Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2

"Si no te gusta, puedo darte otra camiseta."

Negó con la cabeza mientras se pasaba la toalla por el cabello. "Esta está bien, gracias."

Bishop presionó los labios antes de asentir. "No tienes que estar avergonzado. Los accidentes pasan."

"No quiero escucharlo." Apretó los dientes y después exhaló pesadamente, mirándolo a los ojos. "Solo olvídalo, ¿de acuerdo?"

"Como quieras." Tenía una pequeña sonrisa en los labios que decía que no lo olvidaría pronto. Miró la hora en su celular y luego de pasó una mano por el cuello. "Es tarde. ¿Vas a conducir hasta tu casa?"

Apretó los labios y se tomó un segundo antes de contestar. Después de haber terminado completamente empapado por el chapuzón al río, Bishop le ofreció que fuera a su apartamento para que se cambiara de ropa. Pero no le había dicho que vivía a media casi media hora de su casa. Podría conducir sin problemas de regreso y solo intentar olvidarse de que había pasado la vergüenza de su vida frente a un tipo tan cool como Bishop, bloquear su número y seguir adelante con su vida. Pero... pero realmente quería quedarse.

Lo miró y se encogió de hombros. 

"Tengo una habitación libre. Cambié las sábanas ayer, así que está completamente limpio." Bishop dio un paso atrás, todavía frotándose el cuello como si estuviera incómodo. Estaban en medio de la sala todavía, evitando mirarse porque ambos estaban bastante raros con el otro por alguna razón. "Puedo darte un juego más cómodo para dormir también. Solo... solo dame un segundo, ¿sí?"

"No es necesario...", dijo pero Bishop ya estaba corriendo hacia el pasillo. "Puedo dormir así," murmuró, pero ya era muy tarde. Se miró a sí mismo. Unos jeans que eran del otro hombre y una camiseta verde con el logo de una marca que también pertenecía a Bishop. Incluso le había dado ropa interior, que juró era completamente nueva. Apretó los labios cuando lo vio regresar con un tumulto de cosas apretadas contra el pecho. "Puedo dormir así," repitió.

Bishop le entregó un conjunto de ropa. "Las noches son frías, y no han instalado el nuevo calefactor. Créeme, querrás tener ropa cálida."

"Gracias, entonces."

Se quedaron mirándose fijamente. Mason tragó con fuerza y se aclaró la garganta cuando Bishop se acercó un poco, mirando a otra parte finalmente. Bishop se detuvo de golpe y señaló el pasillo por que había venido. "Oh, um, ven. Te mostraré la habitación. Lo siento."

"Está bien."

Había una vela aromática con olor a sábanas limpias a un lado, encima de la mesita de noche. 

"No me gustan los aromas fuertes," dijo Bishop mientras miraban la vela. "Me dan dolor de cabeza, así que solo compro de estos. Están por todo el apartamento, en realidad. Así que no te sorprendas si los ves en cada esquina. Puedes encenderlas si gustas."

"Gracias."

Bishop miró alrededor de la habitación antes de verlo otra vez. Asintió y entonces fue hacia la puerta, sosteniendo el pomo antes de salir. Pero se detuvo y lo miró. "¿Tienes trabajo mañana?"

"No. No trabajo los fines de semana."

"Um, ¿quisieras acompañarme a desayunar?" Se humedeció los labios, pasándose una mano por el cuello y parecía tener problemas para mirarlo a los ojos. "Entro a las cinco al trabajo, así que estaré libre hasta entonces. Me preguntaba si te gustaría pasar el rato conmigo."

Mason lo miró fijamente antes de asentir, apartando la mirada. "Seguro." Se sentía raro por dentro y por fuera, su rostro se sentía caliente. No era una cita. Solo dos amigos yendo por algo de comer, temprano por la mañana. Más probablemente porque Bishop se sentía mal por él por haber caído al río.

Él sonrió un poco antes de darle un suave asentimiento.

"Genial. Entonces te dejaré descansar. Buenas noches."

Después de cambiarse, Mason se dejó caer sobre la cama como un saco de papas avergonzado. Cerró los ojos e inhaló el aroma de la vela que había encendido un momento antes, que era sorprendentemente agradable, teniendo en cuenta que él no era un aficionado de las velas aromáticas y nunca tuvo un pequeño interés en esas cosas. La colcha era tan suave que sentía que podría hundirse en la cama para siempre y descansar tan bien como no lo había hecho en meses. Y había algo en dormir en un espacio que no era el suyo, que le hacía sentir raramente ligero en cuerpo y mente. Tal vez se había estado confinando a su habitación demasiado seguido últimamente para ser bueno y un nuevo entorno le estaba haciendo sentir bien por todo su cuerpo, incluso su cabeza se sentía bastante clara.

Excepto por el pensamiento de que en verdad estaba en la casa de alguien más pasando la noche. De otro hombre que había conocido apenas unas horas atrás. Pero que era un tipo agradable debajo de todo su aspecto de chico malo. Y había sido tan torpe en frente de alguien que se veía tan cool y relajado.

