28.- Estrellita volví
Logan.
He intentado no pensar demasiado en lo que ha ocurrido en mi vida en el último mes, he intentando una y otra vez ignorar el dolor en el pecho y fingir que estoy bien.
Me está costando más de lo que pude pensar, el método para no pensar demasiado es entrenar. Entrenar y entrenar hasta que mi cuerpo no puede con el cansancio, hasta que mis músculos llegan al límite y entonces solo llego a casa a dormir.
En dos días se llevaría a cabo el partido final, y necesitaba dar lo mejor de mí.
Necesito ese fichaje, necesito ser parte de los Boston Bruins y poder volar lejos de Baltimore.
—¡Logan! —volteo mientras me deslizo hacia el otro extremo de la pista de donde Frank se encuentra.
Resoplo cambiando la dirección de mi deslizamiento y patino hasta él.
—¿Sí?
—Hoy no entrenarás como sueles hacerlo, cuando el tiempo del entrenamiento acabe ven a mi oficina —pide.
—¿Estoy en problemas? —Frank sonríe. Mi pregunta no lo toma por sorpresa ya que en las ultimas semanas me he llevado más llamadas de atención que en toda mi carrera deportiva.
—Para nada —asegura —solo necesito tratar unos asuntos contigo.
—Bien —me hace una seña para que continúe entrenando y eso hago.
Tenemos partidos simulados y se nos permite excedernos un poco más ya que el partido de final de temporada será todo menos amistoso.
Los dos equipos pretenden coronarse como campeones de la liga, y a su vez, atraer hacia sus integrantes la atención de todos los cazadores de talentos que estarán en las gradas.
Es nuestra oportunidad de brillar.
Cerca de una hora y media más tarde estoy acabando con la ronda de entrenamientos. Salgo del hielo sintiéndome agotado, pero aún recuerdo la petición de Frank. Intercambio algunas palabras con Rony y Pol antes de dirigirme a los vestidores.
Seguramente a mi entrenador no le molestaría esperarme unos minutos, así que me tomo el tiempo necesario para darme una ducha y colocarme un conjunto deportivo antes de ir hacia su oficina.
—Nos vemos en el partido del viernes —dice Rony despidiéndose cuando nos encontramos en los pasillos.
—Arrasaremos —dice Pol a su costado —¿Quieres que te esperemos? Iremos con nuestras chicas a tomar algo.
—No gracias, paso —respondo —no quiero ser un mal tercio. Además, Frank me espera, seguro me toma tiempo.
—De acuerdo, recuerda llamarnos si necesitas algo —pide Rony antes de colgarse la mochila al hombro y avanzar junto con nuestro amigo hacia la salida.
Tomo un suspiro mientras yo retomo mi camino hacia la planta superior del club. Mis pasos son desganados mientras avanzo y ruego porque lo que sea que Frank tenga por decir, no nos lleve más de diez minutos.
—Espero que no sea tardado —pido abriendo la puerta —quiero ir...
Mis palabras se detienen cuando no encuentro a Frank en la oficina. Sino a los representantes de Harriet, y a mi agente.
—Creí que me reuniría con Frank —murmuro dejando caer la mochila contra las losas —¿qué es esto?
—Nosotros le pedimos que te llamara —dice Scott —siéntate, Logan. Hay algo que debemos discutir.
—Según sé el contrato ya acabó —murmuro —así que creo que no hay asuntos por discutir.
—¿Podrías solo escucharlos, Logan? —inquiere Timmy —es sobre Harriet.
La preocupación me invade con el simple hecho de escuchar su nombre. Si sus representantes están aquí quiere decir que algo ha ocurrido, que algo le ha ocurrido.
—¿Qué pasa con ella? ¿Está bien?
—Lo está por ahora —dice Marcus —pero no creo que dure demasiado.
Tomo asiento frente a ellos sintiéndome confundido.
—Como sabrás, la ruptura ocasionó rumores —dice Scott —tan apresurada y repentina que todos comienzan a especular. Los fanáticos parecen estar del lado de Harriet —dice con alivio —pero la prensa...
Me he rehusado a escuchar canales de música o mirar la televisión, incluso la actividad en mis redes ha sido casi nula, así que no me he enterado de lo que sea que ellos hablan.
Timmy parece saberlo porque extiende una tableta hacia mí. La tomo sin demorar demasiado y algo en mí se enfurece al notar los encabezados.
"La super estrella, ¿engañó al chico bueno?" "La apresurada ruptura, ¿culpa de la super estrella y su infidelidad?" "La envidiable relación, ¿fue toda una farsa?"
—Los encabezados están especulando, y tememos que eso desate de nuevo todo aquello que queríamos evitar con el contrato —dice Scott —sabrás que su apresurada ruptura nos hizo improvisar, no hubo apariciones juntos como se acordó así que es entendible que la prensa crea que fue algo malo.
—Y como siempre, culpan a Harriet —respondo con amargura —¿Necesitan que salga a desmentirlo?
Ellos niegan. Le devuelvo la tableta a Timmy y miro a los otros dos hombres que parecen considerar si lo que pedirán es una buena idea.
—Queremos que haya una o dos apariciones más de ustedes —dice Marcus —sé que no se estipula en el contrato, pero...será bueno. Darán la imagen de que hay una buena relación entre ustedes.
Mi estomago se contrae y un nudo aprieta en la mitad de mi garganta. En realidad, el término "bueno" no es algo que usara para describir la actual relación con Harriet. Desde nuestra conversación en su casa ninguno había contactado al otro.
Y está bien, aunque eso no significa que no me estuviese doliendo.
—No sé si en realidad ella quiera verme —explico.
—Lo hemos hablado con Harriet —dice Marcus —está de acuerdo, solo con un par de apariciones que no involucren demasiada intimidad.
Mi corazón parece caer a un abismo.
Un par de encuentros más.
—Mañana tiene un concierto en la ciudad —Scott me entrega un folleto publicitario —queremos que vengas, que estés en una de las primeras filas y luego vayas a su camerino. Alguien tomará una foto, serán menos de cinco minutos en los cuales estarás ahí y podrás irte.
—Y hay un evento de gala —añade Marcus —en dos semanas, creemos que, si asistes con ella, y aparentan ser amigos...las cosas van a calmarse. Eso debe ser suficiente.
Me lo pienso por un segundo, no estoy precisamente de acuerdo con que esto vaya a resultar. Fingir una buena relación antes no costaba nada, pero ahora...ahora duele la cercanía.
—¿Dicen que ella está de acuerdo con que asista?
—Tiene dos condiciones, que no hablen de lo que pasó —sentencia Marcus —y que luego de eso, no volvamos a hacer nada para...juntarlos.
Hago una mueca. Sí, eso tiene sentido.
—Creo que es una buena oportunidad —dice Timmy —solo para apagar el fuego antes de que pueda expandirse.
Miro el folleto, la imagen de Harriet aparece frente a mí con una sonrisa radiante. Una parte de mí muere por aceptar, por tener al menos dos encuentros más cerca de ella antes de apartarnos para siempre, pero la otra, la diminuta y sin fuerzas dice que duele demasiado como para tolerarlo.
¿Podré estar a su lado y fingir que no me duele como el infierno? ¿Podré resistir las ganas de rogarle su perdón?
Hazlo por ella.
Una voz repite en mi mente mientras considero la idea, si sale bien...Harriet se habrá librado para siempre de las personas que siempre intentan echarla abajo, y puede que tengamos la oportunidad de acabar con la tortura si nosotros somos capaces de creer que todo acabó bien.
—De acuerdo —tomo un suspiro mientras elevo la mirada —lo haré.
Los hombres sonríen satisfechos.
—Excelente, te haremos llegar todos los datos junto con tus entradas —asegura Scott —gracias, Logan. Apreciamos todo lo que has hecho por nuestra estrella.
Cuando no hay una respuesta, ambos salen. Timmy se queda a mi lado, lo escucho suspirar mientras se acerca y coloca la mano en mi hombro.
