Espero que les guste~

Bruno vio, con expresión triste, el montón de escombros que antes era su casa. Se hacía derrumbado, el lado malo de su visión de hace tantos años se había cumplido, la vela se apago y con ella, toda la magia desapareció. Era triste pero había un extraño alivio en su pecho por la repentina perdida, sin magia significaba que ya no tendría visiones cada dos por tres. Eso era un alivio hasta cierto punto.

-¡Mirabel!- se sobresalto ante el repentino grito, la voz muy familiar. Así que pegando su espalda al trozo de pared lo suficiente grande para esconderlo, se asomo con mucho cuidado para ver que pasaba. Su hermana Julieta y su esposo estaban caminando a través de los escombros, gritando el nombre su hija más joven. Incluso sin ver bien sus rostros, podía decir que se escuchaba preocupada y al borde de entrar en desespero. Podía ver a sus demás familiares empezando a alejarse un poco de los escombros, todos gritando por Mirabel. El miedo recorrió su cuerpo, su sobrina estaba desaparecida.

Miró hacia la gran grieta que ahora partía la montaña y se imagino que si su sobrina quería estar sola, iría lejos. Se robo el primer caballo que encontró (lo iba a devolver, en serio), lo monto y cabalgo, esperando estar en lo correcto.

... ... ... ...

Y ahí estaba ella, sentada en el borde del río, acurrucada y por la forma en la que sus hombros temblaban, sollozaba. Se vago con torpeza del caballo, cayendo de espalda con un gruñido. Se levantó apenas pudo, sacudiendo ligeramente su ropa antes de respirar profundo, llenándose de valentía, caminando los pocos pasos que lo separaba de la menor. Se sentí a su lado, nervioso. Nunca había sido bueno en la parte del consuelo y con sus años solo, su poca habilidad se volvió casi niña pero lo intentaría de cualquier modo.

-Mira...- ella alzó la vista ante el llamado y el corazón de Bruno se estremeció. Tenía los ojos rojos por el llanto, sus mejillas manchadas por las lágrimas derramadas y una expresión de tristeza pura en su rostro.

-Tío Bruno...- sollozo, su voz sonando algo ronca. -...falle...- nuevas lágrimas empezaron a aparecer. -...intente salvar el milagro...intente salvar la magia...hacer que la familia se sintiera orgullosa...intente demostrar que yo era tan especial como todos, incluso sin un don...- apretó los puños con fuerza. -...pero falle...falle...- sollozo, acurrucados un poco más en su lugar. -...soy un desastre...-

-Oh cariño...- él la atendía. Había intentado lo mismo cuando era más joven, incluso si lo incomodaba tener visiones y a la mayoría no le gustaba lo que él veía, había intentado hacer sentir orgullosos a sus familiares pero siempre parecía fallar, sin importar nada. Él la entendía por completo. Bufo solo un segundo antes de abrir los brazos hacia ella. -...ven aquí- la envolvió en sus brazos apenas ella se acercó de buena gana, abrazándola, dejándola llorar todo lo que necesitará y sin importarle la obvia humedad que ahora podía sentir en uno de sus hombros. Su corazón se estremeció con cada sollozo que sacudía el pequeño cuerpo de su sobrina pero se limito a aferrarse a ella, sintiendo como Mirabel apretaba con fuerza la tela su ropa, como si tuviera miedo de que él se alejara pero no Bruno lo haría, se mantendría allí todo el tiempo que ella lo necesitará.