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15. Sospechas

Me desperté para ir a trabajar. Aunque un pensamiento rondaba por mi cabeza, y era sobre Nancy. Desde que Jonathan vino estaba muy extraña, obviamente lo entendía, era su exnovio y alguien importante para ella, pero aun así notaba que había algo más.

Llamé a Steve y luego a Jessica para explicarles lo que sentía. Cuando oí la voz de Jonathan sentí un gran vacío, me sentí como un grano de arena en una playa, sentí que no era nada comparada a su lado. Ambos me ayudaron a pensar lo contrario, y que todo iría bien.

Cuando estaba a punto de salir a trabajar alguien llamó al teléfono, mi padre no estaba, no hacía mucho, nos habíamos reconciliado, me prometió entre lágrimas que no lo volvería a hacer y que conseguiría un nuevo trabajo, así que tuve que cogerlo yo.

—¿Hola?

—¡Hola, Robin!

No me costó identificar la animada voz de Jessica.

—Hola Jess ¿Ocurre algo?— sonreí.

—Tengo una propuesta que no podrás rechazar.

—A ver, sorpréndeme.

—Había pensado que podríamos hacer un cuarteto, tú, Nancy, Sky y yo ¿Qué te parece?

En ese momento abrí los ojos y mis mejillas se tintaron de rojo. Definitivamente me había sorprendido.

¡Estaba bromeando!— oí como se reía a carcajadas al otro lado de la línea.

—¡Jessica!— mascullé avergonzada.

Perdón, perdón. En realidad quería preguntarte sobre si os apetecería a Nancy y a ti tener una cita doble conmigo y Sky esta noche para cenar. Así, ambas os distraeríais sobre lo de Jonathan.

La idea me pareció muy buena, también un buen gesto de su parte, la verdad es que me apetecía bastante.

—Me parece genial, gracias Jess.

—¡A ti! Más tarde te digo la hora.

—Vale, hasta luego.

Colgué y salí de casa para dirigirme a la tienda de películas, Steve como siempre ya estaba allí.

—¡Ahoy!

Yo reí. De vez en cuando se nos escapaba, en realidad fueron buenos tiempos trabajar en la heladería.

—Buenos días, Steve— sonreí.

Me acerqué al mostrador para buscar mi uniforme.

—¿Estás mejor por lo de Jonathan?

—Sí— preferí no hablar mucho del tema—Hoy Nancy y yo iremos a una cita doble con Jessica y Skylar.

—¿Qué? ¿Puedo ir?

—Por supuesto que no— fruncí el ceño— No pintarías nada ahí, lo siento Steve.

—Tenía que intentarlo— ambos reímos.

Los jueves trabajábamos hasta más tarde, así que al salir del trabajo Nancy y yo fuimos a la ubicación que Jessica me había dicho. Ella me venía a buscar con el coche de sus padres.

—¿Estás nerviosa?

Observé a Nancy, conducía con la mirada fija al volante, pero no dejaba de mover la pierna derecha.

—No, solo es que nunca he hablado con ellas, pero será divertido.

—Siento si no te iba muy bien hoy, Jessica no podía mañana.

—¿Y eso?— me preguntó ella con curiosidad.

—Tenía que hacer algo con su hermano, no me ha dado más detalles.

Ella asintió y siguió su camino, después de la cena hablaría con ella, estaba muy rara. Al llegar observamos el lugar, era un restaurante de comida asiática.

—Sentimos llegar tarde.

—Es que Jessica no se decidía si ponerse la camiseta amarilla o la roja.

Ambas nos giramos hacia la voz, Jessica y Skylar se acercaron a nosotras, ambas tenían una sonrisa dibujada en el rostro.

—No os preocupéis.

Nos saludamos con dos besos en ambas mejillas.

Hacían muy buena pareja. Skylar y Nancy hicieron una rápida presentación, después de eso dejamos las presentaciones de lado, Jessica y Nancy ya se conocían así que no íbamos a alargarlo más. Entramos y nos sentamos en una mesa mientras comenzábamos a mirar la carta.

—¿Cómo conocías este sitio, Jess?— pregunté haciendo que ella levantara la mirada.

—Es mi lugar de trabajo, mi jefe me ha dado la noche libre, así que me pareció buena idea— sonrió.

Ambas asentimos. Skylar iba a decir algo, pero el camarero nos interrumpió. Le pedimos la comida y las bebidas. En poco tiempo ya teníamos todo sobre la mesa.

—Tengo una pregunta.

—Claro, dispara— dijo Skylar cogiendo una pieza de sushi con sus palillos.

—¿Cómo os conocisteis?

Ambas se miraron y sonrieron al mismo tiempo.

—Fue en el instituto, tampoco es una historia complicada— rió Jessica.

—Un día fuimos a una fiesta y ahí comenzamos a hablar. Supongo que mi tipo son las rubias oxigenadas— sonrió burlona Skylar.

—¡Oye!— se quejó ella por lo último.

Nancy y yo reímos ante la pequeña "pelea" de ambas.

—¿Vosotras?— preguntó Jessica.

—Pues fui a la tienda donde trabajan ella y Steve, quería hablar con él, pero dio la casualidad de que Steve no estaba. Desde ese momento Robin y yo comenzamos a hablar— dijo Nancy.

—La vida no deja de ser un cúmulo de casualidades— dijo Skylar.

Tenía razón, si ese día Steve hubiera estado yo no estaría aquí, no estaría saliendo con Nancy y no hubiera conocido a Jessica.

Pasó un rato en el cual seguimos hablando, observé a Nancy, estaba muy callada y tenía su mirada fija en Jessica.

No estaba celosa. Sin embargo, no entendía que le ocurría.

—¿Y tenéis alguna afición? Por ejemplo la fotografía, algún deporte...— preguntó Nancy de pronto.

—Me gustan mucho algunos deportes— respondió Skylar.

Jessica la miró y espero unos segundos antes de contestar.

—Oh, me encanta la fotografía, aunque lo que más me gusta es dibujar ¿Vosotras?

Sonreí, esperé que Nancy dijera algo, pero me miró para que hablara yo primero.

—Me gusta ir en bicicleta, leer, la música, ver películas...Muchas cosas— reí.

—¿La música? A mí también me gusta mucho, es más, toco la guitarra— me dijo Jessica con un brillo en los ojos.

—Que bien, podríamos tocar algo juntas algún día— sonreí.

Skylar sonreía ante la conversación mientras acariciaba la mano de su novia. Nancy permanecía tensa.

—¿Hay algo que no sepas hacer, Jessica?

Su pregunta me sorprendió. Fue directa y algo fría, no pegaba nada con Nancy. Ella la miró durante unos segundos.

—Por supuesto— respondió ella con una sonrisa de lado—No se me dan nada bien las matemáticas, los números no son mi fuerte. Lo contrario que Sky.

Un silencio incómodo se formó en la mesa a consecuencia de la pregunta de Nancy.

—Ya veo.

—Oye chicas, vamos al baño un segundo. Ahora volvemos.

Ambas asintieron. Cogí a Nancy del brazo y la arrastré hasta los lavabos.

—¿Qué te pasa, Nancy?— pregunté.

—Nada.

Su respuesta fue breve y sin rodeos. Pero era demasiado obvio que le ocurría algo.

—¿Qué pasa entonces? ¿Sigues mal por lo de Jonathan, quieres volver con él?

Mis propias palabras me dolieron. Ella negó con la cabeza agachando la mirada.

—¿Entonces qué es? ¿Estás celosa de Jessica? No se merece que le hables en ese tono, ella organizó esto para que ambas estuviéramos mejor.

—Es una falsa.

Su comentario me sorprendió. No entendía a que venía eso.

—No la conoces.

—¿Acaso tú sí? La conoces desde hace unas semanas y...

—Entonces tú tampoco me conoces a mí— dije frunciendo el ceño.

Reconozco que estaba enfadada. Porque no entendía su comportamiento y no me gustaba que estuviera juzgando a Jessica.

—¿Qué quieres decir con eso?— Nancy me miró con una mueca de dolor en su rostro.

—No importa, mejor nos vam...— ella me interrumpió.

—¡Me han estado chantajeando! Eso es lo que pasa...

—¿Cómo?

—Ayer me llegó un sobre con unas fotografías y una carta— ella abrió su bolso y sacó dichos objetos.

Me quedé de piedra al verlas y al leer la carta.

—Creo que ha sido Jessica, nunca me equivoco en estas cosas. Ha organizado esto un día antes, mañana no podía quedar, le gusta la fotografía....Todo encaja— la interrumpí.

—Nancy, Jessica es un trozo de pan. Ella no ha sido, es mi amiga y nunca haría algo así.

—¿No me crees?— me preguntó dolida.

—No ha sido Jessica— la miré fijamente.

Ella iba a salir del baño, pero la cogí del brazo mirándola a los ojos. Odiaba estar enfadada con Nancy, era una sensación horrible.

—Tranquila Robin, acabemos la cita correctamente.

Suspiré y desvié la mirada. Quería ayudarla, abrazarla y decirle que todo saldría bien, que encontraríamos a la persona que estaba haciendo eso, pero no lo hice.

Ambas salimos de allí y nos dirigimos a la mesa donde ambas chicas estaban hablando. Les dedicamos una sonrisa.

—¿Estáis bien? Habéis tardado mucho— dijo Skylar observándonos.

—Todo bien, es que sigo un poco mal por lo de Jonathan— respondió Nancy.

No le hizo falta especificar para que ella lo entendiera.

—Si queréis podemos irnos ya, es muy tarde— añadió Jessica.

Ella vio que algo andaba mal, lo podía ver en sus ojos. Yo le sonreí, dándole a entender que todo estaba bien, pareció quedarse más tranquila.

—Es verdad, Jess ha de dormir sus ocho horas para estar perfecta— sonrió Skylar de forma coqueta.

—Con seis ya me basta— respondió siguiéndole el juego.

Sonreí al verlas.

Finalmente, pagamos la comida y las cuatro nos despedimos. Nancy me llevó a casa y luego se fue a la suya. El viaje fue realmente incómodo y doloroso. Al llegar, agobiada, coloqué ambas manos sobre mi rostro.

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