Capítulo 14-Ouroboros
"Estoy muerto. Sólo puedo recuperarme con la venganza". Terry Goodkind.
Eran las ocho de la mañana, en un día sábado, cuando cuando el joven Luis Cortazar se despertó, se cambió de ropa y salío de su habitación, bajando las escaleras para saludar a su familia y a su mamá. Durante su desayuno escucha que desde la ventana lo llaman con un silbido, al asomarse resulta que eran sus panas que le hacen señas para que se reunan en el lugar de siempre. Terminó de desayunar y salió de casa y reune con sus panas en la plaza, los cuatro se sentaron en una de las bancas, conversaron un rato y fumaron unos cuantos cigarrillos. Estuvieron allí varias horas, hasta que vieron al heladero pasar, por lo que los cuatro se paran y van para comprar unos helados, pero de la nada, una camioneta roja se estaciona de forma tosca cerca de donde estaban ellos y se baja un sujeto encapuchado con lentes oscuros y sacando una pistola la apunta hacia los chicos.
-¡Rescata ahí!-gritó, antes de jalar del gatillo.
Luis empujó a dos de sus amigos que estaban cerca de él y recibe de lleno todo el cargador. Se escuchan gritos de mujeres, llantos de bebés, pero nadie hace nada y el tipo se va trotando de la escena del crimen. Hoy murió otro chico en Caracas y me aterra pensar que esto es obra del Ouroboros para quebrar aún más al Rey Carmesí.
En su departamento, Miguel Ángel suspiraba, había recibido una orden de restricción por parte de su propia hermana, aunque él sabía que lo tenía muy bien merecido. Alguien toca a su puerta y es Diana, tenían un nuevo caso por investigar. Cuando llegaron a la escena del crimen, ven a varias personas asustadas, varias ambulancias y detectives del CICPC. Cuando Miguel Ángel y Diana se acercan para ver el cuerpo, Miguel Ángel se queda pálido y cae de rodillas, quitándose los lentes y comenzando a llorar.
-¡No! ¡No! ¡No, no, no, no, no, no! ¡¿Quien mierda hizo esto?!-gritaba entre lágrimas-. ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡Maldición, mierda...!
-Miguel Ángel ¿Qué sucede?-preguntaba Diana, tratando de calmarlo-¡Háblame, por favor! ¿Lo conoces?
-E-el... iba a mi conservatorio-dijo, aún llorando-¿Por qué, Diana? Pormetí que lo protegería ¿Por qué alguien mataría a un chico de tan solo dieciocho años?
-N-no... no lo sé-dijo Diana, cabizbaja, antes de que las Llamas de la Perseverancia volvieran a encenderse en sus ojos-. Encontraremos a quien hizo esto y haremos justicia.
Lamentablemente las palabras de Diana no tuvieron ningún efecto en Miguel Ángel, quien sale corriendo de la escena del crimen, a pesar de que Diana no paraba de llamarlo a gritos, él simplemente se fue. A ella no le quedaba de otra que resolver este crimen sola, va hacia la escena del crimen y empieza a recolectar todas las evidencias que pudo, como los casquillos y balas.
-¿Qué pasó con esta camioneta?-preguntó Diana.
-Revisamos la placa, fue denunciada como robada hace una semana-dijo Gabriel.
Diana fue hasta los amigos del chico, quienes aún se encontraban en shock por lo que habían visto.
-Hola ¿Puedo hacerles unas preguntas?-preguntó Diana, con toda la empatía del mundo-. Sé que lo que vieron es algo horrible, pero tienen mi promesa de que encontraré al asesino y haré que caiga sobre él todo el peso de la justicia.
Los chicos rieron en silencio, aunque en sus caras aún se veía la tristeza.
-Usted suena como Miguel Ángel Pérez, detective-dijo el primero de ellos.
-Si, creo que un poco-dijo Diana, con una ligera sonrisa-¿Tienen alguna idea de quien pudo haber hecho esto?
-Todos lo sabemos-dijo uno de ellos-. Su nombre es Wilfredo Gómez, un lider de una pequeña pandilla. Antes de que todos entráramos al conservatorio Bodhisattva, vendíamos drogas para él. Cuando nos fuímos, él nos amenazó, pero nunca le dimos tanta importancia, es decir... ¿cómo íbamos a saber que iba a realizar un tiroteo en pleno día en una plaza llena de gente?
-Esto no es su culpa-dijo Diana, con determinación en los ojos-, no descansaré hasta que se haga justicia aquí.
Diana informó al resto del CICPC sobre Wilfredo Gómez y todos los detectives disponibles se dispersaron por todo el Municipio Libertador de Caracas para buscarlo. Sin embargo, Miguel Ángel tenía otra cosa que hacer antes de eso.
Miguel Ángel tocaba el timbre de una casa y es atendido por un hombre, el Sr. Julio Cortazar.
-¡Miguel Ángel, mijo! ¿Cómo has estado? Pasa, pasa-dijo el Sr. Julio, alegre, aún sin saber lo peor-. Gracias por haber ayudado a mi hijo, él está en mejor camino gracias a usted.
