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13

Las elecciones y las decisiones siempre tienen sus repercusiones, para bien o para mal es mejor pensar que después lamentar.

El jueves en la mañana estuve practicando con el grupo de porristas una secuencia de porras en el gimnasio, ensayamos una hora antes del almuerzo y tras el descanso fui a las siguientes clases, primero al aula de Matemáticas y más tarde a la de Ciencias avanzadas.

Después del medio día ya estaba en el dormitorio de chicas, al encontrarme con mis amigas decidí quedarme a conversar un rato con ellas. No habíamos estado juntas desde el lunes en la fiesta de Logan, razón de más para hacer mis averiguaciones, ya tenía un plan en mente, a mí nunca se me pasaba un solo detalle, si había pasado algo en estos días me terminaría dando cuenta.

Hayley dijo que sería mejor hablar en su habitación, nosotras accedimos y allí estábamos las tres; yo parada frente al tocador, mirándome en el espejo y colocándome en los párpados una sombra de ojos brillante, Hayley en el sofá haciendo una investigación académica en su laptop, y Tara se encontraba sentada en la cama hablándome de cómo Marina Harris había sido rechazada delante de todos en el comedor del instituto.

Interiormente, me estaba riendo de esa patética chica, no podía creer que por un momento haya pensado en salir con un chico como Daryl, él era increíble y atractivo, ella era insignificante y horrenda. Polos opuestos, suerte para la próxima querida.

—Dices que él se negó salir con ella, ja —repetí lo que me había contado con un exceso de burla—. No lo culpo, Marina es patética, una mosca muerta que solamente busca atención.

Me reí abiertamente mientras tomaba del tocador mi pintalabios rojo y me delineaba el contorno de la boca. Recordé que en la mañana el mismo Daryl me contó en clase esa experiencia y dijo que esa chica lo había avergonzado con sus compañeros, me platicó que había sido amable con ella semanas atrás por ser considerado y amable, pero que la chica había malentendido las cosas y vio rosas donde solo había espinas.

Miré a las chicas en el reflejo del espejo y resoplé con aburrimiento.

—Hablé con el pobre Daryl y le di un poco de consuelo, después de charlar un rato me pidió que saliéramos y obviamente accedí a su petición —les conté al mismo tiempo que me pintaba las uñas con uno de mis colores favoritos—. Pero él no me interesa, chicas, no es más que un chico que finge ser rudo cuando en realidad es un imbécil más, me da lástima y por eso saldré con él, es un estúpido si en realidad cree que alguien de mi nivel podría salir con tan poca cosa, ustedes entienden a qué me refiero, ¿no?

Ellas me miraron como si no entendieran el sentido de mis palabras, incluso parecían disgustadas. Cielos, ¿dónde estaba su sentido del humor?

—Ashley, para ya, no me gusta que hables mal de los demás, no quiero escucharte más —dijo Tara en un tono de advertencia que me molesto bastante, pero me obligue a ocultar mi enfadado solamente porque se trataba de ella.

Rodeé los ojos y suspiré para alivianar el ambiente.

—Me exasperas querida, sabes que no lo decía en serio, anda, quita esa cara —exclamé mostrándome inocente y ella desvió la mirada para no soltar lo que le estaba pasando por la cabeza.

—Cambiemos de tema —sugirió ella y yo no tuve más remedio que quedarme callada. De verdad que ser amiga de Tara requería de una enorme paciencia y perseverancia.

Entonces se me pasó por la mente un asunto mucho más interesante del que podía hablar. Dije que lo dejaría estar con Tara, pero con Hayley la situación era diferente, con ella no iba a tener consideraciones.

Hasta ahora no parecía estar prestando atención a lo que yo estaba conversando con Tara, pero estaba casi segura que eso cambiaría en menos de un minuto.

Me senté para disimular tranquilidad antes de decir:

—Esta tarde me reuniré con Zach Becker —mis palabras tuvieron el efecto deseado, pues al instante ella apartó la mirada del ordenador y la enfocó en mí. La castaña se me quedó mirando como si estuviera procesándolo a profundidad.

Tara rompió el suspensivo silencio y se recostó sobre la cama, dejando caer su cabeza en uno de los extremos de la misma.

—¿Saldrás con él? Pensé que los chicos como él no cumplían con tus expectativas.

Era verdad, él no era mi tipo de chico, digamos que su personalidad distante y reservada me resultaba aburrida en comparación con la de otros chicos con los que había salido, los cuales eran extrovertidos y divertidos. El punto era que yo no quería salir con él porque me gustara, sino para vengarme de lo que le hizo a Logan y de paso porque llevaba rechazándome desde que lo conocí. Hayley era una pieza clave en mi plan, un plan que llevaba planteando desde el sábado en la madrugada.

Me aclaré la voz y negué con la cabeza rotundamente.

—No saldré con él, Tara. El profesor nos pidió que limpiáramos el laboratorio juntos, eso es todo —aclaré mientras me aseguraba de que las hondas de mi cabello no estuvieran fuera de lugar. Quería y pretendía provocar alguna emoción en Hayley así que agregué a propósito—, Pero uno nunca sabe, a veces las expectativas no importan, una que otra vez hago excepciones y él fácilmente podría ser una de ellas.

Su reacción fue todo un poema, digna de fotografiar. Se puso tensa y su expresión se ensombreció al punto de llegar a ser neutral y helada, sus ojos me estaban fulminando y esperaban un solo movimiento de mi parte para atacarme por la espalda.

Y claro, como eso aún no me bastaba para sentir la satisfacción de arruinarle el día por completo, con expresión amigable me giré hacia el sitio donde ella estaba sentada y hablé.

—¿Tú qué dices, Mel? No has dicho nada desde hace rato —cuestioné con absoluto cinismo, fingiendo que no me daba cuenta de su disgusto y enfado. Si Tara no se daba cuenta de eso era porque no quería verlo, porque hasta una persona con mala vista lo habría percibido.

Para añadirle más leña al fuego pregunté inocentemente:

—¿Es por Zach? ¿Hay algo que quieras decirnos? ¿Te gusta? Aunque eso sería del todo irónico, ya tienes a Logan a tus pies —tras decirlo dejé aparecer una ligera sonrisa de mis labios.

Ella no lo soporto más e hizo lo que solía hacer constantemente para engañar a los demás, fingió y se hizo la buena devolviendo la mirada al trabajo que estaba realizando en su laptop.

—¿De qué hablas? Zach y yo apenas nos dirigimos la mirada —exclamó con firmeza mientras se mordía una uña. Evidentemente, mi pregunta la había puesto nerviosa.

Al escucharla, exhalé sonorosamente y me apoyé en el respaldo de la silla al girarme de nuevo hacia el tocador. Me fijé en cada detalle de mi aspecto y le sonreí a mi reflejo antes de agregar:

—Me alivia escuchar eso, no me gustaría competir con una de mis mejores amigas.

O quise decir... «La que pudo ser mi amiga, pero se tomó atribuciones que no le correspondían».

Inesperadamente, oí la voz de Tara a mis espaldas.

—¿Competir?

Estaba tan ocupada molestando a Hayley que por un momento me olvidé de que Tara seguía allí, escuchándolo todo.

Pasé por alto su comentario y continué poniendo mis cartas en el asunto.

—Como sea, he estado pensando en un tema de conversación conveniente, pero estoy en blanco. Mel, ¿de qué hablarías tú si estuvieras en mi lugar?

Si había que ser realista, sabía que me estaba pasando, pero me daba igual, eso se buscaba por entrometerse en mi camino y jugar con los sentimientos de mi mejor amigo sin demostrar un solo gramo de culpa. Hayley no tenía vergüenza, era una descarada por salir con Logan y con Zach al mismo tiempo, por su culpa las cosas estaban como estaban, era una estúpida y yo me vengaría del modo que menos se esperaba.

—Él y yo estaremos un muy buen rato juntos, aprovecharé cada segundo —me incorporé y tomé mis cosas del perchero—. Me gustan los retos y nunca doy marcha atrás cuando me propongo cumplir uno. Ahora las dejo, él ya debe estar esperándome —tras soltar ese último comentario abrí la puerta y salí de la habitación sintiéndome plenamente orgullosa de lo que hice.

Seguramente en esos momentos ella se estaba preguntando mil cosas a las que no les encontraría respuesta.

La única verdad era que la profesora nos había pedido guardar los materiales del laboratorio en la bodega, a mí me lo pidió porque fui la primera en entregar el trabajo de la clase y a Zach por haber entregado una hoja en blanco sin haberse tomado la molestia de escribir siquiera el título y la fecha.

๑❥๑๑❥๑๑❥๑

Zach ya se había tardado en aparecer, llevaba esperándolo desde hacía más de veinte minutos.

¿Dónde demonios se había metido? ¿Por qué todavía no venía?

Esto de esperarlo sentada como tonta me estaba resultando fastidioso. Yo era Ashley Smith, no era cualquier persona, él tenía que darse cuenta de que no podía hacerme esto y que a la próxima tendría que ser más puntual.

¿Quién demonios se creía? Yo tenía cosas más importantes por hacer.

Cuando la puerta se abrió tuve la impresión de haber esperado años para escuchar el rechinido horroroso de la puerta de metal haciendo acto de presencia. Levanté la mirada y allí estaba él, vistiendo todo de negro, con el cabello alborotado, el ceño fruncido, los labios apretados, y esas ojeras notables bajo los párpados, mostrando esa expresión somnolienta y desinteresada que tanto le caracterizaba.

La puerta plateada se cerró a sus espaldas provocando un estruendo hueco en el aula. Él dejó caer su mochila al suelo sin tener el más mínimo cuidado, después volteó, me miró atentamente dos breves segundos y sin decir nada su mirada siguió a los alumnos que avanzaban al otro lado de las ventanas.

Además de ignorarme y retardarse ahora se hacía el importante.

«¡Qué imbécil!».

—Hola —exclamé en un tono amable, levantando mi mano en su dirección en un gesto amigable y tranquilizador—. Soy tu compañera de idiomas, hace unos meses hicimos un trabajo juntos, traducimos un fragmento de un libro sueco al idioma francés, ¿lo recuerdas? —quise recordarle para refrescarle la memoria, pero claro, sus gestos de confusión total me confirmaron que lo había olvidado y que no recordaba nada.

El pelinegro divagó algunos segundos antes de responder.

—Sí, eso creo.

Yo diría que dijo eso para no verse como un cretino al decirme que no recordaba un carajo, y tampoco es que haya sido para tanto. Él nunca se había tomado en serio lo de hablar conmigo, nunca le interese de ningún modo, ni como compañera, ni como amiga y mucho menos como una chica.

Quería decirle: «Vete al infierno Zach, tú tampoco me interesas, así que ya no te esfuerces en fingir cortesía. Da la cara y revélate. Yo te doy igual, pues tú me das triplemente igual».

Pasó por mi lado como si nada y fingió estar interesado en lo que teníamos que hacer.

—¿Qué debemos hacer? Tengo algo de prisa y cuando antes terminemos, mucho mejor.

Asentí y le explique en resumen lo que me dijo la maestra.

—Debemos guardar los microscopios en la bodega y ordenar esos recipientes por tamaños.
Zach siguió mi mano con la mirada, ya que le estaba señalando los frascos que se encontraban en las mesas, a sus espaldas. Caminé algunos pasos y él me siguió distraídamente mirando hacia todos lados.

Para romper el silencio dije:

—¿Qué es eso tan importante que debes hacer? Pareces un poco... impaciente.

—Es asunto mío, si no te importa comenzaré a llevar esto a la bodega —respondió bruscamente, sin ganas de seguir hablando. Tomó el microscopio y sin intención de sonar grosero añadió—. Podrías abrir la puerta.

Seguimos guardando lo que faltaba, ordenamos los frascos de vidrio y limpiamos las mesas de paso, cuando menos me di cuenta ya habíamos acabado de ordenar todo, lo que significaba que el momento de marcharnos ya había llegado.

Iba a decir algo y despedirme, pero su voz cortante y evasiva salió a la luz de un segundo a otro:

—Bien, ya hemos terminado, ahora me voy —se colgó enseguida la mochila en el hombro y avanzó a pasos rápidos a la puerta de metal, la abrió y al ver que se disponía a irse sin decir nada más me sentí imbécil por creer que quizá esta vez él sería diferente y se comportaría diferente.

Ya claro, él solo tenía ojos para otras, otras que a su parecer eran mejores que yo; perfectas, aplicadas, dulces, amables, encantadoras y demás, chicas como Emma y Hayley. Yo en comparación a ellas era nada, no significaba nada y eso me hacía rabiar.

Los chicos solían rogarme una cita, un beso, una sonrisa, un abrazo, lo que fuera, pero él no, Zach era el único que no me miraba con ojos de enamorado y eso me enloquecía y me ponía enferma. Nunca entendería por qué razón me trataba así. No sabía por qué su actitud indiferente me hacía sentir tan patética y tan poca cosa.

Siempre sentía su rechazo, su indiferencia, su desinterés en mí se hacía notar hasta por el modo en que me miraba, o quise decir, por el modo en que jamás me miraba.

Fue por eso que me atreví a pararme detrás de él y dije esas palabras para fastidiarle y hacerle saber que yo también existía, y que él era un idiota por no querer verlo, por no verme a su lado y solo tratarme como basura.

—Deberíamos pasar más tiempo juntos, Zach, te haría bien y te sentirías satisfecho —me acerqué a él un poco más e incliné la cabeza un poco para susurrarle al oído—. Yo no estoy para juegos y creo que tú tampoco —le acaricié el cabello con las yemas de los dedos y él se apartó de golpe, como si un bicho venenoso le hubiera picado.

Zach me sujetó la muñeca con delicadeza, conteniendo su ira para no gritarme mil groserías a la cara por haberme atrevido a ponerle una mano encima.

—Escúchame bien, no estoy interesado en lo que sea que me estás proponiendo. No te confundas, y por tu propio bien, no vuelvas a tocarme —espetó furioso, descargando su mal genio en contra mío.

Sonreí para mis adentros, eso es precisamente lo que buscaba, hacerle rabiar para que se sintiera del mismo modo que él me hacía sentir a mí. Al menos ahora podía sentirme complacida de haber sido causante de una emoción suya, verle enfadado conmigo era mil veces mejor que verlo pasar de mí, al igual que siempre.

Él me soltó la mano y me dio la espalda antes de atravesar la puerta como alma que lleva el diablo, empujando a todos a su paso y maldiciendo entre dientes con los puños apretados y la mandíbula a punto de estallar.

«Ese es apenas el comienzo, no tienes idea de lo peligrosa que puede ser Ashley Smith cuando no obtiene lo que quiere. Si quisiera podría convertirme en tu peor pesadilla, podría hacerte daño, acabar contigo, ¿que cómo lo haría? De eso te enterarás pronto», dije para mis adentros mientras avanzaba por el pasillo y les sonreía a todos los chicos que me saludaban y se me quedaban mirando.

El resto del día me ocupe en algunas actividades para mantener mi mente distraída, de ese modo el tiempo pasaría más rápido y llegaría el tan esperado día del sábado, y entonces estaría fuera del internado en compañía de mi Noah, el chico por el que estaba vuelta loca y me encantaba de innumerables maneras.

๑❥๑๑❥๑๑❥๑

Antes de darme cuenta ya era viernes, todos iban de un lado a otro mientras recorrían los pasillos y entraban a sus aulas de clases. Visto que faltaba un día para el fin de semana los estudiantes estaban ansiosos de terminar la última clase del día, ya que a la mañana siguiente no tendrían que preocuparse por entregar un trabajo o levantarse temprano.

Cuando llegó la hora del almuerzo fui al comedor y me aproximé a la enorme barra de mármol tras la que se encontraba la cocinera que siempre parecía disgustada por su trabajo y por verse rodeada de jóvenes idiotas que se creían lo máximo cuando en realidad no sabían nada de la vida.

—Buen día —le dije y miré los distintos platillos que había preparado, todos se veían apetecibles, pero varios de ellos contenían un exceso de calorías que no pensaba consumir, así que opté por elegir algo ligero y saludable—. Una ensalada y un jugo de naranja, por favor.

—Lo que usted ordene, señorita Smith —afirmó ella, tendiéndome un plato de ensalada y un vaso de vidrio de jugo de naranja.

—Siempre tan amable —ironicé, tomando mi almuerzo y dando media vuelta.

Miré a mi alrededor buscando un sitio donde sentarme, vi una mesa vacía al fondo del comedor y caminé hacia allí, dejé el plato sobre la mesa y bebí un sorbo de jugo antes de dejarlo a un lado de la ensalada.

Tomé asiento y me apoyé en la silla mientras sacaba el celular de mi bolso. Pensé en llamar a Tara y decirle que viniera a acompañarme, también pensé en Logan, pero al final tuve una mejor idea.

Abrí el chat y sin poder contenerme le escribí un mensaje. En este momento estaba tomando clases, pero en cuando saliera lo vería, así que mejor invitarlo ahora que después.

A: Hey, soy Ashley. No te he visto estos últimos días, me tienes en el olvido.
En fin, estoy en el comedor por si quieres venir a perder el tiempo conmigo ◠‿◕

Dejé el celular en la mesa y comencé a comer la deliciosa ensalada de verduras, realmente me encantaba la combinación de los frutos rojos con los demás ingredientes.

Observé a los demás estudiantes que charlaban animadamente con sus amigos, la combinación de sus voces con el ruido de los cubiertos, risas y pasos formaban un interminable ciclo repetitivo.

Noté la vibración del celular sobre la mesa y lo tomé entre mis dedos, estaba ansiosa de ver si no me había llegado alguna notificación; la barra superior estaba en blanco, pero justo cuando estaba a punto de apagar la pantalla me llegó un mensaje que atrajo mi atención.

N: Hola Ashley, me alegra que me hayas escrito, recibir un mensaje tuyo me basta para olvidarme del pésimo día que estoy pasando. Verás, no he podido verte ni hablarte esta semana porque he estado un poco ocupado, no creas que lo hago porque no quiero salir contigo, maldición, eso es lo que más deseo y desearía hacer justo ahora, estar contigo, pero lamentablemente he tenido que salir del colegio esta mañana por un motivo familiar.
Espero no te molestes conmigo por no poder acompañarte en el almuerzo ^_^
Prometo compensarte mañana en nuestro encuentro.

Tuve que leerlo dos veces para comprobar si no había entendido mal y el resultado fuel el mismo. Noah no estaba en el colegio y para mi desgracia hoy no podría verlo.

Si no se hubiera tratado de él seguramente le habría escrito un mensaje grosero y desinteresado, pero hablábamos de Noah, el chico más atractivo que vi en mi vida, el inalcanzable de buenas notas, aquel que llevaba semanas deseando conquistar, no tiraría mi esfuerzo por la borda y lo mandaría a volar, quizá sería capaz de hacerlo con alguien más, pero no con él.

Sonreí mientras escribía una respuesta a su mensaje:

A: Vale, no hay problema, lo entiendo. Deseo que todo vaya bien con tu familia. Me recompensas luego este almuerzo ◜‿◝ 

Él me respondió de inmediato, como si hubiera estado esperando mi mensaje para escribir algo que me dejó completamente helada.

N: Eres la mejor. Llevo dos días sin verte y ya te extraño, estar sin ti hace que el tiempo parezca una eternidad.

Contuve el aliento y me cubrí la boca con la mano sintiéndome asombrada. Esto de testear con Noah por teléfono me estaba resultando bastante interesante.

A: Que dulce eres. Mañana nos vemos, cuídate ❛ ᴗ ❛

N: Tú también cuídate ✿^‿^

Me imagine que él estaba sonriendo con la mirada fija en el celular y por extraño que parezca eso me hizo sentir especial.

Por obra mala del destino, Hayley apareció a unos cuantos metros de distancia, ella le dio un repaso rápido a las mesas y caminó hacia una de las pocas que estaban casi vacías, pude ver a Zach allí, con las manos apoyadas en la mesa y la cabeza reposando sobre las mismas, ella se sentó con él y comenzaron a conversar juntos. ESTABAN CONVERSANDO Y ÉL NO PARECÍA ENFADADO, al contrario, se le veía más relajado que de costumbre y no parecía estar a la defensiva con ella.

Sentí un ardor insoportable en la boca del estómago y una decena de avispas amenazando con salir al ataque en contra de esos dos que se estaban riendo de mí sin descaro.

Me incorporé y me fui acercando poco a poco, ocultándome tras los muros de concreto, una vez que estuve a poco más de un metro de donde ellos estaban sentados pude escucharlos.

Él le dijo que trabajaría el fin de semana, ella le propuso que salieran juntos, ¿y qué fue lo más sorprendente? Que él muy insolente no se negó y accedió completamente decidido.

La rabia y el coraje se avivaron en mi interior cuando él le sonrío a ella y redujo la distancia que los separaba, y así sin más vi que la estaba abrazando, sus brazos la mantenían tan cerca como era posible. La ternura de ese gesto me hizo sentir náuseas.

Momentos después los vi levantarse de las sillas y salir con calma del comedor hablando en voz baja.

Me separé de la columna y me crucé de brazos, mirando con atención la puerta que ellos habían atravesado, todavía lograba ver sus siluetas avanzando a través del largo pasillo.

Me puse tensa y fruncí el ceño con molestia.

—¿Qué tiene ella que no tenga yo? —exclamé en voz alta, desprendiendo fuego por los poros.

«Es que por más que le doy vueltas no comprendo nada, yo soy más alta y más popular, soy la capitana del grupo de porristas y tengo el mejor promedio de mi clase, además, soy rubia y los chicos siempre prefieren a las rubias. Hayley no se compara conmigo, yo soy superior a ella en muchos aspectos y me encargaré de dejárselo claro para que no piense que se quedará con lo que es mío. No me arrebatará mi posición en el colegio, ni a Logan, ni a Tara, y mucho menos permitiré que se vuelva la no sé qué de Zach, bajo ninguna circunstancia la dejaré ganar la guerra».

Al ver que había atraído las miradas de algunos estudiantes, plasme una sonrisa forzada en mis labios y salí del comedor apresuradamente, mientras avanzaba tuve una idea loca y grandiosa que sin duda alguna no podría fallar.

Ellos no tendrían esa cita, o bueno, la tendrían, pero sin tenerla, de eso me encargaría yo personalmente, y comenzaría con la fase uno en ese mismo instante.

Si ese chico no podía ser mío, tampoco sería de ella ni de nadie.

Encendí la pantalla del celular para ver la hora y vi la foto que tenía de pantalla, en la misma aparecía con las chicas.

—En esta historia no tendrás el papel protagónico, querida, no debiste meterte en mi camino, ahora seré tu peor enemiga —exclamé con malicia mirando a la sonriente Hayley que aparecía en la foto.

Seguí mi camino en dirección al campus mostrando en todo momento mi mejor sonrisa para aparentar que estaba de buen humor. Las miradas de las chicas destilaban envidia y las de los chicos me idolatraban como a una reina, parecían aclamarme y añorarme en silencio, ciertamente me encantaba ser el centro de atención de todos ellos y ser el amor imposible de la mayoría.

Inesperadamente, mientras recorría uno de los pasillos me encontré con Zach, quien estaba tan perdido en su propio mundo que ni siquiera pareció notarme, así que para hacerle ver que yo estaba allí lo saludé.

—Nos vemos la próxima semana en la clase del laboratorio, Zach.

Zach volteó ligeramente y asintió para luego evadirme y decir:

—Sí, luego.

Mientras él apresuraba el paso me felicite a mí misma por los pequeños avances que había obtenido. Sin borrar mi sonrisa bajé los escalones y salí al campus.

A lo lejos visualicé a los chicos del equipo ocupados y concentrados en el entrenamiento, no quise interrumpir y preferí esperar el descanso de medio tiempo. Tomé asiento en la parte baja de las gradas y me mantuve paciente algunos minutos. Me dispuse a escuchar música en mis auriculares y observé con detenimiento a los chicos en la cancha, especialmente me quedé mirando los movimientos de Logan, él era un dios para los deportes, en general todo lo que hacía se le daba bien, pero el básquetbol se le daba maravillosamente bien, y el solo contemplar cómo se desenvolvía dentro de la cancha lo hacía verse sensacional.

Desde que lo conozco he tenido la misma opinión en lo que a él refiere, lo considero un chico bastante atractivo, irresistible, encantador, seductor y divertido, pero siempre lo he sentido fuera de mi alcance, lejano y distante.

Quizá sentía eso porque nunca había podido verlo de otra manera, nunca quise verlo como algo más que un amigo porque ambos somos muy parecidos, nos gustan los juegos peligrosos, no gusta ser ganadores, nos gusta competir, proponernos objetivos y alcanzarlos con éxito. Entre él y yo nunca ocurrió nada porque yo no permití que sucediera nada, con el tiempo me di cuenta de que esa fue una de las mejores decisiones que tomé en la vida.

Me gustaba ser amiga de Logan, él era una de las pocas cosas que no estaría dispuesta a dejar ir, lo quería allí para mí siempre, lo necesitaba como aliado.

Mi plan era infalible, ya tenía casi todas las piezas del rompecabezas puestas en su sitio, solamente me faltaba una más para que esto diera el resultado esperado. No podía hacer esto sola, lo necesitaba a él, Logan era el único que podría ayudarme. Él aceptaría sin siquiera pensarlo por tratarse de mí y de una venganza en contra de Zach, sin saber que, en parte también me vengaría de Hayley por obvias razones.

Tras veinte minutos de espera los jugadores se tomaron un descanso, los vi conversar entre sí mientras se acercaban a las gradas, algunos se sentaron en los escalones de la parte baja y otros se quedaron parados. Algunos de ellos me saludaron a lo lejos mientras bebían de sus botellas de agua, les devolví el saludo elevando mi mano en el aire. Un chico le golpeó el hombro a Logan y señaló con su cabeza en mi dirección, mi amigo volteó y se sorprendió de verme allí, sinceramente hasta yo estaba sorprendida, usualmente nunca venía a los entrenamientos de Logan, las únicas veces que lo veía jugar era cuando se organizaba un partido en el colegio y yo tenía que participar junto con el equipo de animadoras.

Me limité a hacerle una señal que quería decir, «Necesito hablar contigo», él pareció entenderlo y comenzó a aproximarse en mi dirección. Mientras avanzaba pude apreciar el ligero movimiento de su cabello dorado, también noté que la chaqueta del equipo se ajustaba a su medida, me fijé en sus hombros, en sus musculosos brazos, en sus ejercitadas piernas y en su fuerte torso. De pronto me sentía muy acalorada y no se debía a la temperatura climática.

Me mantuve quieta en todo momento para no demostrar los obscuros pensamientos que atravesaban mi mente en esos momentos.

Logan se sentó junto a mí y me dirigió una de sus deslumbrantes sonrisas antes de decir:

—¿A qué se debe tu agradable visita? Nunca vienes a mis entrenamientos, preciosa.

Sus ojos no se apartaban de los míos, me estaban examinando a gran detalle, como si fuera la primera vez que se encontraban. Un cosquilleo extraño me nació en lo más hondo del estómago y mi subconsciente me dijo:

«Aléjate. Evita su mirada, evítala».

Para no dejarme en evidencia, levanté mi mano en su dirección y le acaricié el cabello lentamente mientras posaba mi mano libre en su hombro, Logan bajó la mirada y se fijó en la mínima distancia que nos separaba, pero no se apartó y se mantuvo tranquilo.

—Verás, tú y yo siempre nos hemos entendido muy bien, demasiado bien, somos un gran equipo. En pocas palabras necesito tu ayuda, tengo un plan y solo tú puedes ayudarme —le dije y en su mirada enseguida apareció un brillo de interés.

Ya lo decía yo, Logan era uno de los pocos chicos que no se conformaban con lo que tenían y siempre iban a por más.

—Me encanta unirme a planes, sobre todo cuando son contigo, muñeca —comentó ansioso mientras se apartaba el cabello de la frente.

En mis labios se formó una reluciente sonrisa, sabía que contaría con él, nunca dudé que diría lo contrario.

Tras unos segundos de silencio hablé.

—Sé de tu mala relación con Zach y también sé que la chica que te gusta está enganchada a él todo el tiempo, y a mí no me conviene que sea así. Tú y yo nos encargaremos de fastidiar su relación, ¿estás conmigo? —le dije en clave sin mencionar nombres para hacer de este juego algo interesante.

Él descifró el mensaje y volvió su mirada a mí mientras sonreía. Me acarició con los dedos la mejilla y eso me confirmó que estaba más que dispuesto a ayudarme.

—Como decirte que no a ti, muñeca —murmuró en voz baja, atrayéndome hacia él y abrazándome como un buen amigo.

Respondí a su abrazo y dije:

—Eres un increíble amigo —mientras en mi interior sonreía con malicia y repetía constantemente las mismas palabras: «Fase uno del plan, activada. Comienza el juego».

Él me soltó y yo le conté rápidamente lo que se me había ocurrido para separar a Hayley de Zach. Él me preguntó que qué ganaba yo haciendo eso y yo le dije que solo lo hacía para divertirme y fastidiar a Zach, no me hizo más preguntas y yo le dije lo que debía hacer una vez que cumpliera con mi parte. Tras hablarlo por al menos media hora nos separamos y nos fuimos por nuestro lado.

Yo me adentré a las instalaciones y recorrí los corredores vacíos hasta llegar al dormitorio de chicas, estaba a punto de entrar cuando escuché la voz de Hayley y la voz de Tara al otro lado, me detuve y pegué el oído a la puerta para escuchar lo que decían. Ellas estaban hablando de Logan y de Zach, Hayley le dijo a Tara que no quería que volvieran a pelear por ella y yo rodeé los ojos. Esa chica se creía el centro del universo, creía que por ser linda todos los chicos giraban a su alrededor cuando solamente lo hacían porque fingía ser agradable con todo mundo.

Estaba cansada de ella, harta de que estuviera jugando a querer a Logan y a querer a Zach al mismo tiempo, pero yo le daría la solución, pensaba dársela en ese mismo instante.

Abrí la puerta lentamente y ellas voltearon para ver quién había entrado. Les sonreí y disimulé a la perfección que acababa de llegar.

—Hola chicas, que alegría que ya estén aquí —les dije y me senté en el sofá individual.

—Acabamos de llegar, Ashley —confesó Tara en tono convincente. Me puso de mal humor que me estuviera mintiendo en la cara, así que me mordí el labio para no decirle algo de lo que podría arrepentirme después.

Puse los ojos en blanco y asentí.

—Sí, claro. ¿De qué hablaban? —al escuchar mi pregunta ellas se miraron entre sí.

Cielos, de verdad se creían que me tragaría sus mentiras. Que equivocadas estaban.

—De los trabajos y tareas, debemos estudiar mucho para los exámenes —me explicó Hayley y yo me hice la sorprendida.

—Así que hablaban de eso, tranquilas chicas, me tienen a mí para ayudarlas en lo que necesiten —les aseguré sonriente y ellas me creyeron por completo. Noté que no sospecharon nada y comencé con la segunda fase de mi plan—. Hayley, Susanah te estaba buscando en el salón, le dije que seguramente estabas aquí, pero ella siguió buscándote en las aulas.

Hayley frunció el ceño y se mostró confusa.

—Qué raro, le dije que nos veríamos aquí para organizar el trabajo... Bueno, gracias Ashley, iré a decirle que busquemos a las demás, ahora vuelvo.

Se incorporó del sillón y salió del dormitorio a prisa. Sonreí para mis adentros. Está chica era tan estúpida e ingenua que me daba pena.

—Yo también tengo que escribir un ensayo para una clase, te veo al rato Ashley —dijo Tara y, al igual que Mel, se incorporó del sofá y caminó hacia su habitación.

Miré a mi alrededor con detenimiento, no vi a nadie que pudiera delatarme así que agarré la mochila de Melodie y busqué su celular dentro de la misma, lo encontré en su estuche de cosméticos, lo tomé entre mis manos y desbloqueé la pantalla fácilmente. La muy tonta era tan confiada que el celular no tenía contraseña.

Apareció el menú principal, abrí los chats recientes y allí vi el nombre de mi querido Zach, leí los mensajes y la odié con todas mis fuerzas. Ese par se habían vuelto muy cercanos en tan poco tiempo, debí darme cuenta antes y haber hecho algo al respecto.

Fingí ser ella y escribí un mensaje, esperando que él respondiera rápido.

Mel: Zach, ¿estás ocupado?

Esperé algunos minutos y miré la pantalla cuando el celular vibró.

Zach: ¿Qué quieres?

Sonreí con malicia al leer su mensaje, respondía tan cortante como siempre.

Mel: Quería decirte que mañana haré un trabajo con unas amigas, ¿te parece bien si posponemos nuestro encuentro hasta las tres de la tarde?

Zach: ¿Quieres decir que vaya una hora después de lo planeado?

Mel: Sí, sabía que me entenderías :)

Zach: Ya vale, sabes que no estoy para juegos, pero sea a la hora que sea no tengo problema. Te veré mañana Melodie, no seas impuntual o verás los fuegos artificiales sola ಠ_ಠ

Mel: No tardaré, lo prometo.

Sonreí victoriosa. Mi plan era perfecto y nadie había sospechado nada, en realidad era muy buena actriz y ellos eran ingenuos al confiar en mí.

Elimine los últimos mensajes del chat y dejé el celular donde estaba, como si nada hubiera pasado.

Saqué mi celular del bolso y le escribí un mensaje a Logan...

A: Ya está hecho (;

Él no tardó siquiera un minuto en responderme.

L: No dude de ti, sabía que lo conseguirías muñeca, eres la socia perfecta.

A: Lo sé, el resto del plan depende de ti querido.

Sin esperar respuesta guardé el celular y encendí el televisor, la puerta se abrió y disimulé que estaba entretenida mirando un programa.

—Sigues ahí, Ashley —dijo Hayley detrás de mí—. No encontré a Susanah en ningún salón, seguramente fue a la biblioteca a reunir información del tema.

La miré de reojo y dije con tranquilidad:

—Sí, seguramente está allí.

Mel asintió, tomó su mochila del suelo y se dirigió a su habitación. Rodeé los ojos y recosté mi cabeza en el sofá.

En mi interior estallaba de risa. A veces las personas me resultaban tan insignificantes, en primer lugar, estaba Hayley, creía que éramos amigas, pero si me conociera como cree que lo hace se daría cuenta de que es mejor tenerme como enemiga, porque las amigas tienen aún más oportunidades de destruirte sin ser sospechosas.

—Te arrepentirás de tenerme como amiga Mel, oh cuánto te arrepentirás —susurré en voz baja y en mis labios apareció una sonrisa burlona.

Entonces recordé que ya tenía planes para el sábado, con Noah, y que no había tomado en cuenta que no podía estar en dos sitios a la vez. Maldije para mis adentros mientras volvía a tomar el celular de mi bolsillo, allí estaba el nombre de Logan y el de Noah justo debajo del anterior, tenía que tomar una decisión; el plan o salir con Noah, si renunciaba al plan las consecuencias podrían ser terribles y ese par tendrían su estúpida cita romántica sin impedimento alguno, pero si cancelaba mi cita con Noah quizá pensaría que me lo estaba tomando como un juego y no querría volver a hablarme.

La elección era difícil, pero al final decidí hacer lo que creí correcto.

A: Hola, soy yo de nuevo. Verás, me acaba de surgir algo, voy a estar algo ocupada y no podremos vernos mañana, te pido que me comprendas y que no te enfades.

Dejé el celular en el sofá y fijé la vista en la tele para no desesperarme. Cuando recibí una respuesta el corazón me dio un salto.

N: ¿Enfadarme? Es imposible que me enfade con mi alma gemela. Si tienes algo que hacer no te preocupes, ya veremos cuando quedamos.

Noah era un verdadero ángel, un chico comprensivo y grandioso, por eso me encantaba, porque nunca se iba, jamás, siempre me daba a elegir y no se molestaba con nada, me entendía como nadie lo hacía.

A: Eres un cielo, de verdad que sí.

No pude contenerme y le envié otro mensaje:

A: ¿Qué te parece si salimos el domingo? El plan sería el mismo, ir a mi casa y pasar la tarde juntos.

N: Me parece bien, el domingo nos vemos ◉‿◉

A: Ok, prometo que esto no voy a cancelarlo por nada del mundo.

N: Yo tampoco pienso cancelarlo.

A: Bueno, no quiero interrumpirte si estás con tu familia, pásalo bien. Hasta mañana 💋

N: Igualmente.

No le respondí algo más porque sabía que si lo hacía me pasaría el resto de la tarde hablando con él y me arrepentiría de haber cancelado nuestra salida y de haber alargado el tiempo para verlo. Joder, esto de ayudar a Logan y de salir con Noah a la vez era complicado, sobre todo cuando tenía que elegir entre ambos.

¡Caray! La situación ameritaba un verdadero dilema.

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