Ver a mi hermano ser feliz con la mujer que tanto ama, me llena de mucha felicidad. La ceremonia fue un encuentro de muchas emociones, me senté al lado de Taurus. Su presencia me hizo sentir segura y de una paz que poco he experimentado, y que por muy raro que parezca, la mayoría de esos encuentros han sido con él. Tomar el control de Lazarus me llena de mucha incertidumbre, no seré su reina, pero de igual forma ejerceré mi autoridad en ese pequeño reino. Esa batalla todavía inunda mis pesadillas, fue apenas cuatro meses que se libró. La ciudad cayó en dos días por el incesante caos del asedio. Los soldados nos dieron pelea en las calles de la ciudad que ahora está bañada de sangre por los soldados y civiles caídos.

 Al llegar al castillo, nos horrorizó que la familia real había cometido suicidio. No quedó nadie, desde los bebés recién nacidos, como los adultos. Todos murieron envenenados en el salón del trono. Ese lugar se convirtió en la fuente de la corrupción no solo de esa ciudad, sino de otras más. La señora Laila había llegado ya cuando la guerra había terminado, sus sacerdotisas se encargaron de limpiar el desastre y de encargarse de recoger todos los papeles y pertenencias de la familia real. Estuve a sus espaldas dándole mis declaraciones de la operación que llevé a cabo. Las muertes causadas tanto de mis soldados, como los soldados de la ciudad, los llevo en la conciencia. No es lo mismo matar a criminales que ver morir a tantas personas inocentes como culpables a la vez.

 Mi señora me solicitó que me encargara de esa ciudad hasta que buscara a una familia títere para instaurarse en el poder. Es una buena oportunidad, pero no dejo de ver a los cadáveres, no quiero ascender matando gente. No comprendo a las personas que disfrutan ir a la guerra cada vez que pueden. Yo no puedo, ya peleé en una y no me quedaron más ganas de pelear otra.

 Taurus y yo nos sentamos en una larga mesa mientras que nuestros hermanos se sientan en el medio y sonrientes. Él empieza a hablarme de su trabajo, lo escucho con mucha atención, quiero despejar mi mente y quien mejor para hacerlo que con Taurus. Él tiene un efecto tranquilizador en su voz gruesa, pero melodiosa.

—Pero creo que he hablado mucho de mí. Por favor cuéntame cómo te ha ido —él sonríe mientras que toma unas uvas de un tazón de frutas. Le hago un resumen de mis circunstancias y él escucha con una atención extrema y sincera—. ¿Y quieres aceptar el trabajo?

—Ya lo acepté, pero siento mucha culpa por el método de mi asenso. Siento que hice algo malo —confieso casi en silencio.

—El deber no siempre va de la mano de la moral —él me tiende una uva y la acepto—. Tus valores entran en conflicto porque cuando eres niño te dicen que ciertas cosas son malas, pero creces y las cosas cambian. Ahora los mismos que te dijeron que ciertas cosas son malas, te alientan para que las cometas. A veces es difícil cumplir con los deseos familiares.

—Se supone que escogí esto porque era más sencillo que gobernar —confieso llevándome la uva a la boca, la acidez con el dulzor de la fruta inunda mi boca.

—Esto es más complicado, nosotros limpiamos la mierda para que los que estén arriba no se ensucien las manos, pero si la consciencia —él comenta melancólico—. Pero como hoy es un día de celebración, no lo quiero arruinar con mis cuestionamientos.

—Concuerdo —digo recostándome en la silla. Seraphine viene corriendo por detrás de las sillas hasta nosotros—. ¿Qué sucede mi niña?

 Ella me mira desconfiada y se va a los brazos de Taurus. No la culpo, no me conoce lo suficiente como para tenerme confianza.

—¿Ya le dijiste a la tía Estrella que la amas? —pregunta la niña con su dulce voz y Taurus y yo la miramos espantados.

¡¿Taurus está enamorado de mí?! Eso no me lo esperaba.

—¿El abuelo Cosmo no te dio una lección de no decir lo que piensa las personas? —Taurus mira enojado a la niña.

—Sí y dolió mucho —responde la niña dándose cuenta de su error—. No le digas al abuelo, por favor tío.

—No le voy a decir, pero que sea la primera y la última vez que hagas eso —le dice serio y ella sale corriendo hacia sus padres.

—Así qué ¿estás enamorado de mí? —pregunto mirando al frente. El baile se ve entretenido. El ambiente es bastante festivo, el jardín está lleno de personas dando paseos y demás actividades.

—Esperaba decírtelo en un ambiente más tranquilo —él habla tenso—. Tengo fuertes emociones hacia a ti y quisiera saber si sientes lo mismo.

—Debo confesar que, si tengo sentimientos hacia a ti, pero creo que no podamos llegar a algún lado debido a que, tú tienes tus funciones en Solaria y yo voy a empezar una vida en Lazarus ¿en qué momento tendremos una relación? —expreso con un nudo en la garganta.

—Podemos buscar una forma, no debe ser hoy o mañana. Solo quiero saber si tendríamos futuro —dice rígido en su silla.

—¿Y quieres vivir de un lado a otro, que no podamos vernos todos los días porque nuestros trabajos nos los impiden? —pregunto mirándome las manos y conteniendo las lágrimas.

—Prefiero saber que lo intenté y fracasé, a nunca haberlo hecho —él agarra una copa de vino y la bebe.

—Creo que no es el momento para discutir sobre esto —le digo seria. Él me toma de la mano por debajo de la mesa y me mira. Él asiente y me besa la mano.

 Tristan y Lina se levantan para ir a bailar a la pista de baile. Los dos se miran con tanto amor, con tanta devoción que me resulta ajeno. Mis padres y mis tíos también se van a bailar, la mesa se queda un poco vacía. Solo estamos Taurus, la señora Laila con su hijo y Seraphine con ellos y yo. Taurus se levanta y se va hacia los jardines, lo miro triste por no poder darle lo que se merece. Seraphine viene hacia a mí.

—Mi señora te llama —dice la niña jugando con la falda de su vestido. Me levanto y me acerco a ella y a su pequeño hijo—. ¿Lo hice bien? —pregunta mi sobrina a nuestra señora.

—Maravilloso, ahora siéntate en silencio —le responde con una sonrisa gentil—. Tú también siéntate Estrella —obedezco a sus órdenes—. Entiendo tu postura con Taurus, una relación a distancia es una mierda.

—¿Tenía que escucharnos? —cuestiono molesta.

—Sí, Kenan puso el futuro del universo en su descendencia y cómo te habrás dado cuenta, no fue una buena idea —ella dice arrullando a su hijo.

—Tristan y Lina están casados. Luna y Sol van por el mismo camino —respondo sin mucha emoción—. Yo no tengo un camino claro.

—Sí lo tienes, solo que rehúyes de él —comenta mirándome fijo—. No quieres tantas cosas por no ser o porque no te sientes lista para ello. Nadie nace listo para lo que nos toca vivir, pero de igual forma lo hacemos por placer o supervivencia.

—No quiero pasar por lo que pasan mis padres, no quiero esperar una agonía para ver a la persona que amo —suelto frustrada.

—Y es entendible —ella acomoda al niño en su otro brazo—. Sabes que es curioso, Kenan sabe todo lo que pasará y aun así nos deja tomar ciertas decisiones. Bajo sus términos, pero nos deja elegir. Es cuestión de tu parte escoger el camino que quieres para ti y para los tuyos.

—¿Y puedo escoger un camino donde tenga poder y amor? —pregunto con algo de esperanza.

—Las dos cosas en proporciones iguales, no. Para nada —ella responde firme—. Pero la balanza la decides tú. Puedes escoger que la balanza se vaya por el amor, pero tu posición de poder disminuye y serás la esposa de o la mujer de. Pero si escoges el poder, tendrás mayor satisfacción propia porque tu nombre será reconocido por tus logros, y el amor solo lo tendrás por poco tiempo.

—Ambos caminos no son alentadores —resoplo observando a Seraphine, ella mira a la multitud abrumada.

—Nunca dije que lo fueran, dije que tienes opciones —responde mirando también a Seraphine—. Pobre, ya está experimentando con la abrumadora sociedad.

—Bueno —me levanto de la silla—. Creo que voy a disfrutar de la boda antes de irme a Lazarus.

—Usen protección —dice la señora Laila antes que salga de la mesa. Seraphine la mira confundida, pero no dice nada y se tapa los oídos por el ruido. Admito que hace bastante ruido, pero para ella es el doble por sus poderes.

 Salgo al increíble jardín. Busco con la mirada a Taurus, bajo algunos escalones hasta llegar al follaje de los árboles y palmeras, busco entre los invitados para ver si lo encuentro. Llego hasta el balcón del acantilado y lo encuentro sentado en una banca de mármol.

—No eres fácil de localizar —le digo por detrás, él levanta la mirada con una leve sonrisa.

—¿Tan difícil fue? —pregunta mientras que se arrima a un lado.

—Sí, eres bueno desapareciendo —me siento observando el cielo rosáceo y los barcos a la deriva mientras que las criaturas del océano están celebrando por su lado—. Creo que debo disculparme contigo.

—Dijiste la verdad, lo nuestro no funcionaría —agacha la cabeza—. No podemos dejar nuestros trabajos, y forzarnos a algo que a la larga solo nos hará...

 No lo dejo terminar porque le doy un beso en los labios y él responde. Nos separamos jadeantes y él se pone nervioso.

—Ta vez no podamos estar juntos hoy —le tomo de la mano—. Pero tenemos una vida por delante para descubrirlo.

 Él sonríe y me toma de la mano. Taurus me invita a volver al salón de baile para pasar el tiempo con nuestros hermanos. Caminamos sin mucha prisa, él habla de las plantas del lugar y las compara con Solaria. Llegamos al salón y Tristan y Lina siguen bailando, Taurus me invita a bailar y acepto, pero antes le dejo claro mi falta de conocimientos ante este tipo de eventos sociales.

—Se nota que eres hermana de Tristan —él comenta riéndose y me guía entre la multitud de personas.

 El tacto de las manos de Taurus me relaja y me dejo llevar por sus indicaciones, no me importa hacerlo mal, no me importa lo que digan de mí, solo quiero que este momento dure para siempre.