Esferas
Phichit colocaba los pequeños y frágiles adornos en las ramas del árbol navideño, mientras que yo simplemente lo veía realizar esa acción.
—¿Por qué no quisiste comprar un árbol natural? — pregunté—. Da un mejor aroma.
—No es bueno para el medio ambiente.
—Pero podíamos...
Phichit se volteo para lanzarme una mirada acusatoria y terminando cualquier tema de conversación.
Sonreí por aquella expresión.
Me levanté del sofá y me acerqué a mi pareja para poder rodearlo por la cintura.
—¿Qué hice para merecerte? —susurré en su oído y deposité un pequeño beso en su mejilla.
—Buena pregunta —me respondió secamente.
—¿Estás molesto?
—No.
Eso fue un pulcro: "Sí"
Tomé sus manos y le quité la esfera de color turquesa que tenía entre ellas.
—Eres el mejor —dije mientras besaba sus nudillos.
—Los árboles deben crecer de forma natural y nunca ser cortados.
—Sí, vamos a respetar eso.
Phichit me rodeó el cuello con sus brazos.
—¿Qué haremos esta Navidad? —preguntó.
Esa era la pregunta del millón, pues los viajes fueron cancelados por el mal clima que se había pronosticado y nuestros amigos en común se habían reservado para año nuevo.
Unos villancicos sonaban en la radio y con ello el teléfono de la casa comenzó a timbrar. Phichit dio un pequeño brinco y corrió para responder. Yo coloqué la esfera que él tenía en sus manos.
Nuestros colores eran el azul y el verde. Colores fríos que bien se complementaban... pero el rosa siempre opaca el azul por una extraña mezcla con el verde. Un color cálido que no era bienvenido.
—¡Claro que sí, Jean! Sería grandioso pasar la Navidad en su casa —exclamó Phichit provocando que una esfera verde resbalara de mis manos, que si no fuera por la pequeña alfombra que el pino tenía de base, esta se hubiera roto en mil pedazos.
De forma impulsiva me acerqué a Phichit y le arrebaté el aparato de su mano para después colgar con brusquedad.
—¿Cómo es que él tiene el numero de nuestra casa? —susurré con la mandíbula tensa.
—Yo se lo di —me respondió sin vergüenza, siendo consciente para dónde iba.
—¿Y por qué? Si se puede saber —sentía como la furia comenzaba a acumularse en mi interior.
—Porque es un amigo.
Me dio la espalda dejándome las palabras en la boca.
Respiré hondo y traté de recapacitar.
Miré a Phichit poniendo las esferas, pero con esa actitud de fastidio.
—Cariño... es víspera de Navidad —dije, acercándome a él—. No hay que pelear.
Mi pareja soltó un gran suspiro y me miró.
—Tú te lo buscas —dijo con esos ojitos que rogaban por un beso.
Lo tomé con fuerza entre mis brazos y nos dirigimos a la habitación.
—¡Espera! —exclamó alarmado—. No he terminado el árbol.
Le planté un beso en los labios que duró bastante.
—El pino puede esperar.
Nos encerré y dejé que la situación con ese sujeto quedara en el pasado.
🌲
En la mañana, el celular de Phichit vibró provocando que despertara.
Un mensaje.
Jean
Phichit! Espero que sí podamos celebrar juntos esta Navidad en mi casa.( *`ω')
Un impulso provocó que el celular se impactara de forma sonara contra el mueble y con un sonoro ruido, Phichit se removió un poco quejándose con balbuceos.
Me levanté de nuestra cama y me vestí rápidamente. Quise evitar por sobre todas las cosas, una pelea con Phichit.
—¿Seung-Gil? —me llamó justo en el momento en que tomé las llaves—, ¿A dónde vas?
—A buscar a alguien —susurré y salí con rapidez azotando la puerta.
🌲
Hace un par de años, Jean y Phichit tuvieron una relación amorosa que al terminar, mi Phichit quedó destrozado. Yo era testigo de su sufrimiento pues era el único amigo que él tenía cerca. Después de eso pensé que yo por fin tenía una oportunidad con él, confesarme y tener la esperanza de que no fuera un amor unilateral, pero todo cambió cuando ellos dos regresaron de nuevo.
Solté un suspiro contra el frío clima y sonreí al recordar lo que Phichit me dijo aquella vez que terminó con JJ:
—Estar con él de nuevo me hizo reaccionar, Seung, y... y...
Se había puesto nervioso y balbuceaba cada vez más. Yo me ponía inquieto y el hecho de que no concretara ninguna de sus frases me desesperaba e irritaba. Amenacé con cerrar la puerta pues no estaba contento con él por muchas razones que iban en aumento. La sorpresa fue cuando Phichit se abalanzó hacia mí y me robó un beso. En ese momento supe que por fin iba a ser feliz.
Pero ahora, después de dos años estando juntos... ¿por qué él tenía que aparecer otra vez? ¿Y por qué Phichit hablaba con él con tanta naturalidad? ¿Por qué no me había dicho que lo vio y que le dio nuestro numero?
Tomé una piedra y la lancé con fuerza sin ver a dónde caería, como resultado, una voz masculina se quejó de dolor.
Tal vez me debía sentir culpable, pero simplemente me fui.
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