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32

Silencio. El silencio se extendió por todo el sitio que había servido como campo de batalla. Connie descendió con su gorrocóptero, aterrizando con suavidad. Frente a ella, Nobita yacía en el suelo, su cuerpo cubierto de sangre, sus ojos vacíos y sin vida.

El sonido de alguien más acercándose se escuchó, pero Connie no volteó. Era Nova, quien miraba a sus dos hermanos con una mezcla de tristeza y desesperación. Recordó todo lo que habían vivido juntos y la promesa que les había hecho: que siempre estaría allí para ellos. Les había fallado.

—Nobita...— murmuró Connie, su voz rota por el dolor. El joven de cabello azabache no se movió. Connie se arrodilló a su lado y lo tomó entre sus brazos, sin importarle que se manchara de sangre. Soltó un grito desgarrador mientras las lágrimas caían por su rostro.

B-Nobita los miró con desdén, esperando el impulso de energía que debería recibir al matar a otra versión de sí mismo, pero no sucedió. Su expresión se volvió de confusión y furia. ¿Por qué no sentía el poder fluir dentro de él como antes?

Nova se acercó a Connie y Nobita, con su corazón roto por la culpa y la tristeza. —No debería haber terminado así— murmuró, sus palabras apenas audibles. —Prometí protegerlos...—

Mientras tanto, Doraemon y E-Doraemon, se acercaron a la escena. Ambos se encontraban en blanco, toda su existencia era protección ahora habían fallado.

B-Nobita, furioso y frustrado, gritó, —¡¿Por qué no funciona?! ¡Debería haber absorbido su energía!—

El cuerpo de Nobita y Mercy brilló, haciendo que Connie los soltara con una sonrisa de esperanza. Parecía que Nobita y Mercy no habían muerto. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció cuando la luz desapareció, revelando que los cuerpos de ellos aún yacían en el suelo, sin vida. A su lado, sus formas semi-celestiales se mantenían de pie, con su cabello violeta y amarillo brillando como fuego.

Nova los miró con una mezcla de opresión y asombro. Ahí estaban Nobita y Mercy, en sus formas semi-celestiales, mientras sus cuerpos mortales permanecían cubiertos de sangre. Nobita volteó a mirar su cuerpo y, con una voz fría y mecánica, comenzó a hablar.

—Latidos: negativos, cuerpo: comprometido, respiración: cesada, conclusión: morí.—

Mercy, con una expresión igualmente helada, levantó la vista hacia B-Nobita junto a Nobita. —Tú me mataste— dijeron al unísono, su voz tan helada que hizo temblar el aire.

B-Nobita, sorprendido y desconcertado por la resurrección de sus víctimas en formas semi-celestiales, dio un paso atrás. La frialdad en las voces de Nobita y Mercy lo atravesó como un cuchillo.

—Esto no puede ser,— murmuró B-Nobita, sintiendo una mezcla de miedo y frustración. —Los maté. ¡No pueden estar de pie!—

El aire alrededor del campo de batalla se llenó de una tensión palpable cuando Nobita y Mercy, en sus formas semi-celestiales, avanzaron hacia B-Nobita. Sus ojos, brillando con una frialdad inhumana. B-Nobita, aunque inicialmente sorprendido, rápidamente se preparó para el combate, conjurando su energía violeta.

La pelea comenzó con una explosión de energía. Nobita y Mercy atacaron simultáneamente, sus movimientos sincronizados con una precisión aterradora. B-Nobita bloqueó los primeros golpes, pero la fuerza detrás de cada ataque lo hizo retroceder. Nobita, con una velocidad sobrehumana, lanzó una serie de puñetazos que B-Nobita apenas pudo esquivar.

Mercy, aprovechando la distracción, lo golpeó en el costado con una ráfaga de energía dorada. El impacto fue tan fuerte que B-Nobita fue lanzado varios metros hacia atrás, su cuerpo chocando contra el suelo con un estruendo. Antes de que pudiera recuperarse, Nobita ya estaba sobre él, lanzando una patada descendente que rompió el suelo debajo de ellos.

La pelea se alargaba, cada movimiento calculado para infligir el máximo dolor. B-Nobita logró levantarse y contraatacar, pero Nobita y Mercy lo acorralaron rápidamente. Sus ataques eran metódicos y crueles, sin un solo momento de piedad. Cada golpe resonaba con una fuerza brutal, haciendo sangrar a B-Nobita.

La energía violeta de B-Nobita se entrelazaba con las luces brillantes de Nobita y Mercy, creando un espectáculo de colores en el cielo. Nobita agarró a B-Nobita por el cuello y lo estrelló contra el suelo, levantando una nube de polvo y escombros. Mercy apareció instantáneamente a su lado, lanzando una serie de golpes precisos al torso de B-Nobita, cada uno acompañado por un crujido de huesos.

B-Nobita, a pesar de su poder, se encontraba abrumado. Intentó usar su energía para crear una barrera, pero Nobita la destrozó con un solo golpe, su puño envuelto en una luz cegadora. Mercy aprovechó la apertura para golpear a B-Nobita en la cara, haciéndolo girar y caer al suelo nuevamente.

El rostro de B-Nobita estaba cubierto de sangre, sus ojos llenos de rabia y desesperación. Nobita lo levantó nuevamente, esta vez lanzándolo al aire. Mercy apareció sobre él en un abrir y cerrar de ojos, enviándolo de vuelta al suelo con un golpe devastador. La tierra tembló con el impacto, y un cráter se formó alrededor del cuerpo de B-Nobita.

A pesar de su situación, B-Nobita no dejaba de intentar contraatacar. Pero cada movimiento suyo era anticipado y contrarrestado por Nobita y Mercy. Sus ataques eran implacables, llenos de una frialdad inhumana. Nobita golpeó a B-Nobita en el estómago, haciéndolo doblarse de dolor, y luego lo lanzó hacia Mercy, quien lo recibió con una patada giratoria que lo envió de vuelta al suelo.

La pelea continuó alargándose, con B-Nobita cada vez más debilitado y sangrando profusamente. Nobita y Mercy no mostraban signos de detenerse, sus rostros impasibles mientras infligían más y más daño.

Finalmente, B-Nobita, apenas consciente, yacía en el suelo, su cuerpo destrozado y cubierto de sangre. Nobita y Mercy se quedaron de pie sobre él, respirando con dificultad pero victoriosos.

El silencio regresó al campo de batalla, roto solo por el sonido del viento y los gemidos de dolor de B-Nobita. La lucha había terminado

B-Nobita tosió, su respiración entrecortada por el dolor. —¿Cómo...?— murmuró, su voz apenas un susurro. —¿Cómo... yo era más fuerte?— Agregó, su desesperación palpable. De repente, sintió cómo Nobita y Mercy se acercaban a él con pasos lentos y decididos. —No pueden... si lo hacen, nunca veré de nuevo a Non-chan... Si muero, estoy seguro de que no iré al mismo lugar que ella.—

Nobita y Mercy no dejaron de acercarse, sus ojos brillando con una frialdad inhumana. —Esperen, esperen,— suplicó B-Nobita, su voz temblando. —Lo siento mucho, por favor, perdón.—

—¿Lo sientes?— repitió Nobita, su voz tan helada como el viento de invierno.

—Mucho,— completó Mercy, su tono igual de gélido.

—¿Tú lo sientes mucho?— dijo Nobita, mirándolo con ojos llenos de una frialdad desoladora.

—Inaceptable— dijo Mercy con firmeza. —Comprometiste nuestros cuerpos, esta vez te salió mal.—

B-Nobita intentó retroceder, pero sus fuerzas lo abandonaron. Nobita y Mercy se alzaron sobre él, sus formas semi-celestiales irradiando un poder abrumador. Nobita levantó una mano, y un aura brillante se formó alrededor de sus dedos. Con un movimiento rápido, lo agarró del cuello, levantándolo del suelo con una facilidad aterradora.

—Creíste que podías controlarlo todo,— dijo Nobita, su voz resonando como un eco en el aire. —Pero no puedes. No más.—

Mercy se acercó, sus ojos resplandeciendo con un brillo mortal. —En todos los universos que visitaste estoy segura que te dijeron que no conseguiriás tu propósito — dijo. —Tu no eres un dios—

B-Nobita trató de hablar, pero el agarre de Nobita se apretó, cortándole la respiración. Con un último esfuerzo desesperado, intentó conjurar su energía, pero su cuerpo ya no respondía. La frialdad en los ojos de Nobita y Mercy era lo último que vio antes de que la oscuridad lo envolviera por completo.

Nobita y Mercy, aún sosteniéndolo, lo dejaron caer al suelo. Su cuerpo se desplomó sin vida, la amenaza finalmente eliminada. Se quedaron en silencio por un momento, contemplando el resultado de su batalla.

Doraemon y los demás se acercaron, con expresiones de alivio y tristeza. Connie miró a Nobita y Mercy, sus ojos llenos de preguntas sin respuesta.

—¿Están... bien?— preguntó con voz temblorosa.

Toda la energía reunida por B-Nobita de sus anteriores versiones viajó hasta Nobita quien continuó parado sin inmutarse.

Diez minutos pasaron, y nuevamente se encontraban sobre el parque. La felicidad de haber ganado se encontraba eclipsada ante la vista de los cuerpos sin vida y ensangrentados de Nobita y Mercy. Tamako abrazó el cuerpo de su hijo entre lágrimas, sin entender lo que sucedía. Su hijo estaba muerto, pero al mismo tiempo, una parte de él se encontraba parada frente a ella con una expresión neutra.

El sonido de una nave aterrizando no fue suficiente para despertarlos de lo que aún parecía una pesadilla. Owen, muy lastimado y acompañado por Miyoko, la cual se encontraba igual de herida, se acercó a ellos. —Evacuamos a cuantos pudimos— dijo el hombre, su voz cargada de cansancio.

Miyoko sonrió débilmente. —Todas las explosiones terminaron, así que supongo que ganamos— dijo, mirando a Nova, luego a Mercy y finalmente a E-Nobita.

Connie frunció el ceño lleno de lágrimas. —Ese no es Nobita— dijo acercándose a la versión semi-celestial de Nobita. —Tienes que curarlo— dijo con enojo, mirándolo fijamente. —Vi cómo se curaban después de su primera pelea— Lo tomó de los hombros, sacudiéndolo ligeramente. —¡Tú tienes sus poderes! ¡Sálvalo!—

La versión semi-celestial de Nobita la miró con frialdad. Nobita y Mercy intercambiaron una mirada silenciosa. Aunque ya no eran humanos, aún recordaban lo que significaba sentir y cuidar.

Nobita extendió su mano hacia su propio cuerpo inerte, una luz brillante emanando de sus dedos. La energía envolvió el cuerpo de Nobita, penetrando en cada herida, cada célula dañada. Mercy hizo lo mismo con su propio cuerpo, su luz dorada brillando intensamente.

Pero algo estaba mal. La energía que fluía de sus manos comenzó a vacilar, y las heridas en sus cuerpos no se cerraban. La desesperación se apoderó de Connie mientras observaba la escena.

—¡No funciona!— gritó Connie, su voz cargada de impotencia. —¿Por qué no funciona?—

Nobita, con una expresión vacía y carente de emoción, murmuró: —Nuestros cuerpos han sido comprometidos más allá de la reparación.—

Tamako abrazó a su hijo con más fuerza, las lágrimas cayendo sin control. —No... no puede ser— sollozó. —¡Nobita, por favor!—

El silencio se hizo pesado, la realidad de la situación golpeando a todos con una fuerza devastadora. Owen y Miyoko miraron impotentes, incapaces de encontrar palabras de consuelo. Nova, con la mandíbula apretada, sintió una ira impotente arder en su interior.

Connie, aún aferrada a Nobita, dejó que las lágrimas cayeran libremente. —No es justo— murmuró. —No es justo...—

Nobita, con los ojos vacíos y carentes de la chispa de vida que solían tener, miró a su madre sin ningún tipo de emoción. —Nuestros cuerpos han dejado de funcionar— dijo, su tono mecánico y distante.

Mercy, igual de insensible, añadió: —Somos solo cascarones ahora. Lo que éramos ya no existe.—

De repente, una chispa de comprensión pareció atravesar la mente de Nobita. Miró a su alrededor, evaluando la situación con la precisión de una computadora. Las posibilidades, las probabilidades, todo se desplegó ante él en fracciones de segundo. Sus ojos se enfocaron en Nobita Prime.

Nobita se acercó a Shizuka Prime, su mirada fría e impasible. —Hay una posibilidad— murmuró, su voz mecánica resonando en el silencio. —Si elimino al Nobita Prime, obtendré el poder de todas mis versiones. Podría rehacer todo lo malo que ha sucedido.—

Shizuka Prime lo miró con horror, comprendiendo las implicaciones de sus palabras. —Nobita, no puedes... ¡No es la manera!—

Sin embargo, Nobita ya había tomado su decisión. Su forma semi-celestial se movió con una velocidad y precisión inhumanas, apareciendo frente de Nobita Prime. Con un solo movimiento, su mano atravesó el pecho de su contraparte, absorbiendo la energía y el poder de todas sus versiones.

Shizuka Prime gritó, corriendo hacia él, pero fue demasiado tarde. Nobita Prime se desintegró en una explosión de luz, su poder fluyendo dentro de Nobita semi-celestial. La transformación fue inmediata; su cuerpo brilló con una intensidad cegadora, su poder aumentando exponencialmente.

Nobita con su forma semi-celestial ahora imponente y abrumadora. —Lo siento— murmuró, su voz resonando —Pero era la única manera.—

La mirada de Shizuka Prime se llenó de lágrimas. —Entonces, haz que valga la pena, Nobita. Rehazlo todo. Hazlo bien.—

Nobita asintió, su mirada fija en el horizonte. Con un solo gesto, una cúpula de energía brillante se formó alrededor de los que estaban a su alrededor, protegiéndolos. Justo en ese momento, la realidad comenzó a deshacerse. De pronto, todos se encontraron flotando en un vasto vacío, observando cómo varias esferas de diferentes colores se destruían de la misma manera cuando los Nobitas de esos universos dejaban de existir.

La energía, experiencias, recuerdos y conocimientos de todas sus versiones viajaron hacia Nobita. Se convirtió en el único, el ser que contenía la esencia de todos los Nobitas de todos los universos. Extendió los brazos y abrió las manos, dejando salir una serie de esferas luminosas que comenzaron a reconstruir todo lo que había sido destruido por B-Nobita y por él mismo cuando mató al Nobita Prime.

Las esferas brillaron intensamente, dispersándose en todas direcciones. Al entrar en contacto con los fragmentos rotos de la realidad, comenzaron a reconstruir los universos. Las estructuras volvieron a formarse, los planetas y estrellas reaparecieron, y las vidas que habían sido perdidas fueron restauradas. Cada Nobita de cada universo volvió a existir, con la energía que les había sido arrebatada ahora devuelta.

El proceso fue increíblemente rápido, pero al mismo tiempo, parecía eterno. Las esferas continuaron su trabajo, restaurando cada rincón del multiverso. Los seres queridos que habían llorado las pérdidas ahora miraban con asombro cómo todo volvía a ser como antes.

Finalmente, el proceso terminó. Nobita, ahora más poderoso y sabio que nunca, flotaba en el centro de este renovado multiverso. Su forma semi-celestial brillaba con una luz que contenía todos los colores del cosmos. Alrededor de él, los universos resplandecían con nueva vida.

Tamako, aún abrazando el cuerpo de su hijo, sintió cómo el cuerpo de Nobita se calentaba. Miró hacia abajo y vio que su hijo respiraba de nuevo, sus heridas cerradas y su vida restaurada. Con un sollozo de alivio, lo abrazó más fuerte, incapaz de contener sus lágrimas de felicidad.

Connie, Nova y Miyoko miraron con asombro y gratitud, entendiendo que habían sido testigos de un milagro. E-Nobita y Mercy, ahora restaurados permanecieron inconscientes como si aún les falta algo para despertar

El cuerpo sin vida de B-Nobita apareció frente a Nobita, flotando en el vacío. Nobita lo observó, su expresión serena pero teñida de tristeza. La figura de B-Nobita comenzó a desvanecerse, pero antes de desaparecer por completo, una voz resonó en la mente de Nobita.

—Ahora sé por qué hiciste todo esto— murmuró la voz de B-Nobita, un eco de su desesperación y dolor. —Tu universo fue restaurado y Ochaco está con vida de nuevo.— Nobita asintió ligeramente, comprendiendo el sacrificio y la desesperación que había impulsado a su contraparte. —Sin embargo— continuó B-Nobita —lo que hiciste fue un crimen. Ochaco existirá, pero tú nunca te encontrarás con ella. Ella nunca sabrá tu nombre, nunca sabrá quién eres, quién fuiste... Tú mismo dejarás de existir.—

Nobita cerró los ojos por un momento, extendió su mano y comenzó a crear una nueva versión de sí mismo, pero esta vez, una mujer.

La nueva figura se materializó frente a él, una versión femenina de Nobita que ocuparía el lugar de B-Nobita en su universo.

—A pesar de tus esfuerzos— dijo la voz de Nobita, ahora casi un susurro —nunca más la verás, ni en esta vida ni en la otra—

El cuerpo de Nobita Prime se levantó al mismo tiempo en el que la forma semi-celestial de E-Nobita y Mercy se convertian en luz y entraban en su cuerpo, cuando E-Nobita y Mercy abrieron los ojos la cúpula desapareció dejando ver que se encontraban de nuevo en el parque.

Todo había sido reparado. La restauración de los universos había revertido los eventos trágicos y corregido los errores que habían llevado a tanto sufrimiento. Dekisugi nunca atacó la tumba del padre de Nobita, evitando así el trágico ciclo de venganza y muerte que había desencadenado el caos en el pasado. Nobita y su hermana nunca fueron vistos como amenazas, y los humanos nunca pusieron sus ojos en ellos con desconfianza y hostilidad.

El daño que B-Nobita había causado en su realidad también fue completamente resarcido. Las invasiones, las guerras, y la destrucción masiva nunca ocurrieron. Las personas que habían perecido en esos eventos ahora vivían, continuando sus vidas en paz y armonía.

Reflexionó sobre lo que había hecho y lo que podría haber hecho. Podría haber arreglado mucho más. Podría haber evitado la muerte de su padre, prevenido la traición de Shizuka con Dekisugi. Podría haber eliminado todos los dolores y sufrimientos de su vida pasada. Sin embargo, decidió no hacerlo.

—Estos eventos me moldearon, me hicieron lo que soy ahora— pensó Nobita, su expresión seria y reflexiva. —Deshacerlos no sería lógico. El dolor y las dificultades que enfrenté fueron parte de mi crecimiento, parte de mi identidad.—

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