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2.4 El oráculo y la sirena

Las doce audiencias: Tercer templo

Segunda parte: Kanon

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El oráculo y la sirena

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La diosa y el fugitivo hicieron una pausa ya que este, debido a su alta ingesta de café, debía correr al sanitario cuanto antes. La joven se quedo meditativa unos minutos recapitulando las palabras del gemelo: parecía ser el único cuyas experiencias en el mundo exterior lo harían un candidato idóneo para vivir afuera sin ningún problema. Había tenido empleos, relaciones con personas comunes y corrientes; en resumen, se conducía bastante bien por el mundo fuera del Santuario.

—Kanon es quien tendrá menos problemas de todos en adaptarse a la vida ordinaria —se dijo convencida—. Solo falta que me detalle lo que aconteció antes de la guerra Santa contra Poseidón y podremos dar por terminada esta reunión.

Tatsumi entró en la sala de reuniones llevando más dulces y panes llenando la bandeja de cuatro niveles a tope. Así mismo llevó más café en polvo y agua caliente ya que llevaban ya dos o más teteras vaciadas.

—¿Saga ha despertado ya? —pregunto Saori a su mayordomo quien la observaba atento.

—No, me informaron hace unos dos o tres minutos que aún duerme en la habitación de huéspedes. ¿Quiere que lo despertemos?

—No, déjale descansar. Esperaremos a que despierte apenas Kanon termine su audiencia. Tengo el presentimiento que él gemelo tomará una decisión antes de terminar este día, pero con Saga habrá que esperar un poco más.

—Entiendo.

Kanon no representaba problema alguno en sus planes, no obstante Saga le daba impresión de no encontrarse bien de salud. Algo en el interior de la diosa le decía a gritos que estaba mal, que sus males no terminarían por esos días. Saori se quedo pensativa un poco más sin poder sacar a Saga de sus pensamientos.

—Algo está mal en él, pero no lo sabré hasta que haya tomado una decisión —se dijo finalmente escuchando como Kanon volvía a la sala de reuniones.

El gemelo, visiblemente más alivianado, tomo asiento delante de ella observando rápidamente los dulces en las bandejas notando que Saori reía discretamente.

—Kanon, notamos que te gustaron mucho esos panes, puedes comer los que gustes sin avergonzarte por ello.

—Dioses... habré aumentado varios kilos luego de esta noche —sin pensarlo dos veces se acercó otros dos sirviendo más café en dos tazas.

Saori estaba tentada a negarse ya que tanto café le haría perder el sueño, pero la charla era tan amena que no pudo más que aceptar.

—Asi que, después de unos cuantos meses, es que te desplazaste al sur de Noruega —comenzó a decir la joven animándolo a que continuara el relato.

—Si, Dinamarca no fue más que una parada breve, me trasladé en cosa de unos meses hacia la tierra vikinga.

Kanon comenzó a tener sueños, visiones, en las que el dios le hablaba mostrándole la entrada a su reino submarino. La entrada se encontraba muy al norte del país, más allá de Asgard, tratándose de un hueco abierto en medio de un lago congelado. Así confirmó que el reino del dios Odín estaba ubicado en una de las ciudades más lejanas de Noruega: Tromsø.

Su estancia en Oslo fue igualmente breve, solo medio año, en el que junto la mayor cantidad de dinero posible ya que no trabajaría los dos siguientes años pues era la preparación previa a la guerra Santa. La culminación de su venganza y la destrucción de todos aquellos a quienes odiaba profundamente.

—Tromsø me recibió en medio de una oscuridad perpetua. Creo que no vi la luz del sol más que un par de veces mientras estuve ahí. La ciudad esta ubicada en la parte de islas al norte de la nación. Establecerme fue relativamente sencillo, el problema era acercarse a Asgard.

El reino de Asgard se hallaba al noreste de Tromsø, en medio de una zona de montañas muy altas dentro de una region protegida por el gobierno. Desde las calles de Tromsø se alcanzaban a ver las altas y nevadas montañas cuyo camino llevaba hasta Asgard, pero que no cualquiera podía recorrer libremente.

—Asgard tiene una situacion muy similar a la del Santuario: son territorios cerrados a los que casi nadie tiene acceso. En el caso de la tierra de Odin, se rigen por sus propias leyes, no están abiertos a nada del exterior y nadie puede entrar sin un permiso por escrito o invitación. No se comunican con el mundo salvo los pocos comerciantes que cruzan las fronteras y su único socio comercial es Tromsø directamente.

—También sabía que se trataba de una población cerrada a toda influencia exterior.

—Si, así es. Sin embargo eso no me detuvo, yo solo debía rodear la ciudad para poder llegar a la entrada al reino submarino y eso hice apenas tuve oportunidad poco después de asentarme. Ya investigaría sobre la situacion política de esa ciudad más adelante.

Kanon consiguió rentar una casita destartalada y amueblada muy pequeña, de paredes blancas, techo a dos aguas, una sola planta y una sola habitación, ubicada casi en la frontera de la ciudad, muy a las afueras. Se preparó lo mejor que pudo emprendiendo el sinuoso camino rumbo a la entrada de Asgard a la cual se llegaba yendo montaña arriba hasta encontrar el puente de Bifröst al cual ninguna persona se puede acercar siquiera sin indicar a quien visitaría y el motivo de la visita. El joven logró llegar hasta la imponente estructura de roca y hierro rojo que unía el reino con la montaña dejandolo impresionado, sin embargo, al no poder cruzar, se dedicó a analizar el entorno por varios minutos antes de retirarse finalmente.

—Me tomó mucho tiempo entender como estaba constituido ese reino, como estaban establecidas sus fronteras y, lo más importante, por donde rodearlo sin ser descubierto. Tarde semanas en encontrar un camino que me llevará montaña atrás. La verdad, la respuesta era sencilla pero laboriosa. El único camino disponible para no tener que cruzar Asgard era una ruta que iba paralela a las faldas de la montaña, Tønsvikvegen, era el nombre de una autopista muy larga que rodeaba la montaña hasta el siguiente poblado. Me desviaba demasiado de Asgard pero si llegaba mucho más allá de lo que imaginaba.

La autopista mencionada llegaba hasta los bosques del diminuto pueblo de Tønsvik, ubicados en el extremo norte del país. Kanon llego hasta allá tras un largo viaje en autobus internándose en la zona glacial lo más que pudo, hacía el centro de la región helada llevando el equipo necesario para dicha travesía. El camino desde dicho poblado hasta la zona ártica tomaba casi un día yendo a pie. El necio joven no desistió y más sabiendo que llevaba lo necesario para sobrevivir.

—Nada podía interponerse en mi camino, me decía confiado, llevaba el equipo y provisiones necesarios. En esas tierras glaciales y heladas no hay sitio para resguardarse, no hay poblaciones ni nada, pues se trata de un llano árido y congelado hasta donde la vista alcanza. Finalmente, en la mañana del tercer día vagando fue que llegue al lago congelado en cuyo interior se encontraba un hueco profundo y cuyas aguas giraban furiosas en remolino.

La mirada maliciosa de Kanon se iluminó triunfante al descubrir que había llegado a la entrada del reino submarino.

—¡Por fin! —grito triunfante— Imagino que deberé lanzarme a las aguas furiosas para llegar al otro lado —a pesar de verse relativamente sencillo, tenía dudas que le impedían lanzarse al agua así nada más— ¿y será esta la entrada realmente? —se cuestionaba dudoso sintiendo el aire helado y bravo en su espalda.

Por primera vez en esos trece años se apoderaban de él unas fuertes dudas al respecto de todo, no obstante ya no había marcha atrás. Debía lanzarse al remolino y comprobar por sí mismo que era el sitio correcto. Tras analizar en enorme hueco sobre el lago congelado, cuyo diámetro sería de más de un kilómetro, se sintió muy confiado en que podría salir airoso de aquel embrollo en caso necesario.

Así como estaba y llevando todo su equipo, aspiro profundamente lanzandose a las aguas furiosas las cuales lo arrastraron en círculos durante varios minutos los cuales le parecieron una eternidad al joven quien luchaba por no ser arrastrado más allá de lo que tenía planeado. Desafortunadamente, en algún punto de esa salvaje lucha, Kanon perdió el conocimiento durante quien sabe cuantos minutos u horas. Cuando abrió los ojos, tras quien sabe cuanto tiempo después, se encontró fuertemente aferrado a su backpack recostado sobre alguna superficie seca y con lo que parecía ser el mar sostenido sobre su cabeza.

—¡Este debe ser el lugar! —tras un momento se puso de pie sintiendo como sus ropas estaban secas, no había rastro alguno de humedad en ellas lo que le resulto conveniente e interesante.

Con paso lento comenzó a caminar en dirección a una alta columna que se apreciaba un poco más allá en el camino. Rodeado de corales y rocas marinas fue que llego a las escaleras de lo que parecía ser un alto pilar. La primera de las siete altas columnas que conformaban Atlantis se dejo ver delante de él, días después y luego de haber estudiado a conciencia los planos del reino, sabría que ese era el Pilar del Ártico. Kanon estaba maravillado por aquel gran logro y segundo paso en su plan: él solo había llegado por sus propios medios hasta ese sitio.

