Comienza con una canción:

"Cuando sople el viento, sople el viento del oestetravesuras y malicia anunciarán.Cuando cante el viento, cante el viento del oestees que de seguro una bruja acechará."

Y todos los niños salen corriendo hacia la derecha o hacia la izquierda, formando dos grupos. El objetivo principal del grupo de la izquierda es hacer travesuras a los demás pasando desapercibidos sin que los atrapen, y el grupo de la derecha deberá atrapar a cada uno e impedir que esas travesuras se lleven a cabo.

El origen de este juego se remonta hace mucho tiempo cuando, en un terrible invierno, el viento del oeste llegó completamente desprevenido.

En ese entonces los niños iban a las orillas del bosque a buscar ramas para las fogatas, pero la mayoría de las veces se entretenían jugando y olvidaban sus labores.

Cuando esto sucedía, lo único que tenían en mente era la estricta norma que les prohibía adentrarse al oscuro y frio bosque cuando el sol comenzara a caer, porque detrás de aquella primera hilera de pinos y robles bañados en terciopelo blanco, la oscuridad comenzaba a cobrar vida. Cuando el cielo se teñía de violeta era la señal que tenían los aldeanos para comenzar a deshabitar las calles y mantenerse guardados de las penumbras de la noche venidera.

Pero una tarde, un grupo de cinco niños salieron a buscar ramas secas como era de costumbre, se distrajeron jugando entre ellos cuando una suave y cálida brisa proveniente del interior del bosque los acarició.

Al principio no le dieron importancia, pero cada vez esa suave brisa se acercaba con más fuerza, hasta envolverlos en una cálida atmósfera.

Guiados por la curiosidad, quisieron descubrir de dónde provenía y, a pesar de las advertencias de sus padres, se adentraron a escondidas al bosque en busca del origen del viento del oeste.

Caminaron un gran tramo, cuando comenzaron a escuchar una dulce melodía. Entonces siguieron la siguieron. Recorrieron otro tramo, y de pronto escucharon una suave voz que al principio tarareaba la melodía, y a medida que se acercaban más a la voz, ésta comenzaba a cantar:

"Cuando sople el viento, sople en viento del oeste..."

Siguieron esa voz y caminaron por un rato más entre la oscuridad del helado bosque invernal. Llegaron a un punto en el que oían que la voz provenía de todos lados, entonces decidieron separarse: tres de ellos seguirían al oeste, mientras que los dos restantes decidieron ir al este, volviendo al pueblo por miedo a meterse en problemas.

Los tres niños siguieron adelante, siguiendo la suave voz. Pero el viaje se volvió un tanto más escalofriante. La voz se volvía más ronca a medida que avanzaban, pero aún así lograba hipnotizar la curiosidad de los tres niños traviesos.

"Cuando cante el viento, cante el viento del oeste..."

La canción seguía repitiendo la misma estrofa hasta el cansancio.

La noche ya estaba sobre las copas de los árboles, y entre las penumbras los niños solo pudieron ver un débil haz de luz que apenas se asomaba entre unos arbustos frente a ellos. Solo dieron unos pasos y se asomaron lentamente. La luz provenía de una gran fogata de donde colgaba una inmensa olla.

Más adelante se vislumbraba una pequeña casucha de madera, de donde parecía provenir el canto. Saliendo de detrás de los arbustos, los tres niños corrieron hacia la puerta de entrada dispuestos a llamar, pero apenas tocaron la puerta ésta se abrió sola.

Aún seguían hipnotizados cuando cruzaron el umbral de la puerta, y una vez dentro pudieron verla: sentada junto a un viejo piano, una mujer de largas uñas, cabello despeinado y una larga túnica oscura, tocaba la melodía mientras cantaba con una áspera y ronca voz: "Cuando llame el viento, llame el viento del oeste ¡Ay de aquel que escuche su llamar!"

En ese preciso momento dio por terminada la canción, y recién cuando los niños pudieron ver su rostro, sonriente y con saltones ojos de gato, se dieron cuenta del peligro que corrían.

La bruja se lanzó en un impulsivo intento de atraparlos, pero los niños atinaron a salir corriendo. Corrieron hacia el este pero el viento los arrastraba impidiéndoles ir más allá de la fogata, y a cambio los llevaba hacia la casucha en donde la bruja los esperaba con los brazos bien abiertos. Atemorizados como estaban, comenzaron a correr en círculos alrededor de la fogata, entonces la horrorosa bruja intentó atraparlos y corrió tras ellos.

Una idea cruzó por la mente de uno de los niños, que al estar tan cerca de ser atrapado por la bruja, tomó un leño encendido de la fogata y lo lanzó a los pies de la bruja. En ese momento notaron que el viento perdía fuerzas, la bruja era quien controlaba el viento para que no los dejara irse.

Entonces los tres niños aprovecharon que la bruja estaba en el suelo para tomar cada uno un leño encendido y correr hacia la casucha. Tiraron los leños en el interior de la casucha, y no tardó en prenderse fuego el lugar entero.

El viento caliente del oeste solo ayudó a que el fuego se propagara más rápido, llegando hasta donde estaba la bruja en el suelo con los pies quemados. Los tres traviesos niños lograron correr hacia el este dejando un infierno ardiente que iluminó el bosque.

Al llegar al pueblo les avisaron a todos que el bosque estaba en llamas y que podría alcanzarlos si no lo detenían.

Afortunadamente para el pueblo,el incendio pudo ser apagado tras arduo trabajo.

Cuando les preguntaron a los niños cómo supieron que una ola de fuego se acercaba, solo pudieron cantar:

"Cuando sople el viento, sople el viento del oeste
travesuras y malicia anunciarán.

Cuando cante el viento, cante el viento del oeste
es que de seguro una bruja acechará.

Cuando llame el viento, llame el viento del oeste

¡Ay de aquel que escuche su llamar!"

La canción estuvo sonando por largos días, mientras el rumor se trasladaba de un pueblo al otro.

Todos interesados por el extraño relato contado por los niños, que era lo único de lo que hablaban desde entonces.