🥀CAPÍTULO 6🥀
🥀🥀🥀
—¿Estas bien?—escucho la voz de Ludo afuera de los baños.
No pude durar más de cinco minutos en el salón. Salí corriendo despavorida sintiendo toda la presión social que había en el salón. Había empezado a sentir como mi corazón latía más rápido, como sentía que todos me miraban. Que todos murmuraban, que todo iba en cámara lenta. Estaba sufriendo un ataque de ansiedad enfrente de todos y necesitaba huir.
Salí corriendo directo a los baños de la escuela y me había encerrado en un cubículo. Había bajado la tapa del retrete y había abrazado mis piernas junto a mi pecho para que nadie notara que había alguien adentro.
Diez minutos después, había llegado Ludo.
—Vamos, Hefz, se que estás ahí— murmuró y pude ver como ponía su bolso en el piso antes de sentarse.
—¿La encontraste?—escuche la voz de Malika, lo cual me hizo fruncir el ceño. Ella no estaba con nosotros, ¿que estaba haciendo aquí?
—Yo la llamé—dijo Ludo respondiendo a mi pregunta mental—. ¿Y la rubia?
—Aquí estoy—escuche la gomelosa voz de Sammy dentro de las cuatro paredes del baño. ¿Que hacían todas ellas aquí? Solo faltaba...
—El profesor casi no me deja salir—Ady dijo mientras suspiraba aliviada.—¿Si esta aquí?
Vi como Ludo extendió su mano por el espacio que hay entre la puerta y el piso y dio dos golpes en la puerta del cubículo donde estaba encerrada. Pero...¿como lo sabía?
—Siempre te metes en el mismo baño—dice volviendo a responder mi pregunta mental.
—¿Que sucedió?—escucho a Samantha preguntar.
—Hale—responde Ludo haciendo que la rubia bufe enfurecida.
—¿Que hizo el idiota?—dice y estoy casi segura de que esta cruzando los brazos.
—Eso—le dice Ludo—ser un idiota.
Daría lo que fuera por asegurar que la pelinegra está sonriendo. Conozco los tonos que usa cuando algo la divierte y el que usa ahora es uno de ellos.
—Me gusto tu actitud, por cierto—dice dándole un golpe a la puerta—no te dejaste de ese idiota.
—Sí y salió tan bien—respondo irónicamente al recordar donde estamos.
—Por lo menos no te desmayaste —dice riendo.
—Muy graciosa, Ludovica—le digo molesta y abro la puerta.
—Vaya, tenía años que no me llamabas así—finge una risa—no lo vuelvas a hacer.
—¿Que hacen aquí?—les digo a las cuatro chicas que están esparcidas por el baño.
—¿No es obvio?—contesta Ludo—Me encanta venir a encerrarme en un baño en vez de estar disfrutando de mi almuerzo—me sonríe irónicamente.
—Vinimos a verte—corrige Malika—Ady nos mandó un mensaje diciéndonos lo que había pasado, así que vinimos literalmente corriendo para acá. ¿Estas bien?
Volteo a ver a la pelirroja y ella me sonríe mientras acaricia su cabello.
—Gracias—murmuró abrazandola.
Ella me envuelve en sus brazos sintiendo su tersa piel y sus suaves manos acariciar mi espalda. Escucho un quejido y me separo un poco de Ady.
—No vine hasta aquí para ver cómo se abrazan solas—dice Sammy. Estoy a punto de decir algo cuando siento que ella se une a nuestro abrazo, para que después, Ludo y Malika se unan con nosotras en un abrazo de oso que minutos después no me deja respirar.
—Si, bueno, están apachurrando mis pulmones—apenas y puedo pronunciar.
Ellas parecen haberlo olvidado, ya que rápidamente se alejan un poco espantadas. Ady me mira con preocupación y me pregunta.
—¿Estas bien?
—Sí—intento recuperar poco a poco mi respiración—a la próxima no dejen a la chica de los pulmones dañados en medio—digo ocasionando que se rían.
