
Chapter I: Paradise, Acalypha.
Kim Seokjin caminaba desganado, sostenía la sombrilla sobre su cabeza con una mano y un vaso mediano con café humeante en la otra. El sonido de las finas gotas cayendo sobre el impermeable lo mantenía distraído en su camino al centro de reserva del cual estaba encargado.
Las calles lucían deshabitadas esa mañana, el clima se prestaba para un ambiente de pereza e incluso los pocos transeúntes que había no tenían un aspecto muy animado. La luz y la calidez que el sol era el responsable de brindar eran escasas, las nubes grises tinturaban el paisaje con un color pálido dificultando la visión a distancia. No era tan deprimente como se describía, el pesado aire frío cargado de humedad arrastraba consigo el dulce y delicioso aroma de las diversas flores y plantas que adornaban cada esquina de la capital haciéndolo más intenso al olfato y provocando que el humor mejore con cada inhalada.
Seokjin tomó lo que quedaba de café en el vaso desechable antes de arrojarlo a una cesta de basura con la que se topó, la lengua le ardió segundos después al igual que la garganta debido a la alta temperatura del líquido que ni siquiera notó y fue más un alivio al sentirse entrar en calor. Llegó a la gran entrada del lugar donde trabajaba, aquella que muchos se detenían admirar por tan hermosa decoración que cargaba.
Acalypha era bien conocida por ser un país donde abundaba la naturaleza en cada una de sus ciudades, sobre todo en la capital, con veredas de piedra y grandes plazas forradas de verde grama daban un aspecto rural que contrastaba con las modernas estructuras de los edificios y urbanizaciones planificadas con diligencia. Por ello se definía como el paraíso de los híbridos, los instintos de esta especie los obligaba a sentirse atraídos por la naturaleza, pero también disfrutaban de los lujos y comodidades que las grandes ciudades ofrecían.
Sacó su identificación para arrastrarla sobre el lector que con un pitido y un brillo azul le dio la bienvenida la típica voz robótica antes de que el gran portón se deslizara y le permitiera la entrada. Saludó al vigilante de la casilla con media sonrisa y un suave movimiento de manos, la tecnología hacia un buen trabajo manteniendo la seguridad, pero nunca estaba de más el apoyo de carne y hueso.
La entrada era un gran terreno abierto con un camino de piedras que dirigía hacia el centro, arboles de gran tamaño lo rodeaban y arbustos floreados le daban color al ambiente, varios bancos de acero largos se encontraban a los costados, los visitantes y trabajadores solían pasar tiempo allí en algunas ocasiones. Sobre la puerta a la que se accedía subiendo cuatro escalones a un pórtico rodeado de columnas se encontraba un inmenso letrero el cual aún estando a un kilometro de distancia se podían leer sin mucho esfuerzo las palabras:
"Centro de reserva y rehabilitación: Euphorbia."
Una vez frente a la puerta levantó la mano dispuesto a repetir el proceso anterior con su identificación cuando un murmulló entrecortado a sus espaldas lo alertó. Las palpitaciones aumentaron de inmediaton, no es alguien que se consideré valiente y cualquier alteración en el alrededor lograba ponerlo nervioso. Volteo con lentitud y vio un respingo al momento que distinguió una figura agachada contra una de las columnas.
— ¡Ah! – Brincó hacia atrás y se colocó una mano en el pecho, suspiró luego con frustración al reconocer al intruso momentos después. - ¡¿Taehyung?!
—F-Frío ~ - El castaño híbrido titilaba abrazándose a sí mismo y con las rodillas pegadas del pecho buscando preservar el poco calor de su cuerpo. – Hyung ¿Por qué tardó tanto? – Pronunció tembloroso y le miró con cejas fruncidas.
—Quise venir caminando. – Explicó. Notó las orejas erizadas del menor al igual que su cabello, era consecuencia quizás de la humedad e incomodidad del aire helado recorriéndolo. – De todas formas ¿Qué haces aquí afuera?
—Olvidé mi identificación. – Respondió triste y su cola se deslizó al suelo sin ponerse de pie. – Hoseok hyung debía ir temprano al trabajo y se retrasó, me obligó a ir tan de prisa que ni siquiera noté que estaba lloviendo y también dejé mi abrigo. – Seokjin rió bajito y se dio la vuelta para abrir la puerta como pretendía desde un principio.
