Soy Anubis
Anubis pensó que se volvería loco. El dolor en su pecho arremetía quitándole el aliento mientras el cuerpo inerte en sus brazos se volvía cada vez más frío. Las lágrimas corrían por sus mejillas y ningún consuelo podría detenerlas. Había perdido a la persona que más amaba otra vez. Y esta vez no podría recuperarla.
-Darien- enterró su rostro en el pecho herido no importándole mancharse de su sangre -¿Porque lo hiciste? ¿Porque lo hiciste? Yo no valgo tu vida-
Repetía una y otra vez intentando creer que aquello solo era una pesadilla de la que podría despertar dentro de poco. Pero no. Aquello era la cruda realidad.
Ra pasó por el lado de un impactado Horus que apenas movia un músculo y su rostro mostraba una palidez aterradora. Se detuvo al lado de Nastet y le dijo con voz fría y neutral.
-Busca a Kalet, asegúrate que esté a salvo, yo me encargo de esto-
La Esfinge estuvo renuente a moverse, sus manos temblaban y mantenía su rostro inclinado por la culpa de no haber impedido aquel fatídico suceso.
-Anubis- el dios sintió la mano de Ra sobre su hombro pero no se movió.
Qué le diría, que se apartara del cuerpo, que no se podía hacer nada, que tenía que dejarlo ir. No, no lo permitiría. No le importaba ser un dios. No le importaba tener cientos de responsabilidades, él seguiría a Darien y buscaría su alma para perecer junto a ella.
Esa había sido su decisión y nadie podría detenerlo. Una inmortal vida sin su amor era el castigo más cruel.
-Anubis- el magnate tuvo que alzar la voz como leyendo sus pensamientos No te precipites-
-Acaso lo traerás de vuelta- el chacal incorporó su rostro bañado en lágrimas y Ra se estremeció al verlo en ese estado, era deprimente.
Muy a su pesar negó con la cabeza y eso solo hizo que Anubis cerrara los ojos tragando un sollozo.
-He perdido lo más importante que haya encontrado en mi vida, lo dejé así y no tuve el poder de protegerlo, no pretendas que después de esto me quede aquí como si anda hubiera pasado-
-Sé que es muy duro para ti afrontar la realidad, pero tienes que ser fuerte- intentaba darle palabras de apoyo que ni el mismo se creía Darien utilizó la energía de su alma a través del puñal para destruir a Seth, ni siquiera se podrá encontrar en el camino del juicio. Esto es algo que no tiene vuelta atrás-
Anubis apretó los puños y sentía que cada fibra de su cuerpo era azotado por la angustia y la impotencia.
-No pude hacer nada, no puedo hacer nada- se lamentaba sintiéndose inútil.
-Existe una forma- un dios alto y delgado con una cabeza de ibis se acercó quedando frente al chacal.
Este levantó la cabeza agitando sus desordenados mechones de cabello.
-Toth- abrió los ojos con esperanza en ellos- dime cuál-
Tanto Ra como Horus prestaron atención. El halcón se había llenado de valor y se había acercado para solo alarmarse con la imagen del humano que alguna vez tuvo en sus brazos y a su manera había querido. Entendía como se sentía Anubis, aunque quizás no en su verdadera magnitud.
-Si lo haces pondrás en peligro tu alma y si no lo logras perecerás en la oscuridad sin la posibilidad de volver-
Las pupilas de Anubis se dilataron perdiendo todo brillo.
-No me importa-
Toth apretó los labios en una fina línea y asintió con la cabeza.
Darien se despertó con el sonido de la alarma y se restregó contra la suave almohada perfumada en lavanda. Eran las 6: 30 y necesitaba levantarse para ir a la universidad pero las sábanas lo sujetaban impidiendo que abandona la comodidad de ésta.
-Darien, cariño, hora del desayuno- en la planta de abajo su madre lo llamaba como todas las mañanas y él solo pudo sonreir. No había mejor vida que esta.
Se incorporó y bajó rato después listo para salir por la puerta. Una mujer de unos cuarenta y tanto años, pero que parecía más joven lo saludó con un beso mientras la mucama pasaba por su lado terminando de servir los bocadillos. Su madre terminó de acomodar sus rizos implacables y al final desistió.
-Deberías cortarlo un poco, acaso no te molestan-
-Déjalos así madre. Buenos días papá- se acercó al hombre elegantemente trajeado sentado en el extremo de la mesa y besó su sien. Este solo sonrió levemente.
-Escuché que aprobaste el último examen con nota sobresaliente-
Darien sonrió ampliamente después de engullir un panecillo completo.
-Esos modales jovencito- regañó su madre dulcemente-
-Natalia, no seas muy dura con él, está alimentándose para volverse fuerte como yo-
- Y tú no lo mimes tanto, cualquiera que te viera pensaría que eres un oso gruñón y eres solo un peluche por dentro-
Allí estaban sus padres nuevamente discutiendo empalagosamente. Darien puso una mueca y tomando un sorbo del jugo dejó la mesa con otro bocadillo en la boca, despidiéndose con la mano.
Revisó su celular y encontró un mensaje de Mijel, su novio, de que no podría recogerlo pues tenía asuntos en la mañana y que lo visitaría en la tarde. Levantó los hombros con despreocupación. No le molestó, su pareja era muy atenta, un día que no pudiera no habría problemas.
Caminó por la acera sonriendo, feliz de su vida, de lo que tenía, una casa grande, con una familia amorosa y estable, un negocio familiar que los aislaba de problemas financieros, una carrera prometedora en veterinaria, y un novio que lo tenía en las nubes y más allá. Qué más podría pedir. Era la persona más feliz en el mundo y no cambiaría eso por nada del mundo.
Entretenido como estaba giró al esquina para encontrar la calle desierta. Se detuvo extrañado, no era que a esa hora hubiera muchas personas pero si tres o cuatro, pero la soledad existente era extraña. De momento se quedó quieto con una sensación helada recorriendo su columna y se dio vuelta lentamente.
A varios metros un hombre alto, demasiado alto diría él, hermoso que podría doler, de cabello largo veteado y de oscuros ojos se acercaba hasta quedar frente a él.
Lo vio mirarlo de arriba abajo con una expresión de soledad y angustia que desfiguraba su belleza.
Darien retrocedió dos pasos para poder levantar la cabeza y verlo mejor. Lo intimidaba más no le enfundaba miedo, todo lo contrario, parecía nostálgico.
-¿Quién eres?- preguntó tembloroso
-Acaso no me recuerdas, me has olvidado tan rápido Darien- sus palabras salieron en un murmullo- Soy Anubis-
NOTA: AUN NO SE HA TERMINADO, para que no me colapsen, no soy tan trágica para dejarlo aquí. Besitossssss
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro