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Capítulo 9: Lo que debería ser.


Notas: sé que debí actualizar ayer pero me faltaba terminar el capítulo pero anoche me desvele y zaz aquí esta, ahora actualizare los viernes por que si será cada 8 a menos que algo más pase y tenga que cambiar de día ya saben.

Capítulo 9: Lo que debería ser.

"Look at me

You may think you see who I really am

But you'll never know me

Every day

It's as if I play a part

Now I see

If I wear a mask

I can fool the world

But I cannot fool my heart"

Así que el día de la familia no había resultado como esperaban ninguno de ellos, por un lado Ben seguía ansioso por que al parecer nadie quería aceptar a los pequeños villanos y Jay molesto por que todo en el reino de Auradon fueran unos idiotas, y por el otro nuestros queridos chicos ellos... bueno ellos solo querían terminar con el plan tomar la varita y salir de ahí... bueno más o menos.

Ok a quien engañamos todos ellos tenían ciertas dudas sobre traicionar a Ben y llevarse la varita.

¿Realmente iban a echar a perder su oportunidad de una nueva vida por los deseos de venganza de sus madres?

La respuesta debía ser sencilla y sin embargo no lo era para ellos.

Un día mas, un jodido día mas y todo aquello terminaría Carlos pensó para sí, sin dejar de acariciar al pequeño perro en sus brazos, toda la estúpida mañana tuvo que soportar las miradas cargadas de odio y desconfianza de aquellos otros estudiantes y aun que deberían estar acostumbrados a este punto, la verdad es que el prefería ser ignorado, entonces Jay le acorralo en su casillero luego de una de sus clases para pedirle otra cita.

¿Enserio que pasaba con ese estúpido príncipe y su fascinación por él?

Carlos realmente se quería negar el no estaba de humor para una maldita cita con nadie, sin embargo mientras el muy idiota del príncipe sonreía y el recitaba la tabla periódica para tranquilizarse acepto.

Así que ahora estaba ahí esperando en su habitación cambiado, esta vez no iba a pedir ayuda de Evie, una vez había sido suficiente muchas gracias con un perro que llevaba el mismo color en su suéter, porque esta vez quería incomodar lo más posible al príncipe empezando a cansarse de aquella farsa y sintiendo mucho pero mucho odio por el mundo en general.

Sus pensamientos fueron de inmediato interrumpidos por el zumbar de un celular, aquel aparato que el idiota del príncipe le había dado y justo después de aceptar ser su novio parecía zumbar más que nunca con mensajes ridículos, enserio quería comprarle con regalos o algo, de mala gana lo contesto solo para descubrir que era Jay el causante de su naciente dolor de cabeza.

"ven a la entrada de la escuela- Jay"

Por lucifer el muy cretino todavía le obligaba a bajar a buscarle, que paso con eso de ir a recogerle a la habitación, bueno así que caminando lo más lento posible esperando hacerlo esperar por lo menos se dirigió al lugar, pero en la entrada no pudo divisar a Jay por ningún lado ni su jodida motocicleta, confundido miro a ambos lado en busca del susodicho abrazando a su pequeño perro.

- ¿Esperas a alguien habibi? – pronunció una familiar voz detrás de el haciéndole saltar un poco.

- Solo a un príncipe – girándose para observar al chico que sonreirá con gusto de mirarle, en su mano una simple rosa fue extendida para él, Jay había aprendido de su error anterior y no volvería a llenarle de rosas o corría el riesgo de ser golpeado con ellas, tal vez, definitivamente- pero parece que no va a venir.

- Tal vez pueda ser yo ese príncipe – levanto su mano para acariciar su mejilla sin dejar de verle a los ojos con dulzura pura.

- Claro porque no – de inmediato desvió la mirada incomodó por la atmosfera que se formaba mientras arrebataba la rosa y le brindaba toda su atención ignorando al príncipe frente a el – ¿nos vamos?

- Por aquí – murmuro el príncipe guiándole al colocar una mano en su espalda baja y empujarle en dirección a un vehículo que no había notado antes.

- Tienes un Lamborghini - el pequeño observaba con ojos fascinado el vehículo frente a el - ¿Qué paso con la motocicleta?

- La última vez comentaste lo poco segura que era, así que la envié de vuelta a casa y mande por este – indicó abriendo la puerta del copiloto.

- Así que tienes un Lamborghini y una motocicleta – comento casualmente como si aquello no fuera totalmente increíble entrando en el auto.

- Tengo mucho más que eso – aquel príncipe le guiño un ojo antes de cerrar la puerta del coche para luego darle la vuelta y entrar en el lado del conductor.

- ¿Que? – Carlos miro confundido al príncipe que se abrochaba su cinturón y le indicaba hacer lo mismo.

- Algunos coleccionan estampillas o sellos – lo miro sonriente colocando ambas manos en el dorado volante que parecía hecho de oro puro ( y Carlos realmente pensaba que eso podía ser posible al notar por la actitud del príncipe presumido) y encendiendo el auto que ronroneo bajo su toque – yo autos.

- Tienes una colección de autos – le miraba incrédulo – si normal - murmuro observando ansioso el auto en su interior notando como aquel dorado se extendía por todo el tablero, resistiendo el impulso de tocarlo, de asegurarse que aquello no fuera oro solido.

- ¿Te gusta? – la mirada de aquel joven era casi suplicante, como si la respuesta de Carlos fuera lo más importante del mundo.

- Está bien pero yo te hacía más de Ferraris... pero este está bien – trato de restarle importancia al asunto aun cuando realmente no podía acabar de creerse que ese príncipe pudiera gastar tanto en un simple hobby, aquello era indígnate ellos en la isla tenían que pelear por la comida en mal estado y esos ricachones príncipes coleccionaban autos como si fueran estampillas y eso de alguna forma le hizo enojar más.

- Te regalare un Ferrari, elije el color y palabra que no saldrá de mi colección – Jay realmente quiera hacer sentir al muchacho amado, sabía que en la isla no tenían lujos y de alguna forma quería darle algo para hacerlo sentir mejor.

- Si bueno me gusta más el Chevrolet impala... del 67 más que nada – reprimió las ganas de rodar los ojos ante las palabras de aquel príncipe y sonar lo más causal que pudo.

- Te gustan los clásicos eh.

- Lo clásico me vuelve loco – sonrió recordando cuando fue la vez que vio un auto en una fotografía mas bien, pues en su deseo de aprender había tomado un libro de autos clásicos del botadero, solo para pasar durante horas admirando aquellas maravillosas máquinas en su "habitación" cuando su madre estaba de buen humor para dejarle en paz.

- Lo tomare en cuenta... o casi lo olvido – sostuvo el volante con una mano, mientras con la otra buscaba entre los asientos – tengo algo para ti no es un impala pero – encontrando aquella caja la saco frete a el - ábrela.

- ¿Una computadora? – abrió la caja mirando confundido en su interior – ya tengo una – regreso la mirada al príncipe que lanzaba miraditas en su dirección mientras conducía con sumo cuidado para no causar más molestias por su imprudencia al joven.

- Si mira la computadora que has estado usando es mía en realidad, no había dicho nada porque parecías realmente necesitarla, haciendo las tareas y reportes, así que me compre otra y lo deje pasar, pero recordé que la he dejado caer varias veces y el otro día note como te frutabas frente a la pantalla por que esta se congelo, no tengo idea si eso sea normal o no pero decidí comparte algo nuevo, es la más reciente del mercado y yo solo... pensé en ti ok – el chico se miraba nervioso por su reacción decidido a mirar fijamente el camino durante su explicación.

- Si está bien – Carlos respondió frívolamente cerrando la caja y empujado la caja a sus pies donde no hiciera estorbo con desdén sin mostrar realmente agradecimiento, de reojo el observo como el chico suspiraba al notar su reacción, aquello parecía ser un desastre.

Y el silencio se prolongo hasta el restaurante francés, donde no pudo ser peor sentado en aquella pequeña mesa rodeado de tanto lujo, Carlos no estaba seguro si Dude podía estar dentro y sobre todo sentado en una pequeña silla y comiendo directamente en un fino plato de cerámica, sin embargo Jay había afirmado que no había problema.

"puedo comprar todo el lugar solo para que Dude coma en la mesa"

Fue su solución cuando cuestiono el hecho de que su perro tal vez no podría entrar, afortunadamente eso no había sido necesario el propietario en persona les estaba atendiendo con una sonrisa para el asombro del pequeño de Vil, sin embargo eso no aligero la tensión en aquella mesa.

- ¿Entonces te agrada el lugar? – sonrió aquel vanidoso príncipe sosteniendo su copa que era llenada por aquel hombre.

- Estoy seguro que no dejan entrar perros –comento casual sin dejar de mirar a su alrededor por aquella ostentosa decoración y notando como su copa se llenaba de agua.

- Ya te lo dije, soy un hombre poderoso habibi – se inclinó suavemente sosteniendo su copa para beber de ella con elegancia - si pido una hamburguesa me la traerán en un instante.

- Preferiría ir por esa hamburguesa a comer aquí- murmuro incomodo retorciendo la servilleta en su regazo, aquella que fue colocada ahí por el hombre que parecía vigilarles como un halcón.

Jay miro a su pequeño acompañante incomodó entre tantos lujos del lugar, su intento por complacerle y bañarle de regalos no estaba funcionando, sorpresa Lonnie tenía razón, por lo que de inmediato dejando la copa de vino sobre la mesa se levantó de su lugar hasta llegar al chico, le tomo de la mano y salió de ahí con todo y perro gritando algunas palabras al dueño quien les despedía disculpándose como si este fuera el causante de su partida.

Un par de horas más tarde aquel vehículo se detenía en un pequeño mirador a las afueras de la ciudad donde podían admirar la ciudad entera.

Ambos chicos sentados en el capó del auto comían hamburguesas en total silencio, aquellas que compraron en el autoservicio de una cadena local de comida rápida, para gusto del menor.

- Me gusta venir aquí a veces, es tranquilo y la vista es buena – hablo luego de varios minutos de silencio el príncipe, mientras mordía su hamburguesa y le miraba de reojo.

- Si lo es – respondió fríamente el chico dando un bocado de su comida a su fiel amigo peludo que se sostenía en su regazo en un intento de ignorar al hombre a su lado.

- ¿Cómo es la isla? – Jay no se rendiría tan fácilmente, el realmente quería animar a Carlos luego del desastroso día de ayer y bueno realmente quería saber.

- Fría, mal oliente, tétrica... - el chico enlisto aquellas virtudes mientras tomaba otro tozo de su hamburguesa para si - tu sabes una prisión – termino sarcásticamente mirando mal al chico por su estúpida pregunta.

- Lo siento – aquel árabe aparto la mirada al darse cuenta de su error.

- No es tu culpa – algo en aquella mirada del príncipe le hizo darse cuenta a Carlos que estaba siendo un completo imbécil y bueno no era realmente su culpa.

- Mi padre ayudo a crearla cuando formo la alianza con el rey Adam... así que lo siento – Carlos de inmediato se sorprendió ante aquello, genial otra cosa más porque odiar al estúpido príncipe y su jodido padre.

- ¿Cómo es Agrabah? – se animó a preguntar luego de varios minutos de silencio, claro que el sabia, Aladdín solía contarle sobre ella todas aquellas noches que pasaba en su casa, todos aquellos días en los que simplemente quería fingir que no tenía que regresar a casa con su madre, pero esta vez Carlos quería saber de ella desde otra perspectiva, saber si era tan maravillosa como él se la imagino.

- Tu sabes caliente, seca... arenosa – Carlos le lanzo una mirada de incredulidad ante sus palabras, dejándole claro que quería muchos más detalles que esos – al amanecer - suspiro el príncipe derrotado ante aquella mirada - cuando los rayos del sol tocan las dunas del desierto parece como si todo estuviera hecho de oro puro un inmerso mar de oro líquido – relato el mientras su mirada regresaba a aquella vista de la ciudad en un intento de recordar y visualizar aquel paisaje- y en la noche cuando es la luna quien ilumina cada grano de arena estos brillan como miles de diamantes y eso junto al estrellado cielo nocturno es la segunda cosa más hermosa que eh visto- Carlos jamás había escuchado a Aladdin hablar así de la ciudad, de aquel reino de donde provenía y escucharlo hablar así con aquellas bellas palabras le hizo sentir un inmenso deseo de conocerla de ver aquel lugar con sus propios ojos, nunca había deseado tanto ir a un lugar tanto antes de que Jay le hablara de aquel desierto y puede que eso le asuntara un poco por que dentro de él sabía que no solo era por el lugar, si no por él, por el chico que estaba engañando.

- ¿Qué puede ser más hermoso que eso? – pregunto curioso el chico regresando su mirada por un instante al pequeño perro que lamia sus dedos grasosos y salados por las papas fritas.

- Tu – murmuro el chico ganando su atención nuevamente -Tus ojos, tu sonrisa, tus hermosas pecas que te transforman en un bello ángel – el rostro de aquel chico se acercó nuevamente al de él, un pulgar acariciaba entonces su mejilla ahí donde sus pecas salpicaban su rostro en un movimiento hipnótico - eres lo más hermoso que eh visto en la vida habibi – susurro acercándose más a sus labios en un intento de besarle pero Carlos desvió la mirada de inmediato rompiendo con aquella atmosfera.

Carlos casi se deja llevar por aquellas dulces palabras, envolver por la atmosfera, el casi cae en el juego del príncipe y le besa, por lo que se reprendió mentalmente, volvió a recordar la razón de su estadía en Auradon, la razón por la que acepto salir con Jay, lo que este y su padre hicieron por Aladdín. Guardaron silencio después de eso mas cuando la conversación volvió a empezar todo empeoro.

- Sé que no es mi asunto pero necesito saber ¿quién fue? – Jay no pudo resistir la necesidad de saber aquello, no después de observar las reacciones tan reservadas del chico confundiéndolas completamente - ¿Quién se atrevió a dañarte? – le miro preocupado.

- Tienes razón no es de tu incumbencia – respondió inmediatamente el sosteniendo a su perro con más fuerza, girándose unos centímetros en un intento de darle la espalda.

- Fue alguien de la escuela... ¿Chad? – empezó a indagar realmente preocupado porque alguien estuviera intimidándole, ninguna de sus heridas lucían frescas pero esos moretones podían tardar días en curarse - O el equipo de Tourney... porque si fue así voy a matarles...

- Dije que no importa – bufo molesto el chico sintiendo totalmente incomodo ante la reacción del joven que parecía realmente enojado y preocupado por aquello, por lo que se bajó del capó intentando alejarse de él.

- A mí me importa, tu eres importante para mí – Jay le siguió de inmediato tomándole del brazo y girándole para hacerle frente cuando el chico seguía ignorándole - no lo entiendes... ai Ghali – susurro lo último confundiendo un poco al chico al no saber realmente a que se refería, Carlos no conocía el significado de aquella palabra pero la mirada del príncipe, la ternura con la que la dijo le hizo sentir un calor en su interior que le confundía cada vez más.

- Mi madre...- confeso al fin, puede que no todas las lesiones fueran de ella, pero si había alguien responsable por que su cuerpo estuviera lleno de cicatrices y quemaduras, que su piel mostrara un marmoleado de color esa seria Cruella de Vil - ella se molestaba con facilidad – continuo explicando negándose a mirar a los ojos de aquel que le miraba con amor hace no más de diez minutos, evitando su mirada de seguramente asco al escuchar cómo era tan innecesario que su propia madre se lo hacia saber.

- Mi madre no deseaba que yo naciera...- pero Jay no le soltó, el no mostro asco o repulsión, el confeso otro secreto a él, al chico que estaba jodido hasta el interior - prefería morir a dejarme existir - Carlos levanto la vista observando como la mirada de aquel príncipe dudo por un momento ante sus palabras, reconociendo el dolor en ellas - mi padre el bueno tenía una extraña manera de demostrar su interés en mi... de enseñarme a ser como el – susurro aquello ultimo con temor aflojando el agarre sobre el chico que le miraba cada vez más confundido.

- ¿Y eres como él? – Carlos no sabe por qué aquellas palabras salieron de su boca. Tal vez quería una razón para continuar, para seguir convencido en destruir a ese chico que parecía tan roto como él.

- No lo sé... tal vez – el desvió su mirada ante su respuesta, soltando completamente al chico, dándole una oportunidad de alejarse – pero debes entender que uno es quien elije ser, no tu madre... solo tu... - hablo nuevamente con nuevas fuerzas, con voz firme y mirándole directamente a los ojos asegurándose que entendiera aquel mensaje.

- Es fácil para ti decirlo tú vives en Auradon – respondió el sin emoción, una declaración de lo diferente que eran las situaciones, una llamada de auxilio silenciosa por lo que era obligado a hacer.

- Y ahora lo haces tú, Carlos... - volvió a tomar su mano esta vez con más suavidad entre las suyas- no dejare que ella llegue a ti... nada te hará daño otra vez... - le miró fijamente dando su palabra para depositar aquel beso entre sus dedos en una promesa que tal vez no pudiera cumplir del todo - te lo prometo.

Carlos desvió la mirada rompiendo con aquel momento tan íntimo entre ellos retirando su mano y acariciando a su perro en un intento de tranquilizarse, sintiendo como miles de sentimientos pasaban por su cabeza, cuando él se estremeció de frio un fuerte brazo le rodeo los hombros atrayéndole más a aquel firme pecho, el no pudo evitar descansar su cabeza en aquel hombro así como tampoco aspirar aquel aroma tan delicioso y extrañamente confortable, aquello solo hizo regresar sus dudas, eliminar todo el odio y rencor a aquellos ciudadanos.

Carlos no estaba seguro de poder seguir con su misión.

***********************

Ben se quedó ahí parado escuchando los susurros, sintiendo como todo le miraban con desaprobación, como su voluntad flaqueaba ante las palabras de su padre.

"todo era su culpa"

Y aun que intentaba convencer a los chicos de la isla que todo estaría mejor luego de su coronación la verdad era que el que necesitaba convencerse de aquello era el mismo, quería un motivo para asegurarse que estaba haciendo lo correcto.

Así que un día antes de ser Rey el momento previo en que se convertiría en la autoridad Ben se preguntaba si sería buena idea haber traído a aquellos niños, creer que podría ayudar a los hijos de los seres más crueles del reino.

- Ben no te eh visto en toda la mañana y ahora estas demasiado callado ¿qué pasa? – cuestiono aquel chico luego de haber entrado a su habitación paseándose para luego dejarse caer sobre la cama como si fuera dueño del lugar, costumbre de haber compartido la habitación con aquel príncipe.

- No sé si lo has notado pero tenemos este informe y... - Ben ignoro completamente a Jay cuando este se paseaba por la habitación tomando libros y moviendo cosas del lugar para dejarlas en otro lado, él también se había acostumbrado a la extraña curiosidad del sultán.

- Y tenemos 3 días para entregarlo, sin contar que mañana será tu coronación y viernes por lo que no hay clases y tenemos todo el fin de semana... - Jay soltó el pequeño libro que tenía en sus manos, el cual solo ojeaba mientras intentaba buscar la manera de hablar con Ben ya que este parecía demasiado distraído desde esa mañana y bueno aún que él tenía planes para esa tarde no iba a dejar a su buen amigo en esa condición- ¿Qué pasa? – se sentó de inmediato en el borde de la cama para mirarle seriamente.

- ¿Por qué habría de pasar algo? – y al fin aquel chico rubio se giraba del escritorio donde su portátil encendido parpadeaba en una hoja completamente en blanco donde dicho informe debería escribirse, Ben solo estaba intentando verse ocupado.

- Porque por lo regular yo soy el sombrío chico preocupado por problemas de Agrabah que sufre en silencio y tú eres el alegre príncipe que me está fastidiando para relajarme un poco y ver el lado positivo de todo – explico cruzándose de brazos y dándole aquella mirada donde levantaba su ceja y le miraba fijamente en una completa declaración de "no te dejare hasta que confieses".

- Te la vives sonriendo a todo el mundo – Ben frunció la nariz en desconcierto al escucharle, puede que tuviera razón pero Jay por lo regular estaba siempre tan sonriente con todas esas chicas que bueno solo estaba sombrío en la habitación luego de escuchar noticias de su reino.

- Esas son las apariencias y lo sabes... - Jay levanto una mano espantando en el aire para restarle importancia para después levantarse y quedar frente al chico - ya dime.

- No pasa nada – el joven en la silla trato de girarse para dar por terminada aquella conversación cuando unos fuertes brazos le rodearon y levantaron de su lugar.

- Anda dilo – Jay le había tomado del cuello aplicándole una llave y jalándole hasta la cama donde le dejo caer – no te soltare hasta que lo hagas – continuo empujando sus piernas entre las del príncipe para someterlo sobre esta.

- Jay no espera – Ben intento defenderse, zafarse de aquel agarre pero aquel Sultán siempre fue mucho más fuerte y brusco que el por lo que se dio provecido debajo de aquel cuerpo - bien te lo diré... ¿crees que estoy en un error? – levanto su mirada para enfrentar la del joven que le sometía, aquella llena de dudas.

- No eh empezado mi informe pero yo creo que... – empezó a soltarle poco a poco para levantarse de encima del príncipe.

- Sabes de lo que hablo – Ben se levantó de la cama quedando sentado junto a Jay - traer a los chicos de la isla – murmuro suavemente dejando caer la mirada a sus manos mientras estas se abrían y cerraban en nerviosismo - tal vez todos tienen razón si mi padre no ha hecho nada por ellos tal vez yo no debería ...

- No – Jay dejo caer una de sus manos sobre aquellas que se abrían y cerraban llamando la atención del joven que levanto la mirada- escúchame bien Ben lo que has hecho no es fácil – le miró fijamente lleno de seriedad acercándose lo suficiente para hacerle entender el punto de aquella declaración - pero tienes razón en cuanto a condenar chicos inocentes por crímenes de sus padres, familias enteras solo por el mal de uno solo... eso no está bien.

- Nadie parece verlo así – Aquel joven desvió la mirada derrotado, cansado de ser aquel que siempre fuera atacado por cualquier cosa en el reino, el chico que aún se sentía inseguro por el peso de aquella enorme corona.

- Estoy revisando todas las condenas de mi padre – Jay soltó sus manos sentándose mucho más cerca del joven, chocando sus rodillas juntas en un intento de consuelo - a toda la gente que envió a la isla, todos aquellos que podrían ser inocentes o al menos no merecer estar ahí, mi madre y los concejeros ayudan... no lo entiendes quiero ser mejor que mi padre un mejor gobernante y reparar sus errores.

- ¿Por qué ahora? Y no antes cuando tomaste la corona – aquel príncipe cuestiono volvió la vista al su amigo que ahora se veía completamente vulnerable al recordar a su padre, la sombra que le perseguía.

- Porque todos tenían razón y solo era un chico engreído con poder, pero ahora entiendo muchas cosas – suspiro derrotado.

- Es por Carlos verdad – y aquello no fue una pregunta, era una afirmación, aquella que quedo confirmada al ver como el rostro del árabe se iluminaba ante ese nombre.

- Si alguien como él pudo crecer en ese lugar estoy seguro que debe haber más gente buena... - Jay levanto la mirada nuevamente, pero esta vez no le miro, sus ojos vagaron por la habitación perdiéndose en la nada con una sonrisa en el rostro- inocente.

- Y decías que no serias un buen gobernante - Ben sonrió, ganando fuerza ante aquellas palabras, palmeando la rodilla de aquel chico que simplemente sonrió aún más ante su aceptación.

- Estoy aprendiendo de ti – Jay choco su hombro con el del príncipe empujándole un poco en un gesto agradable para liberar aquella tensión que poco a poco empezaba a disiparse.

- Aun no soy rey – empujo de vuelta el rubio, dando gracias a su padre por empujarle a aquella amistad.

- Eso no impide que no seas alguien a quien seguir – Jay le miraba ahora total y completamente honesto.

- Puedes decir eso otra vez, necesito pruebas de esto- y aquella tensión se rompió cuando el príncipe saco su teléfono e intento hacer una grabación ante la mirada incierta de Jay, aquella que se fue transformando poco a poco – sabes que Carlos tiene 14 verdad... no hagas nada que pueda hacer que te arresten – Si lo anterior no había destruido el ánimo eso definitivamente lo hizo.

- Hey creí que era tu mejor amigo y vas a arrestarme – Jay realmente parecía indignado ante las palabras del príncipe.

- La ley es la ley – sentencio Ben con gran seriedad y completamente erguido en su espalda para aparecer mucho más firme – tu inmunidad diplomática no funcionara ante la violación estatutaria.

- Eres un – Y aunque Jay supo que aquello era una broma no perdió esa oportunidad para volver a embestir contra el príncipe y someterlo nuevamente debajo de el en la cama revolviendo su cabello, sus piernas volvieron a enredarse juntas, sus cuerpos pegados casi hasta fundirse en uno solo y sacando su lengua lamio una franja sobre su mejilla mientras el otro chico se retorcía y gritaba ante la sensación húmeda y babosa odiándolo completamente, llenado aquella habitación con gritos y forcejeos.

- Uggg.... Chicos – La puerta se abrió de pronto en un fuerte golpe para que aquella chica caminara dentro, Lonnie se quedó confundida al mirar aquellos jóvenes retorciéndose sobre la cama, o al menos lo estuvo durante aproximadamente los primeros 5 segundos – no quisiera interrumpir su momento tan íntimo pero Ben el hada madrina te necesita – termino como si nada, ya acostumbrada a aquellas escenas a las que se vio orillada sobre todo cuando ambos jóvenes compartían habitación.

Jay aflojo su agarre levantando la cabeza en cuanto escucho la puerta abierta y soltado un poco al príncipe ante las palabras de Lonnie sonriéndole inocentemente, como si no tuviera a Ben sometido debajo de él, el príncipe se limitó a tomar esa oportunidad y empujar con fuerza el cuerpo encima suyo y logrando zafarse, ambos chicos miraron a la joven que solo negaba con la cabeza y tras verla partir empezaron a reír.

Minutos más tardes y luego de arreglar su cabello porque "enserio Jay porque destrozas mi cabello", Ben camino en dirección al hada madrina donde afinarían los detalles de aquella coronación, pero aquel príncipe ya no tenía duda alguna, tal vez su decisión no fue la más fácil y tendría muchos tropiezos en su intento de reintegrar a los chicos a su mundo pero si alguien como Jay le apoyaba, si el hijo del hombre que se había convertido en un tirado trataba de arreglar los errores de su padre porque alguien como él no podría hacerlo.

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Evie cepillaba su cabello suavemente sentada en su cama mientras su mirada de se perdía en el espacio, mirando hacia la nada, por su mente miles de pensamientos la confundían aquellos que le decían que debía parar esa locura, que destruir ese mundo no era bueno y que hacerle daño Doug no se sentiría bien no importa lo mucho que este la decepciono, ella simplemente quería hacer lo que Aladdín le dijo, ser ella, buscar su propio vida dejar de ser lo que su madre deseaba y ser libre, pero Mal, ella estaba realmente obsesionada por ganar la aprobación de Maléfica que entregaría al chico del que se había enamorado en bandeja de plata solo para su madre.

Y eso la hizo enojar, le frustro el hecho de que ella realmente no quería dañar a nadie, que todos sus instintos iban en contra de lo que su madre le había inculcado, que ella estaba dispuesta a darle la espalda a su madre y por dios a Aladdín si con eso ella era libre, en su enojo ella aventó su cepillo llamando la atención del hada.

- ¿Qué diablos Evie? – murmuro molesto la joven que se sobresalto por el golpe del objeto.

- Esto no está bien – murmuraba entre dientes la chica

- ¿Qué? – la hija de maléfica regreso su atención a su libro de hechizos.

- Destruir Auradon... Mal tal vez no deberíamos. – le miro consternada – Doug no se merece

- Ya basta... primero Carlos y ahora tu... somos villanos, estamos mal y esto es lo que vamos a hacer robar la maldita varita y desatar el caos... ahora ¿donde esta Carlos? – murmuro levantándose molesta.

- No sé – la peli azul se giro molesta desde su lugar en la cama – con Jay, el si pasa tiempo con su novio.

- Su falso novio... todo esto es falso y lo sabes Jay y Carlos... Ben y yo... - enumero molesta paseándose por la habitación.

- pero Doug...

- El ni siquiera es importante para el plan así que olvídalo – exploto la chica mirándole con ira con aquel característica fuego verde en sus ojos.

- ¿Qué está pasando aquí? – Carlos tomo ese momento para entrar por la puerta y tomar para si la atención.

- ¿Dónde diablos estabas? – Mal se cruzó de brazos al interrogarle.

- En una cita con Jay – hablo con indiferencia mientras Evie soltaba un chillido de emoción.

- No estamos aquí para divertirnos – siguió mirándole amenazantemente pero el joven evito mirarle y solo se acerco a su otra amiga a la cama.

- Aun necesito que me lleve a la coronación, y lo sabes – comento casualmente acariciando a su perro mientras Evie tomaba la rosa de sus manos y le miraba emocionada.

- Dios Carlos es hermosa... ¿A dónde te llevo? – sonreía ella con satisfacción al notar como el chico se miraba incomodo.

- A un restaurante francés ridículamente lujoso en su ridículamente caro automóvil – murmuro frustrado.

- El te ama realmente – chilló ella cuando noto el pequeño rubor en las orejas del chico que nuevamente tomaba esa rosa entre sus manos para acariciarle con delicadeza.

- Tu... Crees... digo eso no importa – trato de restarle importancia mas el cuidado que le ponía a la flor y el hecho de aquel pequeño perro fue olvidado en su regazo daban la impresión contraria.

Mal observo aquella conversación molesta, frustrada por que esos pequeños parecían ceder ante esas tonterías y ella definitivamente no iba a permitirlo por lo que acercándose uno a ellos arrebato la rosa de las manos del chico que miraba embelesado la flor y se alejo con ella

- ¿Mal que estás haciendo? – cuestiono la joven mirando con horro como la chica la dejaba caer en el cesto de basura.

- ¡Oye eso es mío! – Carlos ignoro la mirada cargada de odio y advertencia de la joven para levantarse a recoger aquella rosa por lo que mal tomo medidas drásticas se acerco a su libro de hechizos y busco frenéticamente.

- Extingue su vida, apágala ya, que de ella solo cenizas queden hasta el final – recito la chica con una sonrisa en los labios, Carlos miro con horror como aquella rosa se convertía en cenizas en sus manos, como aquel polvo se escapaba entre sus dedos perdiéndose completamente – mañana tomaremos esa varita y olvidaremos estas estupideces... ¿entendieron? – Mal observo como el rostro de Carlos parecía quebrarse por un segundo para nuevamente recomponerse, como Evie miraba horrorizada aquel acto y simplemente asentía suavemente – somos malos.

- De corazón – respondieron ambos jóvenes que retomaban nuevamente aquellos pensamientos de venganza ajenos a ellos.

Esa noche Carlos no regreso a su habitación, el definitivamente no estaba esquivando a Jay solo quería acurrucarse entre la calidez de Evie, su autonombrada hermana mayor en un acto silencioso de consuelo. Mal ella... bueno Mal trato fervientemente de no observar como su pequeña familia, aquella que había formado para si le excluía de ese consuelo, le odiaban por hacerles cumplir con su misión, pero no podían culparla ella solía hacia lo correcto, ella solo seguía los pasos de su madre... no, Mal solo se aseguraba que sus hermanos no sufrieran la ira de sus madres ante el fracaso.

***********************

Aquella joven entro a la habitación luego de tocar suavemente la puerta abierta observando como aquel chico envolvía su bastón de Tourney en vendas sentado en su cama, le había buscado por todas partes esa tarde y aun que le había visto antes en la habitación de Ben ella aun no se sentía segura para enfrentarlo, al menos no como ahora.

- ¿Qué pasa Lonnie? – Jay apenas si levanto su mirada para registrar a la persona que pedía acceso a su cuarto, regresando nuevamente su atención a su bastón de juego.

- ¿Dónde está Carlos? – la chica entro con cuidado dentro de aquella habitación y aun que estaba muy familiarizada con ella pudo notar los cambios de tener al pequeño villano en ella, si es que las dos camas no eran suficiente.

- Con sus amigas tal vez... ¿lo necesitas para algo? – cuestionó deteniendo su hacer y de inmediato levantando una ceja en su dirección.

- No estaba buscándote a ti realmente. – la chica dejo de buscar aquellos cambios dentro de la habitación y al fin se acerco lo suficiente para estar frente a Jay.

- Escucha si es por lo que Química terminare mi parte del proyecto no necesitas estar sobre mí- el joven reanudo su labor en cuanto el tema de Carlos pareció descartado.

- No es sobre eso, pero me alegra que mi compañero de proyecto se preocupe por entregarlo... más bien es sobre Carlos y tú.- o tal vez no y ante esas palabras y el tomo de la chica, además de todo lo pasado el día anterior Jay no pudo evitar ponerse a la defensiva.

- Lonnie déjalo no quiero pelear contigo, me agradas pero no voy a permitir que... - empezó a responder, levantándose de la cama y tratando con todas sus fuerzas por no comenzar un ataque contra esa chica.

- No es lo que piensas, de hecho vengo a disculparme, Chad no debió decir todas esas cosas y... - de inmediato ella levanto sus manos en un intento de tranquilizarle y aun que su cerebro le decía peligro retrocede ella no era alguien que se asusté con facilidad por lo que siguió firme en su posición.

- Es Chad quien debe disculparse no tú y debe ser a ellos no a mi – aquel acto de valentía por parte de ella no impresiono a Jay quien se limito a cruzarse de brazos solo para parecer más intimidante.

- Si pero tienes que admitir que es un poco intimidante hablar con Mal ya sabes por su magia y... - Lonnie siempre fue buena mintiendo, sobre todo a Jay y más cuando quería obligarlo a hacer algo vergonzoso para el pero en aquel momento el supo ella ponía escusas tontas y mentía ella no le tendría tanto miedo a Mal.

- Creo que deberías irte – índico con su cabeza hacia la puerta sabiendo bien a donde se dirigía esa conversación a cierto pequeño pecoso de adorables ojos chocolate.

- Jay somos amigos al menos yo te considero uno – aquella mirada le dijo al joven que ella era sincera, mas su postura no se aflojo -y me preocupo por ti y si tal vez no tuvimos el mejor comienzo pero eh visto como miras a ese chico y tengo que decirte que me preocupa.

- ¿Porque su madre es un villano? – le miro incrédulo, preguntándose mentalmente si ella no conocía todos esos rumores sobre su persona lo cual era estúpido por que Lonnie lo sabía todo... enserio todo como un ojo vigilante o algo así -No se si no lo has notado pero el mío no era precisamente el más justo de todos los sultanes de Agrabah.

- No es por eso... - la mirada de aquella joven vacilo por un segundo -temo que ellos planean algo... su mirada cuando les vie esta mañana y su actitud – trato de explicarse mordiendo su labio con nerviosismo.

- Ustedes les rechazaron, enserio Lonnie vete – Jay definitivamente está comenzando a enfadarse, ellos fueron tratados como viles delincuentes y todos esperaban que estuvieran bien con eso, pues a la mierda tenía que lanzar fuera a Lonnie o podía lastimarle realmente.

- Solo ten cuidado Jay... - Lonnie se rindió al notar como el chico no cambiaría la postura, al darse cuenta que Jay había elegido un bando - puede no parecerlo pero no me gustaría que salieras lastimado.

- Se cuidarme solo – escupió las palabras con rabia aferrándose a su ultima pizca de paciencia mientras la joven se retiraba no sin antes lanzar una mirada final a la habitación.

Lonnie nuevamente admiro aquellas diferencias, cambios que parecían necesarios, pero para alguien como Jay aquello era enorme, sus cosas siendo completamente mescladas con las del pequeño solo asustaron mas a la chica, la cercanía de Jay con Carlos era demasiada, claro que si no supiera que salían seguramente aquellos pequeños detalles que dudaba seriamente que Jay vio revelaban lo intensa de su relación, puede que pareciera tonto pero el simple hecho de que algunas de sus cosas estuvieran mescladas, que se combinaran tan bien era un grave indicio de lo bien que se acoplaban, Jay jamás permitió que sus cosas se juntaran con las de Chad y ni siquiera Ben su mejor amigo con el cual solía forcejear todo el tiempo tuvo esa intimidad tan perfecta como con Carlos y eso solo la hizo sentir peor... por que Jay... aquel sultán realmente estaba enamorado y si ella tenía razón o al menos su presentimiento estaba en lo correcto el saldría muy lastimado y eso no le agrado para nada.

Jay por su parte se paseo por su cuarto todo malhumorado en un intento de tranquilizarse, tomo su teléfono para revisar cualquier cosa que lo distrajera las más recientes fotografías de Carlos lograron ese cometido, aquel chico se perdió en el perfil pacifico de un chico durmiente con su perro, Lonnie tenía razón era totalmente espeluznante que él tuviera fotos del chico dormido, en la cama pero bueno aquel día que las tomo no podía explicar muy bien porque su obsesión con el chico era abrumadora, aquel fuego de deseo que se fue apagando poco a poco hasta convertirse en ese amor tan puro que ahora sentía, pero bueno para Jay era la primera vez que se había enamorado realmente por lo que supuso que así es como se siente el amor.

Notas:

Mas referencias al libro, las han captado? Si díganme que si por favor TT-TT. Otra referencia a una serie espero que ahora si la encuentren... vamos esta facilísima, esta cambiada pero es casi lo mismo.

Leí que el Sultán de Brunei tiene una enorme colección de autos y bien si Jay no puede tener un Harem su madre no se opone a que tenga todos los coches que quiera en su lugar lol.

ai Ghali: Mi tesoro.

Les recuerdo que ninguno de los chicos de la isla sabe que Jafar está muerto y Jay es sultán... todavía.

Siento que Ben era demasiado perfecto en la película, su postura de ser bueno con los de la isla y nunca dudar se me hace demasiado, recordemos que tiene 16 y es un adolecente toda esa presión no solo de sus padres sino de todo el reino que reniega de los chicos y el simplemente no duda ni un segundo, yo realmente necesitaba un Ben más normal con dudas luego del desastroso día de la familia, todos podemos dudar pero es la decisión que tomamos al final la importante, así como Mal en la coronación.

Alguien menciono que quería imaginar a Jay y Ben juntos lo cual es raro pero solo para su deleite eso es lo más cercano que estarán e irónicamente es mucho más de lo que ha estado de Carlos lol hasta ahora, lamer a alguien es totalmente un acto de tortura luego de ser sometido, mi hermano lo hacía todo el tiempo conmigo y aun lo hace y es frustrante porque iuggg babas.

La violación estatutaria sucede cuando un adulto tiene sexo con un menor cuya edad lo hace incapaz de consentir desde la perspectiva legal de la relación sexual, en EUA la edad es de 18 para esto y sé que ambos son menores pero Ben se refería a cuando Jay tuviera 18 y Carlos 16 que lo haría ilegal, por otro lado saben que Booboo Stewart tiene como 21 creo y Cameron es menor así que solo imagínenlo... imaginen...IMAGINENNNNN!!!!!!!!!!!!!! Sé que sigo exagerando esto pero enserio eh leído demasiados fic de teen Wolf y debo sacar esto de mi sistema.

Y ahí está el intento mío de mi de un hechizo, lo sé no se rimar por eso no escribo poesía pero tenía que intentar algo u.u no me golpeen.

Entonces vi esta imagen donde Boobo Stewart estaba en un automóvil y asdadasd necesitaba escribir algo sobre él, no puedo encontrar el link por eso no se las paso pero esta super jajaaj entonces, Jay iba a llegar en un Ferrari al principio, pero lo pensé mejor sería muy cliché, después me dije un Camaro por que eh leído demasiados fic de Teen Wolf, pero investigando de autos simplemente vi este y dije esto es Jay en carro así que un jodido Lamborghini .

Sip amo supernatural, digo por si no notaron la obvia referencia al coche de Dean.

La canción es Reflection de Christina Aguilera, si la de Mulan pero completa.

Link

Dudas?

Comentarios?

Galletas??

&


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