A mí a veces me gustaría ganar dinero. Nada más por la mera idea de saber por cierto si se puede comprar felicidad o no. Pues uno va investigando y se le ocurren cosas. 

Y yo antes no había tenido este deseo. Porque mamá me abrazaba y me besaba para dar las buenas noches. Porque tenía un niñito tierno y lindo como pequeño elfo a quién podía cuidar y quitar las galletas. Que linda era la vida entonces. Cosas de la adolescencia eso de agarrar la vida y dejarla correr como rollo de papel por toda la sala. Al final se ensucia y ya no sirve.

Esta noche le he dado las: -Buenas noches. Al chico de mis sueños. Sonrió y me las dio de vuelta. Un momento de cobardía puede empañar semanas ¿pero que hacer? ¿y cómo?

¿Deberé rentar un triciclo? ...Veo mi orgullo, como naipes que voy perdiendo con cada apuesta. Un día me despertare sin naipes y tendré que trabajar. Un horror! pero es una insensatez trabajar cuando no hay necesidad. Tomo de ejemplo al chico de la esquina. Ha obtenido trabajo, pero no trabaja. Quisiera ser como él ... y poder ausentarme de casa para visitar a mis abuelitos, y que alguien me preguntara por mi número.

No tengo teléfono, pero igual me alegraría un poco el día.  

¿Te quiero? No, no te quiero, pero es natural mentir ante la necesidad... O tal vez es al revés, quizás sea necesario mentir y creer que no te quiero cuando sí.