—Tienes dos oportunidades más —dice con una sonrisa comprensiva —no las desperdicies, Logan.
Y tras decir eso, él también se marcha.
(...)
Al día siguiente me encuentro nervioso y no entiendo la razón. He llegado a la hora que se me solicitó y un par de guardias me conducen hasta los asientos que me corresponden. Es un gran aforo, y la parte izquierda está reservada para invitados especiales, o es eso lo que dice el gran letrero blanco.
Reconozco al grupo de chicas, amigas de Harriet y a sus padres. Dudo en acercarme, el señor Campbell me sonríe con amabilidad cuando se percata de mi presencia, pero su esposa no parece tener intenciones de tener la misma amabilidad.
—Es aquí —señala el guardia.
—Gracias —miro mi nombre junto con la palabra "reservado" y me siento sobre el metal.
Hay un total de diez sillas, seis de las cuales ya se encuentran ocupadas.
—¡Logan! —volteo cuando reconozco la voz y por un instante me desconcierto al ver a mi hermana.
—¿Grecia? —inquiero.
No hemos tenido mucha comunicación, apenas y he respondido sus mensajes así que la mirada molesta que me dedica la tengo totalmente merecida.
—¿Por qué no me dijiste que estarías aquí? —inquiere.
—Creo que debo preguntar lo mismo —objeto.
—Harriet me hizo llegar una invitación —chilla con emoción —claramente no podía perdérmelo.
Cuando estoy por responder, Axel aparece. Igual que su madre, me dedica una mirada molesta pero su gesto se relaja cuando mira a mi hermana.
—Linda, tu asiento está por ahí —señala y arqueo una de mis cejas ante la forma de dirigirse a Grecia.
Las mejillas de mi hermana se sonrojan y aprovecha la oportunidad para escapar. Una mirada recelosa es lanzada hacia mi de parte del menor de los Campbell pero cuando señalo a mi hermana con el mentón, eso se esfuma.
—Puedo ser amigo o enemigo —advierto solo para molestarlo.
—Tú ya eres mi enemigo —dice con desdén antes de seguir a mi hermana.
Incrédulo, los miro tomar asiento demasiado juntos y me convenzo de que mi próximo cuñado me odiará de por vida. Espero que cuando se casen, consideren invitarme a la boda.
Saco mi celular, comprobando la hora. Scott y Marcus dijeron que sería buena idea tomar un par de fotografías y postearlas, así que abro mis historias de Instagram y tomo una foto del aún vacío escenario.
—Pero miren, el chico bueno —volteo cuando la voz femenina llega hasta mí. Sonrío con genuinidad cuando miro a Tracy y Jess ingresar, parecen ser las únicas que faltaban en la sala.
—Que sorpresa encontrarte aquí —añade Jess.
—No puedo perderme un concierto espectacular —afirmo. Ellas cruzan por el estrecho pasillo y se colocan en las sillas cercanas.
—Va a ser un concierto sensacional —afirma Jess —lo presiento.
—Como todos los de Harriet —respondo haciendo que ambas me miren.
Continuamos con una conversación trivial hasta que las luces encienden, el sonido fuerte inunda y los gritos de la audiencia se vuelven ensordecedores. Las luces rojas y blancas de los reflectores se elevan y parpadean de tal manera que consiguen cegar.
Sonrío sabiendo que el momento se acerca, cuando la música adquiere un sonido más rápido, me incorporo. Lanzo un grito en el momento justo en el que las luces de bengala explotan y la voz de Harriet retumba.
—¡Buenas noches, Baltimore! —los gritos se vuelven más ensordecedores y luego la única luz, es la que la ilumina.
Porta un enterizo dorado, su cabello está en ondas que se mueven con sus pasos mientras llega al borde del escenario. Su mirada recorre toda la estancia, una sonrisa genuina se posa en sus labios mientras parece examinar con detalle a todo mundo hasta que llega a la parte en la que nos encontramos.
Sus ojos reparan en mí, eleva la mano y forma un saludo. Soy consciente de como una de las cámaras gira hacia mí así que sonrío. Lo hago porque es la primera vez que Harriet me dedica una sonrisa luego de semanas, porque es la primera vez que no me mira como si en serio me detestara.