— ¿No crees que estás exagerando? – Se hizo a un lado para dejarle el camino libre al chico quien no tardó en erguirse y caminar de manera rígida hacia el interior. A pesar de sus palabras, se quitó el abrigo que llevaba puesto y segundos después se lo colocó al contrario sobre los hombros.
—Odio el frío. – Refunfuñó y con satisfacción se encogió en la cálida tela. Todo el sitio estaba en completo silencio, aun no había trabajadores, no era común que llegara tan temprano, pero ese día su compañero de apartamento tuvo una llamada de último momento que lo forzó a él también a ir al trabajo debido que no sabía conducir y el centro no estaba precisamente cerca de donde vivía.
—Será un día aburrido. – Afirmó el mayor y agitando la sombrilla con brusquedad escurrió el agua de esta para dejarla en el recibidor. – Quizás puedas irte a casa temprano.
— ¿Me está corriendo? – Inquirió ofendido.
—Claro que no. – Pasó por su lado con una suave risa y le revolvió el cabello para dirigirse a su puesto de trabajo, Taehyung lo siguió como acostumbraba, estaba todo el tiempo pegado a él a menos que necesitarán de su presencia en otro lugar. – Tú amigo se va hoy. – Presionó el botón del ascensor, al instante notó la nostalgia en el híbrido que agachó las orejas al recordar ese hecho.
—Si... - Bajó la mirada. – Voy a extrañarlo. – Seokjin bufó.
— ¿En serio? Yo estoy aliviado de que por fin salga de aquí. – Soltó. Taehyung frunció el ceño con molestia, dieron los cortos pasos restantes para ingresar ambos al ascensor que acababa de abrir sus puertas.
—Oiga, fue difícil al comienzo, pero luego se comportó muy bien. – Defendió con brazos cruzados.
—Sí, luego de casi sacarle los ojos a tres de mis empleados. – Espetó, su rostro siendo adorado con una sonrisa maliciosa. – Ahora que lo pienso, tiene sentido que se hayan llevado bien, no son muy diferentes... - Levantó un dedo hacia su cara para apuntar a una pequeña y casi imperceptible cicatriz en la esquina de su parpado derecho. - ...Unos centímetros más y me hubieras rasgado el ojo. – Taehyung se sonrojó con vergüenza antes de empujarlo por un hombro.
—Sabe que no me gusta que recuerde eso. – Abultó los labios, rememoró con claridad el momento que le causó aquella herida al mayor. Lucía mucho peor en esa época, agradecía que las marcas más feas fueron desapareciendo con el tiempo, aun se sentía culpable por ello.
Por su actual apariencia y personalidad nadie pensaría que Kim Taehyung no fue para nada un caso fácil de tratar. A pesar de que ser muy joven cuando llegó allí su desconfianza hacia los humanos era bastante fuerte. Fue obligado a trabajar como esclavo sexual a partir de los diez años y estuvo viviendo en una prisión bajo tierra desde que nació, lo rescataron cuanto tenia dieciocho años de edad junto a tres híbridos de gatos más de los cuales ninguno sobrevivió. Estaban delgados, débiles, tenían numerosos hematomas por todo su cuerpo y marcas de agresión en sus partes íntimas sumado a que contrajeron una infección que no hubiera sido difícil de tratar si la descubrían a tiempo, los hechos decían que por supuesto no fue así y sus frágiles cuerpos no tuvieron la capacidad para contrarrestarla. Hicieron todo lo posible por salvarlos y los esfuerzos fueron en vano, murieron cuatro días después de ser internados en el centro. Taehyung por su parte aunque estaba igual de lastimado se había librado de aquella enfermedad, su nerviosismo rozaba la paranoia y hacia lo posible para que nadie le pusiera una mano encima.
Fue el primer caso con el que Seokjin lidió en su primera temporada como presidente y al sentirse conmovido tomó toda la responsabilidad del tratamiento del hibrido. Lograr que confiara en él fue una tarea difícil, Taehyung más que enojado estaba asustado de que quisieran lastimarlo, de todas formas es el único trato que había recibido de los humanos, así que a modo de evitar que volvieran a hacerlo los atacaba sin medirse. La herida en el rostro del mayor se debía a que en una ocasión donde se sentía en extremo amenazado por su cercanía actuó por instinto dirigiendo las pesuñas a su cara ignorando el área o la profundidad con la que desgarraría, fue entonces cuando notó que en realidad tenía buenas intenciones, incluso después de ser lesionado y sin poder abrir el ojo continuó con un trato amable hacia él pidiendo que por favor lo dejara tratar sus viejas heridas.
Las marcas de aquel ataque no desaparecieron al menos hasta año y medio después, solía mentir con que fueron hechas por un valiente encuentro con un tigre, o un león, queriendo lucir más temerario cuando en realidad fue la acción de un gato domestico que luego de luchar para que lo dejara acercarse ahora el híbrido nunca se separaba de él.
Seis años después Taehyung trabajaba en el centro a tiempo completo, es independiente aunque no le costaba admitir que su compañero le brindaba ciertos cuidados de vez en cuando no se consideraba una mascota.
— ¡Taehyung-ah! – El nombrado alzó las orejas al instante que escuchó esa voz llamarlo cuando el ascensor de detuvo.
— ¡Jimin-ah! – Exclamó con una sonrisa y se apresuró a abrazarlo para saludarlo contento.
—Jimin ¿Qué hacías en las clínicas? – Cuestionó Seokjin al momento que el chico se adentró al ascensor junto a ellos.
Park Jimin es un híbrido de zorro, el caso del cual estuvieron hablando hace sólo minutos. Contrastando con su aspecto inocente era astuto y agudo, engañaba y atacaba con mas continuidad de la que muchos tolerarían a los empleados durante los primeros días que residió allí, hasta que Taehyung fue asignado a trabajar con él y más temprano que tarde terminaron estableciendo una amistad y al final el peli naranja se decidió a cooperar confiando en que todo lo que harían sería por su bienestar.
Durante la última fase, antes de ser considerados aptos para vivir en sociedad, los híbridos paseaban por el centro con libertad, habitaban en el exterior, sin embargo tenían permitido el acceso a todas las instalaciones.
—Vine a despedirme. – Pronunció bajito. – No creo que le quede mucho tiempo. – Taehyung le sostuvo la mano para consolarlo agobiado por el tono resignado de su voz.
—Haremos lo posible... - El mayor suspiró posando una mano en su hombro. - ...Para por lo mínimo darles un poco más. – Jimin sonrió con comprensión, era un gesto triste, pero bastante honesto. No estaba listo para la inevitable partida de su hermana aunque se resignó a ello, cuando el momento llegara estaba seguro que no lo soportaría.
En realidad, él y dicha híbrida no compartían ninguna conexión genética, sin embargo eran de la misma especie y desde que se conocieron en aquel horrible lugar donde experimentaban sin cesar con sus cuerpos decidieron que se tratarían como familia para no sentirse tan abandonados. Fue diagnosticada con leucemia avanzada luego de ser rescatada, ya no había nada que pudieran hacer por ella más que facilitarle la inminente muerte. Al menos, el hecho de que por fin pudiera descansar en paz y los últimos momentos de su vida no los pasaría en una sucia celda era un alivio para el chico.
— ¿Ya has pensado que harás al salir? – Preguntó Taehyung para desviar el tema, su cola se balanceaba con gracia de un lado a otro.
—No lo sé... - Frunció los labios ansioso. - ...Siento que aun no estoy listo.
—Tú y el resto del grupo estarán bajo el cuidado del centro durante otro mes. – Explicó el mayor. – Mientras se adaptan al estilo de vida, luego quedarán por su cuenta.
—Te irá bien. – Afirmo el felino con una amplia sonrisa. – Acalypha es el mejor sitio para estar, estoy seguro que encontrarás tu camino antes de que culmine el mes.
—Es como otro mundo allá afuera. – Comentó ilusionado, la primera vez que los llevaron a recorrer la ciudad se sentía hipnotizado con todo lo que veía, pensaba que un lugar como ese solo podría existir en sus sueños. – No crean que se libraran de mí. – Espetó con descaro. – Vendré a visitarlos cada vez que pueda.
