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Capítulo 9: Cansado de esperar

HIJOS DE LA NOCHE

HIJO DE LAS ESTRELLAS

CAPÍTULO 9: CANSADO DE ESPERAR

Gracias a sus poderes, Ethan logró hacer que Aira volviera a dormir; aun así, nosotros no pudimos olvidarnos con facilidad de la desesperación que pareció tener durante esos minutos, ni de nuestra incertidumbre al creer que estábamos a poco de resolver el rompecabezas de Dalila.

Según Google y los viejos vídeos que llegaron a hacer los Maine para algunos programas de entrevistas, fueron una familia muy unida, sin importar los conflictos internos que llegaron a tener los primos. Después del fallecimiento del papá de Aira hacía muchísimos años, comenzaron a vivir en una misma casa su madre, sus tíos, Mareritt y ella; así que, fue fácil suponer que el haberse enterado de la repentina "muerte" de la más joven de la casa se convirtió en un golpe duro para todos, en especial después de lo difícil que fue la vida del otro muchacho antes de dejar de forma oficial el patinaje artístico.

Al igual que nosotros (los demonios y los vampiros), vivieron desgracia tras desgracia los últimos años. La diferencia fue que ellos no pudieron demostrar su fragilidad al mundo, como sí pudo hacerlo nuestra gran familia.

Suponiendo que en verdad Mareritt era la reencarnación de Dalila y, por lo tanto, el alma gemela de Chase, pudimos crearnos la idea que quien se presentaba ante él durante sus sueños era, en efecto, el pobre primo de Aira.

—Yo no me exijo de más cada mañana, no he perdido a ningún familiar, tampoco he estado en una relación tóxica en la que mi pareja se avergüence de mí, ni me han tocado sin mi consentimiento... —Habían sido las palabras de Chase.

En palabras de Aira, ese muchacho era el esfuerzo y la exigencia en persona, por eso siempre lo envidió: nunca lograría tener la misma disciplina y dedicación por el patinaje que él. Aún si ambos ganaban, ella siempre tenía un puntaje inferior.

Mareritt, apodado como "el rey del hielo" por los medios, solía despertarse a las cinco de la mañana para comenzar su rutina en la que muy apenas tenía tiempo para sí mismo, por lo que nunca tuvo muchos amigos; así que, cuando "perdió" a su prima, tuvo que haber sido de las cosas más dolorosas que le tocó vivir, justo después de la tortura que se vio en la necesidad de soportar con su entrenador (su expareja) y su único mejor amigo.

—En un momento vuelvo —anuncié, levantándome del columpio con un horrible dolor de cabeza y una inquietud que se hizo visible para todos.

Ethan también se puso de pie para llevar a acostar a la menor de nosotros.

Al apartarme, casi por inercia, Iris me siguió y dejó al resto hablando con Chase. Yo tenía ganas de vomitar todas las chucherías que comimos antes de esa noticia y, sobre todo, un repentino temblor que me recorría todo el cuerpo, imposibilitándome el estar quieto en mi lugar.

Caminamos hasta el extremo más alejado del jardín Mun, quedando rodeados por árboles frutales de todo tipo y un par de macetas con flores. Ella me rodeó los hombros con uno de sus suaves brazos.

—¿Por qué no lo siento? —Le pregunté en un murmuro tras haber guardado silencio unos largos segundos—. Tú lo hiciste con todos los de tu clan cuando estaban pasando por un mal momento, ¿por qué yo no puedo hacerlo, si es parte del mío?

No había ningún lazo. Lo único que tenía era el rastro de un aroma que me era imposible de seguir y los sueños sin interpretar de Chase.

—A lo mejor no es el momento...

—¡Está sufriendo, por Orión! —La interrumpí, haciéndola fruncir los labios. Siempre odió que la gente hiciera eso—. No deja de decirle a Chase sus problemas y también lo está atormentando.

» Si en verdad es la reencarnación de Dalila, querrá ir tras él, y, si no lo es, estará decepcionado de haber estado tan cerca de hallarlo... ¡Y cree que es hetero, maldición!

Y el Maine era un hombre, por todas las estrellas.

—Ni siquiera sabemos si es él, Scorps —frotó mi brazo y trató de darme un poco de ánimos—. Es decir, puede no ser Dalila y que, en cambio, es alguien que tiene una conexión especial con nuestro chefcito.

» No se oye tan descabellado... Donovan siempre tuvo cierta chispa con Víctor, Ryuu ¡y ni hablar con su hermano! Y, aun así, nunca tuvo un lazo... De todas formas, es un Ainsworth.

Apoyé mi cabeza en su hombro y puchereé con un leve quejido. Ni siquiera sabíamos dónde estaba Mareritt, pues perdieron el rastro del resto de los Maine apenas se dio por muerta a Aira.

—Sea o no de mi clan, sea o no el alma gemela de Chase, la está pasando muy mal —dije. Ella asintió con lástima—. Tú has visto las noticias y los programas de chismes. Hablan y hablan del problema con su entrenador, de cómo su mejor amigo acabó trabajando con él a sabiendas del daño que le hizo, ¡y ahora piensa que su única prima está muerta!

Si me volvía loco con las seis personas de mi clan, ¿cómo diablos querían que me hiciera cargo de un reino completo junto con James? ¿Por qué todos me vieron como una luz en medio de la oscuridad, si yo me sentía tan perdido?

—Si lo llegan a encontrar —mi prima habló—, espero que se dé la oportunidad de relacionarse contigo, como Hayden lo hizo conmigo. Creo que podrá ver en ti, y en Chase, a alguien en quien confiar muy rápido... Si llegas a contarle, tu historia, claro —agregó al instante en que nuestros ojos se toparon.

Suspiré y alcé la mirada al cielo unos instantes al haber creído comprender a lo que se refería con sus palabras.

Nunca me torturé pensando el Albert y el acoso que viví de su parte porque, cada que llegaba a mencionarlo en una conversación, lo recordaba como lo que era: un cobarde que jamás aceptó su sexualidad y que me culpó a mí por haberle hecho tambalear la imagen de "hombre perfecto" que tanto se esforzó en construir para ser del agrado de las familias más poderosas de Inglaterra, aparte de su envidia y codicia.

Como siempre tuve a Iris y al resto de demonios y vampiros a mi lado, supe que estaba bien acompañado y que siempre habría personas mejores que él (o peores, según YoungSoo).

Por otro lado, a las insistencias de Cepheus (y del resto de pretendientes que tuve) no les di la importancia necesaria porque me encontraba ocupado en mis asuntos... Y si querían enamorarse de la supuesta imagen angelical que siempre desprendí, sin conocerme, entonces era asunto suyo.

—Aylan también lo habría comprendido —pensé en voz alta.

Recordar el cómo él afrontó el intento de violación que recibió por parte de Fuchs, en el campo de concentración, siempre me provocó escalofríos y un sentimiento de angustia que me robaba el aire. A diferencia de mí, él les tuvo pavor al resto de hombres que no fueran los Ainsworth, hasta que me conoció.

—Y Hayden lo habría escuchado durante horas —agregué, decidiendo aferrarme a ese hecho.

Llegaron a la vida del otro en el momento correcto.

Cuando decidimos regresar, pude ver que James y el resto hablaron con Chase acerca de si Mareritt era su destinado o no.

Me senté a su lado y lo abracé porque su lazo decía a gritos estoy confundido, estoy perdido y siento que me ahogo.

—¿Deberíamos continuar? —Preguntó James cuando vio a Ethan salir de la casa, yéndose directo hacia donde se encontraba su esposa.

Los demás intercambiamos un par de miradas, dudando en si decir que sí o que no.

—Seguro que TaeYang querrá dejar en ridículo a YoungSoo, después de tantas burlas que ha hecho sobre su relación... —Animó el ambiente a su manera.

YoungSoo lo miró mal, a diferencia de Hikaru, quien se rio. Muy distinto a como mi mejor amigo hubiera querido (celos y besos posesivos), su pareja era muy positiva, tranquila y brillante. Era un Sol.

—Te toca contar cómo te has unido al clan... O alguna experiencia, como hizo Chase.

—No, no. Es tu turno de decirnos cómo te ha mordido Scorps... —TaeYang evitó los ojos acusadores del Hwang y el suspiro agotado de Dean, quien siempre resumió su sentir con la típica frase de "lo que no fue en mi año, no me hace daño"—. Sería interesante saber cómo...

—No voy a contar cómo fue mi primera vez con Scorpius —dijo al instante, ganándose una risa de mi parte.

No me molestaba que lo evitara. Prefería guardar ese recuerdo para nosotros dos.

—Lo que puedo narrar es lo que sucedió contigo y YoungSoo, desde mi perspectiva. Así no quedan como un tonto enamorado —se refirió a TaeYang— y un egoísta de mierda —en esa ocasión, señaló a mi amigo.

—Por favor, evita lo mío con Crystal —pidió mi prima en un murmuro.

En esa ocasión, mi esposo, como todo buen amigo que discutía a cada rato con ella sobre tonterías, sonrió e hizo una promesa vacía.

Tal y como prometí a Scorpius, volví cien años después de su conversión, justo a inicios de 1801. Conocí diferentes países europeos, americanos y asiáticos; también conseguí un montón de recuerdos para todos, aprendí diferentes trabajos para ganarme algo de dinero extra y, sobre todo, tuve que aprender a huir de disturbios entre civiles y los altos mandos.

Ningún reino se comparó con mi amado hogar.

Desde siempre, en los libros históricos de Abaddón, se relató que los demonios más viejos, (ahora muertos) se encargaron de enseñar sus lenguas e idiomas a los humanos incivilizados del pasado. Eso ocurrió también con temas como las culturas, tradiciones y las mismísimas mitologías, siendo reales para nosotros y fantasiosas para los hombres ordinarios.

Debido a lo anterior, la gente de territorios como Meridión sirvieron para sentar las bases de países asiáticos, en particular Corea, China y Japón.

La gente de Abaddón se encargó de transmitir todos sus conocimientos a los siguientes demonios para que, cuando decidieran explorar el mundo humano, por lo menos supieran algo de él. Así fue cómo yo pude saber tan siquiera lo básico de algunos lugares a los que visité, al igual que, gracias a las incontables clases de idiomas, pude mantener conversaciones extensas con diferentes humanos; aun así, los extranjerismos, tecnicismos, regionalismos y demás me complicaron un poco la interacción.

A pesar de que la Tierra fuese maravillosa y tuviera detalles muy parecidos a los de Abaddón (y que incluso me topara con algunos conocidos que hacían lo mismo que yo: explorar el mundo), extrañé a mi hogar y al resto de demonios y vampiros, en especial a Karlav, Iris, Crystal, Lesath y, por supuesto, Scorpius.

Recuerdo haber llenado una bolsa con regalos exclusivos para él, también nuestros desvelos para hablar durante horas a través de los diarios que conseguí y, claro, de las cosas que llegamos a confesarnos en noches especiales, como nuestros cumpleaños y Días Mágicos.

Para cuando regresé, dos años más viejo, apenas crucé a Amadahy a través del portal, lo primero que recibí al dejar el equipaje en el suelo fue un fuerte impacto que me hizo tambalear y caer de espaldas a la orilla del lago.

Más bien, fue un impacto de lavanda y mandarina y de pequeños rizos rubios haciéndome cosquillas en la nariz.

—Volviste —murmuró Scorps.

Murmuró mi líder.

Murmuró mi destinado.

Murmuró mi amor.

Murmuró mi vida.

—Necesitas un baño —continuó, sin dejarme hablar.

En verdad necesitaba uno, me vi en la necesidad de cruzar un gran campo de col antes de llegar al río más cercano para abrir el portal.

Ignoró mi olor y lo sentí suspirar antes dignarse a verme cara a cara.

Su corazón latía muy fuerte contra mí, así que no dudé que él también podría sentir el mío, que mis nervios eran palpables y que mi sonrojo sería más visible de lo que imaginé.

En cien años, Scorpius cambió.

Se dejó crecer el cabello hasta que le cubriera las orejas y le surgieron unos cuantos ricitos más, su rostro adelgazó un poco y marcó su fina mandíbula, y su expresión apenada de antes cambió a una más tenaz y con un brillo inexplicable.

Era hombre.

Era ángel.

Era demonio.

Era mi perdición.

Aún con sus cambios, seguía siendo la pequeña estrellita que dejé antes de irme.

—¿Te estás pavoneando porque ahora estás más fuerte? —Su pregunta me tomó casi tan de sorpresa como su picoteó incesante en mi pecho.

Al instante, me cubrí con los brazos y eché mi cuerpo hacia atrás, apenado por el toque tan personal, y porque, al parecer, estaba tan tenso que no me percaté que quería impresionarlo tanto como él a mí.

—Iris y Lesath han organizado una fiesta para ti. ¡Intenté evitarlo! Orión sabe que sí —suspiró y negó, inconsciente de cuánta atención estaba prestándole a cada mínimo rasgo suyo—. No me hicieron caso e invitaron a todo el reino, aunque no sé si vayan a venir todos porque no cabemos.

Me hubiera molestado, si no fuera porque estaba al tanto de la reciente ruptura que Iris y Crystal tuvieron, después de tener más de noventa años juntas, y de la pequeña incomodidad que surgió entre ambas. Lo dejé pasar por lástima, al imaginarme que lo hacía para mantener su cabeza ocupada, pues también estaba inquieta por ser la única fundadora sin integrantes para ese entonces.

Lesath, por otro lado, ya se había enlazado con Finn (su alma gemela), Demian y Elizabeth; fue hasta años después que se les unieron Matthew, HyunSeok y mi hermana, Alyssum.

Estaba al tanto de todo, gracias a los mensajes que intercambiaba con Scorpius con quien, para mi desgracia, ya teníamos a YoungSoo y a Chase.

—Para compensar el tiempo perdido, tendremos que bailar juntos para contarnos todo lo que olvidamos escribir en los diarios —hablé, por fin, ganándome una sonrisa suya—. El único problema ahora es que me estoy mojando. No sé si te percataste: nos caímos al agua.

Después de todo, quien cayó de trasero fui yo y él tuvo que haberse mojado nada más que las rodillas al haberse dejado venir contra mí.

Me sonrió otra vez y algo revoloteó en mi interior, entusiasmado por ver esa expresión de nuevo. Acaricié sus mejillas con mis manos húmedas y disminuí con las gotas de agua el calor que tenía en ellas por la emoción.

Él cerró los ojos y no reprochó.

YoungSoo e Iris me regañaron por no haberlo saludado con un beso, incluso Karlav pareció haberse confundido un poco cuando se lo conté.

No lo sentí del todo correcto, si no habíamos formalizado, e imaginaba que a Scorpius le habría gustado que hiciéramos eso primero, antes de dar el siguiente paso.

Me equivoqué un poco con eso último.

—Uno de los muchachos que trabajan con el señor Hwang nos hará el favor de llevarnos a Anemoi con sus poderes —dijo, poniéndose de pie y ayudándome a hacer lo mismo—, pero también podemos quedarnos aquí y no ir...

Por cómo se me quedó viendo, pestañeando lento y con los ojos fijos en los míos, presentí el doble sentido en sus palabras, así que me negué a la oferta con una risita.

—¡No tenemos que hacer nada! Podemos estar aquí y charlar, si quieres.

—Si nos tardamos, ya veo a YoungSoo venir exclusivamente a buscarnos, gritando sobre quién sabe qué, y rompería nuestra burbuja —expliqué. Él no pudo negarse—. Luego, llegarían Iris y Crystal regañándome por hacerlas esperar; Lesath y Karlav vendrían detrás de ellas, tratando de calmarlas... Y si es que Chase quiere venir a saludarme, de seguro lo hará con una cara de pocos amigos para fingir que no le interesa.

—Seguro que tu poder tuvo que haber sido el de ser un aguafiestas, en vez de todos los que tienes —su fingida molestia me hizo sonreír—. Déjame ayudarte llevando algo.

Y así fue cómo nos pusimos en marcha hacia las afueras de Amadahy, charlando sobre el resto de los muchachos, de sus clases de danza, de mis últimas aventuras y de nosotros mismos.

Me contó que era mi turno de pertenecer al clan, así que le prometí que lo haríamos apenas tuviéramos oportunidad.

Eso fue durante mi fiesta de llegada, después de haber dicho un discurso improvisado y ser atacado por cientos de preguntas por parte de los virreyes y Karlav, cuando pudimos encontrarnos en la pista y bailar un largo rato tras la deliciosa cena.

Ambos odiábamos los aburridos valses.

—Sé que debes de estar pensando en cosas como que en cien años pudimos haber cambiado mucho —Scorpius comenzó, luego de haberle dado una vuelta—; sin embargo, quiero que lo nuestro comience ya.

Siempre fue el que tomaba la iniciativa en temas del amor.

—Te esperé mucho, James —prosiguió con la mirada fija en mí y sujetándose con firmeza para encontrar el coraje suficiente—. Crecí, aprendí demasiadas cosas, encontré a dos integrantes compatibles con el clan, fui paciente todas las noches en las que te eché de menos, me hice cargo de tus tareas en el Gran Consejo e hice la ceremonia para Iris cuando se confirmó que sería la tercera y última en unirse a nosotros...

Si antes no reprochó nada, en ese momento lo hizo.

Me echó en cara todo lo que tuvo que hacer esos cien años, esperando una recompensa por sus sacrificios y deshaciendo mis planes de pedirle ser mi pareja de una forma más bonita y romántica.

—¿Entonces no quieres que te prepare una cita, te diga mil cosas cursis y después te pida ser mi novio? —Pregunté, de hecho, porque yo ya tenía listas en mi cabeza esas mil cosas cursis para decirle.

Se me quedó viendo de una forma tan seria que me hizo tragar saliva.

—Mi alma te esperó quién sabe cuántos años para volverte a hallar, yo lo hice cien años más, ¿y me pides que espere quién sabe qué tantos días para que prepares eso? —Casi gritó.

Una parte de mí me dijo que no me alterara, que no era mi culpa porque siempre fui alguien tranquilo; otra, en cambio, decía que yo mismo provoqué eso por haberlo hecho aguardar tanto. Fue mucho más paciente de lo que yo hubiera podido serlo.

—Solo bésame y formalizaremos después.

—Ja, ja —reí de forma falsa y tonta, sin saber si lo decía de verdad o no.

Quizá Iris, Crystal y YoungSoo tenían razón acerca sobre mí: era un veinteañero virginal con pensamientos aburridos y tontos.

—¿De qué te ríes? Si no me besas tú, lo haré yo —amenazó—. Les diré a todos que yo fui quien dio el primer paso y se burlarán de ti por no haberlo hecho, sabiendo que me gustas desde que te conocí.

—¿Qué? —Pregunté, avergonzado.

Siempre lo supe, aún si quise ignorarlo lo máximo posible por miedo a no ser su destinado; no obstante, una cosa era guardar para mí los recuerdos de esos bellos sonrojos y, otra muy diferente, oírlo de sus labios.

Me ama.

Me ama. Me ama. Me ama.

Me ama desde antes de conocernos.

Me ama desde hace tanto que duele.

Scorpius. Scorpius.

Scorpius tiene tanta prisa.

Quiero. Quiero. Quiero.

Quiero darle lo que merece.

Quiero darle lo que pide.

Porque lo amo.

Lo amo. Lo amo. Lo amo.

Él pareció haberse dado cuenta también, pues su pequeño ceño fruncido se relajó y sus mejillas adquirieron un tono rosado.

—O sea... —Balbuceó—. Es decir... Sí. Eso... Ajá.

Fue un momento muy extraño e incómodo que ahora, cada que lo recuerdo, me parece divertido y único.

Scorpius es único.

Verlo pasar de un semblante molesto a uno tan apenado fue chistoso y lindo a la vez. ¿Cómo podía hablar tan rápido? ¿Y cómo una persona tan bajita podía encarar a alguien más fuerte y grande que él, dejándolo sin habla?

—Entonces —murmuré al confirmar que los pocos vampiros y demonios que se nos quedaron viendo a lo largo de la pequeña discusión volvieron a retomar sus bailes con normalidad—, ¿quieres que te bese ya?

—Sí... Quiero decir, si tú quieres, ¿verdad? —Me pregunté qué tanto estuvo pasándole por la cabeza en ese momento—. Si no quieres, entonces no... Yo sí quiero... Si tú no, yo entiendo...

Lo besé, por fin, por primera vez.

También lo interrumpí porque era necesario para que dejara de decir tantas cosas, como yo lo hubiera hecho, si hubiera pasado al revés.

Fue un beso que duró poco más que el de nuestro primer Día Mágico juntos, suficiente para los Scorpius y James de ese entonces a los que les esperaba una larga vida por delante.

...

Nuestra formalización sucedió justo una semana después de mi fiesta de bienvenida.

Le preparé una velada romántica, como sabía que le gustaría, bajo su árbol favorito de Amadahy. Cociné bajo la supervisión de Crystal, decoré sin ayuda el lugar con bellas guirnaldas de flores y velas y le obsequié un collar de plata con un pequeño lapislázuli colgando de él.

Fue en esa noche en la que fue oficial mi unión al clan, al igual que fuimos capaz de ver nuestras vidas pasadas.

Esa noche, nuestro lazo vibró y nos abrazó.

Esa noche, nuestro lazo habló y decía:

Amor...

Has vuelto a mí.

Las estrellas brillan por ti.

Las estrellas cantan para ti.

Esta es...

Esta es la joya de mi amor por ti.

Tómala.

Tómame.

...

Lee TaeYang, después llamado TaeYang Sallow, se unió a nosotros dos meses después que yo. Recuerdo que todos fuimos de visita a Septentrión para saluda a los Spinster cuando Scorpius comenzó a sentir el surgimiento de un nuevo lazo, el cual se encargó de guiarnos hasta la Corea de 1800.

Para nuestra fortuna, al igual que YoungSoo, Chase y yo, él no se encontraba en peligro, por lo que pudimos acercarnos poco a poco para comprender el entorno en el que se desarrollaba: una gran y vieja casa en la que vivían un montón de niños sin padres, jóvenes con carencias económicas y adultos mayores que apenas sabían qué día era.

—Vive en un chiquero —YoungSoo se quejó—. Están locos si piensan que me haré su amigo.

Él fue el miembro escogido para que se acercara a TaeYang, ya que tenía los rasgos de la familia Hwang bien marcados

—Oh, vamos, ¡se ve que es muy amigable! —Scorpius animó, señalando a nuestro elegido.

—Amigable o no, este lugar no va conmigo.

A pesar de sus quejas, no opuso mucha resistencia cuando vio al, en ese entonces, castaño, cargando y cuidando a varios niños del barrio. Ignorando a su ser arrogante y exagerado, no había nada más que suavizara su corazón que un hombre llevándose bien con los niños.

Y vaya que congeniaron rápido.

TaeYang era talentoso con las manos, tenía buen ojo para las plantas y una asombrosa memoria visual, así que él fue quien acabó maravillando a nuestro amargado Hwang, dejándose sorprender al ser llevado a diferentes zonas de la ciudad y ser presentado frente a sus conocidos. Claro, amaba la atención, más la de gente inocente y amable, como la de Scorpius y el pobre Lee.

El resto del clan no hizo nada, a decir verdad, ¡ni siquiera el líder! Porque, para cuando el propósito del viaje fue revelado, ese par ya habían dado demasiados pasos en su relación, volviéndose una clase de Crystal e Iris 2.0, sin el título de pareja oficial.

Gracias a eso, Scorpius no batalló nada en convencerlo para que se uniera y dejara toda esa vida detrás, no sin antes haberles dejado un regalo monetario a todos los habitantes de esa vieja casa.

Young, a mi parecer, una vez más se encaprichó con la primera persona agradable con aspecto angelical que encontró; mientras que TaeYang, sin más, quedó fascinado con su piel morena, cabello lizo y sonrisa cuadrada.

—Yo creo que en verdad siente algo por él —Scorpius me solía decir, en cambio, salvando la imagen de su mejor amigo a capa y espada—. No sé qué tan lejos vayan a llegar, ya que ambos están conscientes de la historia de mi prima y Crystal... Al menos ya están advertidos.

Como si de Karlav se tratara, permitió que ambos miembros cometieran los errores que quisieran para que pudieran aprender de ellos. Yo, por mi lado, no me quejé porque comprendí el propósito de todo eso.

Mientras Chase era un amargado y se limitaba a meterse temporalmente con mujeres humanas en aquella época, YoungSoo y TaeYang tenían su amorío fugaz y Scorps y yo nos llenábamos de pendientes reales.

—Siento que esto ya es un ataque hacia mi persona —interrumpió ahora Chase, molesto por su descripción. Mi esposo se encogió de hombros y me apretujó un poco más entre sus brazos—. Primero, YoungSoo; ahora, tú. Tienen algo en mi contra, ¿verdad?

—No te queremos por heterosexual. ¿No ves que rompes nuestra línea de parejas homosexuales? —Mi mejor amigo lo acusó—. Ojalá que Mareritt sí sea tu alma gemela para verte con pánico gay, ¡imagínate! De seguro te pones peor que James. Tendremos que grabar eso —Se corrigió, acercándose a tomar del brazo a Hikaru—. Seremos tu sombra.

—Aviso de una vez que es muy probable que estaré dormido todo ese tiempo —confesó Hikaru y yo estuve de acuerdo con su siguiente explicación—: El calor en la Tierra es espantoso, lo único que me dan ganas con esas temperaturas es dormirme bajo el aire acondicionado.

» ¡Y no olvidemos el invierno, a veces tan frío y otras tan caliente! O cuando está fresco y nublado, después de una tarde lluviosa... O cuando entran los rayos del Sol por la ventana...

Amaba dormir casi tanto como amaba a su esposo.

—No, amor, necesitamos molestar a Chase... Bueno, yo —YoungSoo dijo, exagerando. Le habría quedado increíble abrir un taller de actuación, en vez de estar conmigo en danza—. Es mi naturaleza. Ya pasó de moda hacerlo con James.

—¡Alabadas sean las estrellas! —Exclamó el mencionado, agradecido por ese milagro.

—No va a haber vídeos de mi pánico gay porque no tendré ninguno, ¿entendieron? —Chase tomó la palabra, ganándose nuestra atención por el tono altanero que usó, justo para que todos giráramos a verlo—. No me gustan los hombres, Mareritt no es mi destinado y, aún si lo fuera, él no me gustará y lo más probable es que yo tampoco le guste porque, a como se oye, es alguien muy organizado y recto. Yo soy todo lo contrario y...

—Muy bien —interrumpí, antes de que dijera alguna tontería—, ahora dilo sin llorar.

Escuché la risa de Hikaru, TaeYang y Dean. Eran los que se mantenían alejados de problemas para evitarse discusiones a futuro, como las que tenían muy seguido YoungSoo y James.

—Ahora que lo pienso, ¿lo has visto en fotos o vídeos? —Ethan preguntó—. Es decir, a mí me parece alguien muy atractivo.

Iris agregó que a ella también, incluso Dean, el que menos parecía estar interesado, estuvo de acuerdo.

—Tal vez hasta a ti te parece un poco guapo.

—No me interesa porque ni siquiera sé si es mi destinado, así que ya dejen el tema o me enojaré de verdad y luego Scorpius tendrá que actuar de mediador y blablablá —interrumpió al vampiro.

Suspiré ante su comentario, pues me pareció muy verdadero.

Había muchas preguntas por responder y no teníamos ni la menor idea de por dónde comenzar, así que nos quedaba una sola opción: esperar. Si esperar no era suficiente, seguir adelante con nuestra misión de hallar al culpable de las quimeras sería nuestro siguiente paso. 

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