Capítulo 04
Si en algún momento estuve cerca de arrepentirme de haber terminado con Harry y arrodillarme ante él para volver, pues la verdad...
¡No tenía ni idea lo sensacional que era el ser libre!
Chicas, chicas por doquier caían encantadas cuando salía a bares y les decía que era Universitario, incluso mujeres que doblaban mi edad trataban de seducirme y ¿Cómo no? Las mayores de treinta son tan buenas en la cama que te dejan cansado, e incluso después de eso quieren una ronda más. Hace poco hasta conocí a una que quiso pagarme con tal de volver a vernos, me pareció curioso cómo no me sentí ofendido y tuvimos otros dos encuentros ocasiones después de ese.
En nuestra ciudad existen muchos bares, discotecas o agujeros donde ibas con la única intención de conseguir un buen polvo. Con la debida protección y un hotel o mi habitación era más que suficiente, todavía no comprendo como las mujeres están estereotipadas como las personas que se quedan en casa y son tímidas, cuando ¡Wow! Hay algunas que me hacen sentir aún un adolescente en la secundaria.
Aunque claro, a veces era reconfortante llevarme a una chica tímida y agradable a la cama, el sexo duro era una buena opción, pero ese en el que sabes que le estás haciendo un favor a alguna virgen es también muy halagador, como ahora, con Brianna.
La conocí en una discoteca a la que fui con mi buen amigo Zayn, ella venía con un grupo de anigas y al parecer la estaban estrenando, porque no sabía ni caminar bien con los tacos altos, además de que nunca dejaba de tocarse los cabellos rubios por el nerviosismo.
—Ve por ella, hermano. —Fue lo que me dijo Zayn, lo último que le escuché decir antes de sucumbirme por completo en seducir a la inexperta señorita que apenas estaba cumpliendo sus diecinueve años.
Después de unos cuantos tragos, la invité a mi casa y consciente que el alcohol había cumplido su cometido, ella le avisó a sus amigas que nos iríamos. Caminamos, pues no estaba muy lejos y agradecí que con la leve brisa de la noche y como ésta despejaba sus sentidos, ella no se arrepintiera, más que feliz me hablaba de cómo eran las cosas con su familia y aunque realmente no me interesaba tanto escucharla, sabía pretender muy bien. Ya saben, de ese tipo de persona que solo dice "Oh, que interesante", a todo lo que le digan.
Ya tres semanas después de haber terminado la relación con Harry, el sentimiento que reconocí como culpa se esfumó después de semana y media, incluso al parecer ruloso amigo se las arreglaba para no estar en casa las noches de los viernes, sábados y domingos, e hicimos un pacto silencioso, porque nunca se habló, es decir, si conseguía una chica un día de semana, de lunes a jueves, la llevara a un hotel, así nos evitábamos esos momentos incómodos para él, imagino.
Lo curioso es que Harry no ha salido con nadie, una vez traté de llevarlo conmigo a una discoteca para que se consiguiera un buen par de tetas pero me dijo que estaba estudiando para los parciales, adelantándose una semana. ¡Claro, ya! Comprendo que se le haga incómodo y hasta fastidioso salir con tu ex a buscar mujeres pero éramos amigos antes de ser novios ¿Por qué no podíamos volver a eso?
Cuando llegué a mi piso con Brianna, ella me preguntó si podía darse una ducha y acepté, claro que el sexo era mucho mejor con el cuerpo limpio. Me fui quitando las prendas, al menos la remera, acercándome a la cocina para prepararnos algo ligero, un whisky, vino o alguna bebida que definitivamente calentara el ambiente.
Me tardé un poco, no encontraba donde Harry había dejado las botellas, puesto que cuando éramos novios, él odiaba que yo trajera amigos a la casa y tomáramos, recuerdo que una vez me hizo una rabieta y me escondió las bebidas, fue realmente tierno como le devoré la boca y ambos nos olvidamos de todo, luego hicimos el amor mientras le repetía una y mil veces que solo sería suyo, que no debía ponerse celoso de mis amigos, sobre todo porque él era el único hombre que me había encantado y enamorado.
Vaya ironía.
Lo que comprendí de esta separación es que lo que hacíamos nosotros no era normal, he entrado en razón y no es que sean malas las personas homosexuales, sino que Harry y yo nunca lo fuimos. Nuestra unión empezó por la misma necesidad de tener a alguien y por su curiosidad, no por amor, no por cariño, no por atracción, Harry siempre ha sido un chico hermoso, pero sé que de no haber estudiado en esa secundaria, él y yo nunca hubiéramos tenido algo y esa hermosura solo sería un causante de mi envidia, me puedo imaginar viendo a Harry en la calle y pensando la cantidad de mujeres que debe levantarse con esa bonita carita. Pensamiento hetero, como cuando una mujer mira a otra con envidia, algo normal, sin obligaciones.
Solo estoy esperando que Harry salga con una chica y entienda esto también, no creo que él me guarde resentimiento, tenemos buenas charlas a veces, aunque sean solo por cosas de clases, las tenemos, así que no tengo nada de qué preocuparme, además, él no ha insistido con el tema de mudarse, así que supongo que ya aceptó que somos mejores como amigos que como pareja.
—Llegué.
Me sorprendí al escuchar su voz, observé el reloj en la pared y era muy temprano, él normalmente llegaba muy de madrugada los fines de semana.
— ¡Hey, Louis! ¡Llegó tu amigo!
Vagamente recordé haberle comentado a Brianna que vivía con mi compañero de piso, o amigo en dicho caso. No me lo esperaba, sin embargo no me importó ir tal cual estaba vestido, simplemente con mi jean mientras la observaba a ella en la sala, al parecer había salido del baño a buscarme, porque traía el cabello húmedo y una toalla rodeando su delgada figura.
—Hey, hola Harry. —Él me saludó con un movimiento de cabeza, dejando su mochila sobre el sofá, mientras buscaba dentro de esta algo. —No te esperaba tan temprano. —Admití.
—Sí, lo siento, Niall hoy se enfermó así que no pude quedarme mucho tiempo en su casa.
—Ya entiendo.
Mientras Brianna se volvía a meter hacía mi habitación, al parecer algo avergonzada, me quedé mirando a Harry, quien terminó de sacar uno cuadernos y empezó a caminar. Me interpuse en su camino para que sus preciosos verdes me observen y entonces él arqueó una ceja, al parecer esperando que hable.
— ¿Qué? —Preguntó cuándo yo continué sin decir nada, aunque solo esperaba organizando mis palabras para decírselo de la forma más sutil.
—Bueno, la cosa es así, es que...
Con la mirada señalé hacía mi habitación donde se había perdido la figura de Brianna. Él miró hacia allá y rodó los ojos. Cuando éramos novios. —No ahora— me enamorada de él cada que se portaba como un caprichoso, haciendo esos gestos o barriendo con la mirada a cualquier chica que se me intentara acercar.
—Ya sé. —Suspiró. —No te preocupes, voy a ver un DVD en mi cuarto... Con los auriculares puestos.
Sonreí como que me hubieran dado el mejor premio de la historia y asentí, acomodándome mi jean, le regalé un guiño mientras me quitaba de su camino y lo dejaba entrar a su habitación. Así estaba mejor, cero incomodidad, ningún problema.
—Bueno, entonces... No me reprimiré. —Dije mientras entraba a mi habitación, aunque antes de eso me detuve en el marco, girando de nuevo. — ¡Oh! Y Harry.
Él detuvo su andar, volteando a mirarme.
— ¿Qué pasa ahora?
—Tú tampoco deberías reprimirte, siéntete en la libertad de traer a quien quieras, no tenemos por qué ser cuidadosos el uno con el otro.
Harry solo suspiró y se metió a su cuarto, escuché una afirmación de su parte pero no estuve realmente seguro de lo que dijo. Tampoco es que ese comportamiento fuera tan raro para mí, él siempre había sido lo suficientemente antisocial, menos conmigo, ahora que éramos amigos podía tratarme como desee y yo no merecía explicación alguna.
Le sonreí a Brianna e hice lo que dije, no me contuve en lo más mínimo, claramente ella tampoco.
+
¡Es tan bueno el haber terminado!
Mujeres lindas, sin ataduras ni preocupaciones, viviendo con mi amigo mientras disfruto de la mejor vida sexual que cualquier hombre podría desear ¿Qué podía ser mejor que eso?
Domingo a las once y ya estaba llevando a otra chica completamente diferente a mi piso, ella era castaña, unos grandes ojos y mucho más delgada que Brianna, su cabello tenía ondas, además de que estaba muy bien vestida, caminábamos con tranquilidad mientras me hablaba de su mejor amigo, Max. Vaya nombre de perro tenía ese sujeto.
Observé las frías calles de la ciudad, estábamos ya cerca de casa y eso estaba bien, no quería congelarme más en tal horrible invierno, no dudaba que pronto nevaría y para entonces esperaba estar en mi cama con Eleanor, pasando un muy caliente momento.
— ¡Hey! ¡Mira Louis! ¡Una pareja de hombres!
Eleanor me señaló con un poco de descaro a uno de los hoteles más conocidos de por los alrededores, agudicé mi vista y me encontré con lo que ella tanto estaba admirando, un chico enorme y castaño tenía sujeto de la cintura a uno un par de centímetros más bajo, delgado y con bonitos rizos.
—Sí... —Susurré, había algo raro ahí, algo que no me hacía sentir que fuera una pareja como cualquier otra.
—Están saliendo del hotel ¡Dios! ¡Vaya que son lindos! Jamás había visto una.
Mientras ella estaba más que entretenida en su descubrimiento, los chicos se detuvieron cuando el más pequeño sintió frío y el gran castaño se quitó la chaqueta para ponérsela sobre los hombros, fue por esa fracción de segundo que el de rizos giró su rostro que sentí algo dispara justo en medio de mi pecho, mis piernas temblaron y mis manos se contuvieron en fuertes puños, junto con un muy raro escozor en mis ojos.
Harry...
Era Harry, saliendo de un hotel.
¡Con un hombre!
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