y nos estábamos acurrucados en el sofá. Solamente estábamos abrazados, sin hacer nada, disfrutando de la compañía del otro mientras nos terminábamos de beber la segunda botella de vino. Ni siquiera me preguntó qué sucedió con Lizzy y se lo agradezco. Si me pregunta, no sé por dónde comenzar a contarle.

—Sí, deberíamos. —me separé de él sin mucho ánimo y me levanté del sofá.

Me paré frente a Christopher y le sonreí mientras una idea comenzaba a dar vueltas en mi cabeza. El vino me tenía un poco achispada hoy, pero esto solamente hace que me desinhiba y pierda el miedo a hacer cosas que de otra forma nunca haría.

Comencé a zafarme la camisa y me giré para caminar rumbo a la habitación. No siento sus pasos, pero sé que me está siguiendo como el depredador que es. Dejé la camisa en la cama y cuando fui a zafarme el ajustador unas manos me detuvieron. Sus cálidos labios comenzaron a deslizarse por mi cuello, calentando mi cuerpo y la sangre en mis venas. Entonces su cálido y caliente cuerpo se pegó al mío. ¿Cuándo se había quitado la camisa?

— ¿Qué fue lo que sucedió con Lizzy? Al final no me has contado. —dijo mientras zafaba mi ajustador.

No tenía que haber cantado victoria antes de tiempo.

—Nada importante. —respondí mientras mi respiración se aceleraba por sus caricias y su cuerpo pegado al mío.

—Por la cara que tenía, parecía seria la cosa. —me dijo haciendo una pausa entre besos.

Bueno al final no es ningún secreto, no sucederá nada por contárselo.

—Encontró las esposas. —respondí mientras sus besos se detenían por un momento.

— ¿Y qué dijo?—preguntó con curiosidad mientras dejaba caer el ajustador al suelo.

—Creyó que me había obsesionado con una novela que líe mucho hace un tiempo. —le contesté mientras el comenzaba a besarme nuevamente.

—De que trata la novela que involucra esposas, ¿es un policiaco?

—No. —respondí sin pensar

Christopher me giró entre sus brazos en ese momento y se quedó mirándome fijamente. Este es una de las consecuencias de la bebida. Tengo que aprender a mantener mi boca cerrada. Ahora Christopher me mira intrigado. Puedo ver en sus ojos que quiere saber más sobre la novela. Y la verdad no veo nada malo por contárselo, hay que ser sordo para no escuchar hablar de ese libro. Aunque al parecer, a pesar de que el vivía en Londres, no había escuchado nada.

—Se llama Cincuenta Sombras, por favor no lo leas. —le pedí.

Lo menos que necesito en estos momentos de nuestra extraña relación es que el comience a actuar como Christian Grey. Pero muy en el fondo mi cerebro me decía que no debía haberle dicho que no lo leyera.

— ¿Por qué no quieres que lo lea?—me dijo deslizando una mano por mi mejilla.

Sabía que decirle eso solamente haría que tuviese más curiosidad, pero me di cuenta después de que las palabras habían salido de mis labios. Sé que en estos momentos el desea leer el libro, solamente por saciar su curiosidad y saber porque yo no quiero que lo lea. Y yo tengo muy claro porque no quiero que lo lea mientras algunas escenas del libro pasan rápidamente por mi mente.

— ¿Te estás ruborizando? Al parecer el libro está mejor de lo que me estás contando. —

¡Mierda! Ni siquiera me he percatado que me estoy ruborizando. Solo me queda una opción en estos momentos y era seguirle la corriente con lo del libro, solo así imagino que me dejará en paz.

—Sí, está muy bueno, sobre todo el protagonista. —aguanté las ganas de reír mientras lo observé fruncir el ceño.

—Si está tan bueno, ¿porque no me comparas con él? — ¡oh no! No me esperaba esta respuesta. Esto no va a salir muy bien.

—En verdad no es tan lindo en realidad. —le mentí, pero al parecer él se percató.

—Si no lo quieres hacer, no lo hagas al final terminaré enterándome cuando me lea el libro. —dijo mientras yo lo miraba muy seria y el sonreía levemente.

—Está bien, espera un momento. —le dije mientras me separaba de él y caminaba por la habitación, semidesnuda, mientras repasaba en mi mente la descripción del personaje. —Ambos tienen la misma estatura y el mismo físico. — le dije mientras me acercaba a él y deslizaba mis manos por sus hombros, su pecho y su torso completamente definido.

—Continúa. —me instó mientras notaba su respiración entrecortada

—Ambos tienen los ojos grises y la misma mirada penetrante. —le dije mirándolo fijamente a los ojos mientras él me sonreía. — Ambos son millonarios y les gusta el arte. —y en ese momento el me miró sorprendido.

—Veo que nos parecemos mucho. —me dijo mientras tiraba de una de mis manos y me pegaba a su cuerpo.

—Bueno sí, excepto por el color y el largo del pelo, y que a le gusta follar pervertido y atar a las mujeres. —en ese momento Christopher abrió mucho los ojos sorprendido.

¡Mierda! Creo que se me fue la mano. ¿Cuándo voy a aprender a mantener mi boca cerrada? Creo que he hablado más de la cuenta. Miré a Christopher a los ojos y este me miraba con una sonrisa malévola en su rostro, que estará tramando.

—Ahora voy entendiendo algo. —dijo mientras deslizaba sus manos hasta mis senos y los masajeaba suavemente haciéndome gemir.

— ¿No íbamos a bañarnos?—le pregunté mientras sus labios se deslizaban en ese momento por mi cuello.

—Cierto, por un breve momento lo había olvidado. —me giró y mientras daba besos por mi cuello caminaba conmigo hasta el baño.

En cuanto llegamos al baño continuó acariciándome, deslizando sus manos por mi cuerpo hasta llegar a los jeans, zafar el botón y deslizar una mano dentro haciéndome gemir.

—Mmm...—gimió en mi oído mientras mordió el lóbulo de mi oreja haciéndome estremecer completamente.

Me giró para quedar de frente a mí y metió ambas manos por mis jeans acariciándome las nalgas. En esos momentos me miraba de una forma traviesa, con una descarada sonrisa torcida en sus labios que se encontraban a solo unos centímetros de los míos, apenas rozándose.

—Nos vamos a bañar o estas planeando algún método de tortura nuevo mientras rozas levemente tus labios con los mío. —susurré contra sus labios mientras lo sentí reírse.

Sé que no soy yo la que habla en estos momentos, sino el alcohol en mi sistema, pero no le puedo hacer nada en ese momento. Es muy tarde para arrepentirme por haber bebido.

—Nos vamos a bañar, y sí, estoy planeando un nuevo método de tortura. —dijo mientras bajaba mis jeans poco a poco junto con las bragas.

Se desvistió rápidamente y ambos entramos en la ducha. Christopher se frotaba las manos con gel de baño mientras me miraba seductoramente. A diferencia de lo que yo me imaginaba y esperaba, no me bañó, ni siquiera rozó sus manos por mi cuerpo. ¿Acaso ha sucedido algo para que el cambiara de idea?

Bueno, no estaba serio, por el contrario, me sonreía pícaramente. Tomé gel en mis manos y me bañé rápidamente y al igual que él, lo ignoré completamente, por mucho que quería tocarlo, no lo hice. Salí del baño y comencé a secarme y entonces me sorprendieron sus manos sobre las mías quitándome la toalla. Comenzó a secar mi cuerpo, recorriendo cada milímetro de este. Cerré los ojos dejándome llevar. Y entonces sentí sus manos cálidas en mi piel. Al abrir los ojos había soltado la toalla y sus labios tomaron los míos devorándolos mientras me cargaba y me llevaba hacia la cama y me dejaba allí. Entonces me sonrió nuevamente mientras caminaba hacia un lado de la cama.

— ¿Guardaste las esposas?—me preguntó frunciendo el ceño.

—Sí, en la última gaveta del armario. —respondí sonriéndole como una idiota.

Pero muy tarde comprendí que no debí haberle dicho donde estaban. Todas esas preguntas que había hecho y ahora preguntando por las esposas. ¡Oh no!, esto no va a salir nada bien. Sacó las esposas de la gaveta y se dirigió nuevamente hacia la cama, las puso en la mesita de noche y se inclinó sobre mí para besarme. Su lengua recorría cada recoveco de mi boca haciéndome gemir, mientras sus manos se deslizaban por mi cuerpo caliente, desnudo y excitado. Dejó mis labios y comenzó a trazar un camino con su lengua caliente por mi cuello haciendo que toda mi piel se erizara. Cuando estaba llegando a mis senos se detuvo y se incorporó mirándome fijamente mientras se sentaba sobre mis piernas. Su miembro imponente ante mi mirada. Se inclinó sobre mí y estiró una de sus manos hasta la mesita de noche de donde tomó las esposas.

¡Oh dios!

—Entonces supongo que en alguna parte del libro el utiliza unas esposas como estas para atar a la muchacha. —me dijo sensualmente mientras yo tragaba en seco.

Debo decir que todo parece muy excitante en el libro, pero no al punto de querer experimentarlo por ti misma. Pero cuando te encuentras en esta situación por tu mente pasan muchas cosas y te llegas a preguntar si las sensaciones serían las mismas que describen en el libro. Christopher continúa mirándome mientras sostiene las esposas en la mano, imaginaba que está esperando mi respuesta.

—Sí. —le contesté cuando encontré mi voz y ésta me salió mas como un chillido.

Estoy nerviosa en este momento y no tengo idea de por qué. Bueno, si la tengo, no me imagino atada a la cama mientras Christopher me posee violentamente.

—Aunque aún no entiendo porque necesitaba esto. —dijo muy pensativo.

—Porque le gusta el control y que no lo toquen. —contesté automáticamente.

«¡Cállate Amy!»

—A mí también me gusta el control. —dijo mirándome fijamente inclinado sobre mi y con sus labios cerca de los míos. —Pero me gusta que me toques.

—A mí también me gusta tocarte. —le contesté mientras mis manos se deslizaban por su pecho y sus hombros.

En eso Christopher me sonrió, al parecer se había acordado de algo que lo hizo sonreír.

—¿Quieres compartir el chiste conmigo? —le pedí mientras él me miraba fijamente.

—Bueno, más bien es una demostración. —me dijo mientras yo no lo entendía.

—¿Te explicas mejor? —le pedí intrigada.

—Recuerdas el mensaje de esta mañana, el de las tres x. —me dijo alzando una ceja sugestivamente.

—Sí. —le dije mientras me reía recordándolo.

—Bueno, creo que ahora te voy a demostrar lo que significan para mí. —dijo mientras juntaba sus labios con los míos.

Sentí un ruido metálico contra el suelo he imaginé que había soltado las esposas. Al menos no tengo que preocuparme por algo mientras el comenzaba a devorar mi cuerpo lentamente haciéndome perder poco a poco la cordura y la conciencia. Christopher no se parece para nada a Christian Grey, ni quiero que lo haga. El es perfecto tal y como es.
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Este capítulo está dedicado a JazminJisel

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