12
Ochaco miro el sonriente rostro de su madre con mucha vergüenza—veo que todo ha ido genial con el—le dijo su madre haciendo que agache la cabeza muy avergonzada—me siento muy feliz de que hayas conseguido estar con el chico que te gustaba—agrego dándose a vuelta perdiéndose e la expresión sorprendida de su hija.
— ¿Cómo...?— pregunto Ochaco siguiendo a su madre hacia la cocina—como lo sabes...no se lo he dicho a nadie—agrego sentándose en la silla al frente de su madre.
—Soy tu madre y te conozco—dijo ella sonriendo mientras les servía té—eso y muy a menudo hablas dormida, y hay veces en las que dejas tu diario abierto por la casa— Ochaco se llevó las manos al su rostro intentando ocultar lo rojo que se puso su rostro.
—mamá...—murmuro Ochaco con mucha vergüenza sobre lo que pudo haber escuchado o leído su mamá, ella muchas veces dejaba que su imaginación de lo que haría si consiguiera que Nobita la mirara volara demasiado alto.
—está bien, por lo poco que escuche y leí tú realmente lo quieres...y estoy segura que el ahora también lo hace—ella sonrió muy feliz—no es raro que te sientas tan emocionada...después de todo es tu primer amor—con lentitud se tomó su té—el amor se siente más fuerte y la ilusión aún no ha sido manchada...disfruta tus sentimientos, goza de los momentos que pases junto a Nobita, vive este momento al máximo—
Ochaco asintió, si bien ya vio su futuro sabía que este podía cambiar y se aseguraría que fuera para mejor.
—supongo que estas más cerca de tu sueño de una casita color patito, dos hijos, un perro, un gato y un hámster—dijo burlándose un poco de su hija con lo que había visto de su diario, Ochaco se sonrojo hasta el cuello y algo vapor le salió de las orejas.
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Tamako sonrió mientras ponía los palillos en la mesa—te sucedió algo bueno—le preguntó a su hijo el cual se encontraba cenando con ella luego de que regresara con Doraemon.
Nobita casi se atora—por...por qué lo dices mamá—le pregunto ignorado la risita burlona que Doraemon lanzo al ver lo rápido que descubrirían a su amigo.
—estas muy sonriente...no dejas de hacerlo incluso mientras masticas la comida—le dijo Tamako soltando una risita cuando vio cómo su hijo se tocaba las mejillas—haber...últimamente has estado muy aplicado en la escuela...—dijo esperando ver alguna reacción en el rostro de su hijo pero no hubo ninguna—tal vez se trate de una chica...—cuando dijo eso el rostro de Nobita se volvió tan rojo como el de un tomate y su lentes se empañaron—así que era eso...—
Doraemon rio—realmente eres muy malo ocultando cosas—dijo, viendo como su amigo deja caer su rostro en la mesa.
—tranquilo hijo no hay por qué avergonzarse—dijo Tamako en un tono compresivo—supongo que ya estás en esa edad... a llagado la hora de hablarte de las abejas y las flores—Nobita levanto la vista de golpe— veras hijo cuando un chico y una chica se quieren mucho.... —
El rostro de Nobita se horrorizo— ¡mamá no! —grito interrumpiéndola, Doraemon a su lado también había dejado de comer
Tamako se rio—solo bromeaba—dijo mientras se sacaba los lentes y los limpiaba—escuche de unas amigas que le hicieron la misma broma a su hijos y moría por hacerla yo también—Nobita soltó un suspiro—dejando las bromas aparte te daré un consejo, disfruta de tu tiempo junto a ella, el respeto tiene que venir de los dos lados y se feliz que eso es lo único que importa—
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Gigante regresaba a su casa luego de haber salido con su padre—te lo dije es así de simple—murmuro el hombre mayor con una sonrisa orgullosa—ella nunca recordara lo que sucedió—
Gigante permaneció en silencio luego de haberse llevado a esa chica y de encaminarla hacia un callejón ellos le había hecho cosas que él nunca se imaginó que haría—estas seguro...—le pregunto a su padre.
—sí, el día de mañana simplemente pensara que se durmió ahí por lo ebria que estaba —le respondió con una sonrisa—ahora que ya sabes cómo se hace solamente debes esperar el momento son jóvenes y no te será muy difícil influir en que compren licor...y cuando todos ya estén borrachos te la llevas—le dijo su padre, Gigante guardo silencio mientras se imaginaba el cómo sería tener a Ochaco a su merced sin que ella pudiese hacer o decir algo.
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Shizuka suspiro Nobita nuevamente no la había llamado, ni tampoco se había parecido por su casa, siempre estuvieron juntos y estaba tan acostumbrada a eso que el no tenerlo por su alrededor le hacía sentir como si algo le hubiese sido arrancado, aun no entendía por qué sus ojos dejaron de mirarla y se posaron en Ochaco, ellos llevaban más tiempo juntos por lo que lo natural era que el este a su lado y no con ella.
Tal vez simplemente debería alegrarse por ellos y hacerse a un lado, pero si lo hacia ella saldría lastimada...y era injusto su felicidad también era importante no solo la de Ochaco.
Un suspiro muy pesado escapo de sus labios sabía que ya había perdido lo supo desde el momento en el que los vio en la colina, sin embargo mentalmente hizo todo por convencerse de lo contario...por convencerse que aun tenia chance con Nobita.
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Suneo miro sus videojuegos muy pensativo, la actitud que estaba tomando Gigante le estaba dando miedo y muy mala espina, nunca lo había visto tan obsesionado con alguien—esto no me gusta nada...—murmuro, su amigo corpulento era bien conocido por conseguir lo que quería sin importarle si para hacerlo debía golpear a niños mucho menores que él, por lo poco que había visto Ochaco tenía un apego por Nobita que no podía distinguir si era amor u otra cosa—si es amor que mal gusto tiene—murmuro riéndose un poco, sin embargo si era así sería un problema debido a que ella nunca respondería a los avances de Gigante y él tenía miedo de lo que pudiera hacer.
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