❰✎. .•.*。𝟑𝟓❱
❝Me encanta sentir el aire fresco
Puedo sentir tus ojos mirando
Y no voy a mentir
Me asusta un poco
Mi corazón está en las alas
Estoy viviendo en sueños
Y en la parte superior de nuestros pulmones cantamos
Da da da da da da da da da da da
Da da da da da da da da da da da❞
No tardaron mucho en llegar a un lindo edificio blanco, decorado con luces de fiesta por fuera y varios carros deportivos. El mayor entró antes, dejando a sus dos alumnos ir a su cuenta.
Se adentraron al lugar, visualizando a muchos héroes hablando entre ellos o simplemente tomando ponche.
—Cariño, buscaré a Rumi, ¿me esperas un momento aquí? —Habló la pelirosa—.
—Claro, ve.
Cuando la melena chicle de su pareja salió de su campo de visión, volteó dispuesto a tomar una bebida. Eso hubiera sido, pero no pasó gracias a que un gran cuerpo masculino se hallaba detrás suya. Era Endeavor, mirándolo con los ojos entrecerrados.
—Shoto...
—No jodas, viejo.
—¿Qué haces aquí? —Preguntó el pelirrojo—.
—No te importa. —Respondió totalmente seco, sin ninguna pizca de empatía—. Ahora, quítate de mi camino por que no pienso amargar mi noche.
—¿Con quien viniste? —Cuestionó el más alto—.
—¿Si te contesto me dejarás en paz? —Dudo, el albirrojo. Respondió al ver a su padre asentir—: Con mi novia, Akimaya Ryoka. Ahora, me voy.
Dicho eso, salió de ahí lo más rápido posible y buscó a su chica.
«No puede ser muy difícil encontrarla, digo, busca a alguien con el pelo rosa... Pelo rosa... Está con Mirko-sama, ¿no? Entonces, busca unas orejas de conejo... ¡Ahí está!»
—Linda. —Llamó él—. Acaba de encontrarme a mi viejo, prefiero que no te vayas de mi lado.
—oh, tranquilo, igual ya encontré a mi hermana, estaba con Hawks. —Le avisó ella, sonriéndole y señalándole al mencionado—.
—Todoroki-kun. —Se oyó de su cuñada. Ella venía vestida con un vestido beige largo, peinada con un moño alto que dejaba a la vista sus orejas de animal—. ¿Ese que viene ahí no es Endeavor-san?
Al oír eso, el medio albino se tensó. Volteó su rostro, para encontrarse con su progenitor a unos cuantos metros de él, y parecía furioso. En busca de una salida, agarró a Akimaya por la cintura y la arrastró hasta el centro de la pista elegante, donde habían varios héroes bailando con su pareja. La atrajo aún más a su cuerpo y la colocó en posición para danzar, algo que hizo luego de unos segundos.
—¿Es por Enji-sama? —Preguntó la menor, pasando sus brazos por el cuello de su novio y acercando su rostro al de él—. Por que aunque me hayas traído a bailar, va a venir. —Sus labios fueron acercándose, sin tener su ritmo—. Bésame.
Claramente, Shoto no iba a rechazar esa orden por parte de su amada.
Juntó sus bocas, llevando una de sus manos que tenía ubicadas de la cadera femenina al cuello de la chica. Mordió levemente el músculo inferior, obligándola a que le diera campo a su lengua, lo cuál pasó. Evitaban a toda costa producir chasquidos vergonzosos para no incomodar a los demás profesionales, aunque ellos parecían estar centrados en lo suyo. Las manos masculinas bajaron, acariciando su espalda y un poco su trasero, sin ser muy evidente y sin detener el bailar. No se separaron hasta que sintieron como una palma se posó en el hombro del mayor, era Rumi, con una sonrisa enternecida.
—¿Cambiamos de pareja? —Preguntó, mostrando su mano entrelazada con la de Takami—.
La menor ahora bailaba con el aludo, mientras la heroína número 5 lo hacía con Shoto.
—Todoroki-kun. —Llamó ella—. ¿Cuales son tus verdaderas intenciones con mi hermanita?
—Usagiyami-sama... Yo no tengo malos pensamientos con Ryo. De verdad, la quiero mucho, no crea que tengo intentos equivocados.
—Espero que sea así... —Alargó, apretando sus labios—. Cambió mucho su forma de pensar desde que sale contigo, ¿sabes?... No le hagas daño, por favor. —Pidió, bajando su mirar—. Realmente no me gustaría verla mal...
—No va a pasar nada de eso, Usagiyami-sama. —Prometió, sonriendo de medio lado—.
Por otro lado, Akimaya observaba como las manos de su novio se encontraban en la cintura de la heroína, pensando en que estarían hablando.
—Entonces... —Hawks hizo el ademán para hablar—. ¿No vas a preguntar si Rumi y yo somos pareja?
—Son muy evidentes, ¿no creen? —Burló ella—. Se habían tardado. Mount Lady y Kamui Woods están juntos, al igual que Edgeshot y Ryukyu. Solo faltaban ustedes.
—¿Edgeshot qué...? —Murmuró el rubio, algo sorprendido—.
—Así que... Pronto serás el héroe número 2, oficialmente. —Comentó la pelirosa—. Me alegro por ti, estoy segura que tendrás un buen futuro.
—Espero retirarme cuando mis plumas no den para más. —Bromeó el aludo, agitando sus extremidades animales—.
—Y yo espero poder partirte el trasero cuando me gradúe. —Vociferó, con aires de grandeza—.
—¡Ja! Eso lo veremos, Hime-sama. —Retó, totalmente orgulloso de él—.
—Ryo. —Ese llamado hizo que la ojiceleste dejará de prestarle atención al héroe, para dársela a su novio—.
—¿Pasa algo, Shoto?
—Acompáñame, por favor.
Obviamente, la menor no se iba a negar a una petición de su amado, por lo cuál comenzó a seguirlo fuera de la sala. Caminaron en silencios, llegando hasta la terraza, donde tomaron asiento en una de sillas. Cuando Akimaya iba a sentarse, Todoroki la tomó de la cintura y la obligó a que se sentara en su regazo.
—Oh... ¿Para que me trajiste aquí? —Preguntó ella, llevando sus manos al pelo doble color del contrario—.
—Quería estar solo contigo unos momentos... —Respondió, cerrando los ojos—.
—...—La femenina se extrañó al ver como el heterocromático señalaba sus propios labios con su dedo índice, sin separar sus párpados—.
—¿Me puedes dar un beso?
La más baja lo miró sorprendida. Ese tipo de comportamiento no eran de Shoto, más no lo rechazó.
Juntó sus bocas, abriendo paso para solo hacer rozar sus lenguas de una forma amistosa y sin indicios de iniciar una pelea para saber quién llevaría el control, como normalmente lo hacían. Sus palmas cayeron en el cuello varonil, tirando un poco de este para profundizar el ósculo. Las manos masculinas se posaron en la cadera contraria, dando leves apretones y deleitándose al escuchar a su chica suspirar por él. Bochornosos chasquidos se escuchaban por el lugar, bajo la luz de la luna menguante y los brillos de las lámparas artificiales que colgaban en las barandas. El amor que emitían era recibido por el otro, intentando borrar de sus cabezas todos esos momentos que la pasaron mal.
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