【 005 】
【 v. headmaster's office 】
《omnisciente》
Heaven se encontraba junto a Marietta y Olivia en la Biblioteca, las tres estaban bastante concentradas en realizar las tareas que el profesor Flitwick les había dejado en la clase anterior, así que se sobresaltaron cuando escucharon a alguien sentarse en su misma mesa.
—¡Por Rowena! —Marietta ahogó un grito.
—Perdón, no era mi intención asustarlas —se disculpó Theo—. Hola, Olivia —saludó a la chica frente a él con una sonrisa.
Olivia se sonrojó exclusivamente, y con timidez devolvió el saludo para luego salir huyendo de allí.
—¿Le sigo gustando? —preguntó Theo con diversión. Heaven asintió—. Que linda. Lástima que no me gustan las chicas —hizo una mueca.
—¡Hablando de eso! ¿Al fin nos dirás sobre el nuevo chico misterioso que te envió flores? —preguntó Marietta mientras cerraba su libro.
—Fue Blaise —respondió el castaño.
Heaven lo miró con sorpresa.
—Blaise fue demasiado lindo conmigo durante el verano mientras me quedaba en su casa —murmuró en voz baja—. No es que me guste, pero fue lindo.
—Blaise siempre te ha gustado —le recordó Heaven.
—¡Claro que no! —exclamó Theodore.
—Como tú digas —murmuró Marietta con una sonrisa traviesa.
—Es que ese es el detalle. No quiero que me guste —rodó los ojos con frustración—. Aparte a él le gustan las chicas —hizo una pausa—. Heaven, mejor cuéntame que te traes con Goldstein —dijo señalando al pelinegro que se encontraba al otro lado de la biblioteca.
—Nada —dijo la rubia cruzándose de brazos.
—Pero te está mirando —dijo Theo—. Y siempre te sigue a todos lados como perrito perdido —alzó las cejas con diversión.
—Eso no es cierto —dijo Heaven avergonzada.
—Heaven prácticamente ha tenido novio desde hace dos años y aún no se da cuenta —dijo Marietta—. Potter tenía que ser.
—Mentira —refunfuñó la rubia, mientras Theodore reía a carcajadas.
—Cómo sea, no lo va a aceptar nunca, y cambiando de tema, ¿qué haces aquí? Te vi en el pasillo de siempre con tus otros amigos —preguntó Marietta con curiosidad.
—Oh —dijo adaptando un semblante más serio—. Es que se supone que venía a hacer tareas con ellos pero Eloisse a veces hace comentarios hirientes —murmuró el castaño.
—¿Te dijo algo?—preguntó la rubia.
—A mi no, pero a Draco si... Yo entiendo por lo que él está pasando, y cada quién lo está llevando de manera diferente —carraspeó—. Pero Draco está cambiado, se está alejando de nosotros, y de pronto desaparece. Es algo comprensible pero también preocupante porque se salta clases y comidas. Hoy por fin se acercó a nosotros pero Eloisse le reclamó algo cuestionable, y se fue demasiado enojado. Su rostro cambió completamente, incluso creí que lloraría frente a nosotros. Blaise y yo nos molestamos con ella, después cada quién se fue por su lado, y bueno estoy aquí.
—¿O sea que somos tú segunda opción?—preguntó Marietta con falsa indignación. Theo rió juguetonamente.
—En fin... —hizo una corta pausa—, estoy bastante preocupado por Draco. En verdad no se qué le sucede —suspiró pesadamente.
—Malfoy no me agrada, pero debió ser terrible —murmuró Heaven. Tanto Marietta como Theo la miraron con confusión.—. La burbuja en la que vivía por fin reventó. Debe ser duro darse cuenta que tu familia no es lo que aparenta.
—Mucho drama familiar —dijo Marietta burlonamente, recibiendo una mala mirada de la rubia.
—Hablando de dramas familiares, ¿por qué tu hermano me mira como si quisiera lanzarme una maldición? —preguntó el castaño con el ceño fruncido mirando a la puerta de la biblioteca.
Heaven rodó los ojos—. Ni me lo menciones.
—Pues parece que viene para acá —dijo Theodore.
Heaven observó como Marietta se tensó, y hundió su rostro en el libro frente a ella.
—También viene la rojita —anunció Theodore—. Ella me agrada.
Pero antes de que Heaven pudiese huir del lugar, sus dos hermanos estaban parados frente a ella.
—Jeanette —llamó Harry a la rubia quién lo miró mal.
—James —murmuró con cierta irritación—. ¿Qué quieres? —preguntó de mala gana.
—Dumbledore te busca —se adelantó Hazel a contestarle—. ¿Sabes qué quiere? —preguntó con interés y la rubia negó con la cabeza.
—¿Ya le escribiste a papá?—preguntó Heaven con tono desafiante, mirando a Harry.
—Aún no —miró a Theo con desagrado—Gracias por recordármelo —espetó Harry con ironía.
Theodore suspiró—. Si, Potter. Mi padre está en Azkaban. Si, es un mortífago. No, no sabía que lo era. Realmente lamento lo que le sucedió a su padre y me alegro bastante que ya esté mejor.
—No me trago ese cuento, Nott.
Heaven golpeó a su hermano con el codo.
—¡Esperen!—chilló Hazel.—¿Están peleados?—preguntó con confusión.
—¿Acaso te sorprende? —le preguntó Marietta, y Theodore ahogó una carcajada.
—Harry se está comportando cómo un imbécil.
—Lo raro sería que no —dijo Hazel.
Harry miró mal a sus dos hermanas, y Heaven tomó la oportunidad para darle un pequeño empujón que sólo desencadenó otra ráfaga de insultos entre ellos.
—¿No harás nada para detenerlos? —preguntó Theo a la pelirroja quién parecía bastante acostumbrada a verlos pelear.
—Debería, ¿no es así? —hizo una pausa, y tiró del brazo de Heaven—. Tienes que ir con Dumbledore, recuerda —y luego señaló a Harry—. Y a ti se te hará tarde para ir a la detención con Quejicus.
Harry resopló, dándose la media vuelta para salir de la Biblioteca con Heaven a unos pasos detrás de él.
—Bien, iré con ellos para evitar que se peleen en el camino. ¡Nos vemos luego! —corrió la pelirroja detrás de sus hermanos.
—¿Cómo le harán los señores Potter para soportar a los tres?—preguntó Marietta con los ojos en blanco.
—Ni idea —contestó Theo riendo.
La rubia caminó sin ganas por los pasillos del colegio, al llegar a la oficina del Director se encontró con la profesora McGonagall.
—Señorita Potter, el profesor Dumbledore la espera.
Heaven asintió y le sonrió educadamente—. Gracias —murmuró mientras comenzaba a subir las escaleras en forma de caracol.
Heaven podía escuchar su corazón latir, estaba bastante nerviosa, pues nunca Dumbledore la había llamado a ir a su oficina sin la compañía de sus hermanos.
—Heaven Potter —saludó Dumbledore al verla.
—Profesor —saludó Heaven sin mucha emoción. Dumbledore jamás había sido mucho de su agrado.
—¿Cómo han estado sus vacaciones?—preguntó con amabilidad.
—He tenido mejores —admitió la rubia.
—Primero que nada, me alegro mucho que tu padre esté mucho mejor. Vaya susto que nos metió. ¿no crees?—sonrió, para luego hacer una pequeña pausa—. Debes preguntarte el por qué te he llamado. ¿No es así?—preguntó.
Heaven asintió. Dumbledore sonrió cálidamente y le ofreció sentarse. Ella se acercó al asiento con pasos inseguros.
—¿Dulce de limón?—ofreció con amabilidad. Heaven tomó uno tímidamente—. Verás, este verano he estado en constante contacto con tus padres —informó el profesor.
—¿Es algo relacionado con Harry y la profecía?—preguntó con preocupación.
Dumbledore hizo una mueca.—Algo así—pausó unos segundos.
Heaven comenzaba a desesperarse, pues Dumbledore se paseaba por toda la oficina, caminando de un lado a otro, como si buscara algo.
La rubia recorrió el lugar con su mirada, deteniéndose justo donde se encontraba el Sombrero Seleccionador.
—Dime Heaven, ¿Tienes buena memoria?—preguntó inesperadamente.
—No mucho —hizo una mueca.
—¿Recuerdas tu conversación con el sombrero seleccionador? —le preguntó señalándolo.
Heaven intentó recordarlo—. Eh, creo que sí. Recuerdo que le estaba pidiendo quedar en Gryffindor — confesó avergonzada.
Dumbledore sonrió—. Para serle honesto, siempre supe que sería una Ravenclaw, aunque tu padre temía con que terminaras en Slytherin.—confesó el profesor—. ¿Nunca te preguntaste por qué?
Heaven sintió un hueco en el estómago, pero ignoró olímpicamente el comentario del profesor.
—El sombrero me dijo que podría haber estado allí —el profesor la miró con confusión—. En Gryffindor —aclaró la rubia—. Sin embargo me dijo algo sobre que ya vivía en suficientes mentiras, y también mencionó algo sobre un legado familiar —se encogió de hombros—. Según yo, nunca ha habido un Potter en otra casa que no sea Gryffindor.
Heaven había estado realmente preocupada después de su selección por su charla con el sombrero seleccionador hasta que Harry le contó que él también había tenido una conversación extraña con el sombrero. Heaven se tranquilizó suponiendo que era algo típico de aquel viejo sombrero.
Dumbledore sonrió con satisfacción—. ¿Y está a gusto en su casa?
Heaven se sintió incómoda. Y de pronto recordó cuando durante su primer año dónde le suplicó a Dumbledore que la reasignara en Gryffindor junto a sus hermanos.
—Sí.
—¿Y ya sabes por qué es que estás allí?
—No realmente —respondió Heaven.
—Bien, pronto lo averiguarás —le aseguró el profesor—. Por lo mientras, necesito de su ayuda.
Heaven no estaba entendiendo nada, sin embargo contestó con educación:
—¿Qué necesita? —preguntó bruscamente.
Dumbledore volvió a sonreír—. ¿Le han dicho lo mucho que se parece a su madre?
Heaven quiso rodar los ojos. Ella no se parecía en nada a Lily Potter. Tal vez sólo un poco en su compasión, pero no en más.
—¿Qué es lo que necesita? —repitió, esta vez más educadamente.
—Algo que ayudará a tu familia con los problemas actuales.
—¿Y por qué yo? —preguntó casi en reproche.
—¿Por qué no? Le prometo que no le tomará mucho de su tiempo. Necesito que encuentre algunas cosas en la sala que va y viene.
—¿Qué cosas? —preguntó Heaven aún más confundida.
—Lo sabrá cuando las encuentre.
—Pero...
—Son objetos que ayudará a su hermano a circunstancias en el futuro, aún no puedo explicarle bien, pero...—hizo una pausa mientras sacaba un pergamino arrugado de uno de los libros en su escritorio—. Debe lucir algo así —le dijo entregándole el trozo de papel.
Heaven lo tomó con delicadeza—. ¿Por qué yo? —repitió.
—Algún día lo entenderá —le respondió el profesor—. Señorita Potter, sé muy bien todo lo qué pasa en este castillo, así como se que no soy mucho de su agrado... pero le prometo que pronto tendrá las respuestas que tanto desea. Sin embargo, por el momento necesito que localice lo que le pedí, y lo mantenga resguardado hasta que llegue el momento.
—¿El momento de qué? —Heaven se sintió aún más confundida.
—Ya lo verá. Que tenga un lindo día —dijo Dumbledore, y la puerta de su oficina se abrió, indicándole a Heaven que era momento de retirarse.
—¿En la sala que va y viene? —repitió la indicación—. Nada tiene sentido.
—¿Y qué si lo tiene?
Heaven podría haber gritado de la frustración allí mismo al no entender nada, pero simplemente salió de la oficina, despreciando un poco más el profesor Dumbledore y sus instrucciones tan poco claras.
***
nota de la autora;
¿pueden creer que tuve este capítulo en borradores desde el 10 de mayo del 2021? y apenas hoy 25 de marzo del 2023 lo estoy volviendo a publicar JAJAJAJAJA qué desastre soy.
en fin, tenía que publicarlo para que otras cosas que se mencionan en el fic, tengan más sentido, en especial el capítulo que actualmente estoy escribiendo (que es el 96) en fin, les tqm, byee
y una disculpa por estar desaparecida!
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