Luego de la tortura lenta de Elizabeth y la venganza de Victoria, ella estaba de lo más feliz ya que sabía que ella no le haría daño a Mateo y no tendría la molestia de decirle que lo engañaba siendo prostituta.

Estaba de lo más encantaba que fue rápido en de el mientras que lo vio aún en ese estado depresivo.

El no soportaba la idea de estar solo, así que pasaba jugando, ella se sentía mal al verlo así.

—¿Que haces aquí?— pregunto Mateo— ¿No deberías estar en la academia—

—Si, pero pedí permiso para estar cuidandote— respondio con una sonrisa—

—No tienes que molestarte— dijo dándole la espalda—

—Oye—acercandose—enserio, lamento por lo que estás pasando pero recuerda que me duele verte asi—

Ella se sentó a su lado mientras se acostó así viéndolo que estaba con una cara sería y fría.

—Hay Mateo—viendo el techo—te cuento algo, mi madre siempre decía que por fueras y por dentro teníamos heridas pero eso nos hacía fuerte y valientes—

—¿Tú crees?—pregunto aún con su cara—

—Si—se sienta mientras que le agarra las mejillas—vamos a la playa—dijo mientras él no quitaba su mirada—

—De acuerdo—dijo ya dando una sonrisa—

—Bueno yo me iré alistar—dijo mientras se fue—no tardes mucho, amor—

Lo último confundió mucho a Mateo, pero lo dejo pasará ya que hace unas semanas Victoria, le había confesado sus sentimientos y el habia rechazado ya que ambas a otra persona.

Salió de la cama mientras eligia una ropa y eligió una camisa sin mangas largas de color blanca, un chors de color rojo y unos tenis de color blanco.

Pasaron los minutos y Victoria, volvió con su bolsón mientras vivía su chico, ese chico que le daba la razón para vivir y el amor de su vida.

Ella solo dio una sonrisa.

—¿Nos vamos?—Pregunto con una sonrisa—

—Claro—

Mateo, fue a una cochera y saco una moto de color negra.

—¿¡Tenías moto!?—pregunto sorprendida—

—Si—respondio con una sonrisa—hace tiempo no usaba, ya que ya me estaba aburriendo así que me iba hacer ejercicio y caminando—

—¿Haces ejercicio?—sorprendida—

—Yeah—

—Bueno mejor nos vamos—

Este solo la encendió mientras que se sentó, Victoria, se subió y lo abrazó.

El empezó a conducir rumbo a la playa mientras que en el viaje, Victoria, lo tenía muy abrazado por la espalda y tenían cascos puestos.

Ella sentía que estaba volando en los aires mientras sentía una gran calidez que desde hace mucho pero mucho tiempo no sentía.

Paso una hora y llegaron a una playa hermosa.

Para la buena suerte de Victoria, no habían personas, estaba sola la playa, algo perfecta para ella y el.

Por parte de Mateo, el quitó su mirada triste a una feliz ya que nesecitaba salir de lo contrario podría conseguir una gran ansiedad y depresión por la muerte de su abuela.

—Que hermosa se mira—dijo Victoria viendo feliz el lugar—

—Tienes razón, se ve hermosa—dijo dando una sonrisa—

Fueron a la arena mientras que ella se quitó su camisa y pantalón que al igual sus zapatos mientras se vería en un traje de baño negro y un escultural cuerpo.

Mientras que Mateo, solo se quitó la camisa haciendo que se ve su cuerpo bien trabajado y marcado.

Victoria por su parte, se había exitado un poco imaginandose en y ella en una cama y haciendo sus cochinadas.

Ella se sonrojo mucho que fue notado por Mateo.

—¿Oye Victoria, estás bien?—pregunto con preocupación al verla en ese estado—

—Estoy.....bien—respondio con una sonrisa—

—No estás mintiendo? Te sonrojaste al verme sin camisa—extrañado—

—N-no, solo que no estoy acostumbrada en verte asi—dijo sonrojada—

—Oh ya veo—agarrando su camisa—mejor me...—

—Tranquilo, se va a pasar esto—dijo viendolo—

—De acuerdo—

—¿Quieres ir al mar?—pregunto—

—Ahorita no—respondio mientras pondría una manta—luego ire—

—¿Vas a comer?—pregunto nuevamente solo que con interésh—

—Si—sacando de su mochila un sándwich—

—De acuerdo—le empieza a dar hambre—demonios, ya me dio hambre—apenada y molesta—yo quería ir a bañar—

—Mala suerte—dijo con una voz burlona—

Mateo, solo empezó a reír por la suerte de su amiga, que solo se podía ver una Victoria sonrojada, apenada y molesta.

—No te rias—dijo molesta—esto no es gracioso—

—Jajajajaja—riendose—

—¡Mateo ya!—dijo más molesta—

El solo dejo de reírse mientras que ella se sentó a su lado y saco una sandwich.

Ambos empezaron a comer mientras que al cabo del rato Mateo, estaba acostado viendo el cielo mientras que Victoria, estaba viendolo y sentada.

—Me pregunto cuántas personas hay en la Tierra—pregunto con interes—

—Creo que más un millón—respondio viendolo—

—¿Tu crees?—pregunto otra vez mientras la vio—

—Dime tu—

—Estoy de acuerdo en más de un millón—dijo mientras que ella solo se acostó a su lado y lo abrazo—

—Siempre me ah gustado abrazarte, me vuelves loca cuando me sonries—aun abrazándolo

El solo le extrañó por lo que dijo, pero dejo pasar eso y correspondió el abrazo.

—Gracias—agredecio Victoria—

—¿Por qué?—pregunto confundido—

—Gracias por darme esta felicidad, por qué me entiendes, por qué somos “amigos”, por todo—respondio—

—No te preocupes—

—Bien—separandose—

—Ire a bañar ahorita—dijo mientras se paraba e iba—

—Claro, yo por mientras tomaré el Sol—

El se había metido al mar mientras que ella solo espero a que se metiera y lo hizo, ella solo puso una sonrisa pero luego agarró el bolsón de Mateo y vería cuántas personas tenía.

¿Tóxica? si.

Vio que tenía 14 contactos de hombres de el doble, 28 de mujeres.

Una de esas 28 mujeres estaba Elizabeth con un “Amor ❤️” algo que le dio celos, pero lo borro luego vio que tenía una tal maestra de gimnasia.

Vio que su profesora lo acosaba mucho no físicamente si no sexualmente, le mandaba indirectas, piropos o otra cosa.

Ella solo nosotros una mirada de enojo mientras que agarró su teléfono y anotó ese numero.

Continuara.....