Como uno se podría dar cuenta fácilmente, la monotonía era algo normal en mi vida, todo siempre era igual: Despertar, medicamentos, escuela, almorzar con mis amigos, más clases, medicamentos, momentos incómodos en casa, tareas, bañarme, más medicamentos, dormir, pesadillas, despertar.
Lo mismo, todos los días, por el resto de mi vida.
Así que estar sentada en el mismo lugar con las mismas siete personas, no es nada nuevo ni extraño, es como mi habitad natural, mi rutina a cumplir.
Después de compartir un lindo y emotivo momento en el baño, salimos al descanso a comer. Las chicas me había acompañado a recoger mis cosas al salón de historia y al estar ahí lo reviví todo de nuevo. Rápidamente bloquee mi cabeza y me hice concentrarme en otra cosa para que ya no volviera a afectarme.
Ahora estaba sentada con mis amigos a mi al rededor mientras comía una ensalada de frutas.
Hoy mi apetito era mas notorio de lo normal. A comparación de otros días, necesitaba comer, no era como que quisiera hacerlo, pero mi cuerpo comenzaba a necesitarlo y pedirlo a gritos. Había escogido ensalada de frutas ya que era más ligero que comer una rebanada de pizza o un emparedado. Además no tenía antojo de nada que contuviera harina ni carbohidratos pesados.
—Deja de buscarlo—me amonesta Samantha. No está muy contenta después de decirle todo lo que paso.
—No lo estaba haciendo—le digo mientras mi vista baja al plató de comida del cual solía he comido la mitad.
—Si claro ¿y la mirada perdida?
—Es solo eso, estaba distraída— me encojo de hombros. No quiero que sepa que aún después de todo lo que paso, Aiden merodeaba por mi cabeza.
Por primera vez en años, había causado algo y no había sido provocada ni por tu voz ni por mirarlo, había sido por su tacto. Su tacto había desenfrenado millones de sensaciones eléctricas por todo mi cuerpo, me había estremecido y me había priorizado más.
Ni siquiera podia creer de que en verdad lo hubiera hecho, pero sí. Recordaba su tacto, recordaba la sensación de tener su mano sobre mi piel, sus yemas...todo había sido real.
Y realmente había sido un cabron también.
¿Como me puedes hacer sentir tanto haciendo tan poco?
Lo único que hacías era estresarme, pero hasta en eso era bueno.
—Recuerda que es un idota, no se merece tu atención—escucho a Samantha decir y solo asiento lentamente.
—No se la estaba dando de todas formas—me limitó a encogerme de hombros y hacerme pequeña en mi lugar.
—Te haré la tarea más fácil— escucho como Ludo dice, haciendo que la mira a la cara—esta cerca de la portería.
—¿Donde?—casi rompo mi cuello por las ganas de buscarlo. Miro hacia donde dijo y no hay absolutamente nadie. Maldición, fue una trampa. Solo escucho a Samantha y Ludo soltar unas risitas por lo bajo.
—Si claro—la rubia comienza a reír—"No se la estaba dando de todas formas"—dice imitando mi voz en forma burlona.
—Serán idiotas—murmuró para mi.
—Idiota serás tu—me responde Ludo—ya mejor solo ponte a comer.
—Esta por allá—señala Ady justo antes de que pruebe bocado.
Busco el lugar que señala—más discretamente—, entrecierro mis ojos y se me dificulta verlo todo a lo lejos.
Recorro con la vista por donde Ady señaló, y mis ojos se paran en seco de repente.
Sentí como cuando un objeto inparable chocaba con un objeto inamovible. Algo en mi interior se batió y fue como cuando bajas una colina en bicicleta y pones el freno de mano tan rápido que la bicicleta se alza por el roce de las llantas—tu nunca has sentido eso, ¿¡como podrías saberlo!?—escucho a mi subconsciente decir, y lo peor es que tiene razón.
En ese momento pasa lo que menos me espere a que sucediera.
Los ojos de Aiden se encuentran mirando los míos.
Por la distancia que hay entre nosotros, no podría asegurar que en realidad me esta mirando a mi, aunque así lo parece.
Un escalofrío vuelve a recortes todo mi cuerpo y siento el ligero ardor en mis mejillas que significa que se han de estar pigmentado en ese tono rojizo que me avergüenza. Miro para otro lado y empiezo a comer y a no prestarle más importancia. Regreso la mirada hacia el mismo lugar, como para comprobar que lo que vi no era cierto, pero solo me doy cuenta de que él esta con los ojos en la misma dirección que antes.
Otra mini descarga eléctrica atraviesa mi cuerpo y me amonestó.—¿¡Que rayos!? Deja de hacer eso—, me obligo a mirar hacia otro lado.
—Llámame loca, pero creo que Aiden te está mirando— escucho decir a Samantha mientras se mete un bocado de comida a la boca. Genial, no lo estaba imaginado.
—¿¡Que!?—le digo intentando disimular lo que sospechaba.
—Aiden te está mirando—prosigue Ludo.
—Tienen razón—afirma Ady.
Bueno, al menos no estaba loca ni lo estaba imaginando. Levanto mi mirada hacia los chicos en la mesa e Ian tiene su ceño fruncido mientras mastica su emparedado muy confundido. Las chicas miran hacia la dirección del castaño y yo ni siquiera se que es lo que tengo que hacer.
—No lo mires, nosotras te diremos si lo sigue haciendo—me dice Enzo muy emocionado. Obedezco a la propuesta de Enzo y ellas me dicen que es lo que está pasando y que no.
¿Porque mi cuerpo está actuando tan infantilmente?
¿Porque siento este hormigueo por todo mi cuerpo por un simple par de ojos que me están mirando?
No son un simple par de ojos.
¿Porque no puedo tener el valor suficiente para mirarlo?
¿Porque me gusta que lo esté haciendo? Y ¿cómo es que pueda estar causando todo esto por solo mirarme?
Este chico va a terminar volviéndose loca con tanto cambio emocional en mi sistema.
Tomo el valor suficiente y volteo a verlo directamente a los ojos, dándome cuenta de que en realidad fue una pésima idea.
Su mirada es neutra, penetrante, como de seriedad, se siente pesada, y con mucha intensidad. No tiene ninguna expresión en el rostro y parece estar ignorando a las personas a su alrededor.
Hacemos un gran contacto visual y aunque hay más de 3 metros de distancia que nos separan, me pierdo en sus ojos, siento que esa mirada es mía. Veo que ni siquiera toca su comida, que las personas a su alrededor le hablan, pero él no les presta la más mínima atención.
Es como si toda su atención estuviera en mi. Toda realmente esta en mí.
Todo esto llega a resultar un poco intimidante. La manera en la que me mira no expresa sentimiento alguno, solo me está mirando y ya. Mientras que yo siento que le estoy diciendo todo con mi mirada, él no está diciendo absolutamente nada con la suya.
Busco encontrar respuestas en sus ojos, algo que me diga algo sobre él, la más mínima cosa que pueda llegar a encontrar. Pero no. No hay anda en ellos, absolutamente nada que diga algo. No tiene nada más que el poder de poner mis piernas a temblar.
Es como si un lobo estuviera mirando a su presa, esperando el momento perfecto para cazar la y devorarla. La única diferencia aquí, es que no hay esa hambre, no veo ese deseo, parece que solo me esta apreciando a lo lejos, pero obviemente aquí no hay nada que apreciar, haciendo que me confunda y no entienda la verdadera razón por la que me este mirando.
Esta sentado en una mesa debajo de un árbol con los chicos del equipo de fútbol. La morena castaña que siempre anda a su alrededor, se le acerca y lo abraza desde atrás, causando me un mal sabor de boca. Veo que le dice algo al odio mientras ríe, y mientras también va dejando una hilera de besos por toda la parte izquierda de su rostro y cuello, lo cual me hace apretar mis manos en puños y barrer mi mirada hacia otro lado.