Se dio prisa en recorrer el camino del pilar hasta el templo de Poseidón donde se ubicaba el gran "Soporte principal" y donde estarían las escamas o scales que usarían los guardianes de dicho sitio pues, en esos momentos, todo a su alrededor parecía estar desolado.

—No tarde más que unos minutos en llegar hasta el templo de Poseidón observándolo todo a mi alrededor. La magnificencia del lugar pese a la enorme cantidad de años que llevaba deshabitado. Sin perder tiempo me interne en los pasillos del templo central yendo escaleras arriba donde estaba la sala del trono. Ahí me reencontré con los scales, o armaduras, que portarían los Generales Marinos, los guardianes de los pilares y la fuerza de élite del dios del mar.

Al entrar en la silenciosa sala del trono observando los scales, Kanon dejo en el suelo su backpack sacándose la chaqueta analizandolo todo a su alrededor con calma y detalle. Cosa que no había hecho en el pasado cuando estuvo ahí por primera vez. Se encontraba en la sala del trono listo para el siguiente paso: la planeación de la estratégia de batalla para la cual tenía dos años completos para dedicar día y noche.

—Dios Poseidón, ya estoy en tus dominios. Estoy listo para la siguiente fase de tu mandato —Kanon no recibió respuesta pues el dios dormía en el interior de su reino—. Cierto, aún duermes a la espera de que sea yo quien te despierte cuando sea el momento —Kanon recordó que el dios le había pedido despertarlo cuando fuera el momento hacía once años—. No te despertaré aún, veré como planeo esto yo solo sin tener que molestarte —el joven sonrió malicioso explorando los interiores del templo.

Poseidón no debía despertar aún o, en todo caso, no debía despertar nunca.

Necesitaba pensar con calma como ordenar el mar de ideas que le rondaban por la mente: deseaba vengarse del Santuario, esa era su motivación, para eso recurriría las fuerzas de Poseidón e involucraría el reino de Asgard de ser necesario, no era solo armar un ejército e invadir. No era tan simple. Quizás podría valerse de los recursos de Odín para provocar la ira del Santuario y que ellos sean quienes enviaran sus elementos hasta allá pues Asgard era un reino pequeño al parecer, seguro sus fuerzas serían abatidas fácilmente, esto aún debía corroborarlo, así que la batalla fuerte se llevaría a cabo en Atlantis.

—Que oportuno —en una de las amplias salas en los pasillos que iban desde la entrada hasta el salón del trono estaba la biblioteca—. Que impresionante acervo de información —Kanon abrió los ojos cual platos observando los altos estantes llenos de libros, mapas, planos y demás.

Saori lo observaba sin decir palabra sumamente interesada, tanto así que su café se quedó olvidado a su lado prestando toda su atención a Kanon.

—Gracias a la biblioteca del templo es que aprendí cómo estaba constituido Atlantis, cuantas guerras santas se habían librado en el pasado y cómo. Además tenían información sobre el reino de Asgard, sus vecinos, y los barrios que lo conformaban tomados de la mitología nórdica. Todo lo que necesitaba para esa batalla estaba en esas páginas y pergaminos.

Kanon también dejo la taza de lado presa de una extraña exaltación.

—No necesitaba al dios pues toda la información estaba a mi entera disposición. Dediqué semanas a su estudio, tanto de Atlantis como de Asgard, hasta toda la información necesaria sobre ambos reinos.

—¿Cómo supiste en qué momento organizar a la fuerza de élite y cómo? —pregunto la diosa pacientemente observando a Kanon con sus ojos curiosos.

—Gracias al oráculo que estaba dentro del templo.

—¿Un oráculo?

—Si, en una de las salas aledañas al soporte principal estaba un "estanque" redondo y lleno hasta el tope con agua cristalina. En un inicio pensé que sería una fuente o una bañera, pero a penas rompí la tensión superficial con el dedo índice, fue que el agua del estanque se iluminó y una voz me habló. Era una voz masculina y melodiosa la que se escuchó por toda la sala.

Dragón Marino —dijo la voz—, hacía once años que no venías a los dominios del mar. Puedo leer en tu corazón lo que te trajo a este sitio: el deseo de hacer una guerra contra el Santuario.

—La guerra es necesaria —se adelantó Kanon con voz decidida y autoritaria—, las fuerzas del Santuario comandadas por el Patriarca corrupto podrían atacar Atlantis, debemos estar preparados para eso. Es por esa razón que estoy aquí.

¿Pretendes impedir que ellos nos ataquen para castigarte por tu mala conducta y por escaparte de Cabo Sounion?

—Es correcto, eres un oráculo y deberías saber que el Patriarca del Santuario es alguien maligno, hay algo podrido en su corazón y ha asesinado a muchas personas estos once años. Quise hacerle frente y, con tal de perjudicarme, podría enviar fuerzas hacia acá. Estoy de lado del Dios y daría mi vida por él, por eso he venido hasta aqui —mintio.

