Se había pasado en sobre protector, pero no iban a lastimar a su hijo. Era lo que pensaba Johnny Suh mientras veía a MingJun sentado en el sofá llorando.

¿A dónde habían ido? A Chicago, Estados Unidos.

Sí, no pensó bien antes de actuar, pero cuando el alfa de tu hijo omega enloquece, creo que no se deben medir los reparos para cuidarlo.

Además aún no quería ser abuelo tan joven, ¡Por Dios! Aún no tenía cuarenta años. Apenas tenía 39 años, no iba a ser abuelo a esa edad.

—Si ese chico no mejora, nuestro hijo se nos muere—le Dijo Ten a Johnny. El Lee mayor tenía su mano en el pecho, como padre omega del joven tenía un vínculo con este, sabía el dolor que su hijo estaba sintiendo—. Deberíamos volver.

—No, apenas van 4 días y según Seojoo, JeongIn empeoró, lo debieron esposar a su cama para que no se hiriera o a otra persona. ¡¿Crees que así llevaré a mi hijo a Corea?!

—Johhny, también es mi hijo, y tú mejor que nadie deberás saber que aunque el alfa de JeongIn se haya apoderado de él, no le haría daño a MingJun.

—Opino distinto, se lo qué un Alfa en esas condiciones puede lograr.

—Mira que a ella le pasará, no quiere decir que a Junnie le ocurrirá, además ellos no eran destinados, ni pareja, creo que por eso, ocurrió aquella tragedia.

—No importa, aún así no volveremos a Corea, hasta que ese chico vuelva a ser el mismo niño miedoso de siempre, no un Alfa hormonal y peligroso.

Y el Suh mayor se apartó de su esposo para ir hacía las escaleras.

Ten negó y volvió a mirar a MingJun el chico había llorado tanto, que ya no tenía lágrimas que derramar, solo sollozaba abrazado a un peluche que JeongIn le había regalado el día antes de que el Alfa Yang entrará en celo.

El omega mayor no lo soporto más y fue hacia el sofá en donde tomó asiento junto a MingJun el menor lo miró, sus ojitos estaban hinchados y rojos, de tanto llorar.

—Sabes, tu padre tiene miedo—el menor ladeó la cabeza—. Tiene mucho miedo, de qué te ocurra algo como lo que le pasó a Yunhi.

—¿Quién es ella?—inquirió el menor con la voz algo ronca.

—La melliza de tu padre—y MingJun abrió los ojos de par en par.

—¡Papá Tenía Una Melliza!—Ten asintió—. ¿Porqué no sabía de ella?

—Para tu padre fue muy duro, verás Junnie, sabes que todos los Suh son alfas puros, así como tu tía Amber, tu padre y tu tía Jisuhi—el menor asintió—, pero Yunhi no lo era, ella nació Omega, nadie se explico por qué, pero era tan frágil como una flor, no tuve el gusto de conocerla, pero por lo que tu padre me contó era una gran chica.

—No sabía que había habido una Omega en la familia, creí ser el primero.

—Para todos es difícil hablar sobre ella.

—¿Qué le ocurrió?

—Murió cuando tenía 18 años apenas.

—¿Cómo?

—El Alfa con el que salía la mató—y MingJun tembló—. Por esa razón tu padre siempre te ha protegido, teme que te ocurra algo como lo que le pasó a Yunhi.

—Pero Innie no es así. ¡Él no me haría Daño!

—Lo sé, pero ese ciclo de calor por el que está pasando es algo serio, MingJun. Ese ciclo lo pasó el Alfa con él que salía tu tía, y mediante eso, fue que la mato, fue muy rudo con ella, y Yunhi al ser débil no lo soporto. Ahora sabes la razón por la que tu padre se alteró cuando Seojoo le comento la condición de JeongIn.

—Papá, Innie es mi Alfa, y siento como sufre, si duermo escuchó como su Alfa llama a mi Omega. ¡Papá Necesito Estar Con Él!

—Quisiera llevarte, Junnie, pero tu padre no dejará que nos vallamos hasta que JeongIn sea el mismo Alfa tímido de siempre.

Y MingJun solo lloró abrazado a su padre Omega.

Que Diosito lo Perdonará, porque sabía que su padre no lo haría; pero ya no podía seguir así.

Con mucho cuidado MingJun abrió la puerta de la entrada de la casa, y salió, cerró la puerta tras de sí y soltó un suspiro de alivio.

—¿A dónde vas?—la voz de Ten asustó por completo a MingJun, que se volteó a ver a su padre él cual lo miraba seriamente desde la entrada de la casa— ¿Y esa maleta señorito?—el menor no supo que hacer, y sólo vio como el mayor se acercaba y tomaba su maleta— Apúrate, o tu padre se dará cuenta que no estamos.

—¿Qué?

—Que camines rápido, apúrate el taxi no espera en la siguiente cuadra, muévete—y MingJun solo sonrió mientras tomaba su maleta para bajar las escaleras de la entrada en ir a la vereda. Ten que llevaba un bolso de mano, tomó la mano de su hijo para caminar calle abajo.

Tres días habían pasado, ya el cumpleaños de JeongIn sería en menos de 36 horas, y MingJun enloquecería si seguía lejos de su novio.

Cuando subieron al taxi, el Omega menor le agradeció infinitamente a su padre, el apoyo que este le brindaba.

JeongIn tiró de las cadenas que lo apresaban a su cama, en el momento en que sintió aquel dulce olor a chocolate y frambuesas.

Su Omega estaba cerca.

Un gruñido amenazador escuchó Seojoo de forma clara, la Alfa volteó a ver a su hijo, que tenía los ojos completamente rojos.

La peor fase acababa de comenzar. JeongIn había perdido su lado humano.

—Feliz cumpleaños número 18, JeongIn—exclamó la mayor, cuando vio el reloj en la pared.

El sonido del timbre la saco de órbita y sin más salió de esa habitación para ir hacía la puerta, al abrirla, Suh MingJun fue rápido al entrar y correr escaleras arriba.

—¡MINGJUN, NO TE LE ACERQUES!

Pero lo que la Alfa escuchó solamente fue como la puerta de la habitación de JeongIn era cerrada con un fuerte azote.

Volteó a mirar en la entrada y se encontró a Ten Lee que le sonrió.

—¡Felicidades. Seremos. Abuelos!