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Capítulo 32: En tu dolor

Graficaba sobre mi escritorio un plano enorme, cuando Aioria se asomó por la puerta de mi oficina.

— Reunión , ahora — dijo señalando hacia atrás con su dedo índice. Asentí y de inmediato me dirigí a la sala de juntas.

—Veo que ya todos están aquí — el señor Dégel sonrió entrelazando sus manos sobre la mesa, a la vez que yo entraba y tomaba asiento— . Como todos saben somos una compañía importante en el continente europeo y debido a eso, en una semana, mi hijo será enviado a dirigir una serie de proyectos a Francia durante un año — todos en el lugar comenzaron a cuchichear —

¡Si buscaba la nada absoluta, felicidades Lincer, la encontraste!

Era oficial que Camus se iría, todo un año y yo sin saber que hacer.
Apenas habían pasado 24 horas desde que me lo dijo pero debería tener idea ya ¿no? .

tomó su carpeta y la abrió — pero mientras todo esto pasa, necesito que trabajemos y agilicemos proyectos que están ahí, estancados — nos miró y sonrió, tenía esa misma sonrisa deslumbrante que su hijo, el cual estaba sentado a dos lugares de donde yo estaba, metido en sus papeles — ahí está lo que debe haber cada uno; Aioria tienes una lista de citas, pero a la una de la tarde tendrás una reunión con un cliente muy importante, quiero que lo escuches, vayas a ver el terreno , le hagas una propuesta o un diseño improvisado y luego lo mejoramos, tú sabrás lo que haces, pero hay que hacer algo ya con él , porque estamos saturados.

Aioria asintió — si es todo señor me retiro, para comenzar — el jefe asintió y prosiguió.

— Shaina y camus irán a los nuevos edificios departamentales y quiero que al final del día me tengan un informe listo de todo lo necesario para entregar ese lugar ¡YA! — no sabía si era alivio u opresión lo que sentí al escuchar que no era yo la que trabajaría con él, al menos por ese día.

— Milo y Shura — dirigió sus ojos a mí — se quedarán aquí terminando lo que hacían. Lincer — llamó — a las doce irás a esa dirección, analizarás lo que tengan que analizar y me traerás un plano para darle vida a ese lugar, el cual debería estar en proceso de remodelaje hace una semana — bajé el rostro avergonzada, ya que era un proyecto que yo llevaba de la mano con Camus y Aioria, pero debido a mi ausencia emocional todo se había atrasado casi de forma imperdonable.

[...]

— ¿Por qué me miras así? —dije mientras cerraba la puerta de la oficina — me produce miedo relacionarme contigo —reí.

— Milo seré directo — ningún gesto cordial en su carota —¿Cuándo piensas hablar con Camus? —

Dejé mis notas en la mesa de café y me senté en el sofá cruzando las piernas — Desde cuando comenzaste a llamarlo por su nombre y no "Bonnet"—

— Desde que la cagaste con lo de Saga — Se puso su saco negro — . Además creo que su cercanía de ustedes me afectó. —

— ¡Raro! — alerta de sarcasmo — Creo que siempre te afectan mis cercanías.

— Ya desearas idiota — gruñó.

— Oye qué te sucede, no lo tomes tan a pecho — repliqué.

— Yo no pero tú si. A mí no me importa que se largue — dijo tomando el portaplanos y el maletín — no fue a mí que enamoró con su gran bate, pero si me importa que soy yo el que tiene que llevarse la suerte de otros idiotas.

— ¡Aioria no me trates así! — seguramente puse rostro de perrito abandonado, porque él chasqueo los dientes y apartó la cara — Además yo jamás te he pedido nada.  No es que me disguste tu apoyo, pero si crees que es cansado limpiar mis mierdas entonces deja que sufra como debe ser, sola —

— De verdad que necesitas ayuda a ver si se te quita lo ldiota — caminó hasta donde to estaba — Tú lo arruinaste, arreglalo — me señaló — y tu padre está esperándote. Hazlo pasar, termina en media hora y continúa trabajando o tendrás que darme tu carta de renuncia. —

— No puedes hacerme eso — gruñi poniéndome en pie. 

— A como te metí en este empresa, te saco de ella. —

Sólo escuché el ruido de la puerta al cerrarse de golpe. 

¿Qué fue todo eso?
¿Por qué tan mal humor esta mañana?.
¿Acaso tuvo algún problema con Marín?

— ¡Tsk! Que no se lo desquite conmigo.—

[...]

De pie frente a mi progenitor,  dije — Dejaste que tu hija pasara por todo esto sola, ¿qué podía hacer yo?—

— ¿Pero por qué así Milo?  — papá tenía una mirada sincera, pero opacada por el arrepentimiento que me venía a mostrar. 

 — No sé, quizá esa es mi manera de decir las cosas, haciendo escándalos — Frunci el ceño — Sabes que jamás fuí como debería ser, así que el desastre en tu fiesta más bien fue algo mínimo.  — me alejé hasta la ventana y me abrigue un poco más con mi blazer gris a cuadros.  — Padre, la verdad no pensaba decirte nunca, todo lo que tenía desde joven, eso que pienso por haber dejado que tu hija pasara sola por tantas cosas —

— Tengo que ped..— escuché sus pasos acercándose. 

— Yo soy la que necesito que me perdones. — giré y vi su rostro extrañado. 

Él había venido a eso, a pedirme disculpas, a decirme que le perdonara por haber estado ausente en la mitad de mi vida. 
Pero Camus me dió una lección, a veces soy yo la que debe bajar la cabeza y aceptar errores. 

— ¡Eres mi papá. Se supone que debería  estar felíz contigo! — siendo sinceras, en ese momento entendí cuanto sufría papá por mí.  Sus ojitos se nublaron casi de inmediato y por obvio no pudo aguantarse las lágrimas, estas se escaparon sutilmente de sus cuencas. —Aún tengo muchas cosas atravesadas, cosas que me molestan, pero necesito de ti — mis ojos también se cristalizaron — Ya no quiero estar sola, todo puede mejorar con tiempo ¿no? 

Me abrazó y me hundió en si mismo— Milo tu sabes que yo te amo, y estoy para tí. — su mano presionó mi cabeza y su mejilla se apoyo en mi cabeza  —Perdóname, por haber causado tu odio. 

— No te odio pa— susurré—, pero siento que no puedo soportar el hecho de que las prefieras a ellas.

— Me voy a divorciar —

¿Qué?  Me separé de él y limpié mi rostro.  — ¿Estas hablando en serio?

— Sí, tu me abriste los ojos aún cuando no era tu principal idea — papá sonrió —.  El abogado ya trabaja en ello. 

Sin nada de disimulo salté en él y lo abracé muy fuerte — ¡Bienvenido de nuevo pa! —

¡Bienvenida de nuevo felicidad!
Ojalá dure más que en las otras veces.

[…]

Luego de recibir a papá, hice el trabajo que debía hacer y me dirigí a la cita que me esperaba doce.
Quedando libre más o menos en una hora. 

En verdad me sentí tan aliviada conmigo misma, no sabía porque o quizá si lo sabía. Sentía que todo iba bien, sólo con el hecho de tratar asperezas con mi padre me quitaba una enorme viga de mi espalda. 

— ¡Todo va bien! Sólo faltas tú — pensé a la vez que me detenía frente a la propiedad de los Bonnet. 

Salí de mi auto y arreglé mi ropa.  Anteriormente llamé a Shaina para averiguar de Camus y me dijo que se había retirado a su casa, por eso mi presencia allí. 

Toqué el timbre y esperé que la enorme puerta se abriera. 

¡Como la mala suerte que tenía! 

— ¿Cómo está señora Bonnet?  — me pillé cordialmente. 

La mujer tan galantemente vestida como siempre me recibió con una sonrisa —  ¿Muy bien y tú querida? — la verdad no me esperaba eso. 

— Disculpe, me gustaría hablar con su hijo — sus ojos se achinaron un poquito —

— Camus no está.  Pero pasa, hablaré contigo. 

¿Será este mi día de muerte?

—¿Quieres algo de tomar?  — preguntó una vez sentadas

— No,  gracias.  Pero le agradecería que fuera al grano. 

Jugueteo con la enorme piedra que llevaba en su dedo anular — Bien dime jovencita Lincér ¿Cómo le hace? —  preguntó con algo de rencor — ¿Cree que a él no le duele?. —

La madre de Camus tenía que ser para que se tomará tan en serio el concepto de "ser directos".

Inmediatamente supe que la belleza y amabilidad con la que me recibió,  desapareció al empezar con el tema deseado,  ya que se transformó en la mujer calculadora que conocí. 

Apoye los codos en mis rodillas y miré fijamente mis converse por unos segundos — Me duele sí.  Él ya no está dispuesto, se irá, es obvio que me sienta mal, pero por eso estoy aquí. 

— Milo es imposible que sea así, jamás se daría por vencido —

— Pues lo hizo, pero no me quejo señora — alzó una ceja — No lo hago porque estoy dispuesta a conquistarle de nuevo.

Una amplia sonrisa se vió en su cara — ¿Se rindió eh?  Bueno después del escándalo en la fiesta de tu padre, hasta yo me dí cuenta que la persona a la que siempre apoye y siempre quise para mi hijo, era simplemente todo lo opuesto a lo que se me mostraba. 

— No, no se confunda.  — interrumpi — tanto yo como Sonia somos las mismas, no cambiamos frente a los demás, ella es a como la conoce, y es más buena de lo que cree, a la que usted no conoce es a Pandora.  Ella la supo cegar muy bien y usted cayó directamente donde quería. 

Fue obvio la impaciencia que la invadió ante la aclaración de sus errores. Tensó su mandíbula
— Camus está en el cementerio — sabía lo que eso significaba.  — Es la primera vez que lo hace. — se puso de pie y tomó una fotografía —

— ¿Él es... —  asintió

—  Mystoria, el mayor de ambos — tomé el objeto y logré conocerlo. Una fotografía en dónde se encontraba al lado de Camus. El difunto llevaba puesto una camiseta blanca, sobre esta una camisa vino de cuadros , unos jeans y unas tenis. Muy fresco a diferencia de Camus que vestía de ejecutivo. 
Su rostro era jovial y expresivo, con una amplia sonrisa que dejaba claro su personalidad carismática. 
Aún con lo poco que conocía a la familia, era obvio que era el que sobresalía, no era tan serio como su padre y su hermano, ni tan correcto como su madre.
Me hubiese gustado conocerle, seguro era el tipo de personas que tenian múltiples historias que contarte. 

— Era muy distinto a todos ¿no?— musite. 

— ¡Ah claro! — sonrió y tomó el cuadro — Camus siempre estuvo celoso de él.  Todos le adoraban, sobresalía entre las chicas,  su personalidad y el color de su cabello siempre fueron las características que le daban a conocer por sobre nosotros. 

En eso tenía razón, nadie más en la casa tenía cabellos celestes, solo él.  — ¿Sería indiscreta al preguntar qué pasó? —

Negó y uno de sus mechones cayó en su espalda, luego de estar sujetado perfectamente con un peinado muy elegante, como toda ella. 

— Hasta el día de hoy a Camus no le gustan los eventos grandes ni las multitudes, no por antisocial si no por su apellido, le molesta la excesiva atención que le dan a su vida privada. — tomó asiento a mi lado — Mystoria siempre fue muy alegre y fiestero, al contrario de Camus, su hermano siempre intentó llevárselo a fiestas, pero Camus simplemente era imposible.  — Sonreí levemente porque sabía que era cierto — La primera vez que salió, fue a sus veinte años, llegó muy tomado, e hizo muchos desastres en la casa. En un par de salidas más, se enteró que Mystoria se inclinaba hacia los hombres y fue un golpe muy duro, pues era su figura a seguir, aún más que su padre. — me miró con tal profundidad que sabía lo que venía — No lo aceptaba, nadie lo sabía, yo hice un drama, de los que suelo hacer y cuando Dégel lo  supo fue cuando todo empeoró un poco, pero Mystoria era muy tranquilo, dos años después,  habló con nosotros y decidió hacer pública su situación. Jamás reprochaba o nos decía nada para que aceptaramos las cosas, era muy paciente, y sabía bien lo que hacía.

— Necesitaba libertad — susurré.  Asintió.

— Todos aceptamos su decisión, hasta Camus, pero eso no significaba que le aceptara del todo.  A esas alturas ya la relación era escasa, apenas y hablaban,  Mystoria le daba su espacio para no molestarle, pero entre más se acercaba la rueda de prensa, Camus más se alejaba.  Nunca lo ofendió pero tampoco le dió mucha entrada.  —  Por su mejilla se deslizaba una lágrima.  — No soy perfecta, ante la situación me aferré más a Mystoria y me olvide de Cam — limpió su rostro con sus delicadas manos — Una noche en un discusión de las diarias, Camus se fue y un rato después lo hizo Mystoria.  

— ¿Qué pasó? — pregunté con un nudo por la angustia.

— No lo sé — chilló —. Sólo encontraron el auto en un acantilado, con ambos gravemente heridos.  Si quiera sé que hacían juntos. ¡Cómo saberlo si uno de mis hijos no pudo volver para contarme lo que pasó y el otro jamás se ha abierto con nadie para contarlo!. 

Me pasé las manos por el rostro — Bueno quizá C..—

—  He sido una mala madre — nariceo —traté mal a Mystoria por como era y luego me arrepentí, pero me
Adheri tanto a él, que en casi cinco años me olvidé de que tenía otro hijo que también la pasaba mal. — sin esperarmelo, Seraphine me tomó de las manos —  Hasta hace poco sentía ira porque Camus jamás me contó nada, deseaba saber que hizo mi bebé antes de que todo pasara, pero no fue así y lo único que hice fue culpar a Camus — las lágrimas que tenía antes aumentaron — . Pero fue estúpido de mi parte, y ahora te digo, a los hombres como él no le gusta hablar con sus madres de esto y más con los problemas que hemos tenido, pero el no puede más. 

Mi corazoncito latía despacio, como si comenzara a faltarme el aire y mis ojos estaban a punto de romper.

— Hace unos días vino muy borracho, no te quiere perder, pero destroza cuando la gente no te sujeta pero tampoco te suelta. 

¡Fue mi fin!

— Lo siento mucho — solloze. 

— Nena, en estos dos años el jamás había ido al cementerio,  algo está mal en él.  No es momento para sentirlo, nunca vi a Camus pararse frente a nosotros y defender a una chica como lo hizo contigo.  Debes ir allá y apoyarlo, porque eres a la única que dejará acercársele. 

[…]

Detuve el auto a la orilla de la calle y me estire para tomar la sombrilla que estaba en el asiento trasero. 
La abrí y salí del auto. 
Sí, llovía a cántaros, como digno inicio invernal.  Las primeras fechas siempre eran algo imposible, tanto así que muchos negocios en la playa cerraban en lo cesaban las lluvias. 

Característico de un campo santo, todo estaba solitario, o al menos todo lo que podía ver, pues la lluvia apenas y me daba visión. 

Di unos pasos, y en uno de tantos me fuí en un charco hasta donde no, dejando mis converse blancos ya en color tierra casi negro. 

— ¡Genial! ¡GENIAL! — me sentí histérica por ese lapso de tiempo — ¡Como adoro tanto lavarlas! — me sacudí y me abrigue más con el blazer que llevaba puesto. 

Caminé un poco más a lo largo del camino y me detuve al lado de un árbol de ciprés.  Lo ví, estaba sentado, bajo la lluvia, justo al lado de donde descansaba su hermano. 

¿Cómo acercarme a él?  .

No más dudas, tragué grueso y avancé hasta él. 
No se percató de mi presencia, lo que me permitió mirarlo en un llanto intenso, el traje que llevaba estaba cubierto de lodo, al igual que las puntas de su cabello. 

— Cam— susurré a la vez que lo cubría de la lluvia. Se sacudió de inmediato y levantó su rostro, ojitos hinchados, nariz roja y cabello alborotado. 

Mi garganta se contrajo, y mi inteligencia se esfumó.

Separó sutilmente  sus labios — Míralo, está muy abandonado,  y debe tener frío. No puedo irme —

Un suspiro de dolor salió de mi al verlo destruido y valiendo prácticamente nada. 
Tiré la sombrilla y me arrodille a su lado. 

— Vamos a casa Cam —

Negó rotundamente — No puedo irme Milo — intentó alejarse de mí. 

— Escúchame — Pedí tomándole el rostro — ¡Camus escúchame! — me miró — iremos a casa,  no puedes estár aquí solo, bajo la lluvia. 

— No puedo dejarlo solo — su rostro mostraba estrés, cansancio.  — Yo nunca vine a verlo ahora deb.. —

Lo besé. 

— No lo vas a dejar — insistí cerca de sus labios — pero debes descansar.

— ¡No! No voy a irme — gritó. 

— No te lo estoy pidiendo, lo vas a hacer — indiqué con el tono más fuerte de mi voz.  — Tú no entiendes que no puedes olvidarlo por dos años y luego venir solo a dedicarla lágrimas como un pendejo —  sus ojos se ampliaron un poquito—. Iremos a casa, te repondrás de lo que te haya traído hasta este lugar y con tu mejor ropa, cara y ánimo vas a volver aquí y vas a decirle todo lo que un día no le dijiste y ahora te pesa.  ¿Sabes por qué?  — a esas alturas tenía lágrimas en los ojos, estaba empapada y llena de barro también. — Porque él se merece más que sólo tu dolor, se merece tu sonrisa y que te dirijas a él como el hermano al que tienes en un pedestal, y digo tienes porque jamás dejara de estar contigo.  — se separó de mi y "arregló su aspecto". Me puse en pie y tomé la sombrilla para guardarla. —

El coraje y la altanería que se cargaba, desparecieron con mis palabras. 

Se puso de pie — Llévame a casa —  siquiera me miró. 
Se pasó las manos por el cabello y se alejó hacia la salida del cementerio. 


Guardó silencio en todo momento, me imagino que a pesar de la situación no le agradaba nada como le hablaba y que lo hubiese visto de tal forma. 

[…]

Me removi sobre la alfombra, realmente necesitaba cambiar de posición o terminaría dos meses contracturada. 
Me acosté, coloqué los pies sobre la mesita y sostuve el libro que leía, a la altura de mis ojos. 

Estaba en una de las habitaciones para invitados, porque en realidad no quería molestar a Camus. 
A lo poco que me dijo Seraphine,  ha estado pasándola muy mal, y a como lo vi no me quedó alguna duda.

— ¿Ahora lees?  — la voz de camus y el chirriar de la puerta me alejaron de mi entretenimiento. 

Semejante hermosura entraba con un super jogger gris que le quedaba realmente holgado y tras de todo estaba sin camisa lo que permitía ver que el pantalón le quedaba justamente  en la V de su delgado pero atlético cuerpo. 

Sonreí y me puse de pie — La verdad es que soy más de fiestas y salidas, pero a la hora de no tener eso, debo convertirme en alguien que suda agua bendita. Rió y se tiró en la cama.  —

— ¿De dónde los tomaste? 

—  Bajé y se los pedí a tu papá — me tiró una almohada a la vez que decía "ven aquí".

Jadee y me acerqué — Es media noche ¿qué haces aquí?  Y tras de todo sin camisa, de fijo te resfriaras.  —

— ¿Por qué me dejaste solo?  — tomó mi brazo para que me sentara a su lado.

— Tenías que descansar y aliviarte de todo eso. 

— Eso no tiene nada que ver,  podías dormir conmigo.  Yo no puedo dormir sabiendo que sólo hay dos habitaciones separandonos. 

Negué y puse el mechón rebelde tras mi oreja
— Quiero que se arreglen las cosas pero durmiendo juntos te juro que será lo mismo. En realidad nunca se arreglarían, sólamente nos tramariamos con una idea de que aparentemente todo esta bien. 
Cam tiró aire por la nariz, como si estuviera riendo pero fue mas un asentimiento.  — Te hice enfadar con todas mis idioteces. 

— No, pero aveces eres una tonta. — su rostro cambió y cuando noté sus ojitos se dejó caer en la cama con los brazos tras su cabeza y los cerró.

Imite su primer acción y ambos guardamos silencio por unos minutos, hasta que sus brazos repentinamente me rodearon y su cabeza quedó en mis costillas. 

— No me siento bien Milo — su voz era desgarradora .
Sinceramente inmediatamente lo miré.
Sus lágrimas quedaban en la camiseta que por cierto era de él.  — Por ratos estoy bien, pero luego llegan los recuerdos y... —

— ¿Qué está pasando contigo Cam? — pregunté con angustia — ¿Por qué fuiste a verlo si jamás lo habías hecho?. 

— Es que estoy cansado de hacerme el fuerte siempre, de hacerme el que nada le duele ni le importa — su voz ronca se entre corto — .Lo he evitado todo este tiempo no quería, sentirme mal, ser vulnerable. 
Es normal que lo más mínimo me haga llorar, ¿no?.

Dejé de abrazarle y me acaricié si oreja con mi mano — No sé mucho sobre tu pasado, y al parecer siquiera tu madre. Por tantos años has escuchado que es tu culpa, que te lo has creído — sus ojos eran de tristeza y desesperanza — Per.. —

— Yo sé que no fue mi culpa, pero me duele recordar como quería que lo aceptara, que le dijera que seguía siendo mi hermano a pesar de... —

— Lo siento, no puedo hacer nada para aliviarte ese sentimiento.  —

Limpió su rostro y sorbio sus mocos.

— ¿Te quedarás conmigo?.

— No ahora.  Primero sana la herida que tienes y después hablamos tu y yo Cam. 

Quiero quedarme, quiero amarte.
Pero, aún no tengo cabida en tu dolor. 

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