Lo sé, nada se escapa a mi conocimiento. Sin embargo, no veo la razón para involucrar al reino de Asgard en este asunto, esta guerra no tiene nada que ver con ellos.

—Bien, si tu así lo consideras —Kanon no iba a discutir ese punto ahora, no necesitaba convencer al oráculo de Atlantis de algo que se haría de todos modos. Llegado el momento él tomaría el liderazgo en meter al reino de Odín en el asunto—. ¿Sería un problema mi acceso a la biblioteca?

Desde luego que no. En un año convocaremos a los generales marinos así que es bueno que vayas conociendo sus rostros y formas de ser.

—¿Cómo?

La superficie circular de la pileta donde se encontraba el oráculo resplandeció en multicolor ante los ojos de Kanon mostrándole unas imágenes: eran los rostros de seis jóvenes que usarían los scales llegado el momento.

Sorrento, claro nombre falso para ocultar su identidad real, fue el primero que se dejo ver. El jovencito de catorce años, en esos momentos, era procedente de Viena y educado en los mejores colegios, además de ser un virtuoso en la música. El chico portaría el scale de Sirenia ocupando el pilar del Atlántico Sur.

El siguiente fue un joven llamado Kaza, nacido en Oporto, Portugal. Un ladrón de poca monta capaz de camuflarse, en todos los sentidos, para escapar de sus captores siendo ya muy hábil en ese arte. Llevaría el scale de Lumnades estando a cargo del Pilar del Antártico.

Baian, el caballo marino de dieciséis años, oriundo de Canadá fue el siguiente cuyo rostro apareció en la superficie del oráculo. Nacido en Nueva Halifax se trataba de un chico atlético experto en cacería marina además de ser orgulloso y disciplinado. El llevaría el scale del Caballo Marino estando a cargo del pilar del Pacífico Norte.

Un joven solo conocido como Io, nacido al sur de Chile, portaría el scale de Scilla estando a cargo del pilar del Pacífico Sur. Metódico y sin escrúpulos era la mejor forma de definirlo. A Kanon le gustó su estilo.

En seguida, un joven moreno y esbelto se dejó ver. Se le conocía como Krishna, un monje procedente de Sri Lanka y firme creyente de la justicia y la moralidad, portaría el scale de Chrysaor ocupando el pilar del océano Índico. Al Dragón marino le pareció alguien con muchas posibilidades de éxito.

El último de ellos, y el que llamó la atención de Kanon de forma especial, era el jovencito elegido para resguardar el pilar del Ártico. Se llamaba Isaak, era procedente del pueblo de Villinhaka, Finlandia y, en esos momentos, se encontraba entrenando en Siberia. El gemelo lo observó con especial interés ya que su maestro le era vagamente familiar teniendo la impresión de haberlo visto brevemente en otro sitio.

—El chiquillo de los cabellos azules fue discípulo de Bogdan en Siberia, estoy seguro de eso y es un caballero dorado. ¿Cómo es que un aspirante del ejército de la diosa Atena terminará uniéndose a las filas del dios Poseidón? —demandó contrariado y estupefacto.

El dios y sus designios son caprichosos pues, aunque Isaak sea entrenado por un caballero dorado, su trabajo está en el templo del mar.

—Entiendo... entonces los dados de su destino se unirán con los del dios del mar. Estupendo, un traidor en las filas de Atena es justo lo que necesito —Kanon dibujo una sonrisa malévola en sus labios.

Los seis jóvenes elegidos para resguardar los pilares ya estaban en la mira de los scales los cuales, llegado el momento, los traerían hasta el salón del trono para servir a la "causa" del dios Poseidón bajo las órdenes del dragón marino: esto sería varios meses antes del desarrollo de la guerra a fin de que tuvieran tiempo suficiente para entender su situación y adaptarse. Kanon los guiaría de acuerdo a sus intereses y, de acuerdo, a como él considerara.

Cabe aclarar que el joven resumió mucho su charla con el oráculo ya que le costó mucho convencerlo de actuar según los intereses del gemelo, según comentó el mismo a Saori, el oráculo de Atlantis era una entidad difícil.

Kanon dejo al oráculo por unos momentos saliendo a la sala donde estaban los scales observando el del dios Poseidón: Julian Solo sería el portador dentro de dos años exactos. El huésped del dios aparecería en Atlantis justo al cumplir dieciséis años de acuerdo a como estaba acordado. Ni un minuto antes. Así que ese scale se quedaría ahí hasta el momento indicado, aunque a Kanon eso no le preocupaba ya que, de todos los participantes de la batalla, el dios era el que más le tenía sin cuidado.

Al lado de esa armadura estaba otro scale en color rosa cuyo diseño era bonito y con una forma muy característica.

—Una sirena... —Kanon se aproximo al scale con pasos lentos analizándolo con cuidado— ¿habrá una mujer en las filas del dios? Ese scale tiene un diseño marcadamente femenino.

Volvió con el oráculo para preguntar por esa armadura y su propósito en las filas del dios.

La sirena será tu asistente en la batalla así como la encargada de traer al dios cuando sea el momento —indicó el oráculo con calma.

—Mi asistente —repitió Kanon tratando de asimilar aquello pues no deseaba tener compañía aunque alguien que le ayudara como ojos y oídos podría ser útil— y ¿en que momento aparecerá por aquí?

En el momento en que lo solicites.

—Bien pues... que te parece en un par de meses más. Necesito tiempo para poner varias cosas en orden.

Saori escuchó con calma lo siguiente en el relato de Kanon: un oráculo fue quien le asesoro sobre el uso de los scales, le permitió la entrada a las bibliotecas de Atlantis y le mostró los nombres falsos y rostros de los jóvenes que serían los elegidos para resguardar los pilares. La presencia de Julian Solo bien pudo ser necesaria o no ya que él ni siquiera estaba contemplado dentro de los planes de Kanon como tal. Aparecería en el templo por simple protocolo y eso sería todo.

—Me dediqué al estudio dia y noche, apenas si volvía a mi casa de la ciudad a pasar unos días, a retomar mis entrenamientos y para que mi arrendatario viera que hacía acto de presencia llevando datos sobre Asgard, la otra parte de mi plan.

—¿Hilda de Polaris ya había sido elegida como Sacerdotisa de Odin en esos momentos?

—No, aún no. Su tío Dolvar estaba al mando y lo estaría otro año más hasta que ella, al cumplir los dieciocho, tomara su lugar de acuerdo a sus leyes. No aparecían mucho en los diarios locales, uno se enteraba de esos acontecimientos gracias a los comerciantes que venían desde dentro.

Kanon se enteraba de los sucesos de Asgard gracias a los chismes del mercado local de Tromsø. Para esos momentos supo que si necesitaba tener a otra persona consigo que le diera esas noticias ya que, a esas alturas, se sentía como si tuviera que clonarse para atender una cosa y las otras.

—Asgard está conformado por cuatro grandes barrios y están divididos en clases sociales: Muspellsheim, Nifelheim, Jotunheim y Alfheim. Ellos llaman Midgard al mundo exterior o a todo lo que esté fuera de sus fronteras. Helheim es el mundo del norte, la tierra Helada donde se encuentra la entrada al reino de Poseidón y la cual está cubierta de oscuridad perpetua. El centro de su gobierno está en el palacio del Valhalla. Hilda de Polaris es descendiente de la clase social más alta y los dioses guerreros, de igual forma, son elegidos entre las clases sociales elevadas en su mayoría.

—Has investigado mucho al respecto...

—Por supuesto, debía conocerlo todo sobre ese territorio dado que no tenía forma de entrar ahí y verlo por mis propios ojos. Si no hubiese estado planeando una guerra todos esos años, seguramente habría podido desarrollar una tesis completa respecto a Asgard ya que, es una tierra sumamente interesante, es una pena que no haya podido conocerla personalmente.

Kanon hizo una pausa antes de continuar. Varios meses antes de lo programado, fue que solicitó al oráculo traer a la joven que lo asistiría con la guerra santa a su presencia. Todo estaba tomando forma, pero él requería ya ocuparse de otras tareas y necesitaba un par de ojos y oídos que tuvieran puesta la mirada en las noticias de Asgard para empezar.

Será como tu ordenes Dragon Marino.

El scale de la sirena comenzó a vibrar y emitir un leve resplandor que Kanon observó sorprendido por unos momentos no sabiendo que ocurriría después. Fue así que el scale se elevó por unos centímetros de su base sin dejar de resonar saliendo de la sala con la velocidad de un rayo. Kanon salio corriendo detrás del ropaje tratando de ver hacia donde iba. La estela de luz dejada por la trayectoria de este marcaba un punto hacía el sureste.

—¿Hacía dónde se dirige?

El joven se quedó en la puerta esperando lo que sucedería víctima de la curiosidad pues el oráculo no le mostró el rostro o nombre de la mujer que portaría la armadura. Varios minutos después, el scale volvió depositando a una joven inconsciente a los pies de la armadura de Poseidón. Kanon regresó al interior observando horrorizado a la chica: una mocosa rubia, más o menos alta y vestida como cualquier otra chica adolescente era la elegida para llevar el scale de la sirena.

—¿Qué significa esto? —Kanon observó la armadura como si esta fuera a responderle— Ahora somos traficantes de personas, ¿no es así? —con pasos rápidos volvió donde el Oráculo dispuesto a obtener respuestas—. ¿De dónde salió esa niña? No me mostraste su nombre o rostro como hiciste con los seis jóvenes. ¡Pareciera que el scale salió a la superficie y se trajo a la primera persona que encontró!

El scale ha hecho su elección y debe respetarse. El nombre de la chica es "Thetis" y es todo lo que debes saber sobre ella. De igual forma, la mujer no podrá decirte nada más. Está aqui para cumplir con la misión del scale y para ayudarte con tu cometido unicamente.

—¿Qué?

El oráculo no dijo más quedando la sala en silencio y oscuridad mientras Kanon regresaba donde estaba la jovencita inconsciente sin saber qué haría con ella. Con cuidado se inclinó a su lado apreciando la juventud de sus rasgos pues no sería mayor a los trece o catorce años. Era una niña realmente. Estaba molesto pues, lo que necesitaba, era apoyo y no terminar siendo la niñera de una pre adolescente. Un momento después la chica parecía volver en sí.

—¿Dónde estoy? —preguntó débilmente entornando sus ojos azules posándolos en Kanon —¿quién eres?

—Mi nombre es Kanon y, en cuanto estés bien, debemos hablar un poco sobre tu presencia en este lugar.

—¿Mi presencia?

Thetis observó como el hombre llamado Kanon se ponía de pie yendo a la entrada de la extraña sala silenciosa donde estaban. Ella giro la cabeza en ambos sentidos observando las piezas metálicas a su alrededor y la que le pertenecía, la rosa con forma de sirena, al menos eso lo sabía bien. La chica estaba callada pues no tenía idea de qué decir. Tras conseguir mantenerse en pie sin dar tumbos es que fue detrás de Kanon.

—¿Cuál es tu nombre? —pregunto Kanon observándola impasible haciendola dar un respingo— ¿cuántos años tienes y de dónde vienes?

—Se que me llamo Thetis y tengo trece años. No sé de dónde vengo.

—¿No lo sabes?

—No —la chica se quedo callada observándolo sin saber qué más decir.

Kanon sabía que no mentía, lo podía ver en sus ojos aterrados. Ella vestía unos vaqueros sencillos, una ropa cubierta por un suéter delgado color claro y zapatos deportivos. No parecía llevar nada más consigo. Su cabello rubio y alborotado lo llevaba suelto y, por la forma en que sus manos estaban unidas frente a ella, dedujo que estaría aterrada.

—No te haré nada malo, prometo que no te pondré una mano encima ni nada de eso —replicó Kanon molesto a fin de que la joven se relajara un poco para poder hablar con ella— ¿tienes idea del por qué estás aquí?

—Tengo en la cabeza la consigna de que debo ayudar a un hombre llamado Dragon Marino con algo, pero no tengo todos los detalles.

—Muy bien, yo soy Dragon Marino y si, necesito tu ayuda con una misión importante que te explicaré a detalle en un momento más.

Tras confirmar que no le haría nada malo, Thetis se sintió más tranquila relajando su postura y adoptando una actitud menos arisca aunque no del todo amigable. Kanon le dio los detalles lo mejor que pudo como si fuese un general dando órdenes a un subordinado: le narró los "deseos" de Poseidón y cómo debían llevar a cabo todo lo que sucedería de ahí en dos años.

—El dios Poseidón... —repetía la jovencita— Si, se que debo serle fiel en todo momento y servirle en todo lo que me solicite.

—De hecho serás tú quien lo traiga aquí dentro de dos años exactos. ¿Entiendes?

—Lo entiendo.

—Bien, deberás permanecer en el templo esta noche, busca una habitación donde dormir. Tengo que salir a la superficie y mañana...

Kanon no pudo terminar las instrucciones ya que el sonido de un estómago hambriento se dejo escuchar, no había sido él pues el rostro de Thetis estaba encendido no pudiendo mirar a su nuevo jefe de frente.

—Lo siento... no sé cuándo fue la última vez que probé bocado —admitió la jovencita apartando la mirada.

—No sé si aqui habrá algo para comer ya que solo estamos tú y yo —respondió Kanon dejando de lado su mal humor—. Bien, vamos a la superficie, te llevare a almorzar o algo.

Kanon no sabía como tomaría Saori el que prácticamente hubiera "adoptado" a Thetis ya que la chica sería como su sombra de ahí en adelante, asi que optó por no mencionar ese suceso pese a que no había ocurrido nada entre él y la sirena. Entre ambos el contacto físico era nulo, si acaso Kanon llegaba a poner una mano en la cabeza de la jovencita cuando algo salía bien y eso era todo.