-Sr. Julio... Luis... está muerto-dijo Miguel Ángel, con sus manos en los bolsillos, se enterraba las uñas en las palmas de las manos para mantenerse firme.
El Sr. Julio cayó de rodillas, agarrando a Miguel Ángel por su chaqueta.
-No, por favor... por favor Miguel Ángel, dime que es mentira, haré lo que sea, pero dime que es mentira-suplicó entre lágrimas-. Mi muchacho... mi muchacho, no puede estar muerto... Dios ¿Por qué? Llevame a mí, pero regrésame a mi hijo. Luisito... Luisito... Luisito.
Miguel Ángel por fuera se mantenía tranquilo, pero por dentro estaba ardiendo de rabia. Al prometerle al Sr. Julio que aplicaría el diente por diente, se fue a su departamento y de una caja fuerte que tenía oculta, sacó una bala, una bala de verdad y la cargó en su revolver. El día de hoy, por primera vez en toda su vida, Miguel Ángel tenía pensado matar a alguien ¿Por qué? Porque así funciona el mundo, donde si matas a los míos, te mato y la vida te arrebato, haciendo que sufras el peor terror del mundo antes de que vayas al infierno.
En otra parte del Municipio, Diana estaba cara a cara con uno de los compañeros de Gómez, quien estaba armado con una navaja, este ataca a Diana con ferocidad, pero el tipo no era un gran desafio para la Bruja de Fuego, quien usa una maniobra de judo, agarrandolo de su muñeca derecha y alzándolo por el aire para tumbarlo al suelo de la manera más salveja posible. Coloca su rodilla encima de su pecho y sigue agarrando por la muñeca.
-¿Donde suele esconderse Wilfredo Gómez cuando está en problemas?-preguntó Diana, con sus ojos ardiendo.
-No soy un chismoso, zorra-dijo el hombre, escupiéndole a Diana en su camisa.
-Quería hacerlo por la buenas, pero que conste que me lo pusiste fácil-dijo Diana, mordiendo el brazo del hombre con una fuerza extraordinaria.
Aquel pobre pandillero gritaba de dolor, mientras que Diana encajaba más y más sus dientes en el brazo del hombre, como si quisiera llegar al hueso y partirlo por completo.
-¡Calle Los Cardones, hay una casa vacía allí, es de color rojo!-gritaba, mientras lloraba. Una vez que dio toda la información, Diana dejó de morderlo.
-¿Ves? Era muy fácil, gracias por la información hijoeputa-dijo Diana, escupiéndole un montón de sangre en la cara a esta basura.
Con esa información Diana fue a arrestar a Wilfredo Gómez, pero lo que no se imaginó, fue que un demonio ya lo estaba buscando.
En aquella casa abandonada de Los Cardones, Wilfredo se escondía, apartadado de las ventanas y con una arma en mano. De la nada, escucha las maderas de la casa crujir y piensa que tal vez, alguien lo había encontrado, por lo que, con paso lento inspecciona la casa en busca de su intruso. Sosteniendo la pistola con firmeza, entra en las ruinas de la sala y es golpeado en la rodilla por un fierro, haciendo que caiga al suelo. Acto seguido, su atacante le parte la muñeca y suelta el arma. Miguel Ángel de pie a un lado del hombre, lo miraba como si fuera la peor escoria que haya pisado la tierra.
-Donde manda capitán... Usted es vela caída, yo altivo son de la mar. Ceniza será su voz, rescoldos de muerte afán, sed será su última huella, náufrago en el arenal, humo serán sus caminos, piedra sus sueños serán, carbón será su recuerdo, lo negro en la eternidad, para que no me responda ni se me resista más. Capitán de las tinieblas es quien lo viene a buscar-cantaba su vieja copla, con tono sombrío y tétrico.
Miguel Ángel seguía golpeando la pierna del hombre hasta partirla. La sangre le salpicaba la cara y los gritos del hombre eran música para sus oídos. Saca su revolver y lo apunta hasta la cabeza del hombre.
-Ojo por ojo, diente por diente-dijo, con sus ojos carmesí brillando-. Esto es por Luisito.
-¡No lo haga, Miguel Ángel!-exclamó Diana, llegando justo a tiempo y apuntando a Miguel Ángel con su arma.
-No interfieras Diana, esto es algo que debo hacer-dijo Miguel Ángel, sin mirar a su compañera.
-En este trabajo veremos a muchos niños morir, pero podemos obsesionarnos con sus muertes o podemos hacer verdadera justicia por ellos-dijo Diana, tratando de razonar, usando todo lo que había aprendido de él.
-¡¿Y por qué deben morir los niños?! ¡¿Qué sentido tiene eso?!-gritaba Miguel Ángel, apretando los dientes-¡¿Cómo esperas que perdone a un hijoeputa que mata a un niño a sangre fría?! ¡Esta es la verdadera justica!
-Miguel Ángel así no eres tú, esos niños te admiran, eres un héroe para ellos-dijo Diana, sin rendirse.
-No soy un héroe Diana, soy un criminal, siempre lo he sido-dijo Miguel Ángel, con mano temblorosa.
-Oye vale, mírame Miguel Ángel, por favor mírame, ¿vale?-dijo Diana, como su última oportunidad.
Cuando Miguel Ángel voltea, sus ojos quedan totalmente abiertos al ver a Diana llorando.
-Me lo prometiste... dijiste que podrías sobornar, extorsionar, incluso torturar a los criminales, pero nunca matarlos, porque serías igual a ellos-dijo Diana, temblando y llorando-¿realmente eres igual a ellos? ¿Un mentiroso, un asesino, un cobarde? ¿Relamente me mentiste? Todo lo vivimos, lo que nos dijimos, todo lo que hicimos estos meses ¿fue una mentira?
Miguel Ángel estaba temblando por todo el cuerpo, sus ojos carmesí se apagaban. Miguel Ángel dispara su única bala al sofá de la sala y guarda su arma. Se aparta de Wilfredo Gómez y lanza el mayor grito de frustración que había soltado en su vida. Diana saca sus esposas y arresta al hombre, no sin antes susurrarle algo.
-Yo no te salvé, salvé a mi compañero-dijo Diana, con ira en cada sílaba que pronunciaba-. Si hubiera sido cualquier otra persona, no hubiera tenido problemas con que te matara.
El duo detectivesco llevó a Wilfredo Gómez hasta la cede del CICPC, lo que ninguno de los dos se imagino, fue que allí estaría el Sr. Julio. Cuando ve la cara del hijoeputa que mató a su hijo, camina firme y cuando está lo suficientemente cerca, El Sr. Julio en su cara le mete un tiro. Dejando impactados tanto a Miguel Ángel y a Diana. El Sr. Julio es arrestado por los miembros del CICPC presentes, el Ouroboros había reclamado a otra víctima.
Por la noche, Diana quería ver cómo se encontraba Miguel Ángel, por lo que entró a su departamento, todo estaba oscuro y no había rastro de él.
-¿Miguel Ángel? ¿Estás aquí?-decía Diana, hasta que notó una nota en la mesa de la sala, escrita hace no mucho con tinta.
Querida Diana.
Me voy a ir durante un tiempo ¿a donde? No lo sé. Solo quiero salir de esta ciudad, porque siento que estoy perdiendo la cordura ¿en qué clase de mundo vivimos que los niños son asesinados y los padre tiene que matar para hacer justicia? Pensé que entendía a la ciudad, pero es todo lo contrario, no entiendo nada, no endiendo nada, no entiendo nada. Ya no sé quien soy ¿Miguel Ángel pretendiendo ser el Rey Carmesí o soy el Rey Carmesí pretendiendo ser Miguel Ángel?
Por favor, no te preocupes por mí, algún día volveré, cuando haya resuelto todas mis dudas. Por los momentos, disfrute del espectáculo, porque a las nueve sonará un requiem que he dedicado a Luisito y a todos los que han sido víctimas de esta ciudad.
Adios querida compa-... adios, querida amiga.
Con amor, Miguel Ángel.
Diana salió corriendo del departamento, queriendo encontrarse con Miguel Ángel y suplicarle que no se fuera, pero en el fondo, ya sabía que era tarde. En medio de la lluvia, ella cae al suelo y mirando su reloj, ve que ya son las nueve de la noche.
https://youtu.be/xnki6mdkczY
Un escalofriante requiem suena por toda la ciudad mediante altavoces colocados en varios puntos, en memoria de los inocentes que han muerto a causa de la violencia armada.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
La Reina Negra observa desde su palacio, oye este requiem y suspira. Quitándose la máscara que suele usar, busca consuelo con una de las tres personas con la que puede ser ella misma.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
El Coro se lleva la mano al pecho y recordando que mañana será siempre un nuevo día se va dormir.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
El Bufón Amarillo alza el puño al aire, con la cabeza agachada, en honor a los fallecidos.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Las Cadenas se rompen a llorar, al entender que significa este requiem.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
El Flautista Púrpura finje ser director de orquesta de este requiem, mientras derrama lágrimas.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
La Orquesta deja de lado sus máquinas de escribir, al concluir el requiem, dedicarán un artículo a todo lo que ha pasado en la ciudad.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
El Jardinero no escucha este requiem, él mismo está lidiando actualmente con sus propios demonios.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
El Peregrino dedica una oración por el chico que había muerto el día de hoy y por su amigo, quien se encontraba perdido en El Valle de la Sombra de la Muerte.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
El Guardian de las Llaves de la Ciudad golpea su escritorio con furia, sintiendo que sus esfuerzos fueron en vano.
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Been spendin' most their lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
Keep spendin' most our lives livin' in the gangsta's paradise
La Bruja de Fuego llora en medio de la lluvia y está totalmente sola.
Tell me ¿Why are we so blind to see
that the one we hurt are you and me?
Tell me ¿Why are we so blind to see
that the one we hurt are you and me?
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