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𓏲 08. the champions

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14 julio 2024
final contra Inglaterra

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La final del mundial femenino había llegado, y la atmósfera estaba cargada de emoción y tensión. Corea se enfrentaría a Inglaterra en el estadio de Berlín. Aunque Mina, Somi y Jeongyeon no iban jugar, decidimos que nada nos detendría de estar allí para apoyar al equipo, como siempre.

Nos preparamos para el gran día con una mezcla de nervios y entusiasmo. Mina, con la pierna todavía vendada, estaba decidida a ir al estadio, y nosotras no íbamos a dejarla sola. Nayeon y yo ayudamos a Mina a prepararse, mientras Somi y Jeongyeon nos esperaban en el vestíbulo del hotel.

— Hoy es el día. Vamos a apoyar a nuestro equipo con todo lo que tenemos — dijo Somi, con una sonrisa decidida.

— Aunque no estemos en el campo, nuestro espíritu estará con ellas — agregó Jeongyeon, ajustándose la bufanda de Corea, con un tono burlón.

Llegamos al estadio y fuimos escoltadas a nuestros asientos, ubicados en la zona vip de siempre. Mina, Somi, Jeongyeon, Nayeon y yo nos acomodamos, listas para vivir cada segundo del partido.

El himno nacional coreano resonó por todo el estadio. Cuando el partido comenzó, la tensión era evidente en cada pase, en cada movimiento.

Los primeros minutos fueron una batalla de ida y vuelta, con ambos equipos creando oportunidades, pero sin lograr concretar.

A medida que avanzaba el primer tiempo, España comenzó a tomar el control del juego. Las habilidades de los jugadores y su trabajo en equipo se hacían evidentes, y finalmente, en el minuto 47, Sana recibió un pase perfecto de la Haewon y disparó al fondo de la red.

— ¡Gooooool! — gritamos todas al unísono, saltando de nuestros asientos.

Mina se inclinó hacia adelante, aplaudiendo con entusiasmo, aunque con cuidado de no mover demasiado la pierna. Nayeon y yo nos abrazamos, llenas de emoción. El marcador mostraba 1-0 a favor de Corea, y las esperanzas se renovaron.

El segundo tiempo fue una verdadera prueba de nervios. Inglaterra atacaba con todo, buscando desesperadamente el empate. Y lo consiguieron, la delantera inglesa marcó en el minuto 73.

Con cada minuto que pasaba, la tensión aumentaba. Mina, Somi y Jeongyeon seguían el juego con una intensidad palpable, animando a sus compañeras desde la distancia. Nayeon y yo sosteníamos nuestras manos, compartiendo el nerviosismo y la esperanza.

En el minuto 86, España tuvo una oportunidad de oro, y finalmente Sullyoon marcó el segundo gol de Corea. Cuando el árbitro finalmente pitó el final del partido, el estallido de alegría fue ensordecedor.

— ¡Hemos ganado! — gritó Mina, con lágrimas de alegría en los ojos.

Nos abrazamos, celebrando la victoria histórica. Corea había ganado el mundial femenino, y aunque no todas las jugadoras pudieron estar en el campo, su espíritu y apoyo fueron fundamentales para el triunfo.

Después del partido, nos dirigimos a la fiesta de celebración organizada por el equipo. El ambiente era de euforia total, con los jugadores cantando y celebrando la victoria. Mina, Somi y Jeongyeon fueron recibidas como heroínas, abrazadas por sus compañeras que reconocían su contribución al equipo.

Nayeon y yo nos quedamos a un lado, observando cómo las chicas celebraban. Sentí una profunda satisfacción y orgullo, no solo por la victoria, sino por haber estado allí, apoyando y compartiendo este momento inolvidable con Mina y nuestras amigas.

— ¡Qué noche, eh! — me dijo Nayeon, con una sonrisa radiante.

— Increíble. Estoy tan feliz por ellas — respondí, sintiendo que mi corazón rebosaba de alegría.

Nayeon se acercó un poco más y bajó la voz, mirándome con complicidad — Tengo que contarte algo.

— ¿Qué pasa? — le pregunté, intrigada.

— Jeongyeon y yo... estamos juntas. — Nayeon hizo una pausa, como si quisiera asegurarse de que había captado mi atención — Hace poco empezamos a salir, pero no quería decir nada hasta que estuviéramos seguras.