El joven pregunto al oráculo, en su momento, si había modo de conectar Atlantis con Tromsø ya que el camino de ida y vuelta era sinuoso y complejo recibiendo una afirmación por respuesta para su buena fortuna. Ese pasaje secreto sería usado tanto por Thetis como Kanon de ahí en adelante.

Esa noche la llevo al mercado de comida callejera de Tromsø observándola comer como si no hubiese ingerido nada en semanas. Kanon se sintió satisfecho el mismo con solo mirarla devorar y devorar una enorme hamburguesa con patatas fritas acompañadas por un vaso gigante de soda. Tras terminar sus alimentos ambos salieron caminando despacio sobre el malecón, Thetis caminaba al frente y, a pesar de ir de espaldas, Kanon la notaba silenciosa y pensativa pues, de tanto en tanto, se detenía para observar el cielo lanzando un suspiro.

—¿Qué sucede chica? —Kanon camino hasta quedar a su lado— Las chiquillas de tu edad siempre son muy parlanchinas, siempre tienen mucho que decir, pero tú eres la excepción. Me llama la atención que estuvieras sin comer tanto tiempo y que seas tan callada.

Thetis se mantuvo en silencio apartando la mirada sin dejar de caminar ni deseando decir nada.

—¿Dónde está tu familia, aún viven o no? —dijo sin recibir respuesta— ¿algo que me puedas decir de sobre ti? Conviviremos de cerca los siguientes dos años, hay que saber aunque sea un poco sobre el otro, ¿no crees? —demandó Kanon algo cansado por tanto hermetismo.

No obstante, Kanon no esperaba lo que sucedió después ya que Thetis se detuvo en seco dejando salir unas lágrimas amargas mientras su rostro se encendía adoptando una actitud de reproche.

—¡Deja de hacer tantas preguntas! —la jovencita lo miro sin dejar de llorar amargamente— ¡No puedo responder a nada porque no tengo recuerdos en mi cabeza!

—¿Qué?

—¡No recuerdo mi nombre, no sé si tengo familia y no tengo idea de lo que hacía antes de que la armadura de sirena me llevara al templo de Atlantis! —tras confesar todo eso es que se soltó a llorar imparablemente cubriendo su rostro con ambas manos.

—Escucha, escucha... lo siento —Kanon la tomo suavemente por los hombros pues no pretendía hacerla llorar—. No tenía idea de que no tuvieras recuerdos previos a tu llegada al Templo Principal.

—¿Sabes por qué no tengo recuerdos, por qué se me ha privado de mis memorias? —pregunto la chica tratando de contenerse.

—Lo siento Thetis, no tengo esa respuesta. Hay un oráculo dentro del templo, por estos días puedo preguntarle qué ocurrió con tus recuerdos y si podrás recuperarlos luego de que la batalla termine.

—Gracias Kanon.

El gemelo no tenía corazón para mandarla de regreso al templo ella sola así que la llevo a su casita en las afueras de la ciudad sintiendo que la temperatura bajaba considerablemente. La observó ir delante de él y parecía morir de frío pues la chica se abrazaba así misma con aprehensión. Seguro se enfriaría ya que, a esa hora, la temperatura podría llegar a cero grados incluso menos. Era obvio, se dijo Kanon, apareció de la nada y solo vestía un sencillo suéter delgado.

Cuando llegaron a la casa, cosa que Thetis agradeció, abrió mucho los ojos ante la desordenada pocilga que tenía frente a ella. Documentos y libros por todas partes, platos y vasos sin lavar por mencionar algo.

—Creo que el orden no se te da —comentó sin pensar callando de inmediato temiendo que su anfitrión se molestara.

—Todo el tiempo lo paso en el templo marino, no tengo tiempo para limpiar —respondió Kanon sin más encogiendose de hombros—. Puedes ocupar la habitación para dormir, yo me quedaré en el sofá cama del salón.

—Gracias.

—Debo atender algo, ya vuelvo.

Kanon salio de la casa dejando a su huésped familiarizarse con el desordenado ambiente. La chica lo analizó todo a su alrededor buscando alguna bolsa para meter toda la basura y ordenar un poco ese caos. Al lado de la cocina estaban la puerta de la habitacion y el cuarto de baño. La habitacion tenia una una sola cama amplia sin hacer mientras que en los muebles había ropa apilada en montones, las cajoneras tenían las gavetas abiertas y por ahí se asomaban pantalones y calcetines.

—Como puede haber alguien que viva en semejante chiquero —se dijo lanzando un suspiro revisando el resto de la casucha donde el jefe de los generales marinos vivía—. Es bueno dando órdenes pero el orden en su vida privada es inexistente.

Lo único que se le ocurrió fue pasar al cuarto de baño para ducharse, tendría que usar la misma ropa pues no tenía otras prendas a la mano. El cuarto de baño parecía ser el único sitio que no tenía ropa arrojada por aqui y por allá y se veía en orden. Al salir encendió el televisor buscando en que entretener su cabeza lanzando un largo suspiro.

—Habrá una batalla en progreso en poco tiempo, asistiré al dios Poseidón en su debido momento mientras estoy con Dragon Marino y luego de eso... ¿que se supone que haré? —lloro nuevamente sin poderse contener hasta que escuchó la puerta abrirse.

Kanon llegó de la calle llevando un par de bolsas grandes que le entregó enseguida.

—¿Qué es todo esto? —pregunto la joven sin entender.

—Como te dije, conviviremos muy de cerca este tiempo mientras llega el momento de la guerra santa. Veo que apareciste de la nada y en esta ciudad el clima es muy frío, si no te cuidas enfermarás y así no serás útil.

—Gracias.

Thetis sacó el contenido encontrándose con un suéter grueso color rosa con capucha, el cual le venía de maravilla aunque el color no era de su total agrado. Además de eso había una parca que se veía abrigadora y perfecta para ese clima helado. En la otra bolsa se encontró con un enorme pijama de franela de dos piezas y una bata gruesa color rosa chillón perfecta para una señora mayor de edad.

—Mañana veremos si necesitas alguna otra prenda.

—Gracias Kanon —dijo la joven riendo discretamente—, eres muy práctico y considerado.

—No agradezcas nada. También sé lo que es llegar a algún sitio sin tener nada ni ropa limpia que usar. Solo te pido estar enfocada en lo que debemos hacer para el dios Poseidón.

—Lo haré, confía en mí.

—Y no critiques mi desorden, porqué a pesar de la apariencia, sé perfecto donde están las cosas —le dijo burlón señalando con el dedo índice lo que la hizo sonreír.

Ambos se quedaron un rato mirando el televisor hasta más tarde pues la cena había sido mucha y estaban llenos.

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Saori escucho como Kanon tomo bajo su tutela la joven Sirena ayudándole a entrenarse, al mismo tiempo, que le servía de ojos y oídos en el mercado, siendo ella la informante del momento de la muerte de Dolvar y del gobierno provisional montado en el palacio Valhalla mientras Hilda de Polaris llegaba a la mayoría de edad.

Mientras tanto Kanon afinaba los detalles de la batalla en forma privada: Asgard entraría en el conflicto aprovechando el enorme deseo de la población por la mejora de las condiciones de vida y el estar en un lugar con sol.

—No era difícil aprovecharse de la enorme necesidad de los asgardianos por establecerse en un sitio con mejor clima. Algunas de esas habladurías llegaban al mercado de la ciudad.

—Y te aprovechaste de eso para involucrarlos en algo que no les correspondía —indicó Saori con desaprobación— ¿es correcto?

—Si, así es. En cosa de meses las cosas se acomodaron solas: Hilda de Polaris ascendió como sacerdotisa y gobernante de Asgard, los marinos comenzaron a reunirse en el templo del mar y faltaba poco para que Thetis buscara a Julian Solo en su casa.

Por esos días Kanon revisaba los últimos detalles del plan para después buscar a la sirena y ayudarla con su sesión de entrenamiento ya que ahora estaban establecidos de forma permanente en Atlantis terminando por mudarse semanas atrás ya que su contrato de arrendamiento en Tromsø finalizó.

Todo lo demás salió de la mira del gemelo quien ahora tenía la cabeza, y el cien por ciento de su atención, en la guerra santa que estaba a la vuelta de la esquina sumándose otro suceso en los planes del Dragón Marino.

—En uno de esos días —decía Kanon—, cuando menos lo esperaba, Thetis llevó un diario hasta el templo del mar con una serie de titulares muy interesantes, Atena: uno de los titulares hacía referencia al "Torneo galáctico" organizado por ti.

—¿Así que también te llegó esa noticia?

—Es correcto y eso no hacía más acrecentar mi curiosidad por las actividades del Santuario.

.

Continuará...

.

*Notas: Increíble pero aún falta otro capítulo lleno de las aventuras de Kanon. Resumir su vida ha sido una tarea larga pues tuve que sintetizar todo y, tan solo, todo lo que refiere a Thetis daría para un side story por sí mismo.

En otros datos: Los barrios o vecindarios que conforman Asgard los tomé directo de su mitología, aunque no sé mucho sobre el tema los tomé como referencias.

Gracias por leer y por comentar. 🙂

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