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Durante el embarazo.

Dedicado a deneb3_

En el medio audio visual, les presento a mi reina @DayannaLarios

Estaba atrasada con el cuidado prenatal. A veces me pregunto si esa es la razón de su condición, o si yo tuve la culpa al no darme cuenta a tiempo de mi embarazo.

En fin, debido a mi diabetes gestacional me programaron mis citas los días lunes. Porque este día era el único día en que atendían en la clínica para las embarazadas con diabetes.

Ese examen que me habían hecho para confirmar si tienes azúcar es bien desagradable, duras casi mediodía en el hospital. Se llega en ayunas, te sacan un tubo de sangre. Luego te dan una bebida que para mi es azúcar pura con sabor (¡¡Asqueroso!!).

Hecho ese trámite, tienes que salir del consultorio de flebotomía y ver como te las arreglas durante dos horas hasta que te toque el nuevo turno para sacar un nuevo frasco de sangre.

Como no había desayunado me fui a sentar en la cafetería del hospital; y para pasar el rato me lleve conmigo lo que en esos momentos era mi único hobby, leer un libro.

En ese tiempo compre una promoción que no duró mucho más de 14 títulos en Harlenquin de una de mis autoras favoritas Nora Roberts.

En ese momento había empezado a leer la serie: las estrellas de Mitra. Su primer título una luz furtiva.

Antes había comentado en una de mis historias que me fascina esta autora... Bueno me he salido de contexto.

Se pasaron esas horas muy rápidas pérdida en el libro que leía; dos veces más sacaron muestras y al fin pude regresar a la casa.

En esa época tenía un trabajo de pocas horas y todo lo que pude ganar lo utilicé para poder comprar lo que necesitaba para la llegada del nuevo bebe.

Al tener diabetes; estaba obligada a hacerme la prueba de azúcar en casa al despertarme, desayunar y dos horas después otra prueba, almorzar y dos horas después picarme el dedo otra vez, cenar y lo mismo de nuevo. Y era diario, tenía que llevar un control y presentarlo en cada consulta. Bastante tedioso pero importante.

Como estaba bastante adelantado mi embarazo, fue muy rápido la oportunidad de tener el primer sonograma exploratorio.

Fue su primera foto, su primer recuerdo y la confirmación de que tendría un varón.

Por azares de la vida ya yo lo sospechaba, el que sería un varón.

En mi primer embarazo en el primer sonograma me habían dicho erróneamente que tendría un niño. Y desde ahí yo busqué el nombre para la criatura. Pero cosas del destino lo que tuve fue una niña, mi reina a la que llamé Dayanna Patricia.

Así que el nombre que supuestamente le pondría a mi primer hijo, terminó siendo el nombre que le pusiera a mi nuevo bebé Christian Antonio.

Pasó el invierno sin pena ni gloria, y yo tratando de ahorrar lo máximo para tener las cositas del bebé. Lo primero que le compré fué el cochecito y la sillita del carro en color azul y rojo.

Mientras mi madre y mi hermana me llenaban de ropita para bebé. Todos los fines de semana salíamos al centro comercial a hacer compras e iba armando lo que necesitaba; entre pañales, biberones, baberos, pañalera y la ropa que usaría mi bebé el día que nos dieran salida después de su nacimiento.

Llegó la primavera y con ello el cumpleaños de mi reina, yo ya estaba entrando al octavo mes de embarazo, pero me encantaba caminar y despejar mi mente.

Fuimos al otro Estado en tren, al bajarnos nos dirigimos a la calle principal de la pequeña ciudad que me vió recién llegada a este país.

Soy Colombiana, pero vivo en Estados Unidos.

Recorrimos varias tiendas de muebles para bebés, hasta que me enamoré de una de color caoba que cumplía con lo que yo buscaba. Además de cuna, con el tiempo se convertiría en cama-cuna.

Terminado el trámite de compra con su respectiva instrucciones de entrega, nos fuimos a celebrar el cumpleaño de mi hija.

La llené de amor y de pequeños detalles ya que no pude darle lo que de verdad ella quería, que era un perrito de raza Shih Tsu.

Se me partió el alma, aunque uno no puede darle todo lo que ellos quieren y que hay que enseñarles que siempre hay un límite, no deja de doler.

A sus escasos siete años, debía sentirse desplazada; con todo lo visto. Comprar para el nuevo bebé, en vez del perrito que quería y en su cumpleaños, hasta yo lo vería mal. Pero son de esas decisiones que debes tener, aunque sean mínimas pero que son necesarias. No tenía otra oportunidad en otra ocasión, ni dinero para comprar las cosas; si vives el día a día. Me hace eso, ¿ser una mala madre?

Te amo Dayi, nunca olvides eso.

(Les juro que si estuviera escribiendo en papel, ahora mismo lo estaría arrugando inservible por mis lágrimas).

Antes de acabar ese mes, mi madre y mi hermana; me ayudaron a limpiar mi cuarto y deshacernos de lo que no servía. Mi madre me regaló su cama, una cama tamaño Queen para que Dayanna y yo pudiéramos dormir y así dejar espacio para la cuna que llegaría pronto.

Poco a poco fuí acomodando la maleta para el gran día. Tenía algo ahorrado, por ello me quedé en casa al iniciar el mes siguiente, cuidaba a la niña, la entregaba y recogía al bus escolar para niños especiales, ya que Dayanna tiene Déficit de atención; pero en ese momento no la habían diagnosticado y luche... como luche, para que la evaluarán como era debido. Siempre están los indicios, pero si no tienes a alguien que te asesore y te diga a donde debes recurrir, las cosas pueden pasar por encima sin que se percanten y yo luchaba, por que mi hija sufría en la escuela.

Siempre agradeceré a mi Dios, por los dos mejores regalos de mi vida.

Al cumplir mi octavo mes de embarazo, me empezaron hacer semanalmente pruebas de monitoreo fetal. En uno de ellos demore tanto que casi pierdo la consulta prenatal. Pero yo tuve la culpa, Christian no dejaba de moverse porque a mi se me ocurrió la idea de desayunar Malta con un sándwich. ¡Azucar!, en fin me hicieron tomar agua y muchos vasos de agua para calmarlo. Ya que el examen consistía en revisar los latidos del corazón del bebé cada lunes durante el último mes. Y la tarea en casa, escribir si mi bebé se movía después de cada comida que yo tomaba.

No tuve en mis dos embarazos una fiesta de Baby Shower. Pero asistí a una grupal realizada en el hospital donde me hacía ver, siempre hice bebés, casi no se veía barriga. Así que los reunidos no me creían que me faltaba menos de dos semanas para mi fecha de parto. Llegué a mi casa con un premio, el de una especie de almohada alta y hacia el final más plana con dos cojines pequeños donde el bebé sostendría sus brazos, y así mantendría su cabeza más alto que su cuerpo. Estaba muy agradecida por el premio e iba contenta camino a la casa cuando tuve mis primeras contracciones, las no tan conocidas contracciones braxton hicks. Como fue una sola vez no le presté mucha atención, pero desde ese día las tuve muy a menudo.

Llegó el día sábado y mi hermana menor que estudiaba en la universidad en otro estado estaba de visita porque al día siguiente era su cumpleaños y había terminado el semestre, al fin estábamos reunidos en el apartamento de mi madre viendo películas, cuando empecé a sentir las nombradas contracciones.

Mi madre tenía un mesita rectangular en el centro de la sala y empecé a caminar alrededor de ella viendo el reloj, tuve dos en media hora y paro de pronto.

Me fui a sentar sin comentarles nada. Ellos decidieron ir al día siguiente al mall para celebrar el cumpleaños número veinte de mi hermana, yo les dije que quería ir pero ella me dijo que mejor no, tenía miedo de que pudiera pasar algo si caminaba mucho. Yo lo acepte y más por lo que había pasado minutos antes, no quería dañar su día.

Sin más al día siguiente día del cumpleaños de Paola se llevaron a mi reina y yo me quede recostada casi todo el día, descansando....

Al día siguiente lunes que era el día de mis visitas tendría la nueva consulta y... sería la última porque ese día nació Christian.

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