— ¡Eso es genial! — exclamé, abrazándola — Me alegra tanto escuchar eso. Jeongyeon es una gran chica.

Nayeon sonrió, claramente aliviada de poder compartir la noticia — Gracias, Minari. Sabía que lo entenderías.

— Me alegro mucho por ustedes — La miré con cariño.

La música seguía sonando, y el ambiente estaba cargado de alegría y celebración. Sentí que era el momento perfecto para disfrutar de la noche, dejando atrás cualquier preocupación.

— Vamos a unirnos a ellas — le dije a Nayeon, tomando su mano — Esta noche es para celebrar.

Nos acercamos a donde estaban las chicas, y pronto, todas estuvimos bailando y riendo juntas. La victoria en el mundial era el broche de oro de un viaje lleno de altibajos, pero también de momentos inolvidables y amistades inquebrantables.

Unas horas más tarde, la música seguía sonando y la pista de baile estaba llena de energía, Dahyun estaba subida en una mesa cantando. Mina, aunque cojeando ligeramente, no dejaba de sonreír y de disfrutar de la fiesta junto a nosotras.

En un momento dado, me alejé un poco del bullicio para tomar un respiro. Me dirigí a una de las terrazas del recinto, disfrutando del aire fresco de la noche. Estaba admirando la vista de Berlín iluminada cuando escuché unos pasos detrás de mí.

— ¿Te escondes de la fiesta? — preguntó Mina, acercándose con una sonrisa divertida.

— Solo necesitaba un momento de tranquilidad — respondí, girándome para mirarla. — ¿Y tú? ¿Ya has dejado de ser el alma de la fiesta, Minari?

Mina se encogió de hombros y se apoyó en la barandilla a mi lado — Necesitaba descansar. La pierna todavía duele un poco, pero no quería perderme esto por nada del mundo.

Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la calma de la noche. Luego, Mina rompió el silencio con una sonrisa traviesa.

— ¿Recuerdas aquella vez que intenté enseñarte a jugar al FIFA y terminé perdiendo todos los partidos? — preguntó, riendo.

Solté una carcajada — ¡Sí, claro! Me dijiste que me ibas a dar una lección y resultó que fuiste tú quien la necesitó.

— No fue mi mejor día, definitivamente — se rió, y sus ojos brillaron con picardía — Aunque tengo que admitir que fue divertido verte tan competitiva.

— Bueno, alguien tenía que ganar, ya que tú no estabas haciéndolo muy bien — le respondí, sonriendo.

Mina se echó a reír y luego me miró con una expresión más suave — Siempre sabes cómo hacerme reír. Incluso en los momentos más difíciles.

— Eso es lo que hacen las amigas, ¿no? — dije, con una sonrisa — Además, necesitas a alguien que te mantenga con los pies en la tierra.

Mina se acercó un poco más, mirándome a los ojos

— ¿Solo amigas?

Sentí que mi corazón se aceleraba — Mina...

Mina sonrió, esa sonrisa que siempre lograba derretir mi corazón. Y cuando me di cuenta, sus labios estaban sobre los míos.

Cuando nos separamos, ambas estábamos sonriendo

— Ha sido un buen día, ¿no? — bromeó Mina, aún con una chispa de diversión en sus ojos.

— Un día increíble — respondí, riendo — Y creo que solo va a mejorar a partir de ahora.

Nos quedamos en la terraza un rato más, disfrutando de la compañía mutua y de la tranquilidad de la noche.

La fiesta seguía en pleno apogeo cuando regresamos, tomadas de la mano. Nayeon y Jeongyeon nos vieron acercarnos y sonrieron, entendiendo sin necesidad de palabras lo que había pasado.

— Veo que las cosas han ido bien en la terraza — dijo Nayeon, dándome un guiño.

— Muy bien, diría yo — respondió Mina, con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡Era hora! — exclamó Jeongyeon, abrazándonos a ambas

Esa noche, en medio de la celebración y la euforia de la victoria, supe que habíamos dado un paso importante. Corea había ganado el mundial, pero para mí, el verdadero triunfo fue que Mina y yo nos encontráramos otra vez la una a la otra.

Y así, con risas, abrazos y un beso que sellaba un nuevo comienzo, celebramos no solo la victoria del equipo, sino también la fuerza del amor y la amistad que nos unía.

Fin 💞

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