El timbre de la escuela anuncia que el descanso ha terminado y tenemos que volver a clases, esoabilo un poco, despertando de toda la ensoñación que acabo de tener y paso saliva un tanto molesta por lo último que vi. Volteó de nuevo a verlo y el esta guardando su cosas y despidiéndose de sus amigos como si nada hubiera pasado, como si no me hubiera derretido e intimidado al mismo tiempo con su mirada. Miro a la pequeña morena la cual se le queda mirando como una tonta embobada como si estuviera esperando algo de él. La miro otro poco haciéndome enojar más, porque me doy cuenta de que lo más probable es que así de tonta y boba me vea yo.
Me levanto molesta y deprisa de mi lugar y siento como Samantha me toma del brazo, mirándome seriamente.
—Límpiate las comisuras de los labios— frunzo mi ceño con consunción pero obedezco rápidamente pensando que se refiere a que tengo comida o algo, no siento nada y le levanto una ceja confundida—. La baba—hace una pausa y ríe— no vaya a ser que alguien se lastime con los charcos que dejas en el suelo— suelta con demasiado humor, haciendo que los demás presentes en la mesa también rían, entorno mis ojos y solo le doy un empujón al pasar por su lado.
Al estar lejos de ella, no puedo evitar reírme por su comentario, debo aceptar que ha sido muy cómico y que me lo he tragado todo, pero no le daré el gusto de que me vea riendo.
¿Ven que es toda una caja de sorpresas?
A veces ni siquiera ente día de donde sacaba tanta ocurrencia.
Una persona una vez me dijo que todas esas personas que solían ser graciosas y carismáticas sin siquiera intentarlo, tenían un don. Que era como alguna cualidad que traían unida a su pequeño ser desde antes de nacer. Como si de una computadora se tratara, venías con ese chip integrado.
Realmente la rubia tenía un don y era el don de la alegría.
Aunque uno la viera toda fría y gomela, era de verdad toda una sorpresa que tenías que descubrir. Como cualquier otra persona, en el fondo tenía un corazón y alma precioso, solo que no se lo dejaba ver tan fácilmente a cualquier persona ya que a ella no le interesaban esas cosas de enamorarse ni prestarle atención a los chicos, ya que decía que esas eran cosas insignificantes. De verdad una sorpresa por lo que uno llegaría asumir solo por su físico.
Era nuestra pequeña sorpresa.
Sentada en mi cama con el computador en mi regazo, pienso si es posible borrar los momentos de la existencia, porque si es posible, me encantaría borrar ese vergonzoso momento en donde salí corriendo despavorida hacia el baño enfrente de toda la clase.
Desearía borrar el momento en cuando llegue a clase, cuando tropecé frente de Aiden, cuando hice el ridículo más grande al contestarle, al derramar lágrimas frente a él. Desearía que eso nunca hubiera existido y haber pasado desapercibida en el salón, como siempre había sido.
No sabía que era lo que me cabreaba más, si su actitud grosera y tajante conmigo, o la mía toda estúpida y patética. Me avergonzaba de mi misma. Había hecho solo el ridículo frente a todos, pero sobre todo me enojaba, que no podía dejar de pensar sobre su tacto sobre mi piel y todo lo que me había hecho sentir.
Intentando enfocarme otra cosa y dejar de pensar solo en él, pongo en marcha mis manos para poder terminar un ensayo de historia que el maestro había encargado. Como había salido corriendo a media clase, obtuve una falta en su lista y me había perdido de todo lo que había informado y avisado en el tiempo que estuve ausente. No quería quedar mal con el profesor después de todo eso, así que mejor me esmere en hacer un buen trabajo para poder entregarlo a tiempo y en orden.
Son pasadas las cinco de la tarde y he acabado con mi trabajo hoy mismo. Se suponía que es para la semana siguiente, pero ahora, gracias a que lo había hecho hoy, tenía la semana libre de pendientes de historia y ya podía estar un poco más tranquila con las otras.