—No me sorprendería. – Dijo Seokjin, fastidiado ya de ver los números rojos del ascensor ir en aumento. – Taehyung no pasó ni dos días fuera de aquí cuando regresó.
—No lo cuente como si fuera una tragedia. – El castaño se quejó con una molesta mirada haciendo reír a Jimin por su indignada actitud. – Tiene que admitir que le he facilitado muchas cosas, ya soy indispensable para este lugar. – Elevó la barbilla con orgullo y esto ocasionó que una sonrisa se abriera paso en el rostro del jefe.
—Nunca diría lo contrario. – Por fin el ascensor se detuvo en el último piso y ambos bajaron no sin que antes Taehyung se despidiera de Jimin, este prometió luego de mucha insistencia por parte del castaño que se mantendrían en contacto.
Seokjin tuvo razón al predecir que sería un día muy aburrido, al culminar la mañana y luego de almorzar el grupo de híbridos al que pertenecía Jimin ya se habían marchado y ese fue el mayor movimiento que había presenciado. Aunque había gran tranquilidad y un ambiente perezoso su trabajo no había disminuido, tenia horas sentado frente a la computadora de su oficina organizando los papeles para el seguro que cubría a los que acababan de abandonar el centro, pasado el medio día intentó enviar a Taehyung a su casa, pero este se negó y alegó que no tendría nada interesante que hacer y estaría más entretenido quedándose allí.
Lo que es irónico considerando que en ese momento estaba durmiendo enrollado en una gruesa manta sobre el sillón con mucha comodidad junto a la calefacción debido a que el frío sólo se había hecho más intenso conforme pasaban las horas.
Kim Taehyung se había convertido en su fiel compañero, no le gustaba llamarse a si mismo su dueño, aunque siempre estuviera velando por el bienestar del híbrido, asegurándose que no le faltara nada estaba al tanto que era capaz de cuidarse sólo a la perfección, sin embargo le gustaba mantenerlo cerca y reconocía que para él fue un gran alivio cuando regresó al centro, a estas alturas si por una extraña razón decidiera separarse de él sentiría un gran vacío, ya estaba acostumbrado a su permanente presencia.
El estridente sonido de la alarma lo hizo saltar de su asiento, miró asombrado a los pocos empleados que habían en su piso correr hacia las escaleras y no fue hasta que Taehyung despertó con todo los vellos de su cuerpo encrespados y siseando alerta, mostraba los finos colmillos ante cualquier amenaza que reaccionó teniendo el conocimiento que aquella alarma indicaba una emergencia inmediata.
—Ven conmigo. – Le sostuvo una mano con fuerza para tranquilizarlo, aun somnoliento el híbrido siguió sus pasos alterado por el ruido ensordecedor.
— ¿Qué sucede? – Lo escuchó preguntar asustado, decidió ignorarlo y se abrió paso entre las personas para adelantarse a esperar el ascensor. Ir por las escaleras ni siquiera era una opción tomando en cuenta que se encontraban en el nivel treinta y cinco. Los empleados que residían allí eran contados, la mayor parte del espacio lo ocupaba su oficina.
Espero impaciente hasta que por fin el momento de abrirse la plataforma llegó y logró ingresar, no tenía una mínima idea de lo que ocurría, esa alarma se activaba en casos críticos, era la primera vez que la presionaban desde que tomó el cargo de la presidencia así que lo ponía muy nervioso que pudiera llegar a ser incapaz de controlar la situación.
Llegar a la planta baja les tomo casi diez minutos y al momento que estuvieron allí el desastre lo dejó pasmado.
Taehyung retrocedió asustado luego de olfatear el fuerte aroma que se impregnaba en el aire, los gruñidos de aquel individuó lo estremecían así que no dudo ni un segundo en correr a esconderse en uno de los pequeños cubículos que habían en esa planta, no era el único que evitaba acercarse, Seokjin ingresó el código para apagar la alarma y notó a la mayoría de los trabajadores apartándose de allí para no salir lastimados.
— ¡Es jodidamente fuerte! – Gritó uno de los que intentaban controlarlo, habían dos hombres tirados en el costado con heridas sangrantes y por suerte aun seguían conscientes mientras que cinco mas sostenían los bastones con lazos que se amarraban en el cuello y extremidades del híbrido que no dejaba de luchar para ser liberado. Tenía el cabello negro, largo y enmarañado, Seokjin pudo deducir por la forma de sus grandes orejas y esponjosa cola que se trataba de un lobo, amenazando a todos mostrando los gruesos y filosos colmillos con los ojos brillando en un tono dorado. Tampoco pudo pasar desapercibida la fea herida sin sanar que adornaba uno de sus muslos y se lograba ver por la tela rasgada del desgastado pantalón, supo al instante que si no la trataban de inmediato corría el riesgo de perder la pierna, sin embargo, le sorprendía bastante el hecho de que en ese estado estuviera a punto de liberarse de los amarres por la intensidad con la que tiraba.
— ¡Le inyectamos tranquilizantes, pero despertó quince minutos después más agresivo! – Informó otro. Seokjin se apresuró a abrir el botiquín que estaba pegado en una de las paredes laterales, había de estos en todos los pisos para situaciones de ese tipo. Sacó la jeringa y atravesó la tapa del pequeño frasco para vaciarlo por completo, esa cantidad de anestesia podría ser riesgosa para cualquier híbrido, sin embargo al observar la fuerza que poseía ese en particular estaba seguro que lo resistiría y una dosis menor no surtiría efecto. - ¡Tenga cuidado, jefe, puede transformarse! – Captó la advertencia y aun así siguió su camino con el conocimiento de que si le fuera posible en ese momento ya estuvieran enfrentándose a su forma animal, quizás la dosis anterior de anestesia lo dejó lo debilitó lo suficiente para obligarlo a permanecer como humano.
—Sujétenlo desde atrás. – Indicó. Los hombres hicieron lo posible por obedecer y se movieron a las espaldas del chico manteniéndole a duras penas los brazos tensos, incapacitándolos para atacar.
— ¡Déjenme ir! – Habló por primera vez con una respiración tan pesada que sonaba como gruesos gruñidos.
—Vamos a ayudarte. – Pronunció tranquilo y con la mayor precisión posible le inyectó en el cuello para que no le doliera más de lo debido. Gruñó más alto que las veces anteriores y a causa de esto todos los híbridos que lo rodeaban se alteraron aun más. En cuestión de segundos su respiración fue se debilitando y dejó de esforzarse para liberarse los brazos y piernas. – Estarás bien. – Susurró cuando el contrario cayó de rodillas y alzó la vista para mirarlo con los ojos entrecerrados y desorientados. - ¿Cómo te llamas? – Inquirió. La confusión que la anestesia ocasionaba le dio una respuesta por parte del contrario.
—Jungkook... - Dijo bajito incapaz de seguir sosteniendo los parpados abiertos. Se dejó caer hacia adelante y Seokjin sostuvo su peso con esfuerzo. Los empleados suspiraron al unísono antes de dejarse caer de igual forma al suelo, exhaustos y con la sensación de que los músculos de los brazos estaban a punto de desprenderse.
— ¿S-Seguro que estará bien? – Preguntó uno de ellos con la respiración entrecortada. – Fueron muchos tranquilizantes. – Las demás personas comenzaron a acercarse con precaución viendo al causante de todo el alboroto inconsciente.
—Lo resistirá. – Afirmó. – Traigan una camilla con sujetadores y atiendan a los que salieron heridos. – Ordenó y de nueva cuenta el ajetreo inició para cumplir en el menor tiempo posible.
Con ayuda logró ponerse de pie y colocar al híbrido sobre la camilla. Se deshizo de los lazos, esta vez le amarró de de tobillos y muñecas con las bandas empotradas a la tabla, examinó la herida abierta que aun sangrada en su muslo y se dio cuenta que tenía una hoja de acero oxidado incrustada en la piel.
— ¿Saben que le sucedió? – Cuestionó a quienes se encargaron de capturarlo.
—Estaba malherido cuando lo encontramos. – Explicó el chico que lo ayudaba a empujar la camilla hasta el ascensor. – En el bosque, a punto de salir de nuestro territorio, creímos que no se defendería, pero al vernos cambió de forma en un instante. – Sacó una cámara del bolsillo y en la pantalla de esta se reflejaba la foto que con dificultad logro tomar del animal. – Nunca había visto un lobo tan grande, pensé que podría ser una raza extraña. – Seokjin miró la imagen con mucha atención sin poder creer lo que esta reflejaba.
— ¿Hyung...? – Alzó la vista e hizo su mayor esfuerzo por sonreír cuando Taehyung se acercó a él en el momento que esperaban por que el ascensor abriera sus puertas. Este era distinto al que usaba en su día a día, ese en particular fue diseñado para permitir el acceso de las camillas y soportar el peso de estas.
—Todo está en orden, Taehyung. – Aseguró al notar la expresión afligida del híbrido que mantenía las orejas gachas. – Deben operarlo para sanar esa herida y estaré supervisando, puedes esperar en mi oficina. – Ingresaron al ascensor y presionó repetidas veces el botón para cerrar las puertas.
—Está bien. – Aceptó el castaño aun indeciso y algo nervioso, Seokjin no borró su forzada sonrisa hasta que vio su rostro desaparecer al otro lado de las compuertas.
🐾🐾🐾
— ¿Estás seguro de lo que dices? – Inquirió el hombre mientras estudiaba la foto impresa que le mostró la persona frente a él bastante incrédulo de sus palabras.
—Totalmente. – Seokjin colocó las manos sobre el escritorio y le miró con determinación. – Pedí una muestra de ADN a los médicos para confirmarlo, pero no tengo duda alguna. – Kim Namjoon inclinó la cabeza y dejó la foto a un lado, tenia completa confianza en Seokjin así que si él estaba seguro de su hasta ahora hipótesis le creería. Era el segundo al mando en el centro con la misma autoridad y respeto con la que el contrario contaba.
—Explícame por qué es tan importante. – Pidió y extendió las manos para invitarlo a tomar asiento, se puso de pie para servir dos tazas con café.
—El lobo gigante se creyó extinto hace miles de años... - Inició. - ...Los humanos se encargaron de borrar su existencia, los bautizaron como "lobo calamitoso" ya que eran tan fuertes que suponían un peligro para las personas, nadie podía controlarlos y como en ese tiempo los híbridos debían servir a los hombres no lo toleraron y simplemente los cazaron hasta eliminarlos por completo. – Aceptó la taza que le ofreció y el otro tomó asiento frente a él quedando cara a cara.
— ¿Tenerlo aquí no sería poner en riesgo a los empleados? – Seokjin negó de inmediato y se enderezó en el asiento.
—También es humano, Namjoon. Estoy seguro que podremos ayudarlo. – Dijo. – Si alguien fuera de Acalypha se entera de su existencia van a hacer hasta lo imposible para matarlo. Sólo tú y yo lo sabemos hasta el momento, a los empleados se les dirá un lobo común y corriente ¿Entendido?
—Sí, sí. – Concordó y dejó la tasa sobre el escritorio. - ¿Qué pasa si se transforma? ¿No crees que se espantarán al ver un lobo de casi dos metros? – Seokjin movió las manos para restarle importancia a esa posibilidad.
—A menos que haya alguien muy curioso creerán lo que le digamos, seleccionaré quienes me asistirán en su rehabilitación y yo mismo estaré a cargo de él.
— ¿No deberíamos informar al gobierno? – El mayor suspiró frustrado, Namjoon era un excelente socio, pero su necesidad por encontrar huecos en las ideas y querer saber todo sobre las cosas a veces era irritante.
—No hasta que esté adaptado para socializar. Cuando se enteren querrán venir a verlo y en su estado actual sólo los asustará. – El rubio asintió sin dar ninguna objeción a sus órdenes, Seokjin tenía más conocimiento en el campo que él, su trabajo se basaba en estadística y publicidad, no participaba en las tareas con los híbridos.
—Si tú crees que puedes manejarlo está bien para mí. – Se encogió de hombros y el castaño sonrió con alivio.
La verdad no tenía ni idea de cómo comenzar el proceso de rehabilitación con alguien que se comportaba de forma tan agresiva, que incluso con una grave herida, anestesia corriendo por su sangre y ataduras hasta el cuello era capaz de pelear con tal fuerza. De lo único que estaba seguro es que no se daría por vencido, a lo largo de la historia los humanos les han causado mucho daño a esta especie, se esforzaría al máximo para al menos salvar a uno.
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