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La verosimilitud metafórica entre todos los que oramos con el Daimoku y el Gongyo en el Budismo, es que si habláramos desde cada uno al realizarlo estaríamos diciendo que cuándo lo realizo yo, oro y es como decir metafóricamente que desde la acción llevada a cabo por cada uno, pasó de lo que podría ser un metal determinado, a convertirse en el metal más preciado alcanzado. Porque yo ORO y es decir que al orar estamos todos realizando desde cada uno, algo grandiosamente al estar concretando una nueva realidad presente, siendo algo de lo más preciado alcanzado.