Media hora más tarde y sin más trabajos que hacer, decido salir de mi cama para ir a hacer un recorrido por el pequeño parque al que no voy en mucho tiempo. Esta a solo unas cuadras y estoy segura que un poco de aire fresco no me vendría mal.
Quito la cánula de mi rostro y comienzo a arreglarme un poco, ya que al llegar a casa había optado por ponerme ropa más cómoda para estar a gusto mientras hacía los deberes escolares.
Me deshago de mi camisera blanca quedando solo en el pequeño y sencillo bra blanco con un pequeño y delicado listón en medio de la costura justo en medio de mis pechos, me miro en el espejo y comienzo a reflexionar acerca de mi aspecto: es un asco. Estoy mas flaca que de costumbre y todo mi cuerpo parece haber sido sacado de una película o serie de zombies.
Mi piel blancuzca se refleja en el espejo y las largas líneas azuladas y verdosas debajo de mi piel son notorias a la hora de estirar mis brazos. Mi cabello sigue pareciendo el nido de algún pájaro que que está desordenado y maltratado en la coleta alta que tengo hecha. Me miró un poco más de cerca pero aún en la distancia y con mis anteojos puestos, las grandes y profundas ojeras son visibles alrededor de los orbes azules que son mis ojos.
Ignoro el horrible reflejo en el espejo y una sensación de estar siendo vigilada atraviesa mi cuerpo.
Volteo hacia mi ventana dándome cuenta que la cortina de esta está abierta y que posiblemente alguien me estaba viendo. A través del vidrio, noto el ligero movimiento de la cortina de la ventana vecina dándome a entender que no estaba imaginando nada.
Alguien de la casa de a lado me estaba vigilando y ahora se encuentra escondido tras una cortina oscura que oculta el interior de la otra habitación.
¿Qué rayos?
Sintiéndome completamente incómoda, tomo rápidamente blusa de manga larga y la paso por mi cabeza para cubrir mi cuerpo, comienzo a caminar para ver a través de mi ventana y nadie aparece del otro lado. Parece que no hay nadie pero estoy segura que estaba siendo observada por alguien.
—¿Pasa algo?— la voz de Ana suena ligeramente en mi habitación.
—No, solo creí ver a alguien en la casa de a lado—digo aun con la mirada perdida.
—Pues tal vez porque ya hay personas habitando esa casa— dice intentando sonar graciosa.
—Si pero me estaba cambiando y creí que alguien me estaba observando.—digo cerrando mis cortinas.
—Debes tener mas cuidado entonces, con una pared hecha de vidrio y con unos vecinos debes cuidar tu privacidad—dice y empiezo a tomar las cosas que me llevare—¿Saldrás?
—Si, no llegare tarde, regresare para la cena.
—Saldré con los niños, los llevare con los abuelos y después iré a comprar unas cosas. Sabes que no me gusta que salgas cuando yo no estoy en casa— hace un pequeño coraje.
—Estaré bien, llevo lo necesario— llego a ella y deposito un beso en su frente— nos vemos.
Salgo antes de que conteste algo e iniciemos una discusión.
Estaba cansada de que nuestra relación fuera así, discutir con ella me debilitaba y me hacía estar más cabizbaja que siempre. Ana solía preocuparse demasiado por mi, se lo agradecía pero a veces no llegaba a entenderla.
Quería que saliera que disfrutara de mi vida e hiciera cosas nuevas, no lo hacía y ella se enojaba. Salía alguna vez y quería hacer algo por mi misma y sin depender de los demás, ella se enojaba. De verdad no lo comprendía, al final de cuentas no sabia que es lo que quería que hiciera, ¿que me quedara o que disfrutara?
(...)
El viento golpea ligeramente mi cara al recorrer las calles del pueblo. Estábamos a inicios de otoño y el clima en el pueblo había comenzado a cambiar, los árboles habían comenzado a perder hojas y los atardeceres se hacían más bonitos cada que se metía el sol.
Por el frío, agradecí mentalmente haberme puesto una prenda de magia larga. Por mi enfermedad, el frío solía afectarme mucho en los pulmones y a veces me daban dolores de pecho.
No es que fuera un frío infernal el que estaba haciendo, pero tenía que mentalizarme que pronto llegarían esas fechas en donde enserio me tendría que cuidar.
Normalmente por estos lados del pueblo, las temperaturas solían bajar demasiado, era típico de aquí y los inviernos solían durar muchísimo más tiempo que cualquier otra estación.
Antes de tener asma solía disfrutar mucho de jugar en la nieve y disfrutar de las heladas que hacían en italia. Era muy pequeña para recordarlo, pero si había visto una que otra foto de pequeña en donde demostraba mi amor por la nieve en mi antigua casa en mi país.
Al cumplir nueve años mi madre y yo nos habíamos mudado a Estados Unidos, según ella, el cambio era necesario ya que acá estaría más cerca de todos sus seres queridos y ya que Mario, mi padre, había convencido a mi madre de mudarnos para acá, en donde él se había criado.
Esos recuerdos están algo bloqueados después del accidente. Era como si solo hubiera viajado como si nada, como si no hubiera dejado nada allá y como si venir de Roma hasta acá, fuera un cambio muy pequeño. Tal vez solo era muy pequeña como para que lo recordara, o tal vez ya no lo quería recordar más.
¿Ese cambio ya estaba planeado? ¿Teníamos que viajar para que todo eso pasara? Tal vez si nos hubiéramos quedado en italia, nada del accidente habría pasado... solo tal vez nada de eso hubiera pasado.
Pero el hubiera no existe y yo no podía creer que que lo que se supone que hicimos como un cambio positivo, se convirtió en uno de los mayores traumas que podía tener.
Ignorando todos mis pensamientos e irrumpiendo los, mis oídos captamos los gritos y bullas del otro lado de la calle. Miro a que viene todo ese escándalo y me encuentro con el campo de fútbol en donde suelen entrenar los chicos del equipo.
Todos corren de un lado a otro y escucho quee el entrenador les grita demasiado eufórico que temo que se dañe sus cuerdas vocales, esta rojo de su cara y sostiene un silbato amarrado a su cuello en su mano derecha mientras lo sopla una y otra vez.
Olvidando el motivo por que que salí primeramente, me adentró al campo con curiosidad para encontrar con lo que mis ojos tanto desean ver.
Hace algún tiempo esto era mi rutina diaria, venir a verlo, sentarme en las gradas y hacer uno que otro dibujo sobre él. Nunca logré terminar ninguno, y a su dibujo nunca le pude encontrar un rostro. Siempre había algo que me lo impedía, ya fuera su boca, sus ojos, su nariz o algo, pero nunca lograban quedar como yo quería, así que lo dejé de hacer.
Comencé a pensar que eso podría ser acoso y me podía meter en problemas y lo dejé de hacer. También había dejado de venir a sus entrenamientos, o bueno, no venía tan constantemente ya que tenía que dejar por la paz el hecho de que sintiera algo por él. Tenía que dejar ese tonto enamoramiento en el olvido.
Veo como el chico de hermosos orbes azules corre de un lado a otro en el campo, verlo entrenar me da la respuesta de porque un chico de 17 años tiene un cuerpo como él. El entrenador los mata entrenando, pude notar a un chico corriendo hacia los baños seguramente a vomitar.
Aiden y otros chicos parecían no estar haciendo nada ya que ni siquiera se les veía cansados. Me sorprendía la asombrosa condición física que tenían todos para poder moverse con tremendos protectores que desde lejos se veían sumamente pesados.
Yo no podía bajar a tomar agua porque rápidamente estaba jadeando.
Después de un rato de estar en la entrada viéndolos, o más bien, viéndolo a él, escucho como el entrenador los manda a todos a las regaderas para que se den un baño. Lo pierdo de vista y comienzo a sentir como mi teléfono comienza a vibrar en mis pantalones, lo saco y en la pantalla puedo notar el nombre de Ludo en una llamada.
—¿Ya terminaste de acosarlo?—escucho que dice mientras ríe.
—¿Como sabes donde estoy?—frunzo el ceño y comienzo a pensar que Ludo tiene poderes mentales ya que siempre sabe donde estoy o lo que estoy pensando.
—Así que no me equivoque—escucho como se ríe más fuerte—Ana me dijo que habías salido y supuse que habías retomado tus viejos hábitos de ir a "estudiar" en al campo de fútbol—me recuerda la excusa que solía poner.
—No vine a verlo—digo la verdad—salí a caminar un rato y casualmente termine aquí.
—Si, casualmente —dice con sarcasmo—¿fuiste a estudiar?
—Enserio, Ludo, deja de molestar—le digo en un tono cansino—Además, si venia estudiar al campo de fútbol—le digo molesta al recordar si suposición con sarcasmo.
—Si claro, a estudiar cada uno de sus movimientos, será— lo dice a carcajadas—, mira el lado bueno, afortunadamente lo dejaste de hacer antes de que te pusiera una orden de alejamiento—la escucho reír más fuerte.
—No era algo tan obvio—digo encogiéndome de hombros—Y como ya te lo dije, no salí a verlo a él, había salido para caminar por el parque.
—Si claro, no era tan obvio, estabas en todos sus entrenamientos—escucho más voces de fondo dándome cuenta de que no estaba sola— si yo hubiera sido él, te pondría una demanda por acoso, ya nos dimos cuenta de tu "Don perfecto" tiene un carácter de las mil mierdas— recuerdo el incomodo momento de la silla pero no digo nada más.
Volteo hacia los vestidores y veo como el chico del vomito sale, cierra la puerta y la asegura con unas llaves.
El mismo chico comienza a apagar las luces del campo y sale por el otro lado de las gradas.
—Ludo, por estar peleando contigo ya no vi a donde se fueron todos. Me quedé sola—le digo algo molesta.
—¿A quien querías ver? ¿A Aiden? ¿Ibas a hablarle?— dice sarcásticamente
—A veces eres insoportable—le digo antes de colgar.
Salgo del campo y comienzo a caminar hacia mi casa, afortunadamente no es una gran distancia, y puedo regresarme caminando.
Reviso mi celular y el reloj marca las 8:10. Le mando un mensaje a Ludo como de costumbre para avisarle, insistió en recogerme, pero no tenia caso, su casa esta rumbo a la escuela y eso queda del otro lado de donde yo me encuentro.
Doblo en una esquina, encontrándome con tres hombres encapuchados ahí fumando. Con paso veloz me apresuro a caminar y alejarme lo más rápido posible de ahí. Siento sus miradas al pasar y no son nada sencillas ni educadas, me hacen sentir incomoda al momento de pasar e intento alejarme lo más rápido posible.
—Chiquita ¿a donde vas?— escucho decir a uno de ellos. Mis sentidos se alertan y me hacen tener una mala espina de todo esto. Continuo caminado lo más rápido que puedo y pronto comienzo a sentir que me falta el aire.
—¿Por qué corres, hermosa? Solo nos queremos divertir un rato—la voz de otro la siento casi detrás de mi.
—Nos vamos a divertir mucho contigo—sus sucios comentarios me aterran hasta el punto de sentirme sin escapatoria.
Sigo mi pasos hasta que siento como mis piernas se enredan entre si, haciéndome caer al suelo, mis lentes se caen y no logro distinguir nada en mi alrededor mas que a 3 sombras que cada vez se hacen mas grandes.
Los tres hombres me rodearon; uno de ellos me levanto y comenzó a mirarme de arriba a bajo, sentí su respiración en mi cuello mientras tocaba mi cabello y lo olía. Empezaron a jugar conmigo como si fuera una pelota: aventándome entre cada uno, mareándome y dejándome mas perdida de lo que ya estaba.
—Eres tan hermosa— dice uno alzándome la cara, el tipo es más grande que yo y tiene una cicatriz en la frente que lo hace lucir intimidante. Pasa sus manos sobre mi rostro haciéndome temblar de miedo y repulsión.
—Oye—menciona uno de ellos—¿no crees que lleva muchas prendas?—los otros dos comienzan a reír entendiendo a lo que se refiere—Creo que seria mejor que las quitemos.
Siento sus asquerosas manos por mi cuerpo y el terroso me abarca como una ola que destruye todo a su paso. En mí, no hay nada más que miedo de lo que puedan llegar a hacerme, busco la manera de escapar pero me rebasan en tamaño y fuerza, mi respiración esta descontrolada y me siento deslocada entre ellos por haber jugado conmigo como unos niños pequeños.
—No, por favor, no me hagan daño—suplico y siento como las lagrimas acumuladas en mis ojos comienzan a caer— llévense lo que quieran, pero por favor no me hagan nada. Lleven se mis cosas, no diré nada, por favor, solo déjenme—suplique y suplique pero ninguno me hizo caso.
—Shhh, tranquila muñeca, aquí nadie quiere hacerte daño— sentí sus asquerosas manos tocar mi rostro mientras limpiaba mis lagrimas—solo queremos pasarla bien contigo—me sonríe causandome repulsión.
—¡Auxilio! Ayúdenme por favor— comienzo a gritar, pero el impacto de una bofetada en mi cara me calla.
—Cállate—dice mientras me toma por detrás, intento alejarme y le suelto un golpe aunque este no le causa el mas mínimo daño.
—Quédate quieta, deja de moverte— me niego y siento como otro golpe impacta mi mejilla, sintiendo esta arder. Caigo al suelo y siento un dolor inmenso cuando una patada toca mi estomago dejándome casi inmóvil.
—A ver si así dejas de moverte, maldita estúpida—otro golpe impacta con mi estómago dejándome sin aire.
Los pulmones comienzan a arder me y siento mi cabeza a punto de explotar, todo me da vueltas, me siento sin fuerzas y me pongo a pensar en que lo peor aún no llega.
—Por favor, déjenme ir, solo déjenme en paz, por favor— suplico con las ultimas fuerzas que me quedan.
—No te vamos a dejar en paz, hasta que seas nuestra—comienza a acercarse a mi mientras desabrocha sus pantalones.
Cierro mis ojos, esperando que el peor momento de mi vida pase, intento pelear y resistirme lo más posible pero siento como un tipo me toma de las manos mientras que el otro me toma de las piernas evitándome el movimiento mientras que el que tengo al frente se acerca a mi.
El tipo se posiciona entre mis piernas e intento forcejear un poco más pero todo me es imposible, los otros dos tipos me abren más a su disposición, y yo temo por lo que pueda llegar a pasar.
Todo pasa tan rápido y el terror es tan grande en mi cuerpo, que no se ni como explicar lo que acaba de pasar.
Un ruido que indica que un vidrio se ha roto, suena mientras el tipo cae al suelo inconsciente.
—¡Alejate de ella ahora mismo!— escucho la voz de un hombre que podría reconocer en cualquier parte—¿¡Seguros que no la van a dejar!?—vuelvo a escuchar su voz sintiendo algo de alivio.
Es él...
_______________
N/a: 5mentarios.
La primera vez que subí este capítulo fue actualización doble, pero ahora he decidido dejarlos con la intriga, tal vez los que ya la leyeron, crean saber quien es. Pero recuerden que la historia está sufriendo cambios y todo puede cambiar 👀😼
Hasta aquí mi regalo de agradecimiento por los 3K de leídas. Espero que les haya gustado tanto como a mi.
Disfruten esto y espero que se vengan más por delante.
De verdad gracias por todo y por darme la oportunidad de que mis pequeñas letras sean leídas ❤.
Los amo mucho.
Besos <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro