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I

Entrada n°68

La oscuridad de nuestros orígenes permanece envuelta en el misterio, y la devastación que ha asolado nuestra tierra sigue siendo inexplicable.

Los vestigios del pasado han desaparecido, y los signos de cambio parecen esquivos en este paisaje desolado.

Nuestra misión anterior, a pesar de sus esfuerzos, no puede catalogarse como un éxito rotundo.

Aunque descubrimos suministros vitales como agua y comida, la ausencia de supervivientes es un recordatorio doloroso de la magnitud de la tragedia.

Las hordas de caminantes acechan, y el desespero ha llevado a algunos a tomar medidas drásticas.

Estamos verdaderamente vivos si nuestra existencia se limita a la mera supervivencia?

Quiénes son los verdaderos locos?
Aquellos que ponen fin a todo en un acto desesperado, o nosotros, que persistimos en la búsqueda de un destello de esperanza en un lugar donde parece haberse extinguido por completo?

—Ya estas de nuevo con tus entraditas? No tienes nada mejor que hacer?

Sentado frente al origen de la voz, se encontraba un pokémon zorro, con un bloc de notas en la pata. Su mirada permanecía fija en este, sus ojos amarillos como la luna, mientras escribía a duras penas algo en la libreta.

Su pelaje era tan negro como el abismo, y no se le hubiera visto si no estuviera cubierto de anillos azules en las patas, la cola, las orejas y la frente. Extrañamente, éstos estaban incrustados, en su cuerpo cubierto de pelaje, y liberaban tonalidades azules que iluminaban las paredes secas, agrietadas por la desesperación del tiempo.

Cuando el umbreon shiny oyó la voz femenina que lo llamaba, miró con desgana al otro zorro de la habitación, y luego volvió rápidamente a su escritura.

Los caminantes son un constante recordatorio de nuestro destino, Pase lo que pase, no podemos escapar de la muerte tan esperada, reencarnada en una manifestación física, que sin importar qué hagamos

—Hey! Te estoy hablando, idiota!

Antes de que el umbreon pudiera reaccionar, su libreta fue arrebatada por un rápido lazo, envolviéndola y arrebatándosela de las patas.

Los ojos del umbreon shiny se fruncieron, y con un suspiro dirigió su mirada, una vez más, hacia el otro zorro.

Su pelaje era completamente opuesto al negro del umbreon, algo que él compararía con perlas de mar, o espuma de mar, o cualquier cosa que no le recordara a ella.

Sus orejas, cola y parte de sus patas tenian un suave pelaje tan azul como el de sus anillos, pero a diferencia de los suyos que tenía incrustados, sus 2 moños eran lo incrustado en su cuerpo, una en el cuello y otra en la oreja izquierda.

El umbreon miró la cinta del cuello de la sylveon, donde descansaba el lazo que uso para tomar su libreta.

—En serio, haces algo más que escribir entraditas inútiles?

Mantuvo su mirada fija en la de ella por un momento hasta que respondió.

—Mato caminantes-

—Zombies! Se llaman Zombies! — Refuto la Sylveon shiny, su voz saliendo como un gruñido, — Has ido alguna vez al cine?

El Umbreon suspiró pesadamente.

—He oído hablar de esas películas. —respondió con monotonía, — Son una amenaza, ya sea que los llames caminantes o zombies.

La Sylveon lo miró con los ojos entrecerrados, una ceja arqueada en desaprobación.

—Podrías mostrar un poco más de respeto por la cultura pop, sabes?

El Umbreon rodó los ojos y se inclinó para recuperar su libreta, que aún estaba sujeta por el lazo. Pero antes de que pudiera agarrarla, la Sylveon la alejo un poco más.

—Qué crees que haces? — Inquirió con picardía.

—Agarrar mi libreta.

—Nuh uh, tienes que hacer cosas más productivas~

—Podría, ahora mismo, darte una paliza y dejarte casi muerta.

—No lastimarias a una chica, verdad?

—Sí, lo haría. Lo he hecho literalmente innumerables veces.

—Los zombies no cuentan, idiota.

—Caminantes.

—Lo que sea, idiota...

—Aurora, deja de molestarlo. — Dijo una voz detras de ellos.

Con su pelaje verde como la esmeralda, capturando la atención de ambos, y con ojos que parecían capturar la luz del sol en su mirada, el pokemon sonrió tontamente.

—Jum! Es la culpa de Black, de todos modos.

—Claro, claro. — Respondió Espeon, cerrando sus ojos violeta.

En el momento en que el espeon hizo eso, su gema roja de la frente empezó a brillar, primero poco, luego intensamente.

Mientras la sylveon shiny, Aurora, cruzaba los brazos y se apoyaba contra la pared, el cuaderno se le escapó de las manos, rodeado de un resplandor de energía psíquica. El objeto flotó lentamente en el aire y aterrizó en las patas del umbreon shiny, Black.

—Gracias, Heka.

Heka sonrió de oreja a oreja y saludó militarmente, poniendo su pata en su frente. Heka entonces la bajo y miró a Aurora con una expresión juguetona.

—No deberías ser más amable con Black? Después de todo, está tratando de documentar nuestra lucha por la supervivencia. 

—Es su culpa por ser un puto deprimido, — Aurora resoplo, desviando su mirada de Black. 

Black la miro inexpresivamente, limitandose a suspirar. 

—Como va la cura, Heka? 

Heka arqueó una ceja, manteniendo su expresión juguetona. 

—Bueno, encontrar una cura para algo en estas circunstancias es como buscar una aguja en un pajar. Y eso es para un grupo de científicos con todas las herramientas y recursos disponibles. Ahora, si hablamos de uno solo... 

—Sin avances? 

—No lo llamaría exactamente "sin avances", pero si, no hay avances. 

Aurora, quien parecía haberse aburrido de la conversación, se apartó de la pared. 

—Bueno, si no hay avances significativos, por qué seguimos perdiendo el tiempo aquí?! Quiero decir, ¡sólo mira este lugar! ¡Podría emboscarnos una horda de zombis en cualquier momento! 

—Caminantes. 

—Cierra la puta boca, Black! 

Heka levantó una pata como si tratara de apaciguar la creciente tensión. 

—ya, ya, hay que calmarse. 

—Sólo digo que podríamos estar haciendo algo más productivo. — Aurora bufo, — Cazar zombies, buscar recursos... intentar encontrar a otros supervivientes! 

—Lo dice la chica que mató a los de ayer... — murmuro Black por lo bajo. 

—Que dijiste idiota?! Voy a despellejarte vivo, maldito umbreon de mierda!! 

Sin previo aviso, Aurora saltó directamente hacia él, con las garras listas para arañarle la cara. Black esquivó a duras penas el ataque cayendo hacia atrás, dejándolo vulnerable para otro golpe rápido, pero rápidamente rodó hacia un lado, tomándola desprevenida. 

Sin perder un segundo, se lanzó tras Black con una determinación furiosa. Black, consciente de su situación, se movía ágilmente. Los dos Pokémon esquivaban y giraban a través del espacio limitado de la habitación, derribando ocasionalmente objetos que yacían en el suelo. 

—Vuelve aqui, maldito idiota melancolico! 

—No gracias. — Refuto Black.

Mientras Heka les observaba corretear, se limitó a sonreír lo mejor que pudo, aunque una gotita de sudor se deslizaba por su mejilla. 

—Supongo que volveré al trabajo, chicos, no se excedan. 

Heka aprovechó la oportunidad para deslizarse sigilosamente fuera de la cabaña. Una vez fuera, inhaló profundamente el aire viciado del mundo exterior. Ante su mirada, se extendia un paisaje arido, con escombros y ruinas que recordaban tiempos más prósperos. 

Heka se dirigió hacia una pequeña fuente cercana, donde había estado trabajando en sus experimentos. Se sentó junto a la fuente, rodeada de herramientas improvisadas, botellas de vidrio, y el cadáver de un eevee muerto hace tiempo. 

La fuente estaba tan seca como la arena, lo que le recordó su última expedición, en la que encontraron agua milagrosamente, sólo para que la mayor parte se evaporara de camino a casa. 

Heka suspiró mientras miraba el cadáver del eevee, con una sonrisa tranquila. 

—Serias mas util, si fueras un zombie, sabias? — Bromeo en voz baja. 

 El virus del eevee llevaba mucho tiempo muerto, así que los estudios de Heka sobre el virus también. 

—Qué se supone que debo investigar con esto? Creo que he perdido la cabeza! — Exclamo Heka con una sonrisa amplia, — bwomp bwomp! 

Bamboleó dos veces las patas delanteras, dando una impresión casi robótica. 

—Heka ama vivir! — Musito con un ronroneo casi forzado, y se puso a reir. 

En medio de sus risitas, sus oídos captaron el sonido de un palo rompiéndose. Volviendo la mirada hacia atrás, un eevee similar al de la fuente caminaba directamente hacia él. 

La pata izquierda del eevee estaba completamente rota, sólo le permitía arrastrarse hacia Heka. Su cara era parte carne podrida, parte cráneo, y sus visceras estaban completamente expuestas, dejando un rastro rojo carmesí tras de sí. 

El eevee putrefacto continuó arrastrándose hacia Heka con una determinación casi macabra. Su mirada vacía y su carne en descomposición hicieron tragar saliva a el Espeon verde, quien se encontraba luchando por mantener su sonrisa estable. 

—Oh, esto es definitivamente interesante... — murmuró para sí mientras retrocedía un poco. 

El eevee cadavérico continuó arrastrándose hacia Heka, finalmente llegando a la fuente. Heka se agachó, estudiando al ser frente a él con una mezcla de intriga y repulsión. 

—Parece que has pasado por un buen lío... — Heka murmuró en voz baja. 

El eevee putrefacto emitió un gemido lastimero, su boca se movió de manera incoherente mientras intentaba emitir algún sonido gutural, y luego hundió sus dientes en el cadáver del otro eevee.

El eevee putrefacto, con su piel desgarrada y colgando en jirones, se retorcía en el suelo. Su boca, una masa de dientes torcidos y podridos, se abría y cerraba con un frenesí grotesco. 

Cada mordida en el cadáver del otro eevee era un acto de violencia que llenaba el aire con el olor metálico de la sangre seca. Cada mordisco resonaba con un sonido perturbador, como el crujido de ramas rotas bajo el peso de un depredador hambriento. 

Los restos del cadáver eran desgarrados en un baile macabro, y la fuente que rodeaba la escena comenzó a mancharse con la sangre que goteaba. 

A medida que el cadáver era despedazado con una violencia casi primitiva, el olor a descomposición y sangre llenando el aire, Heka ladeó la cabeza con una sonrisa curiosa. 

—Seguro que no quieres devorarme a mi, colega? 

Por supuesto, el zombie no reaccionó a su voz. 

Aunque la escena era perturbadora, Heka no podía apartar la mirada, cautivado por la macabra realidad del mundo en el que vivían. 

—Por qué no intentas comerme a mi? Es el virus inteligente por no entrar en confrontación, o tonto por conformarse con todo lo que se encuentra en su camino? 

Heka sonrió a medias, con fascinación y repulsión, mientras observaba al eevee cadavérico devorar los restos del otro eevee con una ferocidad grotesca. 

—Jajaja! hasta ahora me pregunto eso? supongo que si me estoy volviendo loco, bwomp bwomp! — Heka rió para sí, haciendo los mismos movimientos de patas que antes. 

Cautelosamente, tomó una pequeña botella de vidrio de su lado y la llenó con sangre y fluidos del cadáver cercano, procurando no atraer la atención del eevee putrefacto. 

El zombi parecía completamente absorto en su grotesca tarea, permitiendo a Heka recolectar sus muestras sin problemas aparentes. Una vez que la botella estuvo llena, Heka la selló cuidadosamente y la guardó en su bolsa improvisada. 

—Esperemos que esta sangre contenga algo del virus. — Heka dijo para sí, sonriendo burlonamente.

Mientras observaba al zombi absorto en su actividad, se preguntó si podría ser posible contenerlo de alguna manera para poder llevarlo de regreso a la cabaña para su análisis. Pero antes de que pudiera pensar mas, Un pulso de energía oscura surgió de la nada, impactando directamente en el cráneo podrido del zombi eevee. 

El impacto creó un estallido de fragmentos de carne y huesos, dispersándolos por el suelo en un patrón grotesco. El cuerpo inerte del zombi cayó al suelo en pedazos, finalmente sin vida. 

—No puedo creer que estuvieras jugando con ese caminante, Heka.

Heka se sobresaltó ante la voz que se alzó detrás de él. Giró rápidamente y vio a Black, quien se había acercado silenciosamente. 

—No estaba jugando. Eres muy agresivo, Blacky. — Respondio con una sonrisa entre tranquilizante y nerviosa. 

—Debiste haberme llamado. 

Heka miró a Black con una sonrisa apenada, a la que Black simplemente suspiro, acercandose a los 2 cadaveres inertes. 

—Sabes lo que significa esto, verdad? 

Heka asintió lentamente, mirando hacia el horizonte con media sonrisa. Mientras ambos contemplaban lo desconocido, Black suspiró para sí. Volvió a su mochila, cogió su cuaderno y se sentó en la sucia piedra de abajo.

Hoy hemos encontrado un caminante. O al menos, Heka lo hizo. Por ahora, parece ser sólo uno, pero donde hay uno, hay otros.

Es hora de que abandonemos este lugar.

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