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Prólogo

Un amargo comienzo

Descargó de responsabilidad, no soy dueño de Doraemon créditos a su respectivo creador Fujiko F. Fujio.

Música imágenes y personajes, nada de eso es de mi autoría créditos a sus respectivos autores, lo único que me pertenece es esta historia.

Breve aclaración, a lo largo de esta y las historia que haga de Doraemon me iré inventando varios aparatos, ¿la razón? Simplemente por conveniencia del guion, espero no se quejen pues tanto en la serie como en algunas de las películas se ha visto como esto pasa, un claro ejemplo fue en la película, Doraemon y los 7 magos.

Dicho todo esto, espero que disfruten el inicio de esta historia.
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Era una mañana tranquila, las personas de la calle caminaban, padres de familia con dirección a sus respectivos trabajos, madres comprando víveres para que su familia tenga sustento, niños hiendo con dirección hacia aquella cárcel donde pasaban la mayor parte de su vida siendo obligados (por una buena razón) a estudiar sobre los diversos sucesos que han pasado en el mundo, aquel lugar donde a más de uno le dieron ganas de arrancarse el cabello por culpa del estrés que conlleva pasar varias horas del día metido en aquellos cuartos, así es hablo de la escuela.

Entre toda la multitud podemos ver como un chico en particular corría como loco hacia una dirección en específico, junto a él lo que parecía ser un mapache azul antropomórfico lo seguía muy de cerca, curiosamente este tenía en su cabeza una especie de hélice de color amarillo.

Aquellos dos eran Nobita Nobi y su acompañante era un robot del siglo XXII también conocido como Doraemon el gato cósmico, aquellos dos eran muy conocidos por el vecindario, no, más que decir eran conocidos por toda la ciudad, una reputación que iba variada púes en algunos momentos las ocurrencias de estos dos corrían sobre un hilo muy delgado en el cuál en más de una ocasión llego a romperse.

El porqué de la carrera exhaustiva que el chico con lentes estaba haciendo era simple, llegaba tarde a la escuela como siempre, por qué Doraemon estaba detrás de él era para asegurarse de que el chico llegara sano y salvo a su destino, la razón era muy simple.

Abuso.

El niño sufría bullying por parte de dos chicos, mismos chicos a los que el propio Nobita seguía llamando amigos pese a todo lo que le han hecho.

El gato azul sabía que esos dos eran buenos chicos en el fondo, sin embargo, la forma en que fueron criados los fue formando en lo que eran actualmente uno de ellos se crio en una vida de lujos, una vida donde si quería algo que le llamase la más mínima atención seria comprado por sus padres, quienes en su estupidez e ignorancia pensaban que haciendo esto le estaba dando una lección de vida a su hijo, los ricos consiguen lo que quieren y los pobres presencian lo que no pueden tener.

El otro desde muy pequeño, debido al trato duro que recibía de su madre con él, inconscientemente decidió posiblemente en su inocencia e ignorancia típica de un infante, que la forma de sobre salir de entre tantas personas era por la fuerza, desde muy chico se encargó de golpear y encarar a cualquier niño más pequeño que él, pensando que al hacer esto al fin seria reconocido como el más rudo de todos, el más fuerte el más "gigante".

Pero había otra razón, por la que estos dos trataban de tal forma al pequeño miope, dicha razón era muy simple pero que a su vez no justificaba sus acciones.

Envidia y celos.

Envida hacia el Nobi pues sin importar cuanto hacían para desprestigiarlo este se levantaba, una y otra vez desde el mismo suelo, renaciendo en cada una de esas ocasiones cuál ave fénix, púes cada que caía se levantaba, mucho más fuerte que antes y demostraba que tenía aún mucho que ofrecer, ninguno de los dos serían capaces de aguantar tanto como aquel chico, burlas, golpes, insultos, despreció todo aquello era recibido por el pobre chico de lentes y ni aun con esas cedía ante la soledad y tristeza que continuamente lo atormentaba.

Celos, porque sin saberlo aquel chico logro enamorar a la niña más linda de toda la ciudad, aquella chica de coletas, la cuál su amor por Nobita era solo equiparable al amor que le tenía a un buen baño con agua caliente, lo cuál es decir mucho.

Todos sabían que Shizuka estaba enamorada de él, a excepción del propio Nobita quién en su inocencia pensaba que su enamorada "secreta" tenía sentimientos por Dekisugi el chico más inteligente de su salón, algo que lo acomplejaba y rompía día a día el ya de por si frágil corazón del niño, lo único que aún mantenía las esperanzas en que aquella hermosa niña de cabello negro se fijara en él, eran todas esas veces en que ello lo defendía de aquellos dos abusones (N/A: esta Shizuka es una combinación Shizuka del 2005 y la de 1979) todo el tiempo, todos los días ella era la encargada de mantener su bienestar físico en por lo menos condiciones aceptables.

- Doraemon como crees que estén en koya koya - el pequeño de lentes habría parado un momento su incesante carrera y le pregunto aquello a su mejor amigo una vez que había recuperado el aliento - honestamente, me gustaría volver a visitarlos algún día - su mirada se tornaría triste, pues sabía que aquello era sumamente imposible -.

- Nobita, ellos están bien yo lo sé, además ¿no crees que esa pregunta viene algo tarde? - el gato civeta contra pregunto -.

Había pasado ya dos meses desde que habían viajado a aquel planeta, planeta al cuál ambos habían llegado a considerar su segundo hogar, desdé entonces Nobita ha estado cuidando con suma dedicación y recelo las flores de nieve que aquella tierna niña de cabello verde le entrego como último recuerdo de aquel maravilloso planeta.

- sí, entiendo lo que quieres decir - la mirada se volvió aún más decaída -.

El tiempo corría de manera distinta en aquel planeta, púes una hora en la tierra equivalía a un día en koya koya, significando así que un día completo en su planeta natal equivalía a veinticuatro días en el planeta de su amigo peliverde, sumándole a eso que han pasado ya sesenta días desde la última vez que piso la superficie de aquel lugar, bueno la verdad era algo cruda para él, así que prefería no pensar mucho en el tema.

- valla, valla que tenemos aquí - una voz hablo de repente -.

- pero si es Nobita, el cobarde - una voz se hizo presente en el lugar -.

Nobita se puso pálido de golpe, había reconocido aquellas voces inconscientemente comenzó a temblar incontrolablemente, trato, de verdad lo intento, intento no levantar su cabeza (pues aun la tenía baja) sabía que si lo hacía solo empeoraría su ya de por sí temor creciente, Doraemon rápidamente se posiciono frente al chico, sabía lo que se venía y esta vez intentaría protegerlo.

Había fallado con anterioridad, más trataría de mantenerlo seguro, como robot cuidador que es su principal función es criar niños, para eso fue creado, el proteger a sus crías era la principal regla que fue impuesta en su sistema, lamentablemente a estado fallando consecutivamente en ello.

No ha podido proteger a su cría, su humano, su mejor amigo, y probamente no sea capaz de lograr tampoco en esta ocasión.

- no intervengas Doraemon - advirtió uno de ellos -.

- eso, eso no intervengas, sabes que se merece lo que le aremos - el otro diría, sonando molesto -.

- enserio creen que les are caso - el gato azul gruño en respuesta - deben parar esto, Gigante Sueno.

El nombre de aquellas dos personas fue revelado por el gato civeta, quien en un tono enojado exigió que desistieran con lo que tenían planeado.

- no lo aremos - gigante se burló - Nobita tiene que pagar, por su culpa nuestro equipo de béisbol perdió en el último partido - el grandote dio su respuesta -.

- ¡eso es mentira! - grito Nobita, su miedo paso a ser coraje por unos instantes - el partido lo perdimos porque tú y Suneo comenzaron a confiarse, en todo el partido jugué bien incluso los demás miembros dijeron eso - él se defendió -.

Lo que dijo el Nobi era verdad, y es que luego de la aventura que vivió en koya koya (película Doraemon the Hero) se dispuso a cambiar, por una simple razón, y no, el catalizador de aquel cambio no fue Doraemon, no fueron los constantes regaños de su madre, no fue por querer mejorar el futuro de su nieto Sewashi.

El comenzó a cambiar gracias a Lopple y a Clem.

Ambos fueron pieza fundamental para él, durante aquellos monótonos dos meses cada día que pasaba recordaba los buenos momentos que vivió con quienes llego a considerar unos verdaderos amigos, ellos no lo menospreciaban, no lo golpeaban, no lo insultaban, al contrario, era querido, admirado, casi venerado no solo por ellos sino también por todos los habitantes de aquel planeta.

Pero él sabía que eso más que nada era porque en dicho planeta él era el más fuerte junto con su amigo gatuno y eso era debido a la diferencia en la fuerza de gravedad, en su corazón pensaba que si en algún momento, por más imposible que parezca se llegara a reencontrar con sus amigos, en su mente un gran miedo lo inundo al imaginar que si estos vieran quien era en realidad, lo dejarían de lado, pues a sus ojos él era el mejor, inteligente, valiente y fuerte.

Pensaba que si llegaban a enterarse de que aquello no era más que una farsa comenzarían a odiarlo, y eso era algo que él no quería que fuese a pasar, su corazón no podría soportarlo.

Él no era tan fuerte.

Durante aquellos dos meses se propuso a mejorar, puede que no fuera lo que sus amigos de cabello verde creían que era, pero estaba dispuesto a intentarlo.

Estaba dispuesto a cumplir con sus expectativas.

Empezó con lo más fácil, su condición física, si bien su condición no era mala estaba lejos de ser sobresaliente (raro que piense eso, tomando en cuenta que su fuerza física es la misma que la de gigante) por lo que en las noches hacia ejercicios simples, abdominales, sentadillas y lagartijas al pasar de los días aumentaba un poco las repeticiones, en las mañanas se levantaba (con la ayuda de unas ocho alarmas) a las cinco de la mañana, de esa hora hasta las siete se dedicaba a correr alrededor del vecindario, gracias a esto había mejorado mucho su fuerza y velocidad.

Lo más difícil para él fue lo que vino después, ya que también había comenzado a estudiar por su propia cuenta, para él era un suplicio hacer esto, pero sabía que era necesario.

Porque en el futuro, el sustento de su familia dependería de él, saber que se casaría con Shizuka, la chica de sus sueños solo acrecentaba aún más su determinación, quería ser capaz de darle la vida que se merece a ella y a su futuro hijo.

Doraemon había aportado su granito de arena al prestarle tres inventos que le ayudaron mucho en ambos ámbitos, en el físico le presto algo llamado la ropa de peso aumentadora, dicha ropa consistía en un par de muñequeras azules, una playera de color negro y unos zapatos de color azul oscuro, aquella ropa tenía la particularidad de incrementar su peso dependiendo de cuanto quiera su usuario, al principio solo podía soportar 2 kilos, y eso con esfuerzo pero con el tiempo y hasta la actualidad llego a incrementar esa cifra hasta 10 kilos (puede que parezca exagerado, pero si tomamos en cuenta que este niño en el futuro logro cargar un elefante alienígena miniatura, y a un dinosaurio casi de su mismo tamaño).

Los otros dos inventos eran peculiares, uno de ellos lo reconoció pues gracias a este tuvo el tiempo suficiente para aprobar un examen, la ventana del tiempo, el otro era un pequeño muñeco de madera media alrededor de unos 15 cm, tenía la apariencia de un humano, vestía un traje de graduación, según Doraemon se llamaba el maestro compacto, un artefacto que los padres del siglo XXII utilizaban para que sus hijos se nivelaran en las clases que tuvieran problemas, aquel artefacto tenía conocimiento sobre todo, física, historia, repostería, agricultura etc.

la forma en que usaba era muy simple, como la mayor parte de su tiempo se la llevaba su entrenamiento físico, por las tardes luego de la academia usaba la ventana del tiempo para reducir el tiempo del día, a su vez usaba el maestro compacto para estudiar, este fue de mucha ayuda para él pues a diferencia de su maestro en la escuela primaria, este no le gritaba o se quejaba por su lento aprendizaje, al contrario, era paciente y optimista con el algo que agradeció en sus adentros.

Pues gracias a esto, por primera vez encontró la confianza de equivocarse sin tener miedo a recibir un regaño.

De los errores se aprende, y valla que aquello era verdad, pues todos los errores que tuvo en los días posteriores, fueron bajando su número, hasta casi desaparecer.

Por primera vez en su vida, Nobita se sentía alguien completo.

Todo el esfuerzo valió la pena, en clase ya no era la burla pues si bien sus notas no eran la gran cosa (pasar de un cero a un ocho en los exámenes era poca cosa para el) tampoco eran malas constantemente recibía felicitaciones por su maestro quien felizmente le expreso lo orgulloso que estaba de él.

Su corazón dio un vuelco ante esto, nunca nadie le había dicho aquellas palabras.

En las clases de educación física dio a relucir sus nuevas capacidades, quedando en tercer lugar en las carreras, un gran cambio tomando en cuenta que siempre era el último.

Pero con aquellos cambios venían los problemas, Gigante y Suneo lo golpeaban más seguido pues a palabras de los dos, él no tenía ningún derecho a sobresalir más que ellos, durante aquellos dos meses estuvo llegando a casa con daños serios en su cuerpo, puede que el ahora fuese más fuerte que los dos, él podría derrotarlos sin problema, pero elegía no hacerlo.

No quería ser como ellos.

Doraemon fue el encargado de curarlo todas esas veces con el kit de primeros auxilios, este mismo le pregunto por qué no se defendía y él le explico sus razones, algo que le pareció muy noble al gato, pero a su vez algo estúpido.

Él no estaba haciendo nada malo, trataba de mejorar y superarse día a día, ni Gigante y Suneo tenían el derecho a impedirle aquello, había decidido que aquel día les daría una lección a esos dos abusones, su programación le impedía dañar de gravedad los infantes, de todos modos, no es como si fuese a su usar el gel fusionador para combinarlos con unos salmones y amenazarlos con freírlos al vapor.......... Ahora que lo pensaba la idea era tentadora.

Volviendo al presente.

Gigante y Suneo se habían enojado bastante por aquellas palabras, estos se acercaban lentamente hacia el chico de lentes, ambos se tronarían los dedos con anticipación, Nobita se quedó estantico al ver esto, su miedo crecía y crecía a cada paso que daban los dos, Doraemon por su parte estaba pensado seriamente sobre si poner a prueba aquella idea del pescado frito.

Para suerte de Nobita y Doraemon, mala para Gigante y Suneo una quinta persona se metió en aquel pleito.

- Gigante, Suneo que rayos intentan hacer - una tierna y gentil voz hablo, con aparente calma -.

Aunque por muy calmada que haya sido aquella pregunta, los presentes lograron identificar otro sentimiento, un sentimiento que era muy inusual en la dueña de aquella melodiosa vos.

Ira.

- shi-shizuka no estábamos haciendo nada - el grandulón hablo, sonaba bastante nervioso -.

- es verdad, solo estábamos charlando con nuestro buen amigo, Nobita - el cara de zorro hablo descaradamente enmascarando la verdad -.

- ¡NO ME MIENTAN!, ¡¿ESTABAN A PUNTO DE PEGARLE A NOBITA DE NUEVO VERDAD?! - la ahora conocida Shizuka rugió con ira -.

La pequeña pelinegra estaba harta de todo, harta de que su madre la regañara cada vez que tocaba el violín (ella tocaba muy bien el violín maldita sea), harta de tener que aplicarse siempre en las clases la mayor parte del tiempo se la pasaba estudiando, harta de escuchar como siempre la emparejaban con Dekisugi si bien el chico era alguien muy bueno en los, estudios, música y en general el mejor de la clase nunca entendió ni quería entender porque siempre lo emparejaban con él.

Ella no quería de marido a alguien parecido a su persona, no necesitaba a alguien quien fuese tan inteligente como ella, porque sería aburrido, tendrían todo en común hablarían de los mismos temas y en general, todo sería monótono.

Estaba harta de que sus "amigos" intimidaran a aquel noble chico miope, mismo chico quien fue su primer amigo aquel chico que pese a su actitud cobarde, perezoso, pervertido (la hermosa pelinegra esperaba que esto último fuese solo con ella......... De no ser el caso Nobita la pasaría muy pero que MUY, mal) aun con ser todo eso, para ella a sus ojos lo convertía en el candidato perfecto para ser su marido a futuro.

Porque el, era todo lo opuesto a ella.

Y pesar de serlo, su nobleza eran tan grande casi comparable a su corazón de oro que le impedía mirar hacia atrás cuando alguien estaba en peligro, ella lo vio de primera mano, una y otra vez, cuando el panorama era frio y desolado el aparecía y se convertía en el faro que le iluminaba el camino, era alguien que era capaz de dejar de lado sus miedos con tal de salvar a sus amigos, incluso al punto de no regresar.

Fue testigo como el sin dudarlo ni un solo segundo se aventuró a aquel planeta tan lejano, koya koya, su pequeño corazón de doncella había dado un fuerte tirón lleno de dolor y miseria al ver como este chico al cual conocía de toda la vida se había lanzado al peligro, sin siquiera dirigirle la mirada, como si estuviese enojado con ella.

Y tenía razones de sobra para hacerlo, pues ella no le creyó cuando este le habría contado la verdad, ¿podrían culparla? Sabia, muy en sus adentros que él decía la verdad, pero simplemente se negaba a creerlo, no porque creía que las palabras que usaba para describirse fueran falsas.

La razón eran sus ojos, cuando hablaba de aquel planeta sus ojos brillaban con un intenso brillo, las anécdotas que escucho por parte de Doraemon, el cómo su mejor amigo se enfrentó de cara a unos piratas espaciales, el cómo era tratado por los habitantes de aquel mundo, el cómo era querido y venerado por lo habitantes, todas y cada una de esas palabras eran como una estocada directa a su tierno corazón.

En ese planeta él se sentía querido, lo veian con ilusión, amor y admiración.

Mientras que, en su planeta natal, era visto como una burla, un desaprovechó, un desperfecto.

Pues ya no más, ese mismo día se había jurado a si misma a ganarse el corazón del chico, ella no era tonta sabía que, pese a no ser intencional, Nobita tenía un don para entrar en el corazón de los demás, lastimosamente para ella eso incluía mayormente a las chicas, ya había perdido la cuenta de cuantas de sus compañeras catalogaron al chico como alguien lindo, tierno y dulce.

Y es que, aunque Nobita lo desconozca (o que ignore inconscientemente) él era el segundo niño más deseado por sus compañeras (creo que ya todos sabemos quién es el primero) de clase, púes pese a no ser muy inteligente, perezoso y algo llorón la todas había logrado mirar más a ya de lo superficial, dándose cuenta que el miope era alguien muy especial.

Tenía sus defectos, eso era claro, ¿Quién no los tenía?, pero aquellos defectos pasaban a segundo plano, cuando mirabas más a ya de las apariencias y para su mala suerte sus compañeras han comenzado a hacerlo, ya era algo obvio hace dos meses, varias de ellas se acercaban a platicar con Nobita y el en su inocencia simplemente hablaba con ellas, con una sonrisa en su rostro, sin saberlo esto había hecho que los corazones de varias de ellas dieran un tirón, eso la incluía a ella.

Eso la enojaba, y solo empeoro cuando el Nobi empezó a mejorar en las clases, paso de ser alguien quien era lindo ante el público femenino, a ser alguien totalmente atractivo entre las niñas.

Solo sus muñecas sabían cuántas veces maldijo a esas arpías, cada día que pasaba Nobita mejoraba más y más, eso le gusto si antes lo amaba, ahora estaba completamente enamorada de él, ella siempre confió en que algún día su amado entendería que no siempre podía tomarse las cosas con tanta calma y al parecer este día llego hace dos meses.

El único problema es que con la constante mejoría de Nobita, Gigante y Suneo comenzaron a acosarlo más que antes, en varias ocasiones tuvo que intervenir y lo seguiría hasta que por fin esos dos dejaran de molestarlo.

Lo amaba, y por qué lo amaba estaba dispuesta a todo por él, así como él ha estado dispuesto a todo por ella.

- dejen a Nobita y lárguense ¡AHORA! - la pequeña pelinegra grito, usando todo el aire que sus pequeños pulmones le podían proporcionar -.

- tsk, te has salvado por esta vez Nobita - gigante gruño - pero recuerda esto, un día de estos ni Doraemon ni Shizuka estarán cerca para protegerte, cuando eso pase me pagaras todas la que me debes - el grandulón amenazo -.

- si lo que él dijo - fox face secundó a su amigo, tratando de verse intimidante en el proceso -.

De mas esta decir que fallo en su cometido.

Ambos chicos se fueron de ahí, dejando atrás a un Nobita tembloroso, a un Doraemon furioso y a una Shizuka preocupada por el bienestar de su amado.

- ¿estás bien Nobita? - Shizuka pregunto, preocupada al ver la expresión de su amado -.

Era una expresión de terror puro.

- s-si lo es-estoy Shizuka - de alguna manera inexplicable, el miope pudo decir aquellas palabras, le fue difícil púes sentía un gran nudo en la garganta -.

- ¡esos dos! - Doraemon gruño con ira, estaba harto de que esos dos idiotas lastimaran tanto a su mejor amigo - Nobita esto tiene que parar, ya no puedes seguir así - Doraemon le espeto a su amigo -.

- lo sé - fue lo único que dijo e Nobi -.

- Doraemon, Gigante y Suneo, ¿le hicieron algo muy malo a Nobita?, recuerdo que la semana pasada el no volvió después del recreó - la pequeña de coletas pregunto a su amigo gatuno, recordando como la semana anterior su amado no volvió a aparecer por el resto del día, algo que la preocupo de sobremanera -.

- me gustaría decirte que no, pero entonces te estaría mintiendo - el gato civeta bajo la mirada un poco, sus ojos se volvieron opacos al recodar "ese" día -.

- Nobita que te han hecho, por favor dímelo - la niña estaba a nada de romper en llanto, solo tratar de imaginar lo que su amado tuvo que experimentar hacia que su miedo subiera cada vez más -.

- Shizuka, hay cosas que son mejor no decir - Nobita respondió, una lagrima traicionera salió de su ojo derecho, pue un recuerdo de "ese" día llego a su mente -.

- ¡¿DE QUE DEMONIOS HABLAS?! - la pequeña rugió -.

Aquel grito tomo por sorpresa al gato y al de lentes, ambos vieron con expresiones sorprendidas a la pequeña pelinegra, la antes mencionada había comenzado a caminar lentamente hacia el Nobi, su mirada gacha oculta por algunos mechones.

Una vez estuvo de frente a él, levantaría su mirada, lo que vio Nobita aria que su corazón ya cansado y destrozado se estremeciera de dolor, pues Shizuka estaría llorando, gruesas lagrimas salían de sus hermosos ojos ónix, el sentimiento que aquellos ojos ónix transmitían era muy claro para él.

Desesperación.

- n-no sabes lo doloroso q-que fue - ella comenzó, apenas podía articular palabras pues el nudo en su garganta comenzaba a dificultarle el hablar - sa-sabes cuánto me pre-preocupe aquel día, sabes cu-cuanto temor tenía, cu-cuantos pensamientos surcaron mi mente - la bella niña dejo que sus emociones salieran, ya no podía soportar ver como el chico que amaba era tratado, le dolía verlo sufrir, le dolía verlo lastimado....... Le dolía verlo miserable - por-por favor te lo pido, dime que paso si de verdad confías en mí, si de ve-verdad significo algo para ti, dime que te hicieron - la niña sentía como sus piernas comenzaban a fallarle, por lo que, para evitar caer, se sujetaría de los hombros de su amado -

La mente de Nobita para este punto estaba en blanco, jamás pensó que Shizuka, aquella niña de la cual ha estado enamorado desde hacía años le dijera tales palabras, pero pese a oír aquello seguía indeciso.

Pero lo que Shizuka dijo después le quito las dudas.

- por favor Nobita, déjame cargar con tu dolor - ella suplico -.

Aquello para algunos podría sonar como simples palabras vacías, pues el dolor que alguien tiene ya sea sentimental, físico o mental, solo podría ser cargado por aquel que lo sentía.

Sin embargo.

Para el, esas palabras, aquellas palabras eran muy importantes para él, el nivel de importancia era inmenso.

Pues esas eran las palabras que siempre quiso escuchar.

Sin poder contenerse, Nobita abrazaría con fuerza a la niña, Shizuka se sonrojo ante esto, pero luego se preocupó cuando escucho a su amado hipar, de pronto sintió como su hombro comenzaba a humedecerse.

Nobita estaba llorando en su hombro

El llanto que se escuchó, aquel día en el parque cerca de la escuela primaria, no fue un llanto normal, no fue uno de tristeza, no fue uno de miedo, no fue uno de terror.

No.

Aquel llanto era uno lleno de alegría, un llanto que con solo escucharlo a uno se le venía un sentimiento al corazón.

Esperanza.

Aquel día fue el detonante de que el futuro recibiera un cambio drástico, un cambio que afecto al ciclo del tiempo a un punto en que nadie sabía si aquel cambio resultaría beneficioso para la humanidad o si por el contrario fue uno desastroso, nada estaba claro.

Pero lo que si estaba claro era que este cambio, sería como ningún otro.

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En otro lugar.

Dentro de una casa de aspecto humilde se podía escuchar un sonido peculiar.

- snif snif -.

Aquel sonido parecían ser unos sollozos, la dueña de dichos sollozos era una mujer, aquella mujer tenía el cabello negro, vestía una camisa manga corta con de color verde con el cuello de color blanco, también usaba una falda de color rojo vino y unos calcetines de color blanco, la mujer tenía unos lentes circulares, esta tenía las manos sobre su boca en un pobre intento de ocultar aquellos quejidos llenos de dolor.

Frente a la mujer había un televisor de color rosa pequeño, y si bien parecía normal, no lo era pues y menos normal era lo que la mujer veía.

Pues estaba viendo lo que posiblemente sea su más grande error.

- oh, Nobita lo siento mucho - la mujer dijo aquello, a duras penas -.

¿Qué es lo que la mujer vio en aquel pequeño televisor?, ¿Por qué se estaba disculpando con su hijo? Todo esto y más en el próximo capítulo.

Fin del cap.

Hola a todos, espero les guste este nuevo proyecto, les seré sincero no pensaba hacer una historia de Doraemon, mas luego pensé las ideas vinieron solas sin que yo quisiese y es este es el resultado, espero les guste.

Así que ya se la saben, si les gusto el capítulo, pueden votar y si les gusta mi contenido puede seguirme, nos vemos hasta la próxima :3

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