Elevo la mano devolviendo el saludo y eso parece ser todo lo que necesitaba. Su voz hace eco cuando continua con el saludo, y cuando hace la presentación de la primera canción el publico enloquece.
Harriet se mueve confiada, segura, camina por el escenario haciéndolo suyo. No dejo de mirarla, no puedo apartar la vista de ella mirándola lucir tan...feliz.
Baila, sonríe y habla con su publico con total confianza. Por esos momentos, el dolor se va, mirándola brillar, dejo de pensar en todo lo que ha pasado entre nosotros, como si ambos hubiésemos olvidado todo el dolor.
Ella sonríe, baila, canta...luce tan ella. Tan confiada, tan segura...tan malditamente hermosa.
—Esta canción es nueva —dice cuando el concierto está por acabar —no está en el álbum, es una composición especial.
Mira por un corto tiempo a su publico antes de dirigirse a la zona en la que me encuentro, sus ojos se posan en mí, eso es suficiente para hacer que el dolor regrese.
"Por favor no me rompas el corazón, o me harás exitosa con mi siguiente álbum"
La daga de culpabilidad regresa y ella lo nota.
—Esta canción la escribí en medio de una habitación de instrumentos abandonados, la escribí a modo de respuesta por una gran interrogante...
El publico vuelve a gritar y ella hace un gesto para pedir silencio así que la obedecen.
—¿Qué pasa cuando dos notas musicales que no son compatibles se unen? —me obligo a mantener la vista en ella —me he preguntado eso una y otra vez, si lo colocas en Google la respuesta aparece, pero no lo entiendes hasta que lo vives en carne propia.
Sonríe levemente y coloca el micrófono en el tubo que está frente a ella.
—La canción que están por escuchar, habla sobre dos personas que son como dos notas incompatibles, habla sobre el momento en el que el estallido entre ellas se produce, en el que dos mundos chocan, no es una canción sobre notas perfectas, o sobre melodías sin errores.
Mi visión se nubla y el nudo en la garganta aprieta con fuerza.
—Habla de dos chicos, dos chicos que se enamoran y como fueron capaces de crear su propia melodía, con disonancias y notas imperfectas incluidas, con cuerdas de tensión y choques.
Su mirada se fija en mí.
—Esta historia es sobre como una super estrella, y un chico bueno...—el publico explota en un grito— estuvieron tan cerca de crear su propia imperfecta sinfonía.
Alguien le entrega una guitarra y deja de mirarme.
—Esto es...disonancia.
Mi corazón se hunde en un abismo sin fin, me atrae hasta el fondo con fuerza y no me doy cuenta de la fuerza que estoy empleando en mi mandíbula hasta que mis dientes comienzan a doler.
Los acordes suenan, Harriet cierra los ojos y se apega al micrófono.
—Entraste por aquella puerta,
con pluma en mano y una disposición.
Nos conocimos en aquel café,
Una fotografía, un autógrafo y un par de sonrisas.
Pero fue en aquella sala, con una firma,
donde la historia comenzó.
Una decisión que nos trajo hasta aquí,
"Civilizados y enamorados",
Supongo que esa fue la indicación.
¿Puede al amor surgir de un papel?
¿Puede algo fingido convertirse en real?
Tú y yo, una sinfonía imperfecta.
Tú y yo, un desastre en la melodía.
Tú y yo, creando un mundo real en medio de una mentira.
Pero al final...éramos tú y yo.
Así que dime, ¿qué fue lo que pasó?
Desde el primer momento, fuimos tan distintos.
Con choques e indiferencias,
Con amabilidades fingidas,
"Civilizados y enamorados",
supongo que esa fue la indicación.
Como dos notas distintas,
Como dos partituras individuales,
No era amor, ¿o tal vez sí?
¿Qué fue lo que nos ocurrió?
Porque hay choques que duelen,
Tensiones que rompen el corazón,
"Civilizados y enamorados",
supongo que esa fue la indicación.
Y ahora estás ahí, lejos de mí.
Promesas rotas entre nosotros,
Un dolor que antes era amor.
Trescientos sesenta y cinco días,
¿qué podía salir mal?
El "acepto" fue la palabra que nos condenó,
Ahora dime, ¿Cómo me libro del dolor?
Mírame y dime, ¿que hacer con el corazón?
¿Qué hago con mi amor?
Estoy aquí, preguntándome que ocurrió,
Cuestionando a mi corazón que es lo que debo hacer.
Preguntando una y otra vez, ¿esto tiene solución?
Dime que sí, grita que sí,
¿Volveremos a mentir? ¿Volveremos a tener lo real?
Dijiste "no voy a romper tu corazón"
Pero cariño, no puedes evitar romper un corazón.
El dolor es inevitable en el amor,
Pero papá dijo:
Si es verdadero, volverá a surgir.
Así que toma mi mano, ven a mí
Toma mi mano y arreglemos esto.
Toma mi mano y di:
Estrellita volví.
Los acordes se acaban, la música se va y un silencio nos envuelve. La miro, me mira, el dolor sigue ahí, sus ojos se cristalizan y antes de poder hacer algo más...Harriet se va del escenario.
No es buena idea, definitivamente hacerme entrar suena como la peor de las sugerencias.
Pero dije que lo haría, así que aquí estoy.
Harriet volvió al escenario, excusándose por su huida, el público la recibió con gritos y vítores, volvió a sonreír, pero fue una sonrisa débil.
—Puedes entrar —dice la asistente de Harriet.
Apenas asiento mientras tomo el pomo de la puerta y empujo, la puerta abre con un chirrido y Harriet voltea.
—Hola —mi tono sale cauteloso.
No tiene tiempo de responder mi saludo, un fotógrafo ingresa e indica que debe tomar una fotografía.
—Su celular —pide con una sonrisa amable —supongo que Scott les ha dado indicaciones.
—Lo hizo —respondemos ambos.
Me apego a Harriet, ella se acomoda a mi costado y algo en mi se retuerce con furia cuando la siento tan cerca de mí. Mi cuerpo la reconoce, la calidez de su cercanía, mi corazón cae a un profundo abismo mientras finjo una sonrisa.
Son menos de cinco minutos en que el chico nos toma las fotos y nos devuelve el celular, luego solo se marcha.
Bien, debería irme.
—Estuviste estupenda hoy —susurro —la canción fue...
—Intensa —una leve sonrisa se posa en sus labios.
—Intensa —concuerdo.
Tomo una inhalación, la miro a detalla intentando comprender que es lo que desea.
—Fue como decirle al mundo la verdad —Harriet asiente.
—Esa era la intención.
Hay una incomodidad latente, una que nunca antes ha estado aquí.
—No tienes que pedirme volver —ella eleva la mirada, sus ojos brillan y mi corazón se encoje —porque sigo aquí, no me he ido a ningún sitio.
Suelta un suspiro tembloroso.
—Hay demasiado dolor —susurra —Logan...hay mucho dolor que no se si seamos capaces de hacer como si nada ocurrió.
—Lo sé —doy un paso para acercarme a ella —pero podemos arreglarlo, aún estamos a tiempo de arreglar la melodía. Déjame intentarlo, por favor.
Sus ojos se cristalizan, las lágrimas se acumulan en ellos y retiene el sollozo.
—Hattie, déjame mostrarte que aún somos poseedores de nuestra propia sinfonía.
Mis manos se colocan en la piel desnuda de sus brazos, mi corazón da un vuelvo furioso y quiero besarla, necesito hacerlo, pero me contengo.
—Ven a mi partido de mañana —pido —es el final de la temporada, es importante. Me gustaría muchísimo verte ahí, luego podemos platicar. ¿Eso te parece?
Ella asiente.
—De acuerdo, te enviaré dos entradas —aseguro.
—¿No es demasiado tarde? —inquiere en un hilo de voz —no quiero que sea demasiado tarde, Logan.
Sonrío con suavidad.
—No lo es, estrellita —tomo su mentón y la hago mirarme —aún estamos a tiempo de corregirla.
Me inclino hacia ella y mis labios se posan en su frente. Cierro los ojos y siento el suelo temblar a mis pies, como un terremoto, tan fuerte que me desestabiliza.
—¿Te veré mañana?
—Ahí estaré.
Me obligo a apartarme de su cuerpo, la extraño en el segundo en el que la suelto. Pero debo hacerlo, porque ella lo dijo, si nuestro amor es verdadero, volverá a surgir.
No importa qué, no importa cómo. Lo hará.
—Te veo mañana —susurro. Harriet asiente, una parte de mí desea quedarse con ella, desea arreglar todo justo ahora, pero no lo hago.
La miro una última vez, ella sonríe con ligereza y solo entonces me atrevo a marcharme.
Esa noche, cuando llego a casa llamo a Timmy y le pido que envíe dos entradas a Harriet.
No pregunta porqué, solo lo hace.
Cuando me aseguro que las recibirá, abro mi Instagram y busco la foto que el chico nos tomó, parece incluso que nada ha pasado entre nosotros, que seguimos tan felices sin nada de por medio.
Miro la foto un poco más antes de colocarla junto con el siguiente mensaje:
"No importa que nuestros caminos se hayan separado, sigue brillando, estrellita. Estoy orgulloso de ti"
Y luego solo pulso el botón: publicar.
Estoy nervioso y sé que no debería estarlo, pero el hecho de que este sea un partido importante y además esté esperando por la llegada de Harriet, me tiene al borde de la locura.
—Necesitas tranquilizarte o de lo contrario fallarás todos los tiros —dice Pol con una sonrisa divertida mientras nos preparamos.
—La super estrella vendrá —segura Rony a su lado mientras ajusta los patines —no te preocupes por eso.
Elevo la mirada cuando alguien cruza con descuido frente a nosotros. Arthur nos mira con recelo, parece no poder superar aún que Frank lo haya suspendido, aunque jugará el partido de hoy.
—No sé si estoy más nervioso porque puedan ficharnos hoy, o porque Harriet aún no ha llegado —admito.
—¿Cómo sabes que no ha llegado? —inquiere Pol —no hemos salido.
Resoplo.
Timmy me aseguró que las entradas le llegaron, aunque no obtuvo una confirmación de asistencia que claramente no era necesaria. Quería pensar que sí estaría aquí, una parte de mí se sentía esperanzado de que pudiéramos arreglar esto. La echo de menos, necesito tenerla cerca, necesito volver a su lado.
Nuestro entrenador entra, los agentes de los chicos también y cada uno se centra en el suyo.
—Escucha, tengo buenas noticias para ti —dice Timmy —Hunter Carson tendrá puesto los ojos en ti esta tarde.
La emoción explota en mi pecho.
—Los Boston Bruins están interesados en ti —continúa con una sonrisa entusiasta —es seguro que te fichen esta temporada, Logan. Así que sal y haz que sea el mejor partido de toda tu vida.
Sonrío.
—No tengas duda de que lo haré —Timmy palmea mi hombro y luego se marcha junto con el resto de los agentes.
Hacemos lo acostumbrado, repasamos las estrategias de juego, Frank nos recuerda lo que debemos hacer y cuando el sonido característico de la entrada suena, todos nos dirigimos hacia la cancha.
Mi corazón martillea contra mi pecho con fuerza mientras nos acercamos al hielo, nos abren las puertas y uno a uno comenzamos a deslizarnos. Los gritos y aplausos llenan el lugar, la emoción latente en cada uno de los asistentes.
Me deslizo por el hielo, giro intentando encontrarla. Reconozco a mi madre, ella y Grecia están en filas medias y mi padre al otro lado. Les dedico una sonrisa rápida antes de seguir escaneando las gradas para encontrarla.
Pero no está.
Un pinchazo particularmente doloroso me atraviesa el pecho.
—Concéntrate —dice Rony deslizándose por mi costado para tomar su lugar.
Sacudo la cabeza, intentando alejar la decepción de mi sistema mientras patino hasta mi sitio.
Cuando llego, me coloco en posición y acomodo el palo de hockey justo en el centro. Los jugadores del otro equipo están terminando su entrada, y luego de un par de minutos se colocan en posición también.
Una última esperanza me hace voltear, recorro con rapidez las gradas hasta que llego a una fila de asientos en particular, y ahí está ella.
Harriet sonríe cuando nota la mirada en ella, eleva la mano y el alivio me inunda. Porta una de las camisetas del equipo, su padre está a su lado llevando una gorra de nuestro equipo y ambos lucen entusiasmados.
La ansiedad y tensión en mi cuerpo desaparecen de inmediato. Vuelvo la mirada al frente listo para comenzar esto.
El partido da inicio, el equipo contra el que jugábamos es fuerte y hábil, no por nada llegamos a la final de la liga contra ellos. Sus movidas son estratégicas y su defensa demasiado fuerte.
Pero nosotros somos más. Parece ser que todo el entrenamiento llevado a cabo durante el último mes comienza a mostrar sus resultados, soy capaz de esquivar a los defensas con agilidad, y apenas van diez minutos del juego cuando consigo dos anotaciones.
Sin embargo, a pesar de nuestro dos a cero, no debemos confiarnos. El partido apenas comienza y el marcador puede cambiar en un parpadeo, no debemos arriesgarnos, no debemos darles la oportunidad de arrebatarnos el titulo de campeones de la liga.
—¡Vamos, Logan! —reconozco el grito de Harriet y sonrío mientras me deslizo hacia el frente, guiando el disco contra el hielo en la dirección que deseo. Los jugadores laterales me ayudan a abrirme paso hasta la portería, mantengo la vista al frente mientras avanzo con rapidez.
De un segundo a otro un cuerpo impacta contra el mío. Parece que nadie lo vio venir, mi costado golpea contra el hielo y el casco amortigua el golpe, aunque no lo suficiente porque mi cabeza se sacude con brusquedad.
El silbato del arbitro suena, anunciando una penalización.
—¿Estás bien? —inquiere Pol mientras me tiende una mano —fue una mala jugada, uno de ellos enganchó el palo de hockey en tu patín y el otro golpeó.
—Estoy bien —respondo incorporándome y sacudiendo la cabeza.
El arbitro se acerca y tras asegurarse que me encuentro bien, dicta la sanción. Volteo levemente para encontrar a Harriet, ella tiene el semblante preocupado, pero parece aliviarse tan pronto como nota que me he puesto de pie.
Cuando la sanción se dicta, el partido se retoma. Nosotros tenemos la ventaja, así que aprovechamos la oportunidad para avanzar, sin embargo, no siempre somos dueños del disco.
En cierto punto del juego el equipo contrario se apodera del disco y no dejan pasar la oportunidad.
—¡Logan, ve al centro! —grita Frank.
—¡Hazlo! —exclama Pol.
Me abro paso deslizándome con rapidez por el hielo cuando ubico al chico que lleva el disco con agilidad, esquivo a un par de jugadores que intentan cubrirme el paso, y aumento la velocidad.
Todo ocurre en cámara lenta, el chico hace un pase lo suficientemente fuerte para hacer elevar el disco. Me muevo intentando atraparlo, pero no considero que la altura del disco no es la correcta.
El disco vuela a mi rostro, se supone que el casco debería de protegerme, pero no lo hizo.
El impacto ocurre, tan fuerte y cegador que en una fracción de segundo siento el golpe en la cabeza. Mis piernas flaquean, suelto el palo y caigo. Me siento desorientado e intento incorporarme, pero es como si de pronto ninguna de mis extremidades me respondiera.
Son segundos, escasos segundos en los que mi cuerpo ya no se siente como mío. Solo soy capaz de sentir como cada musculo queda sin fuerzas, mi cuerpo chocando contra el hielo y luego...nada.
Un solo golpe, uno losuficientemente fuerte como para apagar la luz y empujarme a un abismo decompleta y absoluta oscuridad.
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