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Un incesante pitido resonó en el aire. Mercy dirigió su mirada hacia la pantalla en su mano y esbozó una sonrisa —Es Nova— murmuró — dice que estará aquí antes del anochecer y que traerá al resto de nuestros hermanos con ella— Nobita se unió a su sonrisa, quizás finalmente podrían protegerse juntos.
Miyoko miró a Nobita y preguntó con preocupación—¿Crees que seremos capaces de proteger a todos? — A pesar de que conocía la respuesta, la E.A.N.U se encontraba sitiada. En caso de que les permitieran ingresar, solo tenían 10 naves, ninguna de las cuales estaba diseñada para el combate. Además, era casi seguro que incluso si lograban obtener la ayuda de los gobiernos del mundo, los aviones de combate no podrían hacer mucho frente a las naves de los invasores.
Owen dejó escapar un suspiro antes de responder, aunque la pregunta no se dirigía directamente a él—Es posible que podamos resistirlos por un tiempo, pero lamentablemente, habrá muchas vidas en juego—Miró fijamente a Mercy y Naruto, y con convicción en su voz, continuó—Nuestra única esperanza recae en ustedes. Una vez que hayamos mantenido conversaciones con las naciones, regresaremos a la E.A.N.U, tomaremos una de las naves y nos prepararemos para la inminente invasión. Puede que no podamos hacer mucho, pero si logramos proporcionarles, aunque sea una oportunidad para contraatacar, considero que habremos cumplido con nuestra misión—
Mercy miró con preocupación a Miyoko —eso es muy peligroso— dijo si bien no habían convivido mucho ella la consideraba su amiga y no quería que nada le pasara nada
Miyoko sonrió por la preocupación de su amiga —como humanos es nuestro deber proteger nuestro planeta, no me importaría dar mi vida si con eso el planeta está seguro— dijo, Mercy no estaba de acuerdo sin embargo antes de que pudiera decir algo nuevamente se escuchó un pitido
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El delegado de los Estados Unidos frunció el ceño al percatarse de que todas las miradas convergían hacia él. —Eso es información clasificada —murmuró, mientras más de un delegado se ponía de pie, manifestando su descontento.
El representante japonés lo observó intensamente—dejando de lado la preocupante realidad de que no solo habían secuestrado a un ciudadano japonés, sino que también lo habían privado de su libertad, esto trasciende las fronteras; ¿acaso no se da cuenta de que cualquier error podría poner en peligro a todo el mundo?—
Los delegados de China y Rusia suspiraron, conscientes de que las cosas no estaban desarrollándose como se suponía. Incluso temían que, si los eventos continuaban por el mismo rumbo, al final del día, en lugar de ser percibidos como los salvadores del mundo, serían considerados los villanos.
El delegado de Rusia soltó un suspiro y comenzó a relatar: —Todo empezó hace unos días, después de que... —detallando desde su plan para atraparlo hasta lo que tenían planeado hacer con él. los delegados estaban de acuerdo, pero al mismo tiempo se sintieron molestos por la idea de que solo buscaran ese poder para sí mismos.
Todas las miradas se dirigieron al delegado de los Estados Unidos. —Está bien —murmuró, liberando un largo suspiro. —El sujeto no humano masculino acaba de escapar con la ayuda de la sujeto no humano femenina. En su huida, arrasaron con todas las instalaciones; hasta el momento, no se han registrado víctimas. Dekisugi, el humano atacado, está siendo escoltado a un lugar seguro en estos momentos. —
Los científicos en el podio se llevaron las manos a la cabeza o a las sienes; las cosas se estaban complicando, y por las expresiones codiciosas de los delegados, parecía que solo iban a empeorar.
La pantalla que minutos antes se había utilizado para proyectar las tablillas se sumió en la oscuridad antes de volver a iluminarse. En ese resplandor, emergieron las figuras de Nobita y Mercy, ataviados con sus armaduras negras.
—Escúchenme —declaró Nobita, adoptando su forma semi-celestial junto a Mercy—Sé que, a estas alturas, ya saben quién soy —sonrió amigablemente— Es posible que hayamos comenzado con el pie izquierdo, pero no deseo venganza. No cuando eso implicaría que personas que no tuvieron absolutamente nada que ver con lo que sufrí sean afectadas—
En el corazón de la sala de la ONU, los diversos delegados se levantaron de sus asientos, vociferando incoherencias. Al parecer, ninguno escuchó el intento de Nobita por dejar atrás lo sucedido.
Mercy frunció el ceño, mientras que Nobita sonrió temblorosamente al contemplar la escena ante sus ojos. —No deseo más que su felicidad y seguridad... Sin embargo, ahora no podré lograrlo solo. Cerca del anochecer, una nave de invasión ingresará a la Tierra. No podré proteger a todos... Necesito su ayuda —pidió, haciendo una ligera reverencia.
—Sin su colaboración, muchos... —las palabras murieron en la boca de Mercy — Juntos, podemos enfrentar lo que se avecina y salvaguardar aquello que más valoramos. Por favor, ayúdenos a protegerlos —
Una risa resonó por toda la sala de la ONU; pocos segundos después, más y más delegados se fueron uniendo. Nobita levantó la cabeza y los miró con incredulidad.
—¿En serio crees que nos dejaremos engañar por ti? —dijo el delegado chino, mientras se recuperaba de su risa—¿Qué nos asegura que si movilizamos nuestras fuerzas y dejamos vulnerables a nuestros países, tú no nos atacarás? —
Nobita frunció el ceño con evidente preocupación. —¿Es que acaso no se dan cuenta de la gravedad de lo que les estoy diciendo? Si no tomamos medidas ahora, cuando vuelva a salir el sol, habrá millones de muertos—.
El delgado hombre chino negó la cabeza de manera burlona. —Mentiras y más mentiras—, murmuró despectivamente antes de dirigir su mirada hacia los técnicos a los lados de las pantallas. —Desconecten la pantalla—, ordenó con firmeza. Aunque el hombre de avanzada edad dudó por un momento, finalmente obedeció y apagó la pantalla.
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Nobita soltó un gruñido antes de golpear con furia la viga que estaba detrás de él, haciéndola resquebrajarse.
Owen apretó los puños con frustración. —Uno pensaría que esta situación sacaría lo mejor de nosotros—, murmuró con enojo. —Supongo que eso solo sucede en las películas—, añadió, sentándose en el suelo.
Miyoko soltó un suspiro mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con escaparse por la rabia. —Probablemente sea el fin del mundo, y a ellos no les importa—, dijo al sentarse al lado de Owen.
Connie y Tamako se acercaron a Nobita, ambas mostrando una clara preocupación por el repentino estallido que acababa de tener.
—¿Está todo bien, hijo?— preguntó Tamako, mirándolo con inquietud.
Nobita soltó un suspiro y forzó la mejor sonrisa que pudo. —Claro, mamá... solo vi algo que me enfadó, no te preocupes.— Su mirada se posó en Connie. —Lo siento por lo de tu viga.—Connie y su madre, evidentemente, no le creyeron.—¿Ya está todo listo para que regreses al futuro?— preguntó Nobita, cambiando el tema de conversación.
Connie se sintió un poco triste, ya que parecía que Nobita quería que ella se fuera. —He intentado abrir la entrada al túnel espacio-temporal, pero no funciona. Parece que algo o alguien está bloqueándome.—
Nobita frunció el ceño. No sabía si podía confiar en eso, pero estaba seguro de que su versión alternativa tenía algo que ver con el hecho de que Connie no pudiera irse
Tamako frunció el ceño con seriedad. —¿Qué está sucediendo?— preguntó, mirando a su hijo, quien evitó su mirada.
Mercy soltó un suspiro. —Sé que no quieres hacerlo, pero ellas merecen la verdad, y se las diré, quieras o no...— A pesar de las reticencias de Nobita, Mercy les contó todo. —Al anochecer, todo esto se convertirá en un armagedón, y no hay gobierno en el mundo dispuesto a ayudarnos.—
Connie se sintió herida. —Creí que apreciabas mi ayuda... creí que éramos un buen equipo—, murmuró tristemente por el hecho de que Nobita le haya ocultado cosas.
Nobita negó con la cabeza. —No es solo eso... hace unos minutos recibí una advertencia.— Les contó todo lo que sucedería y, entre lágrimas, reveló cómo morirían su madre, Connie, Mercy y su mejor amigo Doraemon. —Es por eso que las quería lejos de todo esto.—
Tamako sintió que todo su ser se helaba. —No tienes que hacerlo... podemos escapar con la ayuda de Doraemon—, suplicó, llena de miedo de perder a su hijo.
Connie asintió. —Tal vez la máquina del tiempo no sirva, pero aún podemos escondernos en nuestro parque... no tienes por qué ir y arriesgarte.— La joven rubia comenzó a llorar. —Puedes morir, no quiero que eso pase. No quiero vivir en un mundo en el que no estés tú.—
Nobita negó con la cabeza. —Yo también tengo miedo...— Aunque sonaba egoísta, admitió que si pudiera, huiría. No quería dejar sola a su madre. —Pero no hay forma de desligarse de este poder. Seré un semi-celestial por siempre.—
Tamako se acercó a su hijo, con lágrimas en los ojos. —Estoy segura de que una vez que todo empiece, el ejército protegerá a todos. Estoy segura de que entenderán si les dices que no quieres pelear.—
Nobita volvió a negar con determinación. —No es así como funciona este poder. No me dejará en paz.— Connie estaba a punto de decir algo, pero Nobita se adelantó. —Si tuvieras una alarma que te dijera que un planeta y los que viven en él están en peligro, ¿la ignorarías?—
Mercy soltó un suspiro melancólico. —Solo somos mi hermano y yo, y no podemos estar en todas partes. Si un planeta lejano desaparece, tendremos pesadillas. Es casi como si este poder nos reprochara no haberlo ayudado. A veces se siente como si no fuéramos nosotros mismos.—
—Cuando cumplimos es como si algo dentro de nosotros se calmara, y las pesadillas se alejan—, añadió Nobita, mirando a su madre. —Ahora entiendo lo que el tío de Peter quería decirle.— Intentó bromear para aligerar el ambiente. —Ahora mismo, mi cabeza parece estar a punto de estallar, muestra de que el planeta está en peligro.— durante su conversacion el silo se torno naranja amarillento.
Las nubes se abrieron, revelando una inmensa nave en forma de triángulo, tan grande que resultaba imposible verla en su totalidad. Una enorme compuerta se abrió, y de ella descendieron varios haces de luz. Eran los semi-celestiales corruptos, guiados por la versión alternativa de Nobita.
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