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Cerise Hood

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En los antiguos pasillos de Ever After High, el eco de los pasos de los estudiantes retumbaba suavemente mientras T/N caminaba en su propio mundo, disfrutando de la tranquilidad de esa sección casi olvidada de la escuela. La luz de las ventanas altas caía en ángulos perfectos, proyectando sombras danzantes y misteriosas en los muros de piedra.

En un momento de distracción, T/N dobló una esquina sin notar que alguien venía en sentido contrario. El choque fue inevitable. El sonido de los libros golpeando el suelo resonó por el pasillo, y T/N se tambaleó, frotándose la cabeza mientras procesaba lo sucedido.

Al levantar la vista, encontró unos ojos de un tono gris-azulado como el cielo nublado antes de una tormenta, profundos y misteriosos. La dueña de aquellos ojos era una chica de cabello largo y oscuro, con rayas blancas que acentuaban su rostro en el lado izquierdo. Su piel de tono melocotón parecía aún más suave bajo la luz de los ventanales, y una suave sombra de rubor comenzaba a cubrir sus mejillas.

La chica pareció quedar atrapada en el momento, como si sus pensamientos se hubieran detenido al encontrar los ojos de T/N. Ambos se quedaron mirándose, y el tiempo pareció ralentizarse, cada segundo cargado de una emoción inexplicable. Era como si compartieran un secreto, un instante que solo ellos comprendían, un mundo propio donde el resto de la escuela desaparecía.

Finalmente, la chica pareció sacudirse de ese encantamiento silencioso, y, apurada, se inclinó para recoger sus libros, su capa roja cayendo sobre su rostro y ocultando parcialmente sus mejillas sonrojadas. T/N también se agachó, ayudándola en silencio mientras el leve aroma a bosque llenaba el aire a su alrededor. Aquel aroma parecía resonar con la esencia misma de la chica, como si llevara en ella una conexión con lo salvaje y lo desconocido.

—L-Lo siento —Murmuró ella en voz baja, sin levantar la vista del suelo. Una mano temblorosa intentaba ordenar sus cosas con rapidez.

—No te preocupes... fue mi culpa también —Respondió T/N con una sonrisa suave, tratando de romper la tensión que había surgido.

Mientras recogían el último de los libros, sus manos se rozaron levemente, y Cerise levantó la vista solo un instante, lo suficiente para que sus miradas volvieran a encontrarse. Algo en sus ojos parecía vulnerable, una fragilidad oculta tras su capa y su aura misteriosa. Era un vistazo efímero a un lado de Cerise que probablemente pocos conocían, y que quizá ella misma prefería mantener oculto.

Con un último sonrojo, Cerise se puso de pie, ajustando su capa roja sobre sus hombros, con cuidado de que esta cayera perfectamente, como una barrera protectora que parecía querer mantener el mundo exterior a distancia. Sin embargo, su mirada permaneció un segundo más sobre T/N, una chispa de algo inexplicable brillando en sus ojos.

—Gracias... por tu ayuda—La voz de Cerise era apenas un susurro, y su mirada se desvió de inmediato, como si temiera que T/N viera demasiado en sus ojos.

T/N asintió, notando que su propio corazón latía un poco más rápido de lo habitual. Había algo en Cerise que resultaba fascinante, algo que la hacía diferente a todos en Ever After High. Quizás era ese aire misterioso, o el aura de secreto que parecía envolverla como una segunda capa.

—Nos vemos... en clase, supongo —Dijo T/N, tratando de no sonar demasiado nerviosa mientras le dedicaba una sonrisa amable.

Cerise, aún con las mejillas enrojecidas, asintió con una leve sonrisa, que apenas curvó sus labios antes de desaparecer como un susurro en el viento. Sin una palabra más, se giró y continuó su camino por el pasillo, sus pasos ligeros y silenciosos, como si estuviera acostumbrada a moverse en las sombras.

T/N observó cómo Cerise se alejaba, su capa roja ondeando detrás de ella como la silueta de un secreto. Aquella chica parecía pertenecer a otro mundo, uno donde los sonidos eran más bajos y los sentimientos, escondidos bajo capas de misterio. T/N sintió una curiosidad creciente, un deseo de saber más sobre aquella chica que parecía cargar con un peso invisible.

Decidida a no dejar que esa conexión efímera se desvaneciera, T/N comenzó a caminar de nuevo, sin quitarle la vista de encima. No podía dejar de pensar en la manera en que Cerise había reaccionado, en su incomodidad, en su aparente necesidad de mantener distancia. Sin embargo, sus ojos contaban otra historia, algo más profundo, algo que parecía pedir compañía, aunque solo fuera en silencio.

Esa noche, el eco de esos ojos gris-azulados continuó rondando en los pensamientos de T/N. Se encontró recordando la fragilidad en su mirada, los labios tensos y la leve incomodidad que parecía envolverla. Era evidente que Cerise escondía algo, un secreto tan arraigado en su ser que parecía imposible de desenredar. Aun así, T/N no podía resistirse a imaginar qué había detrás de aquella máscara de misterio. Quizás el destino los había cruzado por una razón.

...

Al día siguiente, mientras caminaba hacia su casillero, T/N vio a Cerise cerca de la entrada del bosque de Ever After High, un lugar al que pocos estudiantes se aventuraban solos. Cerise estaba sola, con la capucha puesta y el cabello oscuro enmarcando su rostro. Tenía los ojos cerrados, y por un instante, T/N observó cómo sus facciones se suavizaban, como si, en ese instante, no tuviera que esconder nada.

Sin pensarlo demasiado, T/N se acercó, sus pasos crujieron las hojas secas en el suelo, llamando la atención de Cerise. Al abrir los ojos, la expresión en su rostro cambió, como si la hubieran atrapado en un momento demasiado personal.

—Oh... tú otra vez —Dijo su tono vacilante, pero con una leve sonrisa que parecía intentar ocultar el nerviosismo.

—Lo siento si interrumpo —Respondió T/N, bajando la voz—Solo... quería saber si estabas bien después de ayer. Me pareció que te preocupaba algo.

Cerise miró hacia otro lado, su capucha cubriendo la mayoría de su rostro. Alzó los brazos, como si quisiera protegerse de una pregunta tan directa, pero al ver la mirada sincera de T/N, dejó que sus manos cayeran, resignada.

—Es complicado —Susurró,mirando el suelo—Hay cosas... que no puedo decirle a nadie. Cosas que necesito mantener en secreto, no porque quiera, sino porque debo.

Había una tristeza en su voz que T/N no pudo ignorar. Un silencio cargado de significado se instaló entre ellas, y, por un segundo, Cerise pareció luchar con sus propias emociones. T/N, entendiendo que tal vez era un momento delicado, solo asintió, ofreciendo una presencia silenciosa, sin presionar, sin preguntar. Cerise bajó la mirada a sus manos, tensas, aferradas a la capa roja. Finalmente, levantó la vista, con una pequeña sonrisa triste.

—Es extraño... No suelo abrirme con nadie; pero, contigo... —sus palabras se desvanecieron, y un leve rubor volvió a colorear sus mejillas.

T/N sintió su corazón acelerarse un poco, como si aquellas palabras fueran un puente hacia un terreno desconocido y prometedor. Con una sonrisa amable, dio un paso más cerca de ella, susurrando—No tienes que decir nada que no quieras; pero si alguna vez necesitas alguien que te escuche... aquí estaré.

Cerise pareció sorprenderse ante la calidez de las palabras de T/N, y, por un momento, toda la tensión en su rostro se desvaneció. Asintió lentamente, como si aquellas palabras le hubieran dado un pequeño consuelo, un resquicio de normalidad en medio de su lucha interna.

—Gracias... De verdad, gracias —Murmuró Cerise, sus ojos mostrando una vulnerabilidad que rara vez dejaba salir a la superficie.

Las dos quedaron en silencio, con el susurro del viento entre las hojas siendo el único sonido a su alrededor. En ese instante, T/N supo que había algo especial en Cerise, algo más allá de sus secretos y sus luchas. Era como si, en su complejidad y misterio, se escondiera un alma genuina, alguien que solo buscaba un poco de paz.