Empujó todo eso al fondo de su mente, decidiendo que dormirse sería lo mejor que podría hacer ahora mismo. Inahló con fuerza el aroma de la vela y dejó salir el aire lentamente mientras se movía más cómodamente sobre la cama. Estaba casi, casi ahí... 

Pero Bishop seguía regresando a su cabeza. No entendía por qué el hombre era tan gentil con él, no creía que le estuviera coqueteando, pero tampoco sentía que Bishop lo estuviera tratando como a un amigo común. Agh. Quizás solo estaba siendo paranoico. Y este era quien Bishop era, un buen anfitrión y amigo que le gustaba ayudar a los demás. No era algo que debería ser un pensamiento antes de dormir. Eso era extraño, incluso para él.

No es como si él fuera a tener una relación con otro hombre. Eso no iba a pasar. 

Abrió los ojos, su vista enfocándose en la llama de la vela que iluminaba la habitación.

Sí.

No había manera de que cayera por un hombre.

***

Semanas después...

"¿Crees que pueda llegar al siguiente nivel?" Bishop arrugó la nariz, con la vista fija en la pantalla de su computadora. Audífonos en las orejas que tenían un micrófono, que usaba cuando jugaba en línea con sus amigos. "Estos hijos de puta son difíciles de matar. Además, se supone que es un juego de terror. ¿Dónde están los sustos? Solo sigo recorriendo el jodido lugar sin llegar a nada. Esto es una porquería."

De repente un payaso sangriento con largos dientes puntiagudos apareció en la pantalla y ambos gritaron, saltando en sus pieles.

Bishop suspiró y se sacó los audífonos, poniendo el juego en pausa.

"Quizás deba dejar esto por un rato."

Sonrió hacia él, el corazón todavía latiéndole con fuerza por el susto. "Ya era hora. Has estado jugando por horas."

"Aw, lo siento." Bishop giró en su silla con ruedas para mirarlo. "No pretendía hacerte sentir menospreciado. Tienes toda mi atención ahora."

Intentó no hacer un puchero, e ignorarlo, pero Bishop se veía sinceramente arrepentido. No era como si tuviera que hacerlo. Él había pasado por el apartamento por su cuenta, así que no esperaba que toda la atención del hombre estuviera en él. Y se había divertido viéndolo jugar, al menos la primera hora. Después de eso consideró irse y dejarlo jugar en paz, pero no tenía otro lugar al que ir a parte de su propia casa. Así que solo vagó por el departamento, incluso hizo la comida, mientras Bishop gritaba insultos y maldecía cada cinco minutos. 

"La comida debe estar fría," dijo, aclarándose la garganta y levantándose del borde de la cama en que había estado sentado por la pasada media hora. Lo miró a los verdes ojos que lo veían fijamente, midiendo su reacción. "Si ya has terminado, puedes servirte un poco." 

Se movió y caminó hacia la puerta, pero la mano de Bishop en su brazo lo detuvo. 

"Lo siento." Giró la cabeza para verlo. Bishop le estaba dando una mirada de cachorro que parecía haber perfeccionado a lo largo de los años, porque era muy convincente. "Había planeado jugar con mi equipo desde hace unos días. Ya los había dejado plantados antes y estaban molestos." Se agarró de su muñeca, impulsándose para mover su silla de rueditas hasta que estuvo frente a él, tomándole ambas manos con suavidad, una mirada gentil. "Estás molesto conmigo. Pero te recompensaré."

"No estoy molesto."

Bishop apretó los labios, jugando con sus dedos.

"Tienes esa mirada sin emoción que pones cuando algo te molesta y no quieres hablar sobre eso," dijo. "Puedes decirlo, está bien."

"Vine sin avisar, así que no esperaba nada." Levantó una mano y la puso encima de su cabeza y lo revolvió un poco el cabello que había cortado recién ayer. El hombre amaba su cabello y se negaba a pasar más de dos semanas sin recortarlo como le gustaba. "Estabas jugando con tus amigos, así que no hay nada que deba molestarme. No es como si estuviéramos saliendo, no soy tu novia, somos amigos. No tienes que darme atención."

Bishop gruñó antes de levantarse de la silla. Era un poco más alto que él, apenas un par de centímetros, pero todavía tenía que levantar un poco la cabeza, más cuando estaban tan cerca. No le molestaba en sí, pero todavía no le agradaba pararse tan cerca de gente más alta que él. Lo hacía sentir pequeño, que NO era. El hombre suspiró y tiró su mano, llevándolo con él hacia afuera de la habitación.

Mason no podía acostumbrarse a todos esos toques a los que Bishop no parecía ni parpadear. Esto no era común. Jamás había agarrado las manos de sus amigos para llevarlos al otro lado de la casa. Era muy... íntimo de alguna manera que hacía que su interior se sintiera divertido. Y no debería sentirse así. En estas dos semanas había llegado a la conclusión de que Bishop era un tipo de piel. Le gustaba tocar y lo hacía muy seguido. Una mano en su nuca, dedos sobre su muslo mientras veían una película, incluso a veces cuando salían a un bar o se reunían en el trabajo de Bishop, él siempre le estaba rozando la mano.

Sabía que debía detenerlo y preguntarle por qué lo hacía. Pero no tenía el coraje. Porque en realidad no le molestaba como sabía que debía hacerlo. Intentó, muy fuerte, no pensar en ello, pero Bishop seguía tocándolo así, con toques que no eran demasiado, ni muy intrusivos, ni se metía en su espacio personal para incomodarlo. Era como si supiera cuánto podía empujarse cerca de Mason sin hacerlo sentir incómodo. Debería asustarlo que Bishop lo conociera así de bien en dos semanas.

Pero habían estado juntos cada maldito día de esas dos semanas. 

En el bar donde el hombre trabajaba. 

Fueron al gimnasio juntos a veces por las mañanas, otras veces en la tarde porque ambos disfrutaban entrenar y tener un compañero con quien hacerlo no era terrible. Bishop era casi tan fuerte como él, un poco menos muscular, pero bien definido. Le había dicho que tenía un metabolismo rápido, así que tenía que comer en grandes cantidades para mantener su peso. Mason desearía que la genética hubiera sido tan buena con él. Pero no podía quejarse demasiado, podía comer más que el promedio y mantenerse en la forma en que le gustaba. No demasiado definido, no demasiado rellenito. Si podía ver sus abdominales, él era feliz.

También se reunieron en la casa de Bishop muy seguido. A Mason le hacía sentir bien, agradable y cómodo, el lugar del otro hombre. Así que pasaba tanto tiempo ahí como podía. A Bishop no le importaba. Le había dado un juego de llaves nuevo, incluso. 

Sí.

No era raro en absoluto.

Bishop dejó ir su mano cuando llegaron a la cocina y comenzó a revisar las sartenes. "¿Ya comiste?" preguntó dándole la espalda.

"Solo tomé algo del té frío del refrigerador y una barra de proteína del cajón." 

"Puedes tomar lo que quieras, lo sabes. Te serviré un plato, así que toma asiento."

"Gracias por servirme la comida que yo preparé."

"Mason, estás molesto." Bishop se dio la vuelta, su rostro arrugado cuando exhaló lentamente antes de acercarse a él. "¿Qué tengo que hacer para que dejes de mirarme así? Me estás matando."

Se cruzó de brazos, mirando por la ventana. "No tienes que hacer nada."

"Jesucristo... cámbiate. Saldremos."

"¿A dónde?"

"No lo sé." Bishop levantó los hombros, apretando los dientes como un perro molesto. "No puedes estar molesto conmigo en público. Así que iremos por ahí y tendrás que hablarme." Se acercó a él, bajando la cabeza hasta que sus rostros estuvieron a centímetros del otro. Le dio esa sonrisa suave que hacía cuando estaba molestándolo por algo antes de susurrar. "Te haré sonreír, cariño."

"Cariño..." murmuró entre dientes cuando Bishop se fue hacia las habitaciones. 

Otra cosa. A Bishop le gustaba darle nombres cariñosos. Mason jamás había sido del tipo de decir ese tipo de cosas, le parecía cursis y vergonzosas. Así que siempre llamó a las personas por su nombre incluso si habían pasado a ser un poco más allá que amigos. No le molestaba oírlo, sin embargo. Pero nadie lo haría decirlo de vuelta. Nadie.

"¿Fuiste a la iglesia hoy?" preguntó Bishop mientras se asomaba por la puerta de la habitación de invitados donde Mason había dejado algo de ropa de la otra vez que salió del trabajo. Tomó una de las sudaderas del hombre y se la puso sabiendo que a Bishop no le molestaba compartir. Mason asintió al tiempo que se deslizaba en un par de sandalias oscuras. No tenía idea de adonde iban, pero no iba a usar zapatos cerrados mientras no estuviera en la oficina. Iría descalzo si pudiera. "¿Te gusta ir? Es interesante, teniendo en cuenta que..."

"No creo que Dios me odie, así que no tengo nada en contra," respondió antes de que Bishop terminara su oración. Lo miró por encima del hombro mientras se acomodaba el cabello con algo de gel. Bishop estaba usando una sudadera roja muy parecida a la que él estaba usando, solo que la suya era gris. Brevemente se preguntó si parecían estar llevando ropa a juego, como las parejas. Se mordió el interior de la mejilla antes de fruncir el ceño, tomó su teléfono de la cama y se movió hacia la puerta. Bishop seguía mirándolo, como si esperara que dijera algo más. Se encogió de hombros. "Es una costumbre. Me hace sentir como un buen ciudadano levantarme los domingos por la mañana e ir a la iglesia."

"¿Dar el diezmo y todo eso?" Bishop tenía una sonrisa burlona en la cara. Un brazo apoyado en el marco de la puerta y parecía haberse vuelto más grande y amplio de alguna manera. Mason sintió que su rostro se calentaba, pero asintió de todas formas. No era algo de lo que se sintiera avergonzado. Bishop asintió y se movió, comenzando a caminar hacia la sala. "Está bien. Si te gusta."

"Sí. Me gusta."

De verdad lo hacía. Era algo con lo que había crecido toda su vida y en lo que creía. Sabía que las personas tenían distintas opiniones acerca de su religión, pero no cambiaría la paz que sentía al estar en la iglesia.

"De acuerdo." Bishop lo miró cuando llegaron a la sala y miró sus pies por un momento antes de sonreír con suavidad y volver a mirarlo a la cara. "Estaba pensando en ir al parque de atracciones. ¿Te gusta subir a los aparatos mecánicos?"

No. Lo odiaba como nada en este mundo y había jurado, años atrás, que jamás subiría a una de esas cosas otra vez. No después de haber vomitado toda la comida frente a una chica a la que llevó a una cita. Seguía siendo uno de sus recuerdos más traumáticos y hasta este día se sentía mal por ella porque algo del vómito terminó en sus costosos tacones. 

Hizo una mueca que Bishop comprendió de inmediato. Él asintió y presionó los labios mientras pensaba. "Entonces vamos a otro lugar. Podemos llegar hasta el centro y después de eso te daré una respuesta de lo que haremos después. A menos que tengas otros planes para el resto del día." Bishop se pasó una mano por la mandíbula limpia antes de rascar la barba en su mentón. "Creí que habías dicho que te reunirías con tu familia hoy."

"Los vi después de la iglesia." Apretó los dientes antes de exhalar lentamente. "Y la verdad no quiero hablar de ello."

Bishop le dio una suave mirada mientras apretaba los labios y asentía lentamente. "De acuerdo. Entonces, vamos. ¿Quieres que pida un uber?" La sonrisa inocente que le dio era mucho menos que eso. "Podríamos ir a un bar para el final de la noche."

"Está bien."

Probablemente necesitaba algo de alcohol de todas formas. Solo estar dos horas en el mismo espacio de su madre le hacía querer tener un cigarrillo en los labios mientras la escuchaba parlotear sin sentido. Era ridículo, y no podía solo ignorarla. Además no la odiaba, pero ella seguía haciéndole preguntas sobre su novia imaginaria que jamás traería a la vida, y no tenía interés en ninguna, si llegaba a ser el caso en algún momento lejano, todavía lo pensaría dos veces en presentarlos. Pero... ugh.

Miró a Bishop mientras esperaban el uber frente a la calle. No quería decir que estaba confundido, porque sospechaba que le gustaba a Bishop, o al menos se había hecho una idea que podría estar equivocada y él estaba comenzando a ver cosas donde no las había. Pero Mason no era estúpido. El tipo era demasiado dulce y complaciente con él, algo que nadie que no sintiera un mínimo de atracción haría por él. Pero Bishop no había dicho una sola palabra al respecto, al igual que no había preguntado otra vez sobre su problemita de identidad. Solo cuando Mason dejaba que sus pensamientos se deslizaran de su boca, Bishop lo escucharía y le daría consejos que no empujaban y que eran bastante cuidadosos, tocando el tema por los bordes como si no quisiera que Mason se sintiera incómodo y abandonara la conversación.

Y Mason apreciaba eso tanto. Bishop no se hacía una idea.

Todavía no estaba listo para hablar del tema contundentemente. Necesitaba más tiempo, más tiempo de aclarar sus pensamientos y seguir el consejo de Olivia de vivir su vida sin pensar en lo que su madre quería para él. Pero no era tan fácil, teniendo en cuenta que su madre había controlado casi cada aspecto de su vida por casi treinta años. ¿Cómo simplemente se revelaba contra ella y le decía que ya no seguiría sus deseos sino los suyos propios? Cuales quiera que esos fueran, era su derecho descubrirlos.

Terminaron en una de las zonas de bares y restaurantes de la ciudad, el área de diversión nocturna para ser más específicos. Bishop le invitó unas hamburguesas en un puesto que estaba en el medio de la plaza y hablaron sobre el nuevo videojuego para el que Mason estaba trabajando. No le daría muchos detalles porque no se le permitía, pero le dijo que era su versión favorita para el juego de carreras que ambos jugaban de vez en cuando.

"Tiene que ser el trabajo más cool del mundo," dijo Bishop mientras metía el último pedazo de la hamburguesa a su boca, haciendo un sonido feliz que hizo que Mason sonriera antes de morder una de sus papas fritas. "Digo, puedes trabajar en un videojuego que jugamos casi todos los días. ¿Recuerdas ese Corvette C7.R? ¿Crees que puedas ponerle la opción de que sea rojo? Estoy algo harto del amarillo."

"¿Perdiste la cabeza? El amarillo debe ser el estándar. Además, yo solo hago lo que los diseñadores dicen, así que no puedo hacer cambios, solo dar sugerencias que muy probablemente no serán bienvenidas de todas formas." Levantó su soda y tomó un trago mientras pensaba en la última vez que lo intentó. "Ya tuve problemas con el diseñador a cargo una vez, casi nos vamos a los puños si no hubiera sido por el personal de recursos humanos que intervino. Con una dulce amenaza, si puedo añadir."

Bishop se rió.

"Habría sido divertido verte perder la paciencia hasta ese punto."

"No creo que quieras verlo."

Bishop se echó atrás en su silla, mirándolo con una sonrisa traviesa. "Creo que sí me gustaría."

Mason lo miró por un momento, estudiando la expresión de Bishop con cuidado. Lo tenía en la punta de la lengua, preguntarle qué es lo que buscaba de él. Y bien, podría conseguir una respuesta o solo avergonzarse por el resto de su vida y perder a un buen amigo. Tampoco quería arruinar el resto de la noche, así que solo se metió un puñado de las grasosas papas a la boca y se mantuvo callado, manteniendo las cosas para sí misma como siempre lo hacía, como el gran tonto que era.

Estaba terminando sus papas cuando una mano golpeó su hombro con fuerza. Frunció el ceño y se giró para mirar a la persona, listo para una discusión cuando sus ojos se encontraron a los grandes y llenos de curiosidad de su hermana.

"No esperaba verte por aquí. No sabía que frecuentabas estos lugares." Olivia frunció el ceño hacia él con genuina confusión divertida, detrás de ella su esposo hablaba por teléfono a unos metros de ellos. Luego la mirada de su hermana se fue a Bishop y su expresión se volvió más interesada. A Mason no le gustaba nada lo que estaba por venir. "¿Me presentas a tu amigo?"

Mason hizo un sonido bajo desde la garganta antes de mirar a Bishop, y él lo estaba mirando con grandes ojos inocentes y casi dulces que harían que su hermana cayera por él. Soltó un largo y pesado suspiro, haciéndole saber a ambos que la situación no le agradaba, pero recibiría un tirón de oreja de su madre por ser descortés si no lo hacía. 

"Bishop, ella es mi hermana mayor, Olivia." La señaló y luego señaló a Bishop. "Olivia, Bishop, es un amigo."

Ella asintió con una gran sonrisa mientras le extendía la mano a Bishop. "Encantada de conocerte. Creo que es la primera en toda mi vida que este sujeto me presenta a alguien. ¿Sabes que solo tenemos tres años de diferencia?"

Bishop sonrió, dándole a Mason una suave expresión. "He escuchado mucho de ti, pero no sabía que eras tan bonita." Olivia hizo un sonido raro, levantando su mano al aire para mostrar su anillo. Bishop aspiró una respiración incómoda antes de asentir. "Oops. Se me escapó."

"Eres encantador. ¿Quién diría que Mason tendría amigos tan agradables, eh?" Ella se rió antes de inclinarse hacia Mason, para susurrarle al oído. Su aliento a cerveza le llegó a la nariz antes de que ella hablara. "¿Estás en una cita?"

"¿Qué?" Sus ojos se abrieron, miró a Bishop rápidamente antes de sacudir la cabeza y mirarla con los dientes apretados. "No lo es. ¿No tienes otra cerveza que ir a buscar?"

"Eres gracioso, Mason." Ella le palmeó el hombro y le dio un guiño mientras se enderezaba. "Disfruta de la noche y de tu compañía. Tal vez consigas algo de suerte y finalmente te saquen el palo que tienes metido en el culo desde que naciste." Olivia le mostró el dedo de en medio antes de darle una suave y dulce sonrisa a Bishop. "Espero que nos volvamos a ver, Bishop. Hay algunos buenos clubes por aquí, arrástralo y hazle beber cerveza de verdad, por favor. No esa cosa simple que usualmente toma."

Bishop asintió. "Lo haré. Nos vemos después," murmuró cuando Olivia se arrastró de regreso a su esposo y se colgaba de él para seguir su camino. Le tomó un segundo volver a mirar a Bishop. "Tu hermana me agrada."

"¿Sí? Te la regalo." Hizo una mueca, deseando que la soda en su mano se convirtiera en algo más fuerte. Dios, qué vergüenza. "Así que... ¿qué planes tienes?"

"Unos amigos me dijeron que están en un club por aquí cerca." Bishop se inclinó sobre la mesa, estirando los largos brazos antes de volver a hablar, mirándolo a los ojos. "Es un club gay. Está bien si no quieres ir, podemos visitar un bar de deportes. Hay muchos de esos por aquí."

"No." Se aclaró la garganta cuando Bishop se le quedó mirando en silencio. Mason se encogió de hombros. "Es solo un club. Hay alcohol, ¿no es así? Necesito un poco."

"¿Estás seguro?"

Asintió lentamente. Ni siquiera sabía si de verdad quería ir, pero tenía algo de curiosidad. El bar gay en el que Bishop trabajaba era muy calmado y tranquilo, y ya se había acostumbrado a la ambiente del lugar. Un club no podía ser peor.

Y ojalá pudiera morderse la lengua hasta sentir verdadero dolor, por qué carajos era esto.

Los amigos de Bishop estaban sentados todos alrededor de una mesa. Habían dos parejas, una chica y un chico, y dos chicos. Bishop los había presentado a todos como tal, y Mason no se sentía sorprendido o incómodo por alguna razón. 

"Trey es bisexual, y Lana es una lesbiana a la que le gustan los penes," Bishop dijo señalando a la pareja. "Tienen una relación bastante complicada."

Lana, la chica de largo cabello rubio, pateó a Bishop por debajo de la mesa. "En realidad no lo es," ella dijo hacia Mason. "Trey es trans. Nos conocimos cuando estaba comenzando su transición."

Trey asintió mientras ponía un brazo encima de los hombros de Lana. "Hemos estado saliendo desde entonces, y ya son siete años. ¿Amor?" Trey miró a Lana por ayuda y ella asintió con una enamorada sonrisa mientras pasaba una mano sobre la barba en las mejillas de Trey. "Y han sido los mejores siete años de mi vida."

Bishop se rió, pero sus ojos dejaban salir todo el cariño que le tenía a sus amigos. "Trey tiene un pene ahora."

Lana asintió con una mirada llena de orgullo. "Y es hermoso."

Mason sonrió hacia ellos. Parecían niños pequeño discutiendo. Honestamente, jamás había estado cerca de una persona trans, así que estaba un poco sorprendido e intentaba no mirar fijamente a Trey, pero le costaba imaginarlo como a una chica. Era bastante fornido con un rostro duro y cincelado, masculino al igual que su voz gruesa y firme. Se veía muy bien. Y Lana se veía completamente enamorada. Eran un par adorable. 

Trey lo miró a él y Mason no tuvo tiempo de apartar la mirada lo suficientemente rápido. Lo escuchó reír antes que se dirigiera a él, ignorando a los otros dos niños que seguían discutiendo. "Es agradable conocer a un amigo de Bishop. Creo que la última vez que nos presentó a alguien fue hace como tres años." Trey se ajustó las gafas y asintió. "Es bueno ver que lo está haciendo bien. ¿Desde cuándo se conocen?"

"Dos semanas," dijo lentamente. Sonrió hacia Trey. "Ustedes hacen una linda pareja."

"Gracias." Él pasó la mano sobre la rubia cabeza de su novia mientras ella retaba a Bishop a un duelo de meadas con Trey. "Ustedes se ven bien juntos. ¿Dos semanas? Es interesante. Bishop-"

"Bishop tiene una vida ocupada y no tiene tiempo para ese tipo de cosas," el hombre al lado de Mason terminó por Trey, dándole una fuerte mirada al tipo antes de ver a Mason, su expresión suavizándose considerablemente. "No le hagas caso, siempre habla más de la cuenta." 

"Oye."

"¿Quieres otra cerveza?" le preguntó Bishop, ignorando el quejido de Trey. Señaló la barra. "Tal vez quieras caminar un rato. Deja a las avecillas en su mundo de amor."

Asintió antes de ponerse de pie y esperar a que Bishop liderara el camino entre los cuerpos sudorosos que se frotaban juntos en una vaga excusa de llamarlo baile. Estaba casi aliviado cuando llegaron a la barra y habían dejado a la masa de gente en el centro de la pista. Bishop se rió, y Mason suponía que era por él, o de él. Lo miró mientras él pedía dos cervezas ligeras antes de que lo mirara. Bishop se rió otra vez, pero sacudió la cabeza.

"Lo siento," dijo.

Mason levantó una ceja. "¿Ah, sí?"

"Es que te ves tan aterrado." Sonrió, enderezándose en toda su altura. "Es solo gente, Mason, no te van a comer. ¿Nunca fuiste a un club antes? Es usualmente igual en todas partes."

"No," dijo con una voz cerrada mientras miraba a la gente. "No es uno de mis lugares favoritos tampoco, lo siento. Pero-" su voz se quedó atorada en su garganta cuando vio al par de amigos de Bishop que estaban en una relación. Gerald y Adrian, no lo había olvidado. Estaban bailando suciamente en una esquina del lugar, con un pequeño chico más delgado que ellos en medio. Las manos de los dos más grandes estaban por todo el cuerpo del chico mientras se frotaban juntos. 

Su expresión debió ser lo bastante mala como para que Bishop mirara hacia el lugar a donde estaba mirando. Sus cervezas llegaron y Bishop se la tendió antes de darle un trago. 

"Ellos tienen una relación abierta," dijo simplemente.

Mason sostuvo su cerveza con fuerza antes de mirarlo. "¿Qué?"

Bishop hizo una mueca mientras se encogía de hombros. "Sí, lo sé. Pero ellos lo prefieren así. No lo tomes a mal, ellos se aman tan fuerte y tan real como Trey y Lana, es solo que les gustan las cosas así. Me tomó un tiempo comprenderlo porque cuando nos conocimos ellos ya estaban saliendo y eso fue hace más de cuatro años. Y están casados."

"Pero eso es como engañar."

"¿Lo es? Ambos están de acuerdo en hacerlo, y ninguno de los dos lo hace si el otro no está bien con ello." Bishop los señaló con su cerveza. "Míralos. ¿Alguna vez has visto a dos personas mirarse de esa manera si no se amaran?"

Podría tener algo de razón en eso. La mirada que Adrian le estaba dando a Gerald no era nada menos que amor y devoción pura, tan fuerte que no podía entender por qué el chico que seguía en medio de ambos, no se iba. Mason se sentiría muy incómodo y excluido si fuera él. Pero él probablemente solo estaba buscando sexo con dos hombres grandes y dispuestos.

Mason tomó un trago de su cerveza mientras se daba la vuelta para dejar de mirarlos como un pervertido, y apoyó los codos sobre la mesa antes de ver a Bishop. "¿También te gusta ese tipo de relación?"

Bishop movió el cuello tan rápido y brusco que Mason temió que se lo hubiera lastimado. "No," dijo con un tono chillón y asustado. El hombre se pasó una mano sobre el pecho y se giró para ponerse en la misma posición de Mason, mirándolo a los ojos. "Soy más del tipo de tener una relación con alguien que realmente me gusta. Prefiero la estabilidad y lo exclusivo." Sacudió la cabeza con un firme movimiento. "No comparto."

¿Por qué su interior se sentía cálido y complacido, casi aliviado por esa respuesta? No quería saber. Bishop podía tener la vida romántica que deseara. Era atractivo, estaba en forma, y era un tipo agradable. Pero si él prefería la exclusividad, Mason se sentía más cómodo por alguna razón. Así que solo asintió mientras tomaba un trago de su cerveza y se pasaba una mano por el rostro, caliente.

"¿Quieres bailar?"

Sonrió con suavidad, quizás por el alcohol que ya empezaba a colarse en su sistema después de su tercera cerveza. Asintió, mirando la expresión de Bishop iluminarse mientras él tomaba su muñeca y lo arrastraba hasta la pista. Mason no era terrible para bailar, de hecho le gustaba, solo que no lo hacía muy seguido. ¿Pero Bishop? El hombre no había estado mintiendo sobre ser muy bueno en eso. 

Mason, al igual que muchos a su alrededor, miraban a Bishop moverse con movimientos firmes y perfectos que hacía imposible dejar de mirarlo. Incluso algunos chicos se le acercaron y Bishop les dio sonrisas amables antes de sacudir la cabeza y continuar bailando. Mason lo hizo también, moviéndose a su ritmo mientras se terminaba la cerveza, haciendo su mejor esfuerzo por no mirarlo demasiado. Sería raro si lo hacía.

Las luces parpadearon rápidamente, haciendo que su vista de volviera brillante por un momento y justo en ese momento, captó a unos metros de él a unos tipos que claramente hacían algo menos inocente que bailar, con los pantalones a medio muslo, aferrándose al otro. Mason sintió que su corazón corría rápido, pero parecía ser el único que prestaba atención a lo que estaba pasando porque todos los demás seguían tan normales. Eso era...

Una mano cayó sobre sus ojos con suavidad, un duro cuerpo apretado contra su espalda, y no fue hasta que él habló, que sintió que su cuerpo se volvía más suelto, relajado. Bishop lo meció al ritmo de la canción que sonaba con fuerza.

"Disfruta de la música y no pienses en nada más." La mano cubriendo sus ojos era cálida y le acarició el interior de una manera extraña. La voz era suave a pesar del ruido del lugar y el aliento le golpeaba la oreja, provocándole cosquillas. "Solo baila mientras te consigo otra cerveza."

"Sí, por favor," murmuró sin saber si Bishop le había llegado a escuchar. Se movió al ritmo de la música, incluso cuando la mano desapareció de sus ojos, pero el cuerpo caliente y duro nunca se separó de él. 

La cerveza llegó de un momento a otro, pero no había dejado de moverse con Bishop. "Adrian las consiguió," él dijo contra su oído mientras sostenía una cerveza para él en una mano. Mason asintió y se giró para mirarlo mientras tomaba un trago largo y fresco que le sentó de maravilla. Se estaba ahogando por el calor, había comenzado a sudar por debajo de la sudadera y estaba incómodo. Mason le dio una sonrisa mientras su mano libre caía en la cintura de Mason sin presión, como un flojo toque que apenas sentía. "¿Estás bien?"

Asintió rápidamente, mirando el espacio entre ambos. "Hace calor," dijo antes de darle su cerveza a Mason y quitarse la sudadera. Tenía una camiseta sin mangas blanca por debajo, así que no le importó demasiado. Había visto tipos casi desnudos caminando alrededor, una camiseta no le hacía sentir que estaba dando un striptease, pero bien pudo haber sido cuando vio la expresión de Bishop, y las mejillas sonrojadas del hombre mientras Mason se ataba la sudadera a la cintura. Después de todo era de Bishop, y no quería perderla. "¿Qué?" preguntó mientras tomaba su cerveza de regreso.

"Solo me tomó por sorpresa," él se rió nerviosamente antes de lamerse los labios. "La gente te está mirando."

Mason frunció el ceño, tomando un trago de su cerveza antes de levantar una ceja. "¿Cómo sabes que no te están mirando a ti?"

Bishop hizo un pff poniendo los ojos en blanco. "Eres un montón de músculos en dos patas, espeso cabello marrón y lindos ojos cafés, difícilmente la gente puede apartar la mirada cuando te ve." Sus ojos viajaron sobre su pecho, torso y brazos tan abiertamente que Mason se sintió desnudo por un segundo. "Es realmente agradable. No los culpo."

"Me gusta más tu cuerpo," dijo, inclinándose hacia él porque la música se puso más alta aparentemente. "Es más... lindo."

"¿Lindo?" Bishop se rió sobre su oído, ronco y masculino, un poco achispado por la cerveza. "Gracias, supongo. Pero realmente prefiero tu cuerpo."

Mason se rió en voz alta, sintiendo un suave cosquilleo en su estómago que no pudo comprender. "¿Estás borracho?"

"¿Deberíamos ir a casa? No me gusta despertar con resaca," él dijo.

"Creo que está bien." 

Asintió antes de terminar su cerveza, sus ojos encontrándose con los de Bishop mientras él también terminaba su botella, y eso de alguna manera se volvió un pequeño reto que no estaba seguro de quién ganó, pero ambos estaban riéndose de camino a la mesa de los amigos de Bishop. Se despidieron de ellos y prometieron volver a encontrarse el próximo fin de semana, y Mason no pudo hacer otra cosa que sonreír abiertamente y decirles que claro, por supuesto que lo harían. 

El viaje de regreso estuvo lleno de sonrisa achispadas que probablemente molestaron al conductor del uber, pero no dijo nada hasta que los dejó frente al edificio de Bishop. A trompicones y divertidas risas, ellos hicieron su camino por las escaleras y luego corrieron por el largo pasillo hasta que llegaron a la puerta de Bishop.

Mason no se lo esperaba, pero cuando entraron, fue atacado por una llave alrededor del cuello y un duro cuerpo que intentaba tumbarlo. Mason tomó toda su fuerza y tomó las largas piernas de Bishop y lo levantó en su hombro antes de dejarlo caer gentilmente sobre la alfombra. Pero Bishop lo tumbó y rodaron por la sala, riéndose como niños pequeños mientras intentaban ganar la lucha. Y eso duró un rato, ellos girando y murmurando maldiciones mientras las sonrisas en sus rostros se volvían más grandes y las risas más ruidosas, sus gritos se convirtieron en sonidos rotos y agudos.

Terminaron enredados alrededor del otro, jadeando pesadamente mientras estaban tendidos en el piso. Mason cerró los ojos por un momento, algo cansado, con el alcohol comenzando a moverle el piso, pero una mano en el cabello le hizo abrirlos. Y se encontró mirando a Bishop directamente, las mejillas sonrojadas por la batalla y una suave expresión mientras los dedos jugaban con su cabello.

"Me alegra que ya no estés enojado conmigo," fue lo que él dijo en un gentil tono de voz.

Mason apretó los labios antes de responder.

"No estaba realmente enojado, sabes."

"Pero estabas molesto. Está bien." Fue rápido y apenas pudo procesarlo después de que pasó, pero el suave beso que Bishop dejó en su frente lo hizo burbujear incómodamente por dentro, como una explosión de emociones que no pudo entender. "No tienes que esconderlo, solo dime cómo te sientes la próxima vez, ¿de acuerdo?"

Mason asintió con un torpe movimiento mientras veía a Bishop ponerse de pie antes de tenderle una mano para que se levantara. Él le revolvió el cabello una vez más antes de alejarse hacia la cocina mientras se quitaba la sudadera y se paseaba solo en sus pantalones y medias, dado que ambos perdieron sus zapatos en la lucha.

"Calentaré la lasaña, así podremos ir a la cama con el estómago lleno." Bishop abrió el refrigerador y sacó la lasaña antes de meterla al horno. Llenó dos vasos con agua y le tendió uno, mientras que Mason seguía parado en el mismo lugar como un tonto. "Por cierto, tu lasaña se ve deliciosa. ¿Quieres tomar una píldora antes de irte a dormir? Así te asegurarás de no despertar con dolor de cabeza."

Mason tomó un trago de agua, mirando a un punto fijo antes de sacudir la cabeza y tragar el agua grueso. Bishop estaba evitando su mirada, podía decirlo por la forma en que se movía a través del lugar sin parar.

"No estoy tan ebrio, pero gracias."

Bishop asintió y comenzó a sacar platos y cubiertos, hablando de espaldas a Mason.

"De acuerdo. Ve a tomar una ducha antes de comer, así puedes ir a la cama después de que termines."

No lo había entendido en ese momento, pero algo había hecho clic en su relación esa noche y sus sentimientos comenzaron a desarrollarse a un ritmo alarmante.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro