●d i e Ci s i eTe●
Capitulo 17
Hago una cara "entendido".
—Rita es quien está detrás de la barra. Ya conoces a Juan, por lo que veo. De todos modos, gracias por venir. Si no te importa que pregunte, ¿de qué conoces a Louis?
—Ella es su tutora de matemáticas —dice Perrie arrastrando las palabras, golpeando a Liam en las costillas, pero él la ignora cuándo Louis aparece, su rostro un poco rojo por habérselo frotado para limpiarlo y un pedazo de pastel en sus manos.
—Muchas gracias por arruinar mi cabello. Esa mierda me ha llevado horas —le dice de buen humor a Liam.
Perrie sonríe.
—Si dejaras de pasar tanto tiempo delante de un espejo, tal vez acabarías con algo en tu vida.
—Oh, voy a hacerle caso a la chica que todavía trabaja en Hot Topic —replica Louis. Juan se ríe.
—¿Cuántos años tienes ahora, trece? —le pregunta Liam a Louis inocentemente con la boca llena de pastel.
—¡Lo suficientemente viejo como para vencer a tu culo con crema batida!
—Louis. —Unas gemelas con brillantes tops y vaqueros ajustados interrumpen y enganchan cada una sus brazos—. ¡Ven a bailar con nosotras!
Como si fuera una señal, comienza un estruendoso sonido desde la esquina del DJ.
—Un segundo —menciona Louis, luego se vuelve hacia mí, alejándome de Juan y los otros suavemente—. Realmente lo siento por todo esto.
—¿Lo sientes por qué? —Inclino mi cabeza—. Creo que es encantador. Feliz cumpleaños, también.
Algo parpadea por toda su expresión, y si no le conociera, diría que es alegría, que ha sido rápidamente aplastada. Niega.
—No era mi intención... Sólo pensé que sería un buen lugar. Debería haber elegido un club diferente, y no en mi cumpleaños. Pero yo quería...
—Está bien —le señalo—. Tienes que ir... eres el hombre del momento. Sería de mala educación mantener a tus invitados esperando.
—¿Está bien... —Se calla—. ¿Está bien si te digo que estás guapa?
La pregunta me sobresalta, y debe haberlo visto, porque comienza a aclarar:
—No quiero que pienses que estoy coqueteando contigo, porque no lo estoy. Sólo quería que supieras que estás guapa, pero no he dicho nada porque no quería que... no quisiera que te enfades conmigo otra vez. No estoy tratando de acostarme contigo. Sólo quiero que sepas que estás muy guapa. Esta noche. Y todos los días. Espera, mierda.
Un extraño calor se infiltra en mi corazón. Hace una mueca y pisotea en el suelo, su cabeza se alza de golpe y sus ojos se encienden con una idea.
—¡Es una continuación de nuestra lección! —dice rápidamente—. ¡Sí! Uh, aprender cómo aceptar elogios de un chico. Sí. Así que, permíteme decir que estás guapa. Sin enfadarte. Sólo una vez.
—Ya lo has dicho varias veces.
—¡Es verdad! Mierda. Bueno, voy a dejar de hacerlo. De todos modos, lección aprendida, fin. Espero que lo hayas escuchado lo suficiente, porque no voy a volver a decirlo nunca más. —Volveré —insiste—. Y podemos intentar otra lección real entonces. Simplemente, no te vayas.
—No lo haré. Pero lo haría mejor si me dieras una tarea mientras estoy esperando.
—Um —Mira a su alrededor, luego se instala en la barra—. Ve a hablar con Rita. Ella y yo hablamos... te ayudará a comenzar con lo básico.
—Gracias. Me siento mucho más a gusto cuando hago algo productivo en un entorno social nuevo y extraño.
Louis sonríe, y luego desaparece entre la multitud. Las dos chicas al instante se le pegan a sus brazos de nuevo como garrapatas, me doy cuenta con un sabor de amargura en mi lengua. Lo ignoro. No tengo derecho a amargarme por lo que hace. Tengo una lección que aprender por Niall.
Me acerco a la barra, cerniéndome con incertidumbre alrededor del borde de la misma. Rita está vestida con una hermosa bata de seda rosa y pantuflas de peluche, y hace bromas y coquetea con los clientes al mismo tiempo que prepara decenas de bebidas complicadas a velocidad de la luz. Estoy tan impresionada por su habilidad para las multitareas que no me doy cuenta cuando vuelve su mirada hacia mí.
—¿Cariño? —Rita ondea una mano delante de mi cara—. ¿Hooolaaa? ¿Qué quieres beber?
—Oh, lo siento. Estaba tan fascinada... la velocidad y precisión con las que sirves las bebidas son increíbles. Eres increíble. Rita me da un guiño.
—Eso me han dicho antes.
—¿Por qué golpeteas la hoja de menta antes de meterla en una bebida? ¿Por qué no la aplastas simplemente?
—Aplastarla hace que se vuelva viscosa y amarga —dice ella.
—¡Por supuesto! —Reflexiono—. La amargura debe ser causada por la descomposición de la clorofila en la membrana celular de la hoja.
Rita canturrea una risa, y pone la cabeza sobre su barbilla.
—Oh, yo te conozco. Debes de ser Eleanor. Louis me ha contado mucho sobre tu pequeño y dulce cerebro. ¡Eres mucho más guapa en persona!
—Gracias. Pero él insiste en llamarme Elena aquí.
—Cierto. Elena entonces. ¿Qué puedo servirte?
—Yo no bebo. Sin embargo, él ha dicho que me darías "lo básico".
—Eso es correcto. ¡Megan! —grita Rita a través de la multitud. Una mujer con rizos rojos ardientes se nos acerca—. Observa la barra por un segundo, ¿quieres? Tengo una amiga con la que quiero bailar.
—Claro. —Megan sonríe. Rita viene alrededor del mostrador y envuelve su enorme mano cálida sobre la mía, llevándome a un espacio al lado de la pista de baile ahora concurrida.
—Muy bien, así que vamos a empezar con la observación, porque el mejor baile viene de ver —expresa Rita, señalando a una chica y un chico en la multitud— . ¿Ves a esos dos?
La chica es rubia, con un considerable trasero que contonea en la entrepierna del hombre con obvio deseo.
—¿Qué pasa con ellos? Son muy aburridos —le señalo.
—Mira de nuevo.
Miro. La rubia se separa del hombre y gira su torso con gracia, el resto de su cuerpo sigue el movimiento como una ola. Se ondula como una serpiente, la gracia, la elegancia y el atractivo sexual aparentemente sin esfuerzo fluyen de ella. El hombre la atrae rápidamente de nuevo hacia él, y el contoneo se reanuda, pero la imagen de sus movimientos se queda conmigo.
—Eso es lo que queremos. —Rita interrumpe mis pensamientos—. Ese suave, sexy y lindo movimiento fluido. Es básico y fácil de dominar en poco tiempo.
Rita empieza a moverse así justo en frente de mí sin dudarlo. Incluso sin las curvas de una mujer que lo respalde, el movimiento es hipnotizante y no tiene defectos.
—Ahora, inténtalo.
—N-no tengo ninguna coordinación.
—¡Es pan comido! —Rita se acerca por detrás, acomodando mis caderas y hombros por mí con firmes pero suaves manos—. Ahora mueve tu pecho como si estuvieras respirando profundamente y deja que el movimiento se extienda hasta tu trasero.
Frunzo el ceño y lo intento, pero simplemente termino dando bandazos inexpresivamente. Rita hace una mueca, y me muevo de nuevo. Lo intento otra vez, con los mismos resultados. Señala algunas chicas más haciéndolo, y las veo fijamente y trato de moverme junto con ellas, pero no lo hago bien. Por último, Rita frunce el ceño.
—Hmm. ¿Cómo puedo explicarte esto mejor?
—Está bien. Soy un desastre —le indico—. Volvamos al bar, o baila con otra persona. Estás perdiendo el tiempo aquí.
La gran mano de Rita palmea mi cabeza como reprimenda.
—No seas tonta. Vamos a salir de esto juntas. ¡Oh! ¡Lo sé! Los pectorales.
—¿Qué pasa con ellos?
—Te gusta la ciencia, ¿no es así? Se empieza tensando los pectorales, empujando hacia fuera lo más que puedas. Luego los contraes, haciéndolos tan pequeños como puedas, y flexionas tus abdominales superiores, haciéndolos más grandes y luego más pequeños, y luego los abdominales inferiores, y, finalmente, mueves tus, um, huesos de la cadera.
—Os coxae.
—Sí, esos. Trata de imaginarlo como un modelo de anatomía, si eso ayuda.
Observo a Rita hacerlo de nuevo, y me concentro. De repente está tan claro
—me imagino los diferentes músculos contrayéndose a medida que trabajan juntos para mover el torso en un movimiento fluido. Lo intento, lentamente al principio, luego más rápido. Rita aplaude y chilla.
—¡Lo has conseguido! ¡Eso ha sido perfecto!
Una oleada de orgullo cálido, del tipo que recibo cuando obtengo un sobresaliente en un examen, inunda mis venas. Lo hago de nuevo, y otra vez, y Rita se toma su tiempo señalando otros movimientos de baile que las chicas están haciendo. Los simples, principalmente. Me los explica lo mejor que puede, con mi ayuda para nombrar los diferentes grupos musculares y segmentos óseos. Juntas, le enseñamos a mi cuerpo a bailar de forma básica, y cuando Rita está satisfecha, me lanza a la pista de baile.
—¡Vamos, cariño! ¡Es hora de ponerlo en práctica!
—Pero estoy... —Miro a mi alrededor a la multitud bailando, temerosa de que alguien se dé cuenta de lo rudimentaria que soy. Rita agarra mis manos y las balancea alrededor.
—Si te preocupas por lo que la gente piense, se notará. El baile será todo tenso, y no del todo correcto. Quieres que salga bien, ¿no? Quieres que se vea bien para este muchacho que quieres impresionar, ¿verdad?
Asiento. Rita sonríe.
—Si no puedes hacerlo aquí, entonces ¿cómo vas a hacerlo delante de él?
Su argumento es tan lógico que no puedo refutarlo en lo más mínimo. Intento algunos movimientos experimentalmente, y Rita me anima con guiños y un ocasional "vamos, cariño" y "así se hace" y "¡te ves tan sexy!". Debería hacerme sentir incómoda, pero cada vez que me llama la atención, hace un movimiento de baile extraño y no puedo evitar echarme a reír. Lo está haciendo por mí, para que no me sienta tan torpe, y le estoy muy agradecida.
Finalmente, aprendo a dejar de preocuparme. Puede que sea el calor de los cuerpos a mi alrededor, o la música que prácticamente aleja todos los pensamientos de mi cabeza, o las enseñanzas de Rita, pero me importa menos y menos hasta que me muevo por mi cuenta, sin parar, moviéndome con la música y el ritmo alrededor de la gente con una facilidad que me sorprende. Veo a Rita regresar al bar, y agita su mano y me da un pulgar hacia arriba. Veo a Perrie y Zayn bailando juntos, Zayn muy contento con la forma en que Perrie serpentea sus manos alrededor de sus caderas. Liam está bailando con Megan. Un tipo con una ceja perforada y un rostro bastante agradable me sonríe, y hace un gesto para que me acerque. No le conozco en absoluto, y los nervios carcomen mi estómago como el ácido, pero bailar con alguien que no conozco, hará que bailar con Niall sea pan comido.
Teóricamente. Reúno mi coraje y le devuelvo la sonrisa, pensando en cómo respondería Demi, cómo se movería. Mi baile se vuelve más fluido, y me siento casi cómoda mientras me muevo. El chico no se queja; una extraña mirada vidriosa cubre sus ojos cuando muevo mis caderas. Borro su rostro y lo reemplazo con el de Niall, y funciona tan bien que ni siquiera le detengo cuando pone un brazo alrededor de mi cintura y me tira hacia él. Ahí es cuando me encuentro con los familiares ojos zafiros a través de la multitud. El rostro al que pertenecen está conmocionado, congelado mientras me mira fijamente.
Emocionada de mostrarle a mi maestro lo lejos que he llegado, ondulo mis caderas y agito mi torso. ¡Mírame! ¡Mírame, Louis! ¡Mira lo que puedo hacer ahora! ¡Estoy bailando con un desconocido! ¿No estás orgulloso? Pero el rostro de Louis no se enciende, sólo se oscurece. Se mete entre la multitud hacia mí, tirando de mi mano más o menos alejándome del chico.
—¡Oye! ¿Qué estás... —protesta el chico.
Louis le gruñe algo confuso, y sus protestas vacilan. Louis me aleja de la pista de baile hacia el aire fresco de la noche fuera de la barra, y al segundo que deja ir mi mano se da la vuelta para encararme.
—¿Qué demonios crees que estás haciendo?
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