
Capítulo 10: ¿Recién mordida?
Capítulo 10:¿Recién mordida?
Consejo adquirido: no es recomendable enfadar a Luke.
Retrocedí involuntariamente, chocando mi espalda contra la pared. La tendencia instintiva que ya me empujaba lejos de él, se incrementó llevándome a un estado de ansiedad que me impedía mover un solo músculo, colapsados por tanta tensión.
El aliento caliente de Luke me acarició la piel del cuello. Se me erizó todo el vello del cuerpo y me mordí con fuerza el interior de la mejilla.
Deslicé costosamente la mirada de los ojos ambarinos del chico que centelleaban con un brillo que denotaba cierto salvajismo. Intrínseco en los ojos de cualquier depredador.
Respiré y lo aparté, luchando conmigo misma.
Luke se dio la vuelta y avanzó resulto hacia la tenue luz que se reflejaba en la pared. Conté mentalmente hasta diez antes de despegar mis dedos crispados y adentrarme detrás del hombre lobo en la casa de un extraño que me había puesto un camisón de anciana.
Porque sí, todo tenía mucho sentido.
Las garras curvas de Luke chirriaron contra la pared de ladrillos conforme avanzaba, como método amedrentador para nuestro anfitrión.
El pasillo desembocó en una pequeña sala, de paredes crema forradas de marcos de fotos vacíos. Un enorme mueble se apoyaba contra la pared, sepultado en papeles. Miré la funda de ganchillo desparrama por el suelo agrietado por los cambios de temperatura.
Un débil fuego crepitada en la negruzca chimenea. En un sofá justo enfrente de la fuente de calor se encontraba un anciano de largo cabello blanco.
Tiré del borde del camisón y como hipnotizada por los nudosos dedos del hombre que golpeaban rítmicamente el brazo del sillón. Luke se situó a mi espalda, abanicándome la nuca con su agitada respiración.
—Buenos días, muchachos. ¿Os apetece desayunar?
Pegué un brinco chocando contra el pecho de Luke. El calambre que alteró hasta el último músculo fue anormalmente potente.
El hombre se asomó y nos contempló con una sonrisa divertida. El rostro surcado por profundas arrugas que se acentuaban a la comisuras de sus ojos rasgados ante el gesto que lucía. Tenía unos ojos azul grisáceo que parecían opacados por los años, denotando cierta ceguera.
—¿Quién es usted? —Increpó Luke, sin contestar a la descorcentante pregunta.
Fijó la mirada en Luke, sin mostrarse una pizca intimidado.
—Parece que alguien se ha despertado de mal humor. —se levantó penosamente y se dio unos golpecitos en la barbilla —Soy Falk, pero no veo el interés que tiene, seguro que tenéis hambre.
Un gruñido sordo se apoderó de la habitación, según mi percepción, claro. Y no fue Luke, fueron mis tripas que me recordaron el tiempo que llevaba sin probar bocado. El mareo leve que sentía desde el instante que desperté cobró sentido.
—Voy a preparar unas tostadas.
Se fue hacia la cocina con pasos cortos y atropellados.
—¿Ves cómo estaba loco? — gruñó Luke en mi oído.
Giré sobre los talones y me enfrenté a él, entrecerrando los ojos e ignorando deliberadamente cualquier aspecto amenazante de un rostro aniñado después de todo.
—Pero no parece peligroso.
—Está loco, extremadamente loco, ¿acaso no lo ves? No he percibido ninguna alteración en su estado de ánimo.
Paseé la mirada por su rostro.
—Pues no será porque muestres un aspecto muy amigable, que digamos — me crucé de brazos —creo que puedes dejar de hacer el numerito.
Thara, nunca aprenderás.
—¿Númerito?¿Eso crees qué es? — Gruñó dando un paso amenazante hacia mí. Titubeé impresionada —Este que ves soy yo, de hecho, es un reflejo mucho más fiel de mí que el mundano que doy al exterior.
Mi talón se topó con la mesa de la sala, frenando mi silenciosa huida y permitiendo al chico dar dos pasos más, hasta que tuve un primer plano de los gruesos colmillos que le asomaban de los labios, bidireccionales, capaces de desgarrar la carne en menos de un segundo.
Crispé los dedos entorno al borde de la mesa e intenté sonar firme.
—No, no conozco mucho estos asuntos sobrenaturales, pero he visto las suficientes horas de serie de hombres lobo como para saber que el aspecto humano es esencialmente tuyo.
Aunque decir eso sería adelantarme a los acontecimientos. No sabía nada de Luke, y mucho menos de la licantropía.
—¡Ya está el desayuno!
Nos giramos en el instante en el que el anciano regresaba con una bandeja a reventar de alimentos que incitaron el hambre voraz que me agujereaba el estómago. Nos miró con curiosidad.
Aproveché la distracción para deslizarme lejos del chico y encaminarme hacia el señor.
—Perdone —comencé sin saber muy bien a donde quería llegar — pero estamos algo confusos. ¿Podría explicarnos que hacemos aquí?
Dejó la bandeja sobre la mesa y se sacudió las manos.
—Como ya dije mi nombre es Falk. Comprendo vuestro desasosiego pero no hay nada que temer, podéis estar tranquilos. Conozco a los de vuestra especie, quizás demasiado para un pobre anciano como yo. No obstante, cualquier ser en apuros tendrá un lugar en mi casa.
Tomó asiento en el mismo sofá donde le encontramos la primera vez e hizo un gesto para que nos sentáramos. Luke se mantuvo firme, pero yo me decanté por aceptar su invitación y alargar la mano para recoger una de las tazas rebosantes de cacao.
La rodeé con los dedos, sintiendo la porcelana caliente en contacto con mi piel congelada y crucé las piernas sobre la silla. Soplé sobre la superficie burbujeante, dispersando el vaho.
—¿Es un druida? —Increpó Luke, apoyando las manos en mi silla.
Falk sacudió la cabeza.
—No, solo un hombre que procura mantener la mente abierta. Lamentablemente cada vez las personas se encierran más en sí mismas, pero nunca está de más tener una perspectiva mayor —comentó con tranquilidad —Desde muy joven me he sentido profundamente intrigado por vosotros. Seres extraordinarios, capaces de obrar milagros y que en parte siguen siendo humanos.
Tomé un breve sorbo de chocolate, escuchando con atención cada palabra que expulsaba la voz cantarina de Falk.
—Aunque, digamos, que estás últimas décadas mi relación con vuestra raza no ha sido muy amigable. Sobre todo desde que Hanry se puso al frente de la manada de los alrededores. Su antiguo alfa era un hombre sencillo y venerable, sin embargo, la soberbia del nuevo ha traído la ruina y el caos a la comunidad sobrenatural de la zona. Varios de sus hombres peinan la zona, por eso os recogí, ninguno tiene la marca que os atribuiría como propiedad de Hanry, por lo que supuse que necesitaríais ayuda. Sobre todo a una recién mordida.
La mirada que me echó logró erizarme todo el vello del cuerpo y apartar mi mente de cualquier pensamiento acerca del hambre. ¿Recién mordida? Yo no pertenecía a la raza que alababa ese hombre, yo era, simplemente, un error genético que se había arrastrado desde los anales del tiempo. No podían morderme, ¿verdad?
¿¡Verdad?!
—Yo no... —comencé.
—¿Conoces a Hanry?
Presioné los labios, molesta por la interrupción.
Falk asintió con cansancio.
—Demasiado bien, para mi desgracia.
—¿Sabes algo con respecto a una manada? ¿Alguna noticia?
—No que yo sepa. La amenaza de sus actos se extiende lo suficiente como para mantener alejadas a otras manadas.
Los puños de Luke se crisparon, por el cambio de respiración supuse que había ido poco a poco recuperando su forma íntegramente humana.
—Tiene que haber algo —murmuró para él mismo.
Aproveché para exponer mis dudas.
—Falk, ¿qué has dicho acerca de mi mordisco?
El anciano dio unos golpecitos en el brazo del sofá.
—Reconozco un mordisco de hombre lobo cuando lo veo, y el tuyo muchacha lo era, sin duda. Teniendo en cuenta que solo los alfa tienen la competencia de marcar a nuevos infectados, no es difícil asegurar que tu pequeña ya has conocido a Hanry.
Esta vez, mi mareo no tuvo nada que ver con el hambre.
—Yo...
—Será mejor que os marchéis. Alejaos de todo contacto con los hombres de Hanry, pero, si ese mordisco es lo que creo que es, tu camino no tardará en cruzarse con el suyo.
....
Iba a vomitar.
Era demasiado. E imposible. Yo no me podía infectar de licantropía, porque sin necesidad de eso ya era capaz de transmutarme en lobo. Falk tendría que estar equivocado. Era demasiado obvio la imposibilidad e incompatibilidad de un mordisco y el gen.
—¿A dónde vamos?
Ignoré deliberadamente la cansina queja de Luke y continué mi camino. Al parecer estaba obligada a cargar con él hasta estar completamente segura de la situación a la que debía hacer frente.
—A casa de una amiga, ya te lo he dicho —mascullé.
Moverme entre la masa de gente que llenaba la calle comercial del pueblo era un cambio brusco al confinamiento al que estaba acostumbrada. No en vano había pasado recluida en mi casa el último mes.
—Ya, pero eso no es una explicación que me saque de dudas. ¿Cómo va a poder ayudarnos tu amiga? No sé si eres consciente del lío donde andamos metidos.
—No me lo recuerdes —gruñí subiendo por el portal y presionando el botón del piso de Riley.
#El Gen Alpha, bienvenidos a este capítulo 10 con suma importancia argumental. Antes de nada, queridos lectores, tengo una buena noticia, ¡El Gen Alpha ha ganado el la primera edición de los premios Laurel! #GanadoraDeLaCategoríaHombresLobo/Vampiros
Ha sido un avance, porque había historias más reconocidas que la mía, así que es un honor.
#AlFinalLaNovataTieneGarras
#QueremosMás
#Thara
#Luke
#FiebreDeHombresLobo
#Hanry
#Falk
#HastaPronto
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