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8

La cara me arde como si hubiesen pegado en ella un hierro incandescente. Me la toco con cuidado, aún tratando de procesar lo que pasó.

Liv me mira con rabia, casi con odio y yo no tengo la menor idea de qué está pasando aquí.

¡Todo es culpa tuya! -me grita.

Me acaricio la mejilla, trato de calmarme, y decido que no le tendré en cuenta el golpe. Evidentemente está fuera de sí.

—Liv, ¿me puedes decir qué pasó para que eches mi puerta abajo, me abofetees y me eches la culpa de algo que no tengo ni la más remota idea de lo que pueda ser?

—No te hagas la santa, Ana. ¡Estoy hablando de Anthony!

Ah..

Espera, ¿qué?

—¿A-Anthony?

Apenas la pregunta escapa de mis labios, la cara de Liv se vuelve un caleidoscopio de emociones. Transita de la rabia inicial a la confusión, el asombro, la tristeza y la burla a una velocidad impactante.

—¿No te dijo?

—¿Decirme qué?

Olivia sacude la cabeza mientras se ríe; una de esas risas bajas y escalofriantes que te erizan cada centímetro del cuerpo.

—No puedo creerlo. —suelta el aire que estaba conteniendo en un suspiro y me mira, desafiante. —Jamás te lo dijo, ¿verdad?

—¿Decirme qué Liv?

—¿Nunca te dijo que yo estuve primero?

—¿Qué?

Me quedo anonadada por un segundo, tratando de comprender las palabras que acaban de salir de su boca. La siguiente media hora transcurre casi como en un sueño, cuando Liv comienza a contarme su historia.

La historia de mi mejor amiga y el chico que me rompió el corazón.

Liv (Un año atrás)

"Hasta cuándo tendré que estar en esta cola infernal"—pienso, mientras observo a Ana venir hacia mí.

- Con esto ya tenemos todo, ¿verdad? - me pregunta y yo reviso antes de responderle.

-Sí, está todo.

Minutos después, vamos rumbo a nuestra escuela con todas las órdenes listas, dispuestas a esperar otras tres horas antes de poder ver a nuestros amigos. Sin pensarlo mucho, le suelto:

-He conocido a un nuevo chico.

Parece como si le hubiese hablado a una pared. Ana está en su propio mundo (algo muy típico en ella) y parece no haberse dado cuenta de lo que le he dicho. Tras lo que parece una eternidad, me responde:

- Ah, ¿si? ¿Cómo se llama?

-Su nombre es Anthony y a que no adivinas quién me lo presentó. - mi voz apenas puede ocultar mi emoción.

Conocía a este chico desde hace unos meses y era realmente sexy. Al parecer, ambos nos atraíamos y habíamos hablado sobre la posibilidad de conocernos en persona y, con suerte, llevar esa amistad a algo un paso más lejos.

-Ni idea- murmuró mi amiga. Casi olvido lo que le había preguntado.

-Venga, intentalo.

-Mmm, no lo sé. ¿Carlos? - no me está haciendo ni caso, pero ya sé yo que esta información le hará prestar atención.

-Nop. Fue Marco.

Su reacción cambia al instante. Se tensa de pies a cabeza y voltea a verme con los ojos muy abiertos, como si no se lo pudiera creer.

-Espera, ¿qué?

-Así como escuchaste querida- le respondí.

- ¿Qué hacías hablando con Marco? Pensé que serías solidaria y no le hablarías más por respeto a mi persona.

- Venga, sabes que no me gusta. Y ese lío fue el año pasado, dudo que alguien se acuerde.

Ella tenía un terrible crush con ese chico; daba pena ajena, la pobre. Pensé que, cuando se le declaró, él aceptaría y por eso documenté toda la acción. La rechazó el muy idiota, y yo que estaba grabando un live, no pude ni siquiera borrar el vídeo. Él se lo pierde; Ana es una chica muy dulce y sinceramente, no es fea.

-Literalmente, toda la escuela se acuerda. - la vergüenza es visible en su rostro y por un segundo, me siento mal por ella.

-Bueno, el caso es que tenemos ahora un amigo más- no quise decirle la verdad sobre él, no era el momento. - Anthony es agradable, te lo aseguro.

-Bien.

Llegamos a la escuela luego de unos minutos caminando en silencio y nos sentamos en un parque a esperar. Ana saca un libro de su mochila con cara de haber sido desenterrado de una excavación egipcia y se pone a leer tranquilamente. Yo, por otro lado, me la paso en las redes sociales. Estoy viendo estados cuando un meme graciosísimo aparece en mi pantalla. Cómo no, el estado es de Anthony y casi en automático, llamo a mi bestie para enseñárselo:

-Ana, ven a ver esto. Es muy gracioso.

Ella se acerca y lee sobre mi hombro. Sonríe y hace ademán de irse, pero algo más parece llamar su atención.

-Dame eso- me dice mientras toma el teléfono de mis manos. Trato de protestar, pero es demasiado tarde.

Ana se enzarza en una batalla virtual con mi amigo y, aunque solo leí por encima, pensé que se matarían.

Pero no.

Luego de ahí, la cosa avanzó como una montaña rusa a toda velocidad. Ese día discutieron como perro y gato y yo estaba aterrada de que Ana arruinara mi posible ligue de verano. Y si lo hizo, pero no de la forma en que me imaginaba.

En cuanto Anthony supo que había estado hablando con Ana y no conmigo, jamás volvimos a ser lo mismo. Cada vez que le escribía, me decía que estaba ocupado y Ana apenas me hablaba ya. No hizo falta más que sumar dos más dos.

Estaban encantados el uno con el otro. Nunca había visto a dos personas encajar tan rápido y tan bien, y eso me sentó como una puñalada.

Durante ese verano, Anthony dejó de escribirme por ella; tal vez suene mal, pero es a ella a la que suelen dejar por mí. Cuando traté de recuperar terreno, él me dijo: « Nunca le vas a llegar ni al polvo de las sandalias ».

No podía creerlo, (sigo sin creerlo) pero esperé sin prisas mi momento y este llegó dos meses después de que Ana partiera a la universidad.

Anthony me llamó desesperado, preguntándome si su preciada Ana había hablado conmigo. Según él, llevaban semanas sin hablarse sin ninguna razón.

Típico de los hombres, nunca se dan cuenta de nada. Ella simplemente se estaba cansando de que él no le diera el lugar que se merecía. Su pobre corazón de pollito no era capaz de soportar una amistad con derechos sin enamorarse.

Patético.

Pero como toda buena amiga, debo protegerla a toda costa, así que le dije a Anthony todo lo que Ana sentía por él. Juro que pude sentir los engranajes de su cerebro funcionar, y gracias a ese dato, conectar cada una de las llamadas, mensajes y reacciones, según él, descabelladas.

-Ella no puede amarme. Yo no puedo lidiar con eso ahora.

-Pues te ama. Y cito: "ama cada pieza rota de ti y te ama precisamente por todas las cosas que te hacen pensar que no puedes gustarle". - digo, leyendo en mi computadora uno de nuestros tantos mensajes del Facebook.

-No sé qué hacer- pobre chaval. Puedo sentir la batalla en su interior crepitando como un fuego ardiente. ¿Rompe toda relación con ella para evitar que la cosa se complique? ¿Cede a su egoísmo y la mantiene a su lado?

¿Qué será?

-Haz que te odie- digo.

- ¿Cómo dices?

-Si no quieres que te ame, haz que te odie. ¿Qué la haría despreciarte?

La línea se queda en silencio un momento, y cuando por fin responde, me deja con la boca abierta.

- Acostarme contigo.

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Hola chicos. Debido a la importancia de este capítulo, he decidido dividirlo en dos. La próxima parte estará subiéndose en los próximos días.

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