134. Entrenando
No. Los amantes no habían logrado escapar. De momento, Magnus no dio más detalles.
* * *
Luna llena llegó.
Alec estaba con el pequeño Rafa en brazos. El niño, por más que Alec lo intentaba, no se dormía. Sus labios en pequeños pucheros que cambiaban a sonrisas, ruiditos felices escapan de él, risitas que hacían a Alec sonreír y a Elara y Max removerse en su vientre, como queriendo alcanzar al niño que abrazaba su padre. Sus enormes ojos marrones más abiertos que durante todo el día auguraban una larga noche en vela.
Esperanza y Magnus hacía rato se habían ido a sus respectivas habitaciones. Alec se había sentido culpable, pero había cerrado con seguro su puerta.
Era Luna llena. Hoy bajaba su Luna.
-Hoy vas a conocer a alguien especial -dijo Alec a Rafa, tocando su naricita con su índice. Rafa se rió. Acomodado sobre el vientre de Alec, como si hubiera nacido para estar ahí.
Con un brazo sostenía firmemente a Rafa. Su otra mano bajó a su vientre cuando sintió a Max y Elara moverse demasiado. Ya eran grandes, había bultos en su vientre cuando ellos se movían así. Fue de esa manera que supo que él ya venía.
Su mirada, ahora de oro y plata, se dirigió a la ventana, donde su Luna llegó. Magnus envuelto en esa luz tan conocida. Sonrió caminando hacia ellos, se arrodilló frente a Alec, sus manos acariciaron ambos lados de su vientre, su enorme vientre, sintiendo a sus hijos moverse al reconocerlo, Rafa también de retorció en brazos de Alec, haciéndolos reír a ambos.
-Bien -Alec se puso de pie, todavía sonriendo-, Rafa, este es Magnus. Magnus, el pequeño Rafael.
Magnus sonrió y extendió sus brazos al niño que ya lo conocía perfectamente. Rafa hizo un gorgojeo feliz, ese que siempre hacía cuando uno de ellos lo abrazaba.
-Le gustas -dijo Alec feliz. Eso era bueno, porque él planeaba quedarse a Rafa, y también quería a su Luna en sus vidas-. Es el niño que soñé.
Ya se lo había presentado, mientras estaba en el cielo, pero ahora estaba aquí y se sentía todo más real.
-Será nuestro niño también -Magnus no dudaba, no sólo por la petición de Raziel, también porque Rafa se había ganado su corazón. Justo ahora estaba tratando de llegar a sus cabellos y tirar de ellos.
-No, Rafa -Alec intentaba detener a Rafa y no reír.
-Está bien -Magnus hizo una mueca cuando Rafa lo logró-, creo que Max y Elara serán peores. Vamos a entrenar con Rafa a ser padres.
-¿De verdad? -la expresión de Alec era radiante-. ¿Podremos adoptarlo cuando bajes? -su mirada se apagó un momento-. ¿Vas a bajar con nosotros como prometiste?
-Por supuesto -Magnus no sabía cómo, pero lo iba a lograr. Alec lo amaba, él lo sabía, y podía seguirle contando la historia. iba a recordar por sí mismo.
Fue hasta que estuvo en brazos de Magnus que Rafa se durmió. Esta vez lo dejaron en su cuna. Magnus atrajo a Alec en sus brazos, ahora sí podía amarlo libremente, abrazarlo y besarlo como suyo, como Magnus de día -y también de noche- no podía hacerlo.
Alec se dejó abrazar. Max y Elara se tranquilizaron con las caricias de su padre, las manos de Magnus sobre su piel desnuda. Y Alec se durmió con el latido de Magnus en su oído. Lo extraño fue que no se sintió diferente a las otras noches, se sentía en su hogar en los brazos de su Luna, pero era tan perfecta como las noches anteriores.
CONTINUARÁ...
Quedan dos meses. Muchas gracias por aguantar esta larga historia ❤
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