24. ¡HEY, CAPITÁN!
Denki nunca fue gran fan del basketball, de hecho, antes de aceptar la apuesta y entrenar con Hitoshi sus conocimientos sobre el deporte eran demasiado básicos. Nunca tuvo un equipo favorito ni le interesó asistir a ningún partido, aunque recuerda haber asistido a uno cuando era pequeño junto a sus padres y a Toshi, también haber ido a un par en el colegio, aunque en esas ocaciones estaba más concentrado en arrojarle bolitas de papel a Bakugo junto a Mina que en los jugadores en la cancha; sin embargo, aún cuando un mes atrás hubiera declinado la oferta de ir a un partido de baloncesto entre dos escuelas rivales ahora se encontraba más que sumergido en cada movimiento que hacían los chicos para meter el balón dentro del aro.
Monoma a su lado también se mostraba nervioso cuando el balón pasaba a manos del rival amarillo y festejaba junto al resto del público cuando una canasta era anotada por el equipo rojo.
Monoma...
Ahora que lo recordaba el rubio cenizo había estado actuando extraño.
Pero realmente, realmente, extraño.
Minutos atrás cuando el silbato sonó Hitoshi tuvo que irse a reunir con su equipo y entrenador mientras él esperaba a que Monoma lo encontrara para no perderse entre el montón de personas en el gimnasio, sin embargo, cuando el chico lo encontró y lo guió hacia sus lugares en las gradas, el partido estaba a punto de comenzar y les fue imposible intercambiar más que un par de palabras antes de que ambos equipos ocuparan la cancha.
El chico se mostraba más callado y a la vez más agitando, una rara combinación que solo funcionaba en Monoma Neito. Era como si hubiera una tormenta dentro de una botella de vidrio, por dentro hay un desastre pero por fuera el vidrio se mantiene inmune.
Denki no sabe como describirlo, pero el sentimiento lograba inquietarlo.
Debería de hablar con él lo antes posible.
— Dios, cargador portátil, emociónate un poco, parece que las baterías se te agotaron. —le reclamo.
— Cállate, estoy pensando.
— Vienes ha apoyar a tu novio, no a pensar, además, si esfuerzas mucho tu cerebro comenzará a echar humo y asustaras a la gente.
Denki pensó en los mil insultos que le podría responder, pero antes de poder abrir la boca Hitoshi en la cancha recibió el balón y la mitad del estadio celebró mientras la pelota anaranjada viajaba de mano en mano hasta quedar frente al aro.
— ¡Anota Inasa!
— ¡Vamos chicos!
El tiro falló y el balón cayó en manos de un jugador con uniforme amarillo.
Ambos rubios se dejaron caer en las sillas suspirando.
— Ganaremos. —afirmó Neito, con una mueca de desagrado al ver como los del equipo contrario se acercaban cada vez más al aro.
— Ni siquiera estudias aquí.
— Tu tampoco.
— Lo se... pero ganaremos.
— Por supuesto que si.
Sus vistas volvieron a la cancha, siguiendo con atención el balón y buscando con la mirada la melena índigo que viajaba de una punta a otra en perfecta armonía con el resto del equipo.
Kaminari sintió una mirada sobre él, de hecho, desde que había puesto los pies en ese gimnasio se había sentido amenazado por millones de miradas.
— Ignórala.
— ¿Eh?
— La tipa de allá atrás te está viendo desde hace horas, es molesto pero ignórala.
— Sabía que eras una bruja. —murmuró Denki, girándose y topándose con la mirada azulada de una chica castaña.
La chica de rulos ni siquiera se molesto en apartar su mirada o disimular un poco, es más, frunció el ceño y los labios en señal de molestia; el chico castaño y la chica rubia a su lado también lo miraron después de unos segundos de notar el comportamiento de su amiga.
Denki los recorrió con la mirada, los tres vestían con las mismas sudaderas rojas del equipo de la escuela; por un momento le pareció raro que la prenda que llevaban ellos no se pareciera a la que llevaba él, pero ese pensamiento quedó en segundo plano cuando observó como el grupo de chicos murmuraba algo sin apretarle la mirada.
Estaba seguro de que si hubiera estado con Sero el chico ya les hubiera gritado algún insulto en un idioma extranjero sin miedo de irse a los golpes si lo ameritaba, sin embargo, iba con Monoma, quien solo lo tomó del brazo y lo obligó a incorporarse en su lugar con la vista al frente.
— Te dije que los ignoraras.
— Solo tenía curiosidad.
— Pareces psicópata. — se burló—. Además, ellos no son los únicos que te ven, medio gimnasio lo está haciendo.
— No exageres.
— Tan solo voltea a tu derecha, en la segunda fila.
Aún en contra de sus instintos lo hizo, encontrándose con los ojos de otro chico sobre él y unas cuantas filas más arriba otro par de estudiantes con las mismas sudaderas rojas también mirándolo.
— ¿Acaso tienes ojos en la nuca?
— ¿Eso es lo que te sorprende después de ver a un montón de desconocidos mirándote?
Denki se encogió de hombros viendo como Arima bloqueaba a un jugador para que no pudiera recibir el balón.
— Hago cosas tontas todo el tiempo, la gente me observa mucho. —confesó—. Una vez me atoré en un árbol, fue una hora llena de miradas de extraños.
— ¿Como demonios te quedaste una hora atorado en un árbol?
— Larga historia, aunque no tan larga como la de la ardilla y- ¡Vamos Toshi!
Monoma regresó la vista a la jugada y se levantó con el resto de los aficionados cuando una canasta parecía a punto de ser anotada.
Shinso había lanzado el balón al aro rival, había fallado pero lo había vuelto a tomar para tirar nuevamente.
— ¡Tu puedes Hitoshi! —gritó Monoma sin apartar la vista de su amigo.
Hitoshi hizo el tiro y encestó.
El gimnasio entero se llenó de gritos y victorias mientras en el campo los jugadores seguían peleándose por la pelota para nivelar el marcador.
Después de la euforia del momento volvieron a tomar su asientos, pero Denki no pudo evitar notar algo distinto en el atuendo del resto de el público.
— Monoma ¿por qué la chaqueta de los otros son diferentes? —el rubio sonrió como si estuviera esperando que le hicieran esa pregunta.
— Porque los otros no tienen al capitán del equipo a sus pies.
Y antes de que pudiera decir algo más, el rubio cenizo y el resto de los espectadores se levantaron para celebrar un nuevo punto anotado por Tamera.
Kaminari aún estaba procesando las palabras de la serpiente a su lado cuando una conversación detrás de él llamó su atención.
— Oye, mira, el novio del capitán no se paro.
— Tal vez porque no fue Shinso quien anotó.
— Debería de emocionarse igual, son un equipo.
— Realmente hubiera preferido que Shinso se quedara con Kaori.
— Ellos solo hablaron un par de veces.
— Pero hacían mejor pareja, además, él ni siquiera estudia aquí, nadie sabía de su existencia hasta hace poco.
— Cierto, cuando comenzaron a correr por al escuela los rumores de que el novio del capitán venía a sus entrenamientos nadie los creyó, pero mira, hasta se sienta con su mejor amigo y usa su chaqueta.
— Gran entrada la suya.
— Lástima por Haru, escuche que quería entregarle una carta...
Los festejos de los fanáticos del equipo contrario interrumpieron su conversación, al parecer Satori había anotado una canasta y poco a poco el marcador iba nivelando los puntajes.
Monoma se dejó caer nuevamente a su asiento mientras los jugadores tomaban unos minutos para hidratarse y descansar un poco.
— Maldito Satori, no tiene que ser tan bueno. —gruño.
— Ese no es un insulto, parece que lo estás halagando.
— Cállate. — cruzó sus brazos y desvió la mirada.
— Como sea, Hitoshi lo está haciendo bien. —comentó, ignorando la plática anteriormente escuchada.
— Lo está haciendo genial.
— Si, no hay duda de que merece ser el capitán.
— Por supuesto...
El tono de Monoma bajo un poco más y su rostro delató que se estaba volviendo a perder en sus pensamientos.
Denki mentiría si dijera que la extraña actitud del rubio no lo estaba preocupando.
— ¿No crees que actúas demasiado extraño?
— ¿Yo?
— ¡Pues claro!
— Cámbiate las baterías, cargador portátil, estas imaginando cosas.
— No, tú estás ocultando cosas, como ese secretísimo asunto misterioso que me dijiste que me dirías cuando me diste tu número pero siempre lo esquivas.
Neito suspiro. Por un minuto Denki pudo ver el agobio pasar por sus ojos.
— Después.
— "Después" "Después" "Después" "Después", es lo que siempre dices.
— ¿Quieres ser más paciente?
— El problema, Neito, es que no entiendo porque debo de ser paciente.
— Solo... mierda, ¿porque eres tan molesto? —sacó su celular, tecleó rápidamente algo y apenas segundos después el celular de Denki vibró en su bolsillo—. Aveces me pregunto como es que Hitoshi te soporta más de dos minutos al día.
— ¡Hey, yo-!
— Iré al baño, no muerdas ningún cable mientras no pueda grabarte, y... no hagas un escándalo. Se discreto.
Kaminari miró confundido como el rubio esquivaba personas y salía de las gradas.
En serio, enserio, comenzaba a preocuparle todo lo que Monoma se estaba guardando.
Con duda sacó su celular y miró el nuevo mensaje que había recibido del mismo chico que antes estaba sentado a su lado.
Desbloqueo el aparato decidido en terminar con ese misterio y cuando el menaje apareció frente a sus ojos deseó jamás haberlo abierto.
N.M
Hitoshi se irá del país
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