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Capítulo 2

Capítulo 2: ¿Quién es?

Ha pasado un mes más y aún siguen desaparecidos, es extraño porque el agente no se ha esforzado lo suficiente para encontrarlo o quizás no le importe nuestro caso.

Papá ha pagado a un detective para que nos ayude, sin embargo, le han faltado pistas para tener algún indicio y ha decidido abandonar el caso.

Sigo teniendo sueños extraños con Kyle, en donde voy pasando por un callejón oscuro y de la nada sale Kyle diciéndome: —Detente, estás en peligro.

El número desconocido me sigue llamando pese a que, he cambiado de número dos veces en este último mes con tal de que no me llame.

Hoy abrá una fiesta en casa de Jaden, él es el típico chico universitario que se cree muy popular por ser deportista y tener muchas chicas a su alrededor. Antes intentamos una relación, pero el... un chico engreído y mimado esperaba que yo luchara por él, cuando él ni movía un dedo por mí; desde entonces somos buenos amigos pese a nuestras diferencias.

—Ann —me dice Diana entrando a mi habitación— ¿Cómo se me ve este vestido?

—Diana... ¿Vamos a disfrutar la fiesta o a ver chicos? —le digo levantando una ceja.

—¿Podemos las dos? —sonríe maliciosamente.

—No —hago una pausa—, bueno tú sí.

Dá saltitos aplaudiendo con una sonrisa —Y bien... ¿Cómo me veo? —dice mirándose al espejo.

—Quedaste perfecta —esbozo una sonrisa.

—¿Vas a ir así? —asiento— No, definitivamente no puedes ir así. Ven buscaremos un vestido. —toma mi mano y me jala hasta el armario.

—Diana, sabes que no me gustan los vestidos.

—No me importa, no puedo permitir que vayas a la fiesta así —me dice buscando vestidos en mi armario—. ¿Cómo se te ocurre que irás vestida así?

—Así me siento cómoda, además solo es una fiesta.

—No querida —dice mientras va hacia mi cama y coloca tres vestidos— ¡Elige uno! —me ordena.

—Diana —hago una pausa—, no escogeré ninguno. ¡No me gustan los vestidos! —roda los ojos y se ríe como si hubiera dicho algún chiste.

—Ann, si no lo haces tú escogeré yo —observa detenidamente los vestidos— ¡Te pondrás este! Y no aceptó un "no" como respuesta. —me advierte dejándome la palabra en la boca.

—Vale —le respondo molesta, agarrando el vestido de su mano para irme al baño.

Segundos después salgo con el vestido puesto, no me siento cómoda usándolo.

—Te ves hermosa —me dice Diana apenas al entrar en la habitación.

—Ajá —le digo con desanimo.

—Ay vamos Ann, te ves hermosa, no entiendo porque no te gustan los vestidos —me mira con intriga.

—No lo entenderías. —le digo con tristeza y recuerdo cuando hablaba con Kyle sobre lo que me pasaba y él me entendía como si supiera lo que yo realmente sentía.

...

Estábamos en la fiesta, Diana bailando y yo como siempre en todas las fiestas, dedicada a estar en las mesas donde hay comida y viendo parejas haciendo escenas amorosas sin importarles que los estén viendo a punto de largarse a un hotel, para hacer sus cosas, también los típicos borrachos drogadictos que creen que por estar hablando incoherencias se ven bien.

—Ann, ven. —me dice una Diana borracha acercándose a mí.

—No —le contesto molesta— ¡Mira como estás! ¿Acaso sabes lo que haces? —le digo y ella se detiene.

—Ay vamos no seas tan aburrida.—me dice luchando por mantener el equilibrio.

—Este tipo con el que bailas, sólo te quiere para ser una más en su lista, y tú le sigues el juego —le digo fulminando al tipo con la mirada.

—¡Pareces mi madre! Solo estamos bailando.—me dice y el tipo se acerca a manosearla.

—Si tu lo dices —le digo dirigiéndome a la salida, esta fiesta me resultó agotadora y aburrida, hubiera preferido quedarme en mi casa viendo películas y comiendo galletas.

Iba saliendo cuando de pronto choco con un chico.

—¿¡Oye pero que te pasa!? —grito molesta.

—Lo siento. —levanto mi vista al reconocer esa voz de inmediato.

—¿Qué haces aquí? —le digo confundida.

—Otra vez tú —roda los ojos—. La chica que me confunde con un tal "Kyle". —me dice para encaminarse a la fiesta.

—¡Hey! ¿Pero que te pasa? —le grito haciendo que se voltee.

—Sabes me enamoré de una chica de la que no podía enamorarme y no recuerdo nada de ella, no recuerdo mi vida pasada, no logro recordar nada. Un día desperté en un lugar extraño, con un sentimiento de vacío; en una librería buscando respuestas una extraña chica se me acercó confundiéndome más acerca de mi pasado. ¿Quién eres? —me dice sin dejar de verme a los ojos.

—Soy Annie —hago una pausa— ¿Estás tomado? —aún no encuentro respuesta alguna a todo lo que me ha dicho.

—No lo estoy —me dice aún observandome y colocando una mano en mi mejilla—, en mis sueños está ella y no logro recordarla, no sé que me pudo haber pasado o si acaso te conozco. —siento que está siendo sincero.

—¿Porque eres indiferente conmigo?

—Porque me hiciste cambiar cuando prometí no hacerlo.—me dice y se dirige a mi cuello deteniendose en el collar que Kyle me regaló. Esboza una sonrisa y se detiene en el dije.

—Este collar...—dice observandolo fijamente y por alguna extraña razón no me hace sentír incómoda.

—Me lo regaló mi mejor amigo antes de irse, ahora lleva diez meses de desaparecido. —le digo con las lágrimas amenazando en salir—. ¿Cómo te llamas?

—Soy Tobías —esboza una sonrisa y se aleja de mí—. Fué un gusto verte de nuevo my girl of  The books —me guiña un ojo, entrando a la fiesta.

Es extraño, algo me hace pensar que él es Kyle, tantas preguntas están en mi mente mientras camino hacia mi casa; siento que alguien me sigue así que volteo pero no hay nadie, el camino es oscuro hay poca luz de unos cuantos postes de luz, siento que alguien me sigue y camino a paso rápido; a lo lejos veo cuatro hombres que vienen hacia mí y decidí cruzar a la otra acera. Camino lo más rápido que puedo y veo a los hombres pasar, sigo en mi camino y siento que alguien agarra mi cintura con fuerza haciendo que pierda el equilibrio.

—Con esta niñata nos divertiremos —dice una voz gruesa a mis espaldas y trato de forcejear su agarre.

—¡Déjenme! —grito con todas mis fuerzas, un hombre se coloca delante de mí con una capucha y posa su mano en mi pierna, trato de patearle para que se detenga, pero me es inútil dos hombres tienen inmovilizados mis piernas, sollozo al ver que el vestido está roto y el hombre se dirige a mi entrepierna. —¡Ayudenme! ¡Auxilio! —grito y el hombre que me tiene agarrada tapa mi boca con su asquerosa mano, intento patalear pero es inútil.

—¡Quédate quieta muñeca! Si no quieres que este amigo se clave en tu pierna. —dice uno de los hombres que inmoviliza una de mis piernas mostrandome una navaja afilada, intento gritar pero no puedo. El hombre se abre paso en mis bragas y las hace a un lado tocando con su mano mi intimidad, las lágrimas comienzan a caer, sigo pataleando y el hombre con la navaja me ocasiona un ligero corte y trato de gritar de dolor.

—Te advertí que si seguías pataleando te la metería. Sólo fué un corte, no llores muñeca. —el hombre que me tiene agarrada empieza a tocar mis senos y me remuevo, suelta su mano de mi boca y grito con todas mis fuerzas que alguien por favor me ayude.

Alguien viene y me quita de encima al hombre que me estaba tocando; lo golpea hasta dejarlo tirado en el suelo, los hombres se meten a defenderle y terminan con golpes en su cara, logro reconocer su rostro y es Tobías quien golpea a los hombres. Intento ponerme en pie, pero mi vestido está roto dejándome sólo con mis bragas tapando mi intimidad, siento un ligero dolor en mi entrepierna y me siento mareada.

—Ann ¿Estás bien? —el sonido se dispersó y luego de eso sólo ví oscuridad.

...

Al despertar me encuentro en una habitación extraña y veo a Tobías a mi lado.

—¿Que me ocurrió? —digo apenas articulando las palabras.

—Te desmayaste. —me dice acercándose a mí, recuerdo lo que me pasó y los hombres que intentaron abusar de mí.

—Hola Ann, soy la doctora Loraine. ¿Como te sientes? —me dice la doctora acercándose a nosotros con una hoja.

—Me duele la cabeza, ¿Qué me pasó? —le pregunto confundida.

—Intentaron abusar de tí, ¿Eres virgen? —asiento—, uno de los hombres te tocó y rasgó tu intimidad, no te preocupes sigues manteniendo tu virginidad, puedes sentír malestar en esa zona; te hicimos exámenes para descartar alguna bacteria, debido al corte en tu pierna y el hombre que te tocó, te desmayaste porque estabas alterada, todo esto provocó que se te bajara la presión; además los exámenes de sangre nos revelaron que tienes anemia y estás mal alimentada. —dice la doctora leyendo la hoja en sus manos.

—Pero... Estaba obesa, hice una dieta hace meses —le digo con un tono de confusión y tratando de incorporarme en la cama—. ¿Que pasó con los hombres?

—Llamé a la policía y a tres los arrestaron uno escapó —me dice Tobías—, pero no te preocupes, yo te cuidaré —esboza una sonrisa y toca mi mejilla.

—¡Ann! ¿¡Qué te pasó!? ¿Estás bien? —pregunta mi mamá entrando a la habitación, me observa y luego detiene su vista hacia Tobías— ¿¡Kyle!? ¿Eres tú? —dice como si hubiese visto un fantasma.

—No mamá, él es Tobías —le digo y ella no despega su vista de él.

—¿¡Estás segura que no es Kyle!?

—No mamá.

—Doctora ¿Cómo está mi hija?

—Su hija se encuentra bien, le explicaba que le hicimos exámenes de sangre y encontramos que tiene anemia, un ligero corte en su pierna izquierda. Acompañeme a afuera un momento. —mi madre deposita un beso en mi frente.

—Ya vuelvo cariño —asiento y sale con la doctora de la habitación.

Tobías se sienta en el sillón con su celular y cierro mis ojos tratando de recordar a Kyle.

Ojalá fueras Kyle...

Flash Back

—Pequeña ¿Cómo te sientes? —me dice Kyle poniendo pañitos de agua fría en mi frente para que se me baje la temperatura.

—Un poco mejor —apenas logró articular palabra aún con los ojos cerrados.

—Te dije que era mala idea irte caminando a la casa debajo de un aguacero. —ríe y me quejo de dolor al recordar ese momento.

—No entiendo porque no te enfermaste —le riño.

—Los sexis como yo, no nos enfermamos —me dice colocando otro pañito de agua fría.

—Siempre eres tan odioso y egocéntrico, además es tu culpa que ahora esté enferma.

—¿¡Mi culpa!? ¿Por qué? —me dice con un tono de indignación y abro mis ojos.

—Porque siempre dices que me cuidarás y si no hubiese sido por tu culpa que perdimos el bús no hubiésemos tenido que correr en medio aguacero. —entrecierro mis ojos.

—Tienes razón —esboza una sonrisa—, pero mi deber es protegerte de cualquier peligro no de enfermarte, piénsalo soy tu súper hombre que te cuida —me dice tratando de sacar músculos de sus brazos y río.

—Ajá, como digas súper hombre.

Fin del Flash Back.

Súper hombre...

Despierto y está mi madre a mi lado, veo por la ventana y ya es de día.

—¡Buenos días hija! —dice mi madre con una sonrisa— ¿Cómo te sientes?

—Bien supongo... ¿Dónde está Tobías? —le digo a mi madre incorporandome en la cama.

—Se fué a su casa, estuvo casi toda la madrugada contigo y le dije que mejor se fuera a descansar. Hoy te dan la salida.

—¡Buenos días Ann! Ya se pueden ir a su casa —nos informa la doctora—, seguirás una dieta con la nutricionista y vendrás una vez por semana a verme por la anemia que tienes —dirige su vista a mi madre y ella le asiente a la doctora.

—Esta bien —tengo muchos recuerdos, debido a eso tuve que iniciar una dieta, me veía en el espejo y estaba obesa. No entiendo porque tengo anemia si estoy gorda, no me gustan los vestidos porque me veo como una bola en ellos.

El camino se hace corto al llegar a casa y me dirijo a mi habitación para acostarme, debo tomar reposo al menos por dos días.

Es curioso como un día de repente todo cambia, cuando crees que nunca cambiaría y todo seguiría igual...

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