8
.
Habían pasado unos días, podría decir que cada vez me acostumbraba más a Inglaterra y todas sus costumbres. Pero de verdad había algo a lo que aún no me acostumbraba y era tener que vivir sin salsa picante en cada una de mis comidas. ¿Cómo pueden vivir aquí sin salsa verde o roja? Yo ocupaba ir a un supermercado y comprar tomates. Por suerte, hay uno aquí dentro del club y no me había dado el tiempo de ir porque he estado muy ocupada como niñera. Pero todas las mañanas las tengo libres y ahora, ahora la aprovecharía.
Pasé antes a casa de mi hermana para preguntarle si quería algo y justamente ella estaba cocinando en esos momentos.
- ¿qué tal, Dra. Álvarez? - le dije para que me prestara atención y esta tan solo voltea a sonreírme.- espero que esté teniendo un excelente día en este club de lujo lleno de británicos pretenciosos y que tiran el dinero en un lugar en el cual siempre está nublado y no tienen tiempo para usar sus albercas e instalaciones.
- estás hablando de mi esposo, Vale. Te prohíbo que hables mal de amor de mi vida. - ella ríe y se voltea para verme de frente. - puedes decir eso de um...
- Aaron Taylor Johnson. - dije porque aún seguía molesta con la manera que me habló la última vez. - el tiene cara de ser una persona tan idiota. ¿Estás de acuerdo?
- no, no estoy de acuerdo. Me parece una persona de lo más linda. - ella se cruza de brazos.- de los pocos que toman sus vitaminas por cierto.
- ¿sigue atendiendo contigo? ¿Está enfermo de algo? - me recargué en la barra de la cocina para verla más de frente. - ¿debería preocuparme o...?
- ¿qué? No, solamente va a su chequeo mensual. Es de los pocos que lo hacen. - ella agrega. - es tu jefe, entiendo que pueda caerte mal porque te da órdenes y te paga poco ¿quizás? No lo sé, pero Aaron no es una mala persona.
Y yo no supe que hacer al respecto. Mi hermana era mi compañera de vida, a la única persona que me nacía querer contarle mis preocupaciones, esta terrible situación con esta persona pero implicaría meterla en problemas con sus pacientes, con su esposo, con su vida perfecta aquí. Así que tendría que... seguir guardándome todo esto.
Abril tan solo tenía que preocuparse por que vestido usar en sus cenas importantes con su esposo, o de sí llegaba temprano o tarde a sus consultas pero ella era la más feliz aquí. Y creo que en eso nos diferenciábamos. Todo lo comprobé al ver que estaba cocinando unos hotcakes en vez de lo que siempre desayunábamos en casa. Hice una mueca al darme cuenta de eso. No más huevos revueltos con jamón y algo de tomate y cebolla.
- estaba pensando en hacer una salsa, tal y como la que mamá hace. Picosa y que sepa mucho más a chile que a tomate. Verde, definitivamente, mi favorita. ¿Te gustaría que te trajera a ti?
- Mira yo llevo años sin gastritis y planeo seguir así, pero gracias Vale. - ella ríe y yo tan solo tengo que vivir con la idea de que mi hermana ya era una persona literalmente británica y que estaba sola en esto.
- nos vemos luego, Abril. - suspiré hondo y salí de su casa.
...
No estaba molesta, no estaba decepcionada. Pero sin embargo no podía dejar de pensar que estaba sola en cada aspecto. Me sentía desesperada, harta y quería correr y salir fuera de este club pero obviamente no lo haría, tengo que ser niñera esta noche. En la tarde no, porque tengo entendido que Aaron esta con los niños. Pero justamente en la noche tienen una cena importante y ahí es donde entro yo, toca quedarme a dormir en esa casa.
Y ahora con más razón, yo necesito hacer esa salsa. Me serví los tomates en una canasta y la puse sobre mi carrito. Molesta, mientras más le daba la vuelta al asunto, lancé los cominos y pimiento y todo eso a mi carrito para que cayeran con fuerza.
- hey, se te van a romper y no te servirán de nada. - una chica rubia me dice y me detiene. - esto no es por los condimentos, tú estás molesta por algo más y prefiero que no la tomes contra tu carrito.
- estoy bien. - aclaré y puse mis manos en la cintura para respirar hondo. - estoy bien. - repetí y con una mano pasé mi cabello hacia atrás y caminé por el pasillo. - no, no estoy bien.
- ¿quieres decirme que te pasa?
- lo que me pasa es que mi hermana se ha convertido una maldita británica. ¿Puedes creerlo? Me caga que tenga que ser así, me caga no poder ser como antes. Me negó una salsa. No quiere comer chile que porque le da gastritis. Esas son chingaderas, esas son puras chingaderas y mamada y media y... ¿si ella no quiere comer salsa? ¿Quien va a querer comer salsa? Nadie. Nadie en este puto lugar sabe lo que es comer bien. Estoy harta, estoy hasta la chingada. - pasé mis dedos entre mi cabello desesperada. - ¿sabes cuando fue la última vez que comí un tamal? Hace seis meses. Y luego se hará un año y voy a olvidar lo que es.
- ¿puedes decir todo eso en inglés? No entendí nada de lo que dijiste. Lo siento, no hablo español. - me cubrí el rostro apenada y si no me controlaba, iba a empezar a llorar. - okay okay, te dejo seguir hablando en español pero no llores. ¿Cual es tu nombre?
- Valentina. - dije limpiando de mi rostro y volteando a verla. - tu eres Amy de Mujercitas.
- soy Florence pero si, supongo que no estas mal. - me toma de los hombros. - entendí un poco, dijiste que quieres hacer una salsa. Eso dijiste ¿cierto? - asentí con la cabeza. - te voy a ayudar.
- espera ¿tu también vives aquí? Nunca antes te había visto aquí. Pero tiene sentido, eres famosa, tienes mucho dinero y te alcanza para vivir aquí.
- normalmente la gente se emociona cuando me ve y ¿tu te pones a cuestionar si me alcanza el vivir aquí?
- oh no, no, no, no. No me refiero a eso. Escucha, yo vivo aquí porque soy hermana de alguien que vive aquí. A mi no me alcanza para nada ni una semana. Soy niñera de hecho, de mi ex novio. No bueno espera, no es mi ex novio. No quiero que creas eso, y tampoco soy su niñera. Soy niñera de sus ojos.
- Valentina, necesito que te calmes y um... prepara tu salsa. Vamos. - ella lleva de mi carrito y la miro confundida. - ¿qué? ¿Tu creíste que después de que me hayas dicho que eres niñera de tu ex novio yo no voy a querer saber mas?
- te aclaro que no soy su niñera, y tampoco es mi ex novio. De hecho... muy apenas lo conozco.
- hiciste que me interesara mas, andando.
...
Si nos fuimos a mi casa y si me acompañó a preparar la salsa. Mientras yo cocinaba, le conté todo lo que había pasado en mi vida. Literalmente todo, desde el momento en el que yo conocí a Aaron en el aeropuerto, hasta el momento en el que yo toqué piso aquí en este club y como terminé siendo niñera. Ella estaba cortando el queso en pequeños pedazos para ofrecerlos con mis totopos y cuando terminé la salsa, se la coloco justo en medio de la barra.
- ¿quieres probarla? - le pregunté antes de colocar la cuchara sobre el recipiente. - pica, bastante. Pero igual si le pones algo de tus quesos, te guste más.
- Aaron es un idiota. - ella dice después de haber analizado todo lo que le conté. Y es que, aún no me daba su resolución. - ¿por qué te dijo algo como eso? ¿Qué le pasa? Ahora no quiero trabajar en la película de su esposa. No espera, si quiero. Es el protagonismo y trabajo con Andrew Garfield.
- ¿el también vivirá aquí? - ella asiente con la cabeza. - vaya, los de este club serán millonarios con toda la gente importante que vivirá aquí por lo que queda de este año.
- probaré tu salsa. - sonreí emocionada. - si aceptas la salida de Michael. Quiero decir, me lo platicas como una persona de lo más linda. Y le gustas y te trata bien, no como el idiota de tu amor imposible.
- no dije que fuera mi amor imposible. Dije que aquel día... - suspiré hondo. - aquel día en el aeropuerto, creí haber conocido a una gran persona. Que me atraía y me agradaba y que me prometió llegar a ser algo más si me marcaba. No me marcó y eso está bien. - levanté ambos hombros. - y ahora trabajo para el y eso también esta bien.
- mereces ser feliz, y no tener que extrañar México, no tener que sentirte mal viendo a ese sujeto con su esposa o lo que sea que sea ahora ella para el. Deberías disfrutar tu vida, eres joven y hermosa. Y voy a probar esta salsa aunque no quieras salir con Michael.
- aceptaré la cita de Michael. - en cuanto yo digo aquello, ella voltea emocionada y mete el totopo en el contenedor con la salsa. Sonreí al ver que ya estaba disfrutando de ella y en sus expresiones noté que si estaba picosa, fue por eso que le he pasado el vaso con agua de inmediato. - y um... gracias Florence. Por escucharme.
- dime Flo. - dice mientras respira agitadamente y luego toma del vaso lo mas rápido posible para tomar de este. - me agradas Val, nunca vuelvas a pensar lo peor de ti.
- no es que lo pensara, solo... - hice una mueca. - bueno, las cosas no han sido perfectas, es todo. Pero hey, tengo mi primera amiga aquí en Inglaterra y es nada mas y nada menos que Florence Pugh.
- ¿comías salsa tan picante allá en México? Esto debería ser ilegal, no puedo ni sentir mi propia lengua.
...
En mi vida me hubiera imaginado que terminaría contándole todas mis desgracias a Florence Pugh, sin embargo pasó, y creo que ha sido lo mejor que ha pasado en mi vida dese que llegué aquí. Aparte de que vive ahora de lo mas cerca de mi casa. Ya no la veré hasta en unos dos días porque empiezan a grabar esa película y estará con Andrew Garfield, el actor que hace de Spider-Man, tan solo checando de sus diálogos y aquello. De todas maneras, yo también tenía mi trabajo, y tenía que cumplir.
Lo que si es que acepté la salida con Michael el día de mañana. Se supone que habrá esta tipo subasta, donde irán a jugar varias personas importantes polo y bueno, quería que lo acompañara ya que su familia es una de las que dona en el evento. Acepto, se lo prometí a Flo y a decir verdad, mientras mas pasa el tiempo, mas disfruto la compañía de Michael. No solo es increíblemente apuesto, sino que es muy lindo y atento conmigo. Parece que le agrado y mucho y lo que mas necesito ahora es un amigo.
Toqué de la puerta de casa de Sam y Aaron y justamente es el quien me abre la puerta. Me quedó sin movimiento alguno, tan solo mirando de esos ojos claros que estaban en busca de los míos. El llevaba puesto un traje de vestir, pues tenía una evento importante y por ello se veía así de bien. Llevaba la corbata desabrochada y se estaba acomodando las mangas de su camisa.
No habíamos hablado desde esa ultima vez que fue incomodo todo, que me dio a entender que éramos tan solo un par de desconocidos y que yo no tenía porque creer en el destino y esas cosas. Y a decir verdad, desde ese entonces, no lo hago mas.
- hey, hola.- este me dice y voltea a ver de mis manos donde yo cargaba conmigo el contenedor con mi salsa. - um... ¿tu la has preparado? ¿Es de tomate?
- es salsa picante. - dije y entré a la casa sin mirarle a los ojos y dejé mis cosas sobre el sofá. Me puse a buscar con la mirada en todos lados de los niños pero ni siquiera se escuchaban cerca.
- Joana los llevó por un helado en lo que nos arreglamos. No deben tardar. - ah, entonces salieron con la hermana mayor. Supongo que esta bien, puedo esperar. Pero no quiero tener que esperar a solas con el. - ¿puedo preguntar porque traes contigo una salsa? Mis hijos no comen picante.
- no Aaron, nadie en este maldito país come picante al parecer. - dije de mala gana y llevé la salsa a su cocina para guardarla en el refrigerador y que no se echara a perder pero este me detiene y toma del contenedor entre sus manos. - no te vayas a manchar, llevas puesto blanco.
- ¿me dejas probarla?
- ¿quieres probarla? - me reí y este levanta ambos hombros. La deja sobre la mesa en su cocina y va en busca de una cuchara. - espera, al menos ponla en pan o una tortilla o algo... no creo que una cucharada sea lo mejor.
- me encantan las salsas de tomate, de queso, de especies.. amo las salsas. Esta debe ser igual de buena y tu la has hecho, se ve que es importante para ti.
- no es una salsa de esas que mencionas. Es picante, es como un extra en comidas. No tienes que hacerlo, de verdad. - y creo que es porque siente culpa de como me habló la ultima vez. Pero esta bien, si esta era su forma de arreglar aquello entonces adelante. - toma. - y saqué de mi bolso unas tostadas. - no me mires así, traje mi propia cena.
- puedes comer lo que gustes aquí ¿lo sabes, verdad?
- solo pruébala. - y este me sonríe. Vierte la salsa sobre su tostada y luego prueba de ella. - yo la preparé. Utilicé tres tomates y dos chiles. También lleva ajo para el sazón y....
- esta... - le empiezan a llorar los ojos. - muy deliciosa.
- ¿de verdad? ¿Lo dices en serio? - no dejaba de emocionarme la idea de que alguien estaba probando algo que yo había preparado con mucho amor.
- quiero dos para llevar. - se que dijo aquello de broma y reí. Fui a servile un vaso con agua para que dejara de sufrir. - al menos logré que volvieras a sonreírme. -le entregué el agua y me detiene tomando de mi mano, ambas manos se encontraban en aquel vaso con agua.
- deberías tomarle de una vez, te va a seguir picando. - le limpié las comisuras de sus labios ya que tenían salsa. Me consta que eso arderá mucho en un rato. - gracias por probarla, no tenías porque hacerlo. Pero admito que... el sacrificio se aprecia.
- Val, escucha, yo...
- ¿nos vamos? - Sam se muestra y le suelto el vaso para que tomé agua de una vez por todas. Pero seamos honestos, el ocupaba un vaso con leche, a lo que me voy a servirse lo en lo que el habla con ella. - ¿todo bien?
- todo excelente. - este finge que no se estaba muriendo de lo picante. - Val a preparado una salsa. ¿Quieres probarla? Solo que es demasiado picosa.
- no gracias. - dice de inmediato y mientras se acomoda los aretes va y recibe en la entrada a sus hijos.
- supongo que es momento de seguir con el día y que ustedes dos se vayan. - dije mientras guardaba la salsa en el refrigerador. - suerte en tu evento.
- gracias Val. - este me sonríe, aun con sus ojos llorosos y tratando de mostrarse fuerte. - si quieres quedarte a dormir, ya sabes que ahí tienes la habitación. Quiero decir, la casa. Porque puedes vivir ahí, solo que se que vives con tu hermana y todo eso.
- sería muy raro el que yo viva aquí. - reí. - no, no gracias. No esta en mis planes... pero lo aprecio. Igual espero a que los chicos se queden dormidos y...
- ¡Valentina! - Jade corre a mis brazos y la cargo para después abrazarla. - traigo helado de fresa ¿quieres? Mi hermana nos llevó por uno.
- estoy segura de que ella se puede comprar el suyo propio. - Joana dice una vez que entra en la cocina y le ayuda a su padrastro con la corbata. Olvidaba por un momento que la tenía sin arreglar aún. Jade se baja de mis brazos y se va con su hermano a la sala de estar a ver películas supongo. - voy a salir a cenar con mis amigos. - esta le avisa a el. - Michael va a pasar por mi.
Y se perfectamente que ha dicho aquello para hacerme enojar. Resulta que, no ha funcionado.
- perfecto, tan solo cuídate y llévate las llaves para cuando vengas de regreso. - ella sonríe, feliz de que le hayan dado permiso y se voltea para verme.
- suerte cuidando de mis hermanos, han consumido mucha azúcar y va a ser muy difícil que se vayan a dormir temprano pero descuida, vas a tener mucho tiempo ya que yo estaré fuera y mis padres por igual.
- puedes invitar a alguien si quieres. - Aaron dice y de inmediato su hija voltea a verlo molesta. - quiero decir, en algún momento se van a quedar dormidos los niños y... para que no te aburras...
- genial. - dije y ahora yo con intención de causar el mismo sentimiento en ella. - puede que le comente a Michael.
- no. - dicen los dos al mismo tiempo.
- quiero decir, no. No, Val. Un chico es mucha distracción y no quiero que estén... haciendo cosas... aquí en mi casa. - Aaron dice de inmediato. - no, yo me refería a una amiga.
- si es que las tiene. - Joana ríe y toma de su bolso para irse. - suerte.
- dijiste que podía invitar a alguien. - le dije a Aaron y me crucé de brazos. - escogí a tal persona y ahora no veo el porque no pueda hacerlo.
- sabes perfectamente por que. - me sonrojé en ese momento y a decir a verdad no quería que fuese así. No era el momento, no era lo correcto. No me debería importar esto.
- iré con los niños, suerte en tu noche.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro