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Epílogo del Primer Arco

Epílogo del Primer Arco:

Habían llegado a su destino, justo en el mismo momento, tiempo, en el que se produjeron las caídas del Despotado de Morea y Trebisonda en Grecia y Asia Menor, los últimos dos bastiones Bizantinos que quedaban en pie ante el avance imparable de los Otomanos y con ello vino, también, la venta de los Títulos Nobiliarios de Andrés Paleólogo, quien optó por irse con los suyos a buscar ayuda para reconquistar Bizancio de manos de Mehmed II pero nadie en España, Inglaterra, Italia, los Estados Pontificios ni en el Sacro Imperio Romano-Germánico consiguieron ofrecerle una ayuda para poder salir adelante. Fue así que él terminó por entregar aquellos poderes a los "Reyes Católicos", pasando a vivir en la humildad hasta sus últimos días.  Volviendo a Rusia, los refugiados se habían ido instalando en aquellas nuevas tierras, sobre todo para los campesinos, debido a que con los territorios conquistados a la debilitada "Horda de Oro", éstos pudieron aprovechar y dedicarse a sus labores rurales, mientras que los militares fueron incorporados a las Fuerzas Armadas de ese país pero el caso de los Paleólogo era un asunto sumamente importante para ellos debido de que, para ellos, había un trato mucho más importante con el Rey Iván III.

Reunidos en el Salón del Trono, el Monarca de barba castaña se encontraba reunido con sus Consejeros y Generales mientras que entraban los miembros de aquella extinta Casa Dinástica de Bizancio, acompañados por un grupo de Sacerdotes Ortodoxos, militares, tanto locales como Otomanos y portando las Águilas Bicéfalas junto a la Cruz Cristiano Ortodoxa. León, Helena, Leo y Rea eran los que comandaban aquella procesión privada y de ahí revelaron lo que llevaba el primero consigo. Celim les acompañaba, como Representante del Sultán Mehmed II El Conquistador del Imperio Otomano y con ello, ante los ojos del Rey de Rusia, éstos se abrieron como platos, asombrado de lo que llevaba consigo.

Uno de sus Consejeros murmuró algo a los oídos de uno de los Ministros allí presentes. No podían creer lo que estaban viendo ante ellos, parecía ser sacado de un sueño pero lo que tenían consigo, a pocos metros, asombroso.

- Veo que mi predicción se ha cumplido.- Habló Iván III, cerrando los ojos y poniéndose en pie para recibir aquellos Símbolos del Poder.

- Hace mucho tiempo, en el año 476 D.C, mil años antes, los Hérulos comandados por el Rey Odoacro de Italia llevaron las Insignias Imperiales a Bizancio tras la caída del Imperio Romano de Occidente y con la destitución del último Emperador, Rómulo Augusto, se continuó con el legado. Ahora vuelve a pasar lo mismo.- Habló Helena ante el Monarca.

- Y por ello queremos que sea Rusia quien siga con este camino. Ustedes mismos lo han dicho: Se consideran la "Tercera Roma" y eso es algo que durará para siempre.- Añadió León, mientras que Iván III tomaba la Corona Imperial y con ello la sostenía en sus manos, analizando cada palmo, detalle, incluso el más minúsculo de la misma y luego pasaba a los otros Emblemas del Poder, quedando en un profundo silencio que se extendió por un par de minutos demás hasta volvió a depositarla en las manos de León.

- Sus palabras son tan ciertas.- Dijo, llevando sus manos hasta la espalda y mirando a los presentes de frente.- Hace poco yo estaba pensando y hasta dije que la resistencia en Trebisonda y el Despotado de Morea iban a  ser muy breves, efímeras y estaba en lo cierto. Se mantuvo una lucha hasta que tuvieron que rendirse y ahora forman parte del Imperio Otomano.- Habló y miró a cada uno de ellos allí reunidos.- Ahora que las cosas se han calmado y veo que esta es una oportunidad de oro para continuar con este Legado, yo acepto portar estos Símbolos del Poder.- Anunció y de ahí cundió una gran emoción al escuchar esas palabras que asombraron, dejaron sorprendidos a los presentes y de ahí vieron como Iván III las tomaba, convirtiéndose en el sucesor de los Bizantinos y la Herencia de Roma, estando "unido" con Mehmed II El Conquistador. 

https://youtu.be/H5cZ9QxbHuo

Uno de sus Guardianes lo coronó y recibiendo las otras Insignias, Iván III de Rusia pasó a convertirse, no en el Rey de su Patria y pueblo, sino también del Legado Romano y Bizantino. Por él pudo sentirse como la Historia lo iba señalando, habiendo escogido su camino y con ello vinieron los aplausos y felicitaciones. Cuando la ceremonia hubiera terminado, éste miró a los Paleólogos que se encontraban allí, quienes se arrodillaron ante él.

- Ustedes nunca harán eso, amigos.- Les anunció.- Ninguno de ustedes, al igual que mi pueblo, son parte de estas tierras ahora, en este momento, así que de pie.- Les animó el hombre y eso los tomó por sorpresa.- Hoy comienza su Historia en Rusia.

"Hoy comienza su Historia en Rusia". Esa oración caló hondo en el espíritu de los Bizantinos. No era el fin, sino el principio de algo nuevo, fresco, el comienzo de una nueva etapa para aquellos que les tocó vivir la decadencia de su Imperio y ahora empezaban desde cero. Para muchos, con el correr del tiempo, les costó acostumbrarse al clima, las reglas e incluso el aspecto que les rodeaba, sobre todo al tener Montañas, valles, estepas, era distinto, no se sentían como en casa pero, al recordar el sacrificio de aquellos que pelearon y pudieron hacer frente a los Mongoles, era un digno recuerdo para dejar establecido que todo ese viaje que emprendieron desde Constantinopla no había sido en vano.

Y tras la coronación de Iván III, siguiendo el camino de Bizancio y Roma, aunque quedaba el Sacro Imperio Romano-Germánico en Occidente y a los Otomanos en Constantinopla, la vida para aquella gente fue cambiando, rotundamente y empezando con los que los lideraron.

- Entonces, Rea, ¿te vuelves a Constantinopla?.- Preguntó León a la Princesa Guerrera.

- Sí, allí está mi familia pero descuiden, yo me haré cargo de que a Celim no le vuelven a ensartar con una flecha.- Respondió y lanzó una pequeña broma que causó risa entre los presentes, exceptuando al Teniente del Sultán, quien montaba su caballo.

- Los vamos a extrañar, chicos. Espero que tengan cuidado al volver y que un día nos puedan visitar.- Sostuvo Helena, mientras que se despedía de ella con un fuerte abrazo.

- ¿Quién dijo de despedidas?. Tal y como oímos al Rey de Rusia: Esto es solo el comienzo.- Relató Celim con amabilidad.- Nos dirigimos hacia un Futuro para nosotros, dejando de lado la guerra y la muerte. Además, esta Era está por cambiar.

- ¿Cómo lo sabes?.- Inquirió Leo Bashara al Otomano, quien se mostró seguro de sí mismo.

- Se puede ver en los avances dentro de la navegación, las armas de fuego y la Artillería Pesada. La Caballería dejará de ser el arma principal, ahora los cañones serán quienes ocupen ese lugar y las murallas pasarán "de moda". Todo tiene un principio y un final. Éste es el fin de la Edad Media y ahora entraremos en la Moderna, quizás, incluso, la razón comience a dejar de lado a Dios pero sin reemplazarlo, solo poniendo de que el uso del pensamiento sea la respuesta ante tantas incógnitas.- Detalló el rubio, quien avanzó unos metros con su caballo.

León notó ese "cambio" en el aire, de renovación, esperanza. Dejando atrás los problemas y angustias que tanto les afligieron, el dolor de haber perdido tanto en esa guerra y ahora brillaba una luz al final del túnel. Algunos pensarían de que era una locura, otros no pero cuando se despidieron de Rea y Celim, ambos cabalgaron juntos por las estepas de Rusia con rumbo hacia el Sureste, Asia Menor, el hogar del Otomano y la Bizantina.

- ¡Nos volveremos a ver, amigos, mucha suerte!.- Les deseó el rubio, quien agitó su mano en el aire y tras despedirse de ellos, con lágrimas en los ojos, León y Helena, en compañía de Bashara, se quedaron allí hasta que sus siluetas no fueron más que meras sombras recortadas en el horizonte, mientras que iban partiendo hacia su rumbo.

- Muchas gracias por todo, Rea. Adiós, Constantino, hermano mío.- Finalizó el peli negro y tras enfilar para donde estaban las Puertas amuralladas de Moscú, ellos ingresaron en aquel sitio, internándose y dando por iniciado su nueva vida en esas tierras.

El tiempo fue pasando y los "Últimos Bizantinos" se terminaron por instalar en Rusia. El "Principado de Moscú" continuó creciendo, expandiéndose, poco a poco, hacia el Este, para las Estepas de Siberia, conquistando los territorios que, antiguamente, ejercieron su control los Mongoles y el Rey Iván III El Grande continuó con el "Legado de los Paleólogo"; manteniendo las relaciones con las tribus opositoras al "Gran Khan" y sus otros grupos fragmentados, así como también con los Otomanos. 

Por su parte, Celim y Rea volvieron a Constantinopla, ahora bautizada como Estambul y fueron recibidos por Mehmed II. Allí se quedaron y tuvieron un hijo juntos, quien heredó el carácter aguerrido de su madre y la compasión de su padre. Además de que continuaron visitando a sus amigos en Moscú todo el tiempo que pudieron.

Mientras tanto, Leo Bashara contrajo matrimonio con una rusa llamada Valeria y tuvieron un niño y una niña gemelos, además de que continuó ejerciendo su cargo como Teniente de los Paleólogo hasta el último día de su vida en la Tierra.

León y Helena continuaron con su función de servir a la Casa Paleóloga junto a Bashara y Rea, mientras que se reencontraban con sus familias, quienes habían partido de allí y finalmente tuvieron hijos después de la guerra vivida, a los cuales bautizaron con los nombres de Constantino II, en honor al hermano del primero y Crisólogo. 

El tiempo fue pasando, las generaciones que les tocó vivir la "Caída de Constantinopla" fueron dando lugar a otras nuevas y la Edad Moderna se fue asentando en el "Viejo Mundo", mientras que comenzaban a llegar noticias sumamente importantes, sobre todo desde el Occidente, en donde España, Inglaterra y Francia dieron forma a lo que se conoció como los "Estados Modernos" con sus respectivas formas de gobierno, regidas por la Monarquía, la cual fue ganando posiciones de avanzada durante el Crepúsculo del Feudalismo, sobre todo por la "Peste Negra" que debilitó y diezmó las filas de los "Señores Feudales" junto con las "Cruzadas" y las distintas luchas como la "Guerra de los 100 Años" y de "Las Dos Rosas", donde el poder fue recayendo en las manos de los Reyes, quienes volvieron al poder después de mucho tiempo de permanecer en las sombras. 

Aún así, las pujas por ver quién sería la próxima Potencia en Europa no se quedaron atrás. En Italia, por ejemplo, tuvo lugar una de las primeras "Guerras Italianas" entre España, Francia y las distintas Repúblicas que se disputaban el control de la Península y que se extendería por buena parte del Siglo XVI que estaba por comenzar. 

Para León y Helena, con sus pequeños Constantino II y Crisólogo en brazos, mirando el Atardecer desde Rusia, montados a caballo y acompañados por sus amigos, se preguntaban qué clase de Futuro les depararía a su próxima generación. 

- Un nuevo Sol comenzará a salir con el Siglo XVI que se acerca. Es como si hubiera sido ayer cuando dejamos Constantinopla y nos dirigimos hacia Rusia para formar un nuevo hogar.- Mencionó la chica, mirando a su marido, quien se giró.- Cuando nos llegue la vejez, habremos pasado a segundo plano, todo se irá convirtiendo en anécdotas que solo recordarán los más listos.

- Yo creo que no.- Respondió León, mientras que Constantino II estaba sujeto a la espalda de su padre para no caerse.

- ¿Cómo lo sabes?.- Deseó saber ella y fue entonces que él señaló hacia los Cielos, en donde un Águila estaba surcando el Firmamento Crepuscular con todo su esplendor.

- Sila de Roma dijo que siempre habrían Águilas que volarían muy alto, enfatizando de que, a pesar de contar con todo el apoyo de los "Optimates" y destruir a sus adversarios, los "Populares", siempre se alzarían voces y personas que le harían frente. Su obsesión por borrar todo rastro de las Reformas de Mario terminaron por jugarle en contra ¿y sabes por qué?.- Dio esa referencia histórica, llamando la atención de la chica y sus ojos se abrieron como platos.

- Julio César fue quien continuó con la obra de su tío Mario.- Recordó y León asintió con la cabeza, tranquilo, sereno.

- Papa, mama, ¿quién es ese hombre que tanto hablan?.- Inquirió el pequeño Constantino, el cual se hallaba cerca de Helena. Ella lo alzó en el aire y lo miró un rato, chocando su nariz, suavemente, contra la del niño, haciéndole reír.

- Es aquel que colocó la "Piedra Fundacional" de lo que sería el Imperio más grande de la Historia.- Mencionó ella, notando la curiosidad en los ojos del pequeño infante.

- Y del cual nosotros descendemos y que dio origen al Imperio Bizantino que nosotros tuvimos el honor de formar, como una de sus Dinastías reinantes.- Añadió él, mientras que la mirada de ambos niños se sentían atraídas por esos relatos.

- ¿Pueden contarnos cómo fue?.- Desearon saber y eso llevó a que los padres lanzaran una risilla al aire.

- Es una promesa.- Juró León y con Helena a su lado, cabalgaron hacia Moscú.

Avanzaron bajo el Crepúsculo, con sus últimos rayos dorados sobre nubes de color violeta, plata y doradas del Otoño y el frío que se avecinaban, un viento que surcaba los valles, movía copas de árboles, césped y hojas en el suelo, como si fueran los padres que acunan a sus pequeños hijos a la hora de ir a dormir, se hizo sentir, mientras que los caballos y sus jinetes ingresaban en la Ciudad.

- ¡Bienvenidos!.- Saludó Leo Bashara, quien, a pesar de estar en los casi 50 años, aún se mantenía fuerte y listo para combatir al lado de sus amigos.

- ¡Leo, hermano mío!.- Se acercó León, abrazándolo al Oficial Imperial.- ¿Te gustaría venir esta noche a cenar con tu familia?.

- ¡Sí, que venga el Tío Leo!.- Pidieron los niños con emoción y éste lanzó una risilla.

- Por supuesto.- Prometió y una vez sellado ese "Pacto", juntos reanudaron su marcha por la Ciudad del Principado de Moscú.

Y los años fueron pasando, aquella familia perteneciente a los Paleólogo comenzó a crecer, a juntarse con otros miembros de la Realeza Rusa y formaron sus lazos, uniéndolos, pasándose a llamar los "Últimos Bizantinos" y con ello fue comenzando el Siglo XVI; uno en donde España había llegado a América con las expediciones de Cristóbal Colón, el "Renacimiento" estaba avanzando a grandes pasos sobre Europa, se dejaba a Dios de lado para poner a la razón y el pensamiento, abandonado esa oscuridad y miedo que generó la Edad Media. Se retomaba el camino de la Antigüedad, en especial con Grecia y Roma. Muchos intelectuales comenzaron a aparecer en distintos campos como la pintura, arquitectura, escultura, literatura, teatro y las innovaciones tecnológicas no paraban de asombrar a los Reyes, en especial a los de la Península Ibérica, los cuales pusieron fin a más de 700 años de dominio Musulmán sobre sus tierras con la conquista del "Reino Nazarí de Granada", al Sur de España y siendo éste el último bastión que ocuparon y que cayó para 1492 D.C, justo cuando Colón llegaba a América.

España estaba comenzando a ascender en la "Pirámide del Poder", mientras que Francia e Inglaterra lidiaban con las consecuencias de las dos guerras que tuvieron, la ya mencionada iba en camino hacia una gran consolidación, la cual tuvo lugar un tiempo después, con la llegada al Trono de Carlos I de España y V de Alemania junto con su proyecto de crear un "Imperio Universal Cristiano" pero para cumplir con esa meta tuvo que enfrentar una serie de guerras.

Era el año 1526 y en Europa se estaban produciendo una serie de acontecimientos de suma importancia, en especial con las "Guerras Italianas", una de las tantas que hubo y justo la de aquel momento, conocida como la "Guerra de la Liga de Cognac", un mensajero estaba llegando al Principado de Moscú, acompañado por un pequeño Destacamento de Caballería perteneciente al Sacro Imperio Romano-Germánico. Consiguió entrar en la urbe y de ahí enfiló hasta el Palacio donde gobernaba el Rey Iván III El Grande.

- Buenos días, Embajador, ¿qué desea?.- Preguntó una mujer que pasaba por allí.

- Mucho gusto, mi nombre es Camilo de la Buenfuente de Galicia, vengo en nombre del recientemente ascendido Rey de España y Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, Carlos I/V, nieto de los "Reyes Católicos" y de los cuales también ocupé esta magistratura.- Se presentó con educación y a su lado venía un hombre de negro y sombrero, notándose de que era un Sacerdote. 

- Y yo soy Francesco Silvio, vengo en nombre del Sumo Pontífice Clemente VII.- Añadió aquella persona de baja estatura.- Estamos buscando a los "Últimos Bizantinos", ¿saben dónde podemos encontrarlos.

- Si los buscan, aquí tienen a una de ellos.- Respondió aquella chica.- Mi nombre es María Paleóloga, Comandante del Batallón de Élite conocido como el "Dragón Negro" y con el nombre de guerra de "La Duquesa de las Mil Máscaras".- Hizo su entrada aquella muchacha, llamando la atención de los Embajadores.

- No puedo creerlo.- Quedó sorprendido Francesco al oír esas palabras provenientes de la chica.

- Si tanto desean conocernos, adelante, yo los guiaré. Es por aquí.- Les concedió esa "Vía Libre" y fueron entrando en el Palacio Real, dando por comenzada una nueva etapa dentro de la Historia de los Paleólogos y con ello su Futuro a lo largo de los Siglos en Europa.

Fin del Primer Arco. 

[Y aquí termina esta primera entrega y con la puerta de entrada hacia la segunda parte, la cual contará con 7 capítulos bien largos, abarcando el Siglo XVI.

Veremos, tal y como se dijo, a los "Últimos Bizantinos" en esta nueva saga, así que vayan preparándose.

Agradezco muchísimo a las personas que han comenzado a seguir este fic. No olviden mandar reviews.

Espero que les haya gustado el "Primer Arco", nos estamos viendo, amigos.

Buen comienzo de fin de semana de mi parte y a estar atentos para el próximo. 

Cuídense y hasta la próxima, Camaradas.].

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