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“Cuando tocas mi corazón, tiembla de emoción“
Los besos de Jaehyun eran mis favoritos, sin duda alguna. La forma en la que sus labios acariciaba los míos, y su lengua bailaba en una interesante competencia por saber quién tendría el control.
Amaba cuando sonreía en medio del beso, feliz y extasiado. Amaba cuando me rodeaba con sus fuertes brazos la cintura y me hacía sentir invencible. Amaba que me mirara con un brillo particular y único en sus ojos, como si fuera su salvación.
¿De qué tenía que salvarte, Jaehyun?
¿De ti mismo?
Las cosas fueron tranquilas por muchos meses, vivimos en nuestra hermosa burbuja rosada, donde sólo existíamos los dos.
A veces pasaba por el cuarto donde estuvo JaYoon, ahora la puerta estaba nuevamente cerrada, y mi curiosidad no era tan grande para saber si habían limpiado la sangre o no.
Nunca le pregunté a Jaehyun sobre su cadáver, y él tampoco me lo dijo, fue como un secreto que acordamos tener mutuamente sin necesidad de decirlo en voz alta.
A veces recordaba la conversación que tuvimos con sus socios cuando yo maté a uno de ellos, y me reía.
—¿La convertiste? — estaban a punto de llorar, y no podían dejar de mirar el cuerpo de su amigo.
—Sí. —su voz siempre sonaba desinteresada cuando se trataba de hablar con ellos, como si fuera más una obligación y no algo que le gustara.
—P-pero, dijiste que no podías convertir a nadie.
—Ah… — asintió recordando eso, y se encogió de hombros —Lo que pasa es que no quería convertirlos a ustedes.
Y su sonrisa burlona volvió a aparecer.
Ellos lo miraban como si hubiera cometido la traición más grande del mundo, y yo, pues, seguía degustando la sangre en mi lengua.
—Te ofrecimos mucho dinero…
—¿Creen que los convertiría por dinero? No son importantes para mí, así como vi a sus antepasados, los veré a ustedes morir, son sólo personitas que pasaron por mi camino.
Luego de eso se fueron, mis brillantes ojos carmesí siguieron el camino que hicieron hasta la puerta, intentando no resbalarse con la sangre derramada en el piso.
Fue un día divertido, aunque luego tuvimos que llevar el cadáver del hombre al río para no levantar sospechas.
¿Pero quién sospecharía de seres sobrenaturales viviendo entre ellos?
Las voces ya no me atacaban, se habían perdido y estaba en paz.
Bueno, volvían de vez en cuando, pero eso era un secreto.
Había cambiado la decoración de toda la casa, desde los focos hasta el tapiz, para que se sintiera más cálido, y no me recordará todo lo vivido.
A veces jugaba con mis colmillos, rozando mi lengua en ellos, y los hundía en mi carne, abriendo una herida del músculo. Sanaba más rápido de lo que me gustaría, la sangre salía en gotas pequeñas y luego desaparecía.
Y mientras tanto, me ponía a pensar.
Una eternidad.
¿Estaríamos juntos toda una eternidad?
Eso era… por siempre, literalmente.
Siempre tuve el pensamiento de que me enamoraría de alguien, y después de acabar mis estudios, nos casaríamos y viviríamos juntos hasta envejecer. Me imaginaba a mi amado sin rostro, con canas en su cabello, y arrugas en la que una vez fue su lisa piel.
Pero nunca vería envejecer a Jaehyun, su piel seguiría igual de perfecta por los siglos de los siglos, y su cabello no se tornaría blanco por el pasar de los años.
Él tampoco me vería envejecer a mi, es más, nadie lo haría. Me preguntaba cómo me vería de vieja, si sería una señora desgarbada y con una cara de miedo, o sería una abuelita que huele rico y todos quieren.
Tenía las ventajas que muchas desean, ser joven por siempre, con energía y carisma. Yo también lo deseaba, pero en algún momento podría aburrirme, podría desear ser vieja y estar con los achaques de la vida.
Siempre deseábamos lo que no podíamos tener.
Supongo que Jaehyun me vio bastante pensativa, más de lo normal, y decidió llamar mi atención.
—Preciosa— su voz se había vuelto cálida y dulce ante mis oídos, amaba escucharlo hablar. Volteé a verlo, levantando las cejas, en señal de que le estaba escuchando —¿Por qué tan distraída?
Hice un ligero mohín y me encogí de hombros.
—A veces pasan muchas cosas por mi cabeza— él siguió mirándome, interesado en lo que decía.
—Te escucho.
—Es que… —jugué con un mechón de mi largo cabello —, estaremos juntos toda la eternidad.
—Ajá…
—¿No te parece mucho? — frunció el ceño, ofendido —¡No, no me refería a eso! Adoro estar contigo todo el tiempo, y me hace muy feliz ser tu pareja, pero… una eternidad es… infinito.
—Es porque fuiste humana— señaló, desvaneciendo su ceño, y sonriendo levemente. —Ustedes siempre tuvieron un concepto efímero de la vida, por lo que desde que naciste sabías que ibas a pasar un corto tiempo en vida. En cambio, nosotros tenemos una expectativa más larga porque del lugar de donde venimos, vivimos muchísimo más que ustedes.
—Y en ese lugar… ¿tienen un final?
—Sí. —mis ojos se abrieron de golpe, porque esperaba una negativa ante mi pregunta —Del lugar de donde vengo, no somos eternos, tenemos un tiempo de vida, igual que todo en la existencia, solo que muchísimo más largo que ustedes, aquí nos volvimos así, tal vez porque en mi lugar de nacimiento, el tiempo pasa más lento.
—Woah, tu hogar suena muy interesante.
Mis dedos pasaron de mi cabello a su mano, era venosa y grande, bastante llamativa y elegante. Él siguió el movimiento que hice con su mirada, sin borrar esa suave sonrisa que tenía desde que le dije mis penas actuales.
—Lo es, pero este lugar también es interesante— Miró alrededor, como si estuviera apreciando al planeta —, tiene sus cosas curiosas, distintas formas de vida, y alimentos extraños.
—Es gracioso que lo digas —solté una risita, arrugando la nariz —Porque tú tomas sangre.
Su sonrisa se acentuó, dando a ver sus bonitos hoyuelos, y sus ojos se achicaron.
—Para nosotros fue raro que ustedes coman pan— ladeé la cabeza, curiosa —, o frutas, o arroz, puaj, arroz.
No pude evitar soltar una carcajada cuando hizo una mueca de asco al pronunciar esa palabra.
—Pero si no sientes el sabor de los alimentos.
—Pero hay cosas insípidas—levantó una mano en frente nuestro —y luego está el arroz— levantó la otra mano, señalando sus respectivos lugares, que eran muy lejos el uno del otro.
Volví a reírme por su notable asco al cereal.
—A mí me gusta mu- bueno, me gustaba— me corregí —podía prepararlo en muchas cosas, con aceite y diferentes especias, era agradable cuando me lo hacían en mi… en mi cumpleaños— mi voz fue bajando de tono al notar a donde me dirigía sin querer, Jaehyun borró su sonrisa, y apretó sus labios, preocupado. Un recuerdo muy lejano de la risa de mi madre se encontró en mis pensamientos, dulce, pero cada vez más irreconocible. Parpadeé un par de veces, dándome cuenta que me había quedado viendo a un punto del piso —A lo mejor podríamos comer arroz, con sangre.
Mi tono de voz volvió a la normalidad, igual que mi sonrisa. Seguí acariciando la mano de Jaehyun, mientras éste me examinaba unos segundos antes de asentir e ignorar lo que pasó.
—Está bien, comeremos arroz con sangre— casi aplaudo, cuando él volvió a hablar —, pero sin el arroz.
—¡Yah!
Y sus carcajadas me hicieron sonreír aún más. Ahora que él ría se había convertido en algo muy habitual, le gustaba molestarme, era como un pequeño diablillo.
—Bien, lo siento— se disculpó todavía riendo, y agarró mi cara con sus dos manos, acercándose —Pero puedo percibir que eso no es lo que te molesta en sí, ¿no? El de estar una eternidad juntos.
Sí, yo era un libro abierto ante la mirada de Jung Jaehyun, él sabía cuando ocultaba algo, mentía, o decía verdades a medias. Era imposible ocultarle algo, porque podía ver todo de mí.
Mis ojos se volvieron suaves ante su tono comprensivo, y me crucé de brazos, suspirando.
—Es que… Aquí, hay muy pocas parejas que duran años, y… ¿Si te aburres de mí? Una eternidad es todo lo que nos queda, y yo podría cansarte, podrías buscar una muñeca o-…— me interrumpió dejando un casto beso en mi boca.
—Tienes que escuchar bien en esto, Leia, ¿si? — asentí en silencio, sabiendo que lo que diría a continuación, era serio —No podría aburrirme jamás de ti, no pasamos por tantas cosas para llegar a nada al final, si te elegí como mi pareja es porque estoy seguro de mi decisión. Y mi decisión siempre fuiste tú, siempre te elegí a ti, aunque no pareciera. —sus pupilas estaban dilatadas y sus ojos brillaban en su carmesí perfecto —Kang Leia, uno de mis deseos más grandes fuiste tú, y ahora que te tengo, no pienso dejarte ir. Pase lo que pase.
Eso era todo lo que necesitaba para sentirme completamente segura en sus brazos, que siempre me cuidaría como a un tesoro, y me protegería de quien me hiciera daño con violencia.
Y pensar que fue él quien nunca dejó de dañarme.
“Es curioso que te haya llamando diablillo, cuando eras algo más retorcido que eso."
N/A
Volvíiiiii y con otro cap que les da una vista más personal a Leia y Jaehyun. No olviden que como dijo Leia, pasaron meses juntos y en calma👁👁.
También puse una referencia, ¿lo notaron? jijiji.
Gracias por leer <3.
ME ACABO DE DAR CUENTA QUE FAVORITE ES #1 EN EL RATING DE KPOP, WTF, GENTE, LXS AMO MUCHO, JAMÁS CREÍ QUE LLEGARÍA A ESO, ESTOY LLORANFO
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