Capítulo 16
Sonrío al ver que se han dormido, los cubro con la cobija y tomo el monitor. Desde que supe los resultados de ese ADN, conservo la duda. En ningún otro lugar estarán más seguros y felices que aquí.
En caso de querer pelear por ellos ¿Qué posibilidades tengo de ganar? La amenaza recibida aquella noche antes de partir es una clara muestra de cómo me iría si llego hacerlo.
Su felicidad debería ser suficiente para mí, el señor Frederick los ama. Lo demuestra al llamarme cada noche para leerle un cuento o hablarles. Pide registros de videos de cualquier novedad, se desvive por ellos.
¿Por qué son hijos de Susan? Cambiará el trato hacia ellos si sabe lo que mi tío hizo. Sacudo mi cabeza saliendo del lugar con el monitor en mis manos y el móvil en otra.
—¿Se durmieron? —pregunta Margaret al verme salir del estudio y afirmo.
La mujer cruza el salón y se dirigía en mi dirección, se detiene sonriendo, viéndome llegar a ella. El señor lleva por fuera dos meses y no hay un solo día en que no llame a saber de sus hijos.
—Gracias por darme un espacio en el estudio.
—El joven me pidió hacerlo, lo hizo cuando le dije que pasabas horas encerrada en la habitación con ellos.
—No me molesta...
—Pero a él sí, si te enfermas ¿Quién los cuidará? —toma mi mano llevándome al comedor sin dejar de verme y sonreír —¿Hay algo que desees decirle a esta negra?
—¿Algo como qué? —pregunto y sonríe abrazándome.
Me detengo en mitad de la entrada al ver el decorado del comedor. El regalo en mitad de la mesa justo al lado de una tarta y el mensaje "Feliz cumpleaños Evy".
—Feliz cumpleaños cariño —deja un beso en mi mejilla y me abrazo a ella fuerte.
La última vez que vi algo así, mis padres estaban vivos y yo tenia toda una vida al lado de ellos por vivir. Avanzo hacia una silla dejándome caer, desde los quince años nadie tuvo ese detalle conmigo.
—Es demasiado lindo para ser real —le digo en medio de tartamudeo —gracias, Margaret.
—No lo hubiera hecho si el señor no me lo hubiera comentado anoche —me confiesa rodando el regalo hacia mi —me encomendó hacerte sentir en casa y eso hice. Esto es para ti de parte de él y los niños. —me deja el regalo cerca y Terry entra con un arreglo de flores y fruta.
—¿Más? —pregunto extasiada.
—No es nuestro. —comenta Terry dejándolo en medio de la mesa y acercándome un pequeño sobre.
La tomo entre mis manos y leo el mensaje, es de Damián. Lo dejo a un lado tomando el obsequio del señor y rasgo el envoltorio de cualquier forma.
Por un momento es como regresar a la época en que mamá y papá me daban obsequios. La risa de mi padre al verme destruir el papel regalo y las críticas de mamá porque le tomó horas armar lo que yo destruí en minutos.
—¡Oh! —la exclamación de sorpresa de todos a mi alrededor no se compara con la mía.
Es un mosaico de fotos de padre e hijos desde pequeños. Hay una gran variedad de imágenes que causan risa y algunas hacen llorar. Les da de comer, los tiene en brazos o están en la cama los tres dormidos. Tomó el pequeño sobre que esta pegado en el porta retrato con la intriga de que pudo escribir allí.
No conocía su letra, salvo su firma que he visto dos veces, una el día que descubrí era el padre de los niños y la otra cuando me contrato. La firma del cheque que me daban mes a mes era totalmente distinta. Me habían dicho que era del CEO de la multinacional.
"Creí que querría conocerlos desde sus primeros meses. No hay un regalo que cubra el agradecimiento de todo cuanto hace por mis Sebastián y Susan. Espero que el destino le devuelva la sonrisa y de estar allí cuando lo haga. Feliz cumpleaños Evy y que sean muchos más.
Suyo, J.F.
Pd. Después de los 26 se le asignará un gato por cada año cumplido sin pareja."
No puedo evitar sonreír al leer la parte final y tomo el objeto en mis manos. Hay un espacio en blanco en la mitad del recuadro que amaría llevara uno de ellos hoy día.
—¿Te gustó? —afirmo sin despegar mis ojos de las imágenes y sonriendo al ver cada una.
—¿Lo hiciste tu? —Terry niega y mira a Margaret quien también hace lo mismo.
Dudo que haya sido Julia, a quien sigo sin caerle bien. Julia es quizás la única quien ha visto lo raro de mi llegada a la mansión y desconfía de mí. Yo debería estar enojada o indignarme, lo cierto es que la admiro por ese sexto sentido que tiene.
—Este es nuestro —deja una caja que sufre lo mismo que la otra y ambos sonríen.
La ausencia de su hija hace ameno el momento, ella ha tenido que viajar a una entrevista con la universidad que fue aceptada. Se negó a que algunos de sus padres le acompañaran, alegando que era lo suficientemente capaz de valerse por sí misma.
La enorme caja esta llena de serpentinas y papeles de colores. Debo levantarme e ingresar mis manos para hallar lo que sea hay en su interior. Mis dedos tropiezan algo plano que saco, cuando ve la luz descubro es una fotografía mia y de los gemelos.
—No necesito hacer dibujos para decirte donde va esa —Margaret sonríen al recibir el abrazo de su esposo —Feliz cumpleaños tesoro.
Es Terry quien hace los honores y ubica la pequeña pieza en el regalo del señor. Tomo el sobre de Damián mientras Terry y Margaret buscan el encendedor para las velas.
—Debes pedir un deseo —le escucho decir.
"Ser fuerte no es cuestión de poder o músculos, es cuando encontramos un motivo para luchar, y nos aferramos en cuerpo y alma a ello. ¿Preparada? Porque yo lo estoy. Sin más. D. K."
Lo estoy. Sonrío al guardarla y viendo las velas encendida frente a mí. Acerco mi rostro a la luz y cierro los ojos antes de pedir mi deseo.
"Que la tormenta llegue a su fin y siempre este con ellos en los próximos cumpleaños"
Repito en mi cabeza una y otra vez viendo a la pareja cantar el feliz cumpleaños. En este instante Terry y Margaret, son lo más cercanos a unos padres y me digo internamente que la tormenta toca su pico más alto.
Una clara señal que dentro de poco saldrá el sol...
(...)
Abro el baúl viendo a los niños jugar con sus juguetes y dejo en el interior las dos tarjetas recibidas el día de hoy. Tomo los recuerdos de Susan entre mis manos y mi mirada viaja a los pequeños. Mi dicha de saberlos mis hijos es opacada por que su sueño no se cumplió.
Hay tantos recuerdos guardados que es imposible no tomarlos y recordar. Están allí, mezclados con los sobres con dinero recibidos de mi salario y el cheque por gestar a los niños. Me niego a gastar un dólar por algo que es mi obligación y que hago por amor.
—Papi —hablan al escuchar el sonido de mi móvil y sonríen
Los tomo uno por uno y los ubico en mitad de la cama mientras recibo la video llamada. El rostro del hombre sonriente en la pantalla viendo a sus hijos sonreír conmueve.
—¿Ya le dieron el feliz cumpleaños a Evy? —les pregunta.
La mención de mi nombre les hace verme y sonreír regresando la mirada a su padre. Apoyo la cabeza en la pared sin dejar de ver esa imagen. Susan y Sebastián sonríen viendo a su padre a través del móvil. La conversación la maneja solo el padre, ellos simplemente sonríen tocando la pantalla.
—Sebastián necesita un corte de cabello ¿No cree? —mira la pantalla del móvil y afirma —¿Te sientes bien? —afirmo antes de responder.
—Margaret dice que debemos esperar por usted para llevarlo al salón. —A Susan le hago coletas para marcar diferencias, pero no es necesario. Ella tiene el rostro más delgado. —gracias por la torta y el obsequio. Es hermoso.
—Mis hijos y yo lo somos —habla con suficiencia y ambos reímos.
—¿Qué se supone deba decir a eso?
Sonríe viendo a sus hijos alzándose de hombros. A Susan y Sebastián ya no parece importarles su padre, ambos regresan a mi regazo y apoyan su rostro en mi pecho.
—Que tengo razón y mi belleza la cautivan...
—Y su ego me asusta —le interrumpo y lo siguiente es verlo reír a carcajadas.
—Es usted una mujer muy amargada. —finge enojo, pero al ver a los niños sonríe con ternura. —en el próximo cumpleaños le obsequiaremos el primer gato.
—¿Qué le hace pensar que estaré sola en el próximo?
—¿Quién dijo que lo estaría? —replica y sus ojos brillan divertidos —estará con nosotros.
Miro a mis hijos y por un momento quise creer que sería así, la vida me ha demostrado que todo puede irse en un abrir y cerrar de ojos. La felicidad suele ser efímera.
—Si destino lo permite... —comento viéndolos a los dos.
—¿Qué le hace pensar que no es posible? —insiste y alzo la vista para verle a él.
—Una amada amiga solía decirme "Si quieres hacer reír a Dios cuéntale tus planes
—El destino baraja las cartas Evy, pero nosotros somos los que jugamos —me hace un guiño al ver que lo observo callada.
—Y el gran Seneca dijo al respecto "A los dispuestos, el destino los guía. A los que se niegan los arrastra".
—¿Lo ve? —sonríe —tiene a los niños que aman, un camino y muchas ganas... todo lo demás es fácil.
—Son sus hijos señor —es una verdad que debo aceptar, aunque me duela. —Lo aman a usted...
—Mírelos allí, dormidos en su regazo y vuelva decir que son solo míos y no la aman Evy —lo obedezco y lo que veo me hace sonreír. —la respeto por el cariño que se ha ganado en ellos y el amor que le profesa.
Cuando regreso los ojos a él, me está observando. ¿Sentirá el mismo cariño cuando se entere que lo supe todo este tiempo y no se lo dije? Me odiará por permitirle vivir